
La gran promesa de la Xunta para ampliar a los 45 años la reproducción asistida incluye menos supuestos de los anunciados
Solo la fecundación in vitro está disponible más allá de los 40 años en la sanidad pública, que deja fuera de ese incremento de la edad máxima las inseminaciones artificiales. La posibilidad de buscar un segundo hijo se ofrece hasta los 38 años en casos determinados
Todas las gallegas de entre 30 y 35 años podrán congelar óvulos en la sanidad pública en 2028
Fue una de las promesas estrella de la campaña electoral de Alfonso Rueda para las elecciones autonómicas de febrero de 2024: la ampliación hasta los 45 años del acceso a las técnicas de reproducción asistida en la sanidad pública y la posibilidad de que cualquier gallega de entre 30 y 35 años congele sus óvulos sea por el motivo que sea. El anuncio lo concretó Rueda en noviembre del año pasado, ya elegido presidente con mayoría absoluta, junto al nuevo conselleiro de Sanidade, Antonio Gómez Caamaño. El día 4 de ese mes los dos aseguraron que la edad límite para tener acceso “a las técnicas de reproducción asistida, como fecundaciones in vitro o inseminaciones artificiales”, se iba a elevar de forma progresiva hasta llegar en 2028 a los 45 años de la mujer o persona con capacidad de gestar. El primer paso se iba a dar en marzo de 2025, cuando iban a estar ya incluidas las mujeres de hasta 41 años.
Sin embargo, no es eso lo que dicen los documentos que concretan la implantación de las nuevas medidas. Un anexo de la guía técnica del proceso de reproducción humana asistida elaborada por el Servizo Galego de Saúde (Sergas) es el que expone los criterios que se deben aplicar desde marzo de este año. Y ahí se especifica que la edad femenina límite para la inseminación artificial con semen de la pareja (IAC) es de 38 años. En el caso de la inseminación con semen de un donante, el tope son los 40 años. Lo que sí se eleva hasta los 41 es la posibilidad de someterse a una fecundación in vitro o un proceso de ovodonación -técnica con óvulos donados-.
Isabel (nombre ficticio para proteger su privacidad) es una mujer del área sanitaria de Lugo que siguió con atención las novedades sobre la ampliación de los servicios en el Sergas: tras tener un hijo sano, ella y su pareja estaban intentando concebir otro bebé, pero no había llegado el embarazo y, con los 41 años de ella cumplidos, se veían abocados a acudir a una clínica privada. Pensó, al escuchar a Rueda y Caamaño, que su caso iba a ser uno de los que aceptasen en la pública. Otro de los anuncios era que se iban a aplicar las técnicas de reproducción asistida también para tener un segundo hijo. Pero la información dada en aquella rueda de prensa contenía afirmaciones engañosas, matices y mucha letra pequeña. Ella considera que la Xunta mintió.
Una primera aclaración, dada ya aquel día, es que, cuando se habla de la edad límite, es sin haberla cumplido. Es decir, el tope de 41 años significa que no se pueden tener más de 40 años y 364 días. Pero hay más aspectos que requieren más detalle o que no son como se contaron. De las declaraciones de Rueda y Caamaño y del contenido textual de la nota de prensa se deduce -y así se reflejó en las informaciones periodísticas que aquel día- que la ampliación progresiva de la edad hasta 45 años afecta a las técnicas de reproducción asistida en general. El comunicado distribuido a los medios recogía lo siguiente: “De forma progresiva se elevará hasta el límite de cumplir 45 años la edad máxima para el acceso a las técnicas de reproducción asistida, como fecundaciones in vitro o inseminaciones artificiales, tanto de la pareja como de donante”. Pero este punto aparece en el anexo del Sergas con otras condiciones de edad, las ya citadas, que limitan a solo la fecundación in vitro la ampliación hasta los 41 años.
La Consellería de Sanidade no había respondido, en el momento de elaborar esta información, a las preguntas sobre cuántas mujeres han solicitado los nuevos servicios incluidos en marzo de 2025 ni sobre el motivo de que se anunciase que tanto la inseminación artificial como la fecundación in vitro se ampliarían progresivamente hasta los 45 años, pero en el primer plazo solo se amplía esta última técnica.
En cuanto a la posibilidad de buscar un segundo hijo en la sanidad pública mediante reproducción asistida, tampoco es hasta los 45 años. Los documentos de la Xunta indican que las técnicas que se van a emplear son las inseminaciones y que el tratamiento es para mujeres de hasta 38 años, si tienen una familia monoparental o con pareja femenina. En el resto de casos, el tope son 35 años.
Falta de información
Isabel explica, en conversación con elDiario.es, que pensó que ella sería una de las candidatas a iniciar un proceso en la sanidad pública para tratar de tener un segundo hijo. En noviembre del año pasado, a punto de recurrir a la privada, consideró que podía esperar los cuatro meses que faltaban hasta marzo. Pidió cita y se la dieron un par de meses más tarde. Asegura que iba “superilusionada”, pero cuando la atendieron, el personal sanitario le dijo que, en realidad, apenas había cambios con respecto a la situación anterior y que ella no cumplía los criterios.
Protesta porque ni siquiera le quedó claro en aquel momento cuál era el motivo de su exclusión. “No supe ni qué preguntar ni qué decir ni qué hacer”, cuenta. Presentó una reclamación ante el Sergas, que le respondió que la prestación para tener un segundo hijo solo permite el acceso a las técnicas de reproducción asistida básicas (que son la inseminación con semen de la pareja o con semen de donante) y ella “no cumple los criterios” para las mismas. No aclara cuáles son esos criterios o dónde se pueden consultar.
Ella ha continuado presentando reclamaciones. “Si no hubiese salido esta noticia, yo no habría esperado”, insiste. Ahora lamenta haber perdido varios meses a una edad en la que considera que se le agota el tiempo para intentar un embarazo y en la que van creciendo los riesgos. El anuncio de la Xunta hizo que ella cambiase sus planes porque daba a entender que podría intentar tener un segundo hijo con su pareja hasta los 45. Tras la negativa, explica, tiene “un caos” en su vida porque se encuentra en la misma casilla que en noviembre de 2024, pero con casi un año más: “¿Voy a la privada o tiro por la borda mis planes de tener un segundo hijo?”.
La congelación de óvulos sí aparece recogida en el plan de reproducción asistida para 2024-2028 como se anunció en la rueda de prensa de noviembre de 2024: la implantación progresiva para que puedan acceder las mujeres de entre 30 y 35 años que retrasen la maternidad por cualquier motivo arranca en 2026 con la franja de las que tienen 34. En 2027 estarán incluidas las de entre 32 y 35 años (34 años y 364 días) y, desde 2028, la franja incluida será la de todas entre 30 y 35 (34 años y 364 días).