La izquierda andaluza arranca su camino a las elecciones dividida por las estrategias estatales

La izquierda andaluza arranca su camino a las elecciones dividida por las estrategias estatales

Andalucía puede ser la primera prueba de lo que ocurra después a nivel estatal en la izquierda y las cosas no han empezado bien

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Andalucía ha sido en los últimos años una suerte de laboratorio de fenómenos políticos que luego han impactado en el resto del país. En las elecciones de 2018 se produjo la primera irrupción de Vox que luego tuvo su traslación estatal y en los últimos comicios Sumar y Podemos vivieron las primeras tensiones de una relación que acabaría estallando algo más de un año después. Este sábado, la coalición Por Andalucía lanza su carrera a las autonómicas en una puesta de largo marcada por la ausencia del partido de Ione Belarra, cuya dirección estatal prefiere por el momento trazar un camino en solitario. 

Por Andalucía celebra este sábado al mediodía un acto en el Centro Cívico Sindicalistas Soto, Saborido y Acosta de Sevilla que servirá como presentación de la coalición para las próximas elecciones y paso previo para las primarias de las que saldrá la persona que encabece la candidatura, así como el reparto de listas. En ella están, de momento, Izquierda Unida, Iniciativa del Pueblo Andaluz y Movimiento Sumar, el partido que lanzó la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y en el que se integró el año pasado Más País, la formación fundada por Íñigo Errejón. 

Esos partidos, sin embargo, son solo tres de los que ahora conforman el grupo parlamentario, puesto que ni Podemos ni Alianza Verde –aliada con los de Ione Belarra– ni Verdes Equo han decidido de momento dar el paso para integrarse en la nueva candidatura. El partido verde de hecho celebra este mismo sábado un acto en Torremolinos, en paralelo, en el que hará un llamamiento a una gran candidatura ecoandalucista, aunque las fuentes de ambos lados restan importancia a la coincidencia de estos dos eventos y en Por Andalucía confían en que las conversaciones sigan y fructifiquen en un acuerdo.  

La coalición de la izquierda andaluza llega por tanto mermada, principalmente por la ausencia de Podemos. Algunas voces implicadas en la construcción de esta alianza reconocen que la puesta de largo de Por Andalucía será menos potente de lo que habían imaginado hace unos meses, cuando empezaron los primeros movimientos para mover la candidatura. 

Pero ninguno de los integrantes quería seguir retrasando los próximos pasos a la espera del resto de partidos. Esa ha sido desde el principio una de las máximas: quien quiera sumarse una vez comenzado el proceso tendrá que hacerlo asumiendo que el trabajo ya ha comenzado. Por ejemplo, los partidos ya han pactado que Por Andalucía siga siendo el nombre de la coalición y también un esquema de primarias que esperan poner en marcha en las próximas semanas. 

Antes, Izquierda Unida e Iniciativa para el Pueblo Andaluz (IPA) tienen que celebrar sus propios procesos de primarias para elegir a sus candidatos. La idea es poner en marcha los trabajos para la candidatura conjunta una vez terminen esos procesos internos de los partidos. 

Todo ello se hará por tanto sin la presencia de Podemos, que a pesar de que la buena sintonía de sus diputados dentro del grupo parlamentario se ha mantenido al margen de este proceso ante la estrategia estatal del partido de marcar diferencias con las formaciones que integran el Gobierno de coalición. En mayo, la secretaria general de la formación explicitó abiertamente que la condición para formar una coalición con IU es que abandone su ministerio y rompa con el PSOE por su estrategia de rearme.

Podemos y Sumar siguen muy alejados

Desde su salida de Sumar, a finales de 2023, Podemos ha profundizado cada vez más su distanciamiento con la coalición de Yolanda Díaz. De nada han servido de momento los intentos del coordinador general de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, por establecer puentes y acercar posiciones. Maíllo se puso el mandato de rearmar la alianza de la izquierda cuando asumió el liderazgo de su organización pero algo más de un año después los trabajos han sido infructuosos. 

Así se desprende de la entrevista que concedió a este diario hace apenas unos días, en la que diagnosticó que Podemos estaba esperando a que llegase la extrema derecha para construir desde ahí una alternativa y habló de “ególatras” dentro de los partidos de la coalición que impiden la construcción de la unidad, aunque no quiso poner nombres.

“Estoy proponiendo que si hace falta que nos vayamos todos y que vengan otros. Y que esos otros configuren y construyan un edificio desde la frescura, la ausencia de mochilas y de piedras en la mochila que está ya para mucha gente demasiado cargada. Y sobre todo, anteponer un principio que es el del bien común. ¿Estamos todos de acuerdo en que tenemos que renunciar si para ello conseguimos el objetivo básico de seguir construyendo la esperanza democrática en España frente al fascismo? ¿Respondemos esa pregunta? Yo ya la respondo y digo que sí”, dijo en aquella entrevista. 

Lo que le llega a organizaciones como IU en su interlocución con Podemos es que los de Ione Belarra no están cerrados a conformar alianzas de cara a las próximas generales pero mucho más parecidas a lo que fue Unidas Podemos en el pasado, con el partido de Maíllo, y los comuns, que a la experiencia del 23J que mucha gente, no solo Podemos, considera fallida. 

