Niños y animales, ¿qué debemos tener en cuenta antes de traer uno a casa?

Niños y animales, ¿qué debemos tener en cuenta antes de traer uno a casa?

Convivir con animales de compañía fortalece ciertas partes del desarrollo de los niños, pero también implica asumir ciertas responsabilidades

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¿Qué hacemos cuando los niños llevan tiempo pidiendo tener un animal en casa? Ya sean conejos, cobayas, peces o sobre todo perros y gatos, todos ellos representan para los niños una ilusión, algo alegre y cautivador. Y es que a muchas familias les ha llegado, en algún momento, la hora de decidir si ceder o no a esta petición. En España, y según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC), en los hogares hay más de 20 millones de ellos, sobre todo perros, gatos y peces.

Pero decidir tener o no un animal implica valorar y evaluar varios factores si hay niños en la casa porque, además, esto no siempre es posible por distintas circunstancias: es importante elegir el mejor momento, el tipo de animal y quién se hará cargo de él. Es fundamental, antes de incorporar un nuevo miembro en casa, asegurarnos de que reunimos todas las condiciones necesarias para hacerlo.

La llegada de un animal a casa

La decisión de tener un animal debe sopesarse bien porque, al hacerlo, es importante saber cuál es el que mejor se adapta al estilo de vida de la familia. No es lo mismo tener un pez o una tortuga, que requieren menos dedicación, que un gato o un perro, que demandan mucho más tiempo y dedicación diaria (alimentarlos, asearlos, limpiarlos) y, además, no es tan fácil dejarlos solos en caso de que viajemos mucho. 

Y no solo esto: antes de tener un animal es importante considerar hasta qué punto los niños se responsabilizarán de su cuidado, algo que debemos contemplar no solo porque el interés suele desaparecer cuando ha pasado la novedad, sino porque también el animal crecerá y dejará de ser ese cachorro encantador.

Una buena idea es esperar a que el niño tenga la madurez suficiente para participar de su cuidado, que suele ser entre los cinco y los seis años. Aunque, como admite la Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (AACAP), los padres deben supervisar el cuidado incluso si creen que su hijo tiene la edad suficiente para atenderlo.

Niños y animales: ventajas de tener una en casa

La llegada de un animal a casa puede ser una experiencia alegre y enriquecedora para la familia, sobre todo para los niños: no solo son compañeros entrañables, sino que también desempeñan un papel clave en su desarrollo y bienestar.

Fomentan la responsabilidad y el cuidado: ayudan a establecer una relación de confianza y amistad y requieren responsabilidad y rutina, habilidades muy preciadas en la vida de los niños. Desde darles de comer hasta limpiarlos y cuidar de su salud, estas acciones puede enseñar a los niños sobre el compromiso y la empatía. 
Ayudan en el desarrollo emocional y social: es una de las ventajas más significativas. Los animales ofrecen amor incondicional, algo que puede reconfortar a los niños y los puede ayudar a desarrollar empatía, compasión y una actitud protectora. De acuerdo con esta investigación publicada en Pediatric Research, los niños de entre dos y cinco años que conviven con un perro y colaboran en las tareas de cuidado muestran mayor desarrollo emocional y social e, incluso, tienen un 30% menos de probabilidades de tener algún conflicto con sus compañeros que no tienen perro. Algunas investigaciones, como esta revisión sobre niños y animales, revelan que la compañía de uno puede ayudar a los niños a desarrollar su autoestima.
Fomenta la actividad física: jugar y realizar actividades al aire libre, o tan solo sacarlos a pasear, anima a los niños a ser más activos. Además, algunos estudios han demostrado que la exposición temprana a un animal de compañía puede reducir el riesgo de desarrollar ciertas alergias y asma.
Ayudan a reducir el estrés: una relación cercana con un animal, como cualquier buena amistad, suele traer beneficios psicológicos para el niño, como mayor autoestima. Incluso, los perros han demostrado ser buenos para aliviar el estrés, de ahí que puedan ser especialmente beneficiosos para niños tímidos o demasiado nerviosos.
Dejar que los niños tengan un animal puede incluso ser una buena manera de que conozcan algunas de las lecciones sobre la vida, como el nacimiento, las enfermedades, la muerte y el duelo porque, en algún momento de su vida, tendrán que enfrentarse a este sentimiento. Por tanto, puede proporcionarles un entorno para enseñarles a gestionarlo usando un lenguaje apropiado para su desarrollo.

Evaluar los inconvenientes

Los animales no son juguetes: requieren cuidados constantes y no podemos dejarlos de lado una vez que se nos pase el interés. Es un compromiso a largo plazo y algo que debemos contemplar antes de dejar que nuestros hijos compartan su vida con ellos porque suponen una dedicación extra de tiempo, especialmente los perros, que necesitan salir a pasear varias veces al día.

Por muy cariñoso que sea nuestro animal debemos tener cuidado de que no muerda ni arañe a los niños: al fin y al cabo, son animales y pueden ser mucho más temperamentales. Si hemos elegido un cachorro es importante contemplar que, durante los seis primeros meses, suelen hacerse sus necesidades encima y pueden llegar a romper muebles, juguetes o zapatos.

Además, todo ello implica un coste económico importante: comida, atención veterinaria y posibles contratiempos como enfermedades o lesiones que puedan surgir, lo que implica tener que asumir unos gastos fijos cada mes. Es importante tener en cuenta estos aspectos antes de decidir si tener un hámster o un perro y valorar cuál se ajusta mejor a nuestro presupuesto familiar.

Tener un animal en casa, aunque sea un gato y nos guiemos por su fama de limpios y disciplinados, nos obliga a ser más exigentes con la limpieza y el orden. Además, debemos tener en cuenta que la caspa de algunos animales puede provocar síntomas alérgicos en ciertos niños. Por tanto, si nuestro hijo tiene alergias como eccema o asma, traer un animal a casa puede no ser recomendable. En este caso es mejor consultar con el pediatra o un veterinario.