
La violencia política de la que Trump no habla: ataques a demócratas silenciados e informes sobre la extrema derecha desaparecidos
El presidente de EEUU sólo habla de las agresiones contra republicanos y eleva a categoría de mártir a Charlie Kirk, mientras el Departamento de Justicia de Trump elimina de su web un estudio que constata que la violencia en EEUU suele proceder de la derecha
Trump declara Antifa una «organización terrorista», aunque su anterior director del FBI ya dijo que «es una idea, no una organización»
DOCUMENTO – El informe eliminado por la Administración Trump sobre la extrema derecha
“¿Cómo?” Así reaccionó Donald Trump el pasado jueves cuando fue preguntado en el Despacho Oval por la presidenta de la Cámara legislativa del estado de Minnesota asesinada y por la que no decretó banderas a media asta como sí ha hecho tras el asesinato de Charlie Kirk, un activista y comentarista trumpista.
“¿No me suena?”, decía el presidente de EEUU cuando se le pronunció el nombre de la congresista Melissa Hortman. Hortman es demócrata y su asesinato, ocurrido el 15 de junio pasado en su casa, no fue honrado con la visita del presidente de EEUU. Tampoco el vicepresidente, JD Vance, cargó con su ataúd ni presentó un programa en su honor. Ni se decretaron cuatro días de banderas a media asta. Tampoco la Casa Blanca lanzó una ofensiva contra los oponentes políticos de Hortman –tendría que haber ido contra su familia política–. Ni siquiera llamó al gobernador de Minnesota, Tim Walz, al que insultó cuando se le preguntó si lo había hecho.
A Donald Trump tampoco le suena Melissa Hortman porque es un nombre que no ha pronunciado ningún día desde el pasado 10 de septiembre, cuando fue asesinado Kirk: Trump sólo se ha acordado de las agresiones contra republicanos: En un mensaje grabado en la madrugada del jueves, en el que Trump aparece visiblemente cansado, emitido muchas horas antes de tener detenido a un sospechoso, ya señalaba culpables: “La violencia política de la izquierda radical ha herido a demasiadas personas inocentes y se ha cobrado demasiadas vidas”.
En aquel discurso, enumeró otros incidentes violentos, incluyendo su propio intento de asesinato el año pasado, así como ataques a agentes de migración del ICE y el tiroteo de Steve Scalise, el líder de la mayoría de la Cámara de Representantes de EEUU, en un partido de béisbol del Congreso en 2017.
Pero Trump no mencionó a los dos representantes demócratas que fueron tiroteados en Minnesota, una de ellos mortalmente –, Melissa Hortman, por la que le preguntaron a Trump y contestó que no sabía quién era– junto con sus cónyuges en junio.
Pero en los últimos tiempos no sólo Trump ha sobrevivido a un intento de asesinato en un mitin en Butler, Pensilvania, el verano pasado; sino que en primavera, un pirómano prendió fuego a la residencia del gobernador demócrata de Pensilvania, Josh Shapiro. Algo que tampoco ha estado presente en las primeras declaraciones del presidente republicano tras el asesinato de Kirk, como tampoco ha recordado que el mes pasado un hombre armado disparó más de 180 balas contra la sede de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), responsables del asesoramiento en política sanitaria y convertidos en blanco de teorías de la conspiración sobre la vacunación en pandemia, matando a un policía.
Y lo que tampoco dice Trump es que antes de que Steve Scalise (congresista republicano por Luisiana) recibiera un disparo y resultara gravemente herido en 2017, un grupo de hombres intentó secuestrar a la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer.
Hasta tal punto llega la parcialidad de la Casa Blanca, que cuando fue preguntado Trump por el motivo de que no hubiera ordenado banderas a media asta con el asesinato de Hortman, contestó que porque no se lo había pedido el gobernador Walz, con el que no quiso hablar en aquellos días. Y como si la decisión de bajar las banderas con Kirk hubiera surgido de una petición del gobernador de Utah, Spencer Cox.
Informe desaparecido
El Departamento de Justicia ha eliminado un estudio de su web que constata que la violencia política en EEUU suele provenir de la derecha. Según ha adelantado 404, tras el asesinato de Charlie Kirk y el anuncio de Trump de perseguir a la “izquierda radical”, desapareció de la web un informe que evidenciaba que la violencia supremacista blanca y de extrema derecha “sigue superando a todos los demás tipos de terrorismo y extremismo violento nacional” en Estados Unidos.
El estudio, realizado por el Instituto Nacional de Justicia y alojado en el sitio web del Departamento de Justicia, estuvo disponible allí al menos hasta el 12 de septiembre de 2025, según un archivo de la página guardado por Wayback Machine. Daniel Malmer, estudiante de doctorado en la UNC-Chapel Hill, y el reportero Jason Paladino fueron los primeros en darse cuenta de que el artículo había sido eliminado.
Ahora, aparece una página de error en lugar del estudio, titulado Lo que la investigación del Instituto Nacional de Justicia nos dice sobre el terrorismo doméstico.
Pantallazo de la url donde antes estaba alojado un informe sobre la violencia de la extrema derecha en EEUU.
¿Y qué dice el informe desaparecido? “El extremismo violento militante, nacionalista y supremacista blanco ha aumentado en Estados Unidos. De hecho, el número de ataques de extrema derecha sigue superando a todos los demás tipos de terrorismo y extremismo violento doméstico. Desde 1990, los extremistas de extrema derecha han cometido muchos más homicidios por motivos ideológicos que los extremistas de extrema izquierda o islamistas radicales, incluyendo 227 sucesos que se cobraron más de 520 vidas”.
Y prosigue: “En este mismo período, los activistas de extrema izquierda cometieron 42 ataques por motivos ideológicos que se cobraron 78 vidas. Una evaluación reciente de amenazas realizada por el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU concluye que los extremistas violentos domésticos representan una amenaza grave y destaca la probabilidad de que los factores de estrés relacionados con la pandemia de COVID-19, los antiguos agravios ideológicos relacionados con la inmigración y las narrativas en torno al fraude electoral sigan sirviendo como justificación para acciones violentas”.
El momento de la retirada del estudio coincide con la ofensiva de Trump y el mundo MAGA contra la izquierda en EEUU, a la que se culpa de la violencia política, en contra de lo que demostraba el estudio alojado en la web del Departamento de Justicia.