Podemos en público descarta hablar de estos escenarios y sus dirigentes repiten como consigna que está centrado en “poner a la izquierda en pie”, como forma de evidenciar que ahora mismo no hay ninguna opción política mayoritaria que esté defendiendo posiciones reales de izquierda. Después, dicen, las alianzas “caerán por su propio peso”, como defendió públicamente la número dos del partido y próxima candidata a las generales, Irene Montero. 

Pero en IU desechan cualquier intento de coalición que suponga un veto a otras formaciones. “Todos dentro, sin vetos cruzados”, es la máxima que ha defendido la organización en sus documentos. En el borrador del informe que presentará este sábado a la Coordinadora Federal, Maíllo alerta de los intentos por construir proyectos políticos basados en liderazgos que se han “antojado fallidos”, aunque no especifica si se refiere a Podemos, a Sumar o a ambos.

“Contemplamos con prevención la resistencia en avanzar en la concreción de propuestas unitarias y metodológicas de toma de decisiones. Asistimos al enésimo intento de construir procesos políticos sobre liderazgos, que ya se han antojados fallidos. Defenderemos las causas que motivan por qué hay que construir un frente amplio de organizaciones y ciudadanía para el próximo ciclo electoral, y por qué es tan importante el camino para construirlo con éxito: en el propio proceso, participado y proactivo, estará la clave de su vigor”, defiende el líder de IU. 

Lo cierto es que sin una convocatoria electoral en el horizonte —aunque todos los partidos de la izquierda temen que Sánchez pueda adelantar sin previo aviso en cualquier momento—, un escenario de unidad parece ahora mismo quimérico. Tampoco está claro quién podría encabezar la coalición tanto si Podemos acaba pactando como si no, más allá de que el partido ha dejado claro que Montero es su candidata para esos comicios. 

Yolanda Díaz dejó el liderazgo orgánico de Sumar tras los resultados de las elecciones europeas y desde entonces se ha centrado en su gestión en el Ministerio de Trabajo, con la idea de seguir representando a la coalición desde el Gobierno, aunque asegura tanto en público como en privado que todavía no ha tomado una decisión sobre si aspirará a seguir liderando una futura coalición en las próximas elecciones. Está centrada, repite, en la tarea de Gobierno y en tratar de sacar adelante las medidas de su cartera.

Lo que sí que ha puesto sobre la mesa es su deseo de que todas las fuerzas de izquierda vayan unidas en una misma candidatura en esos comicios, como única forma de frenar a la derecha y a la ultraderecha. Incluso aunque la candidatura consista en un pacto funcional y de mínimos para evitar la dispersión del voto en las circunscripciones pequeñas y sobre todo en las medias, donde la existencia de dos candidaturas en la izquierda sería terminal para las opciones de ese espacio.

Ante la falta de definición de Díaz, que la semana pasada sufrió un duro varapalo con la derrota parlamentaria de la reducción de la jornada laboral, en el espacio han sonado en los últimos meses algunas ideas para encontrar un candidato de consenso, como el del ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, que ha ganado peso mediático y político con la pelea por la identificación de miles de pisos turísticos ilegales en Madrid o con su pugna con Ryanair, pero que todavía sigue siendo muy desconocido para el público en general, según reconocen varias fuentes de la coalición. Una opción como esta difícilmente serviría además para acercar a Podemos a una candidatura de unidad. 

La falta de certezas sobre cómo se presentará la izquierda en las próximas elecciones también ha tensionado a otros actores que formaron parte de la candidatura de Sumar, el 23J, pero que miran de reojo los próximos procesos. Es el caso de Compromís, que ha quedado dividido en dos en el Congreso en una pugna marcada por la diferencia de estrategias para relacionarse con un Gobierno liderado por el Partido Socialista. 

Estas tensiones también han impactado a Verdes Equo, una formación que ha sido clara aliada de Sumar en estos años pero que en Andalucía ha preferido dar de momento un paso al costado antes de incorporarse a la coalición, en un debate que también se traslada a nivel estatal. “Nuestra apuesta pasa por levantar una alternativa que piense el Estado desde la justicia social, la transición ecológica, la igualdad y la participación democrática, tejiendo alianzas con otras fuerzas verdes y nacionalistas, tanto en España como en Europa. Tenemos experiencia en cooperar en proyectos comunes y nuestra vocación es articular mayorías plurales para un cambio profundo, sin subordinarnos a las dinámicas de Madrid ni a las hegemonías tradicionales de la izquierda”, trasladan fuentes de la formación. 

El partido verde, que ahora lideran Mar González y el director general de Animales en el Gobierno, José Ramón Becerra, no ve cumplidas hoy por hoy sus aspiraciones en ninguna coalición existente y por eso proponen “darle la vuelta a todo” y generar una “coalición plural, diversa e integradora”. “Lo que proponemos es abrir horizontes políticos más amplios, capaces de conectar con la sociedad andaluza y con los pueblos del Estado, situando la vida, la justicia y el planeta en el centro de la agenda política”, trasladan.

Todo el mapa empezará a despejarse después de Andalucía, que es además un territorio donde la izquierda está al alza en las encuestas ante el retroceso del Partido Socialista. Si la coalición logra una cadena virtuosa de eventos, podría revertirse por primera vez una tendencia para ese espacio, que desde hace ya varios años ha empeorado sus números en cada elección a la que se ha presentado.