
Cómo afecta la diabetes a los pies y qué cuidados debemos darles, según una podóloga
La diabetes puede aumentar el riesgo de padecer problemas en los pies, pero cuidarlos bien, con una correcta prevención, puede ayudar a prevenirlos
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La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por tener unos niveles altos de azúcar en la sangre. En España, esta dolencia que afecta a uno de cada siete adultos ha alcanzado el 14,8% y se sitúa en la segunda tasa más alta de Europa. Se trata de una enfermedad que afecta a varias partes del cuerpo, entre ellas los pies y, en concreto, los nervios, la circulación y la estructura general de los pies.
El pie diabético afecta, según datos de la Federación Española de Diabetes (FEDE), a más de 200.000 personas en España cada año. Estamos, según los expertos, ante una de las complicaciones más graves asociadas a la diabetes. ¿De qué manera se ven afectados los pies, qué síntomas suelen aparecer y cómo podemos prevenirlos?
Cómo afecta la diabetes a los pies
La diabetes puede afectar a los pies de varias maneras. Como nos explica Lidia de Sus, podóloga experta en el diagnóstico y tratamiento de patologías del pie, a lo largo del tiempo la diabetes provoca “dos complicaciones principales: la neuropatía diabética y la mala circulación sanguínea”. La primera es una alteración de los nervios que limita y reduce la sensibilidad, es decir, “el paciente puede que no perciba dolor ante una herida, una rozadura o una quemadura”, aclara De Sus, especialista en el cuidado del pie diabético.
Por otro lado, la disminución del flujo sanguíneo en las extremidades lo que hace es “dificultar la cicatrización y la capacidad del organismo para defenderse frente a infecciones. La combinación de ambos factores convierte al pie diabético en una zona especialmente vulnerable”, advierte la podóloga.
Se calcula que una persona con diabetes mellitus tiene un riesgo relativo entre 10 y 20 veces mayor de sufrir una amputación de algún miembro inferior que una persona sin diabetes. Como informa el Ministerio de Sanidad en este documento, en un 85% de los casos este riesgo mayor está provocado por la presencia de una úlcera o lesión previa, asociado a neuropatía con o sin enfermedad arterial periférica, y conociéndose como pie diabético.
Principales síntomas del pie diabético
Todo ello, según explica De Sus, suele provocar síntomas como “pérdida de sensibilidad en los pies, hormigueos, calambres, sensación de ardor, cambios en la temperatura o color de la piel, sequedad excesiva o aparición de grietas”. En algunos casos, también es común que aparezcan heridas que tardan en cicatrizar más de la cuenta, así como ampollas, uñas con infección o callos dolorosos.
El término pie diabético se usa cuando una persona presenta uno o más síntomas de neuropatía, enfermedad vascular periférica, heridas o malformaciones del pie, que pueden estar interrelacionados.
Como afirma De Sus, es importante consultar con el médico o el podólogo ante la presencia de cualquier tipo de “herida que no se cura con rapidez, ante la presencia de signos de infección como enrojecimiento, calor, pus o mal olor, cambios de coloración, dolor repentino o la aparición de úlceras”. Para la experta, la clave está en no esperar, ya que en el pie diabético “una herida pequeña puede convertirse en un problema grave si no se trata a tiempo”.
Qué cuidados necesita el pie diabético
Como en todo, la prevención es siempre la mejor medicina. Aprender buenos hábitos de cuidado de los pies puede ayudar a evitar buena parte de los problemas en el pie diabético. De Sus enumera algunos consejos prácticos sobre cómo debería este cuidado:
Revisar los pies cada día para detectar cualquier herida o alteración. Para ello, puede usarse un espejo o incluso contar con la ayuda de alguien si hay dificultad para hacerlo. Esto es importante porque puede ser que haya un problema en los pies, pero que no se sienta dolor.
Lavar y secar bien los pies, prestando especial atención a la zona que se encuentra entre los dedos.
No caminar descalzo, ni en casa, ni en la playa ni la piscina: hacerlo aumenta el riesgo de pisar algo y lastimarse los pies y es posible que no se sienta dolor.
Hidratar bien la piel, pero evitando aplicar crema entre los dedos porque puede humedecer demasiado la piel: las mejores cremas son las emolientes específicas para pie diabético, “con ácidos grasos que otorgan protección extra”.
Cortar las uñas en línea recta y con cuidado, evitando picos que puedan clavarse. Recortar así las uñas ayuda a evitar que las uñas crezcan hacia adentro. En ocasiones, puede ser necesario “visitar un profesional de la podología para que ayude a mejorar la técnica de corte, tanto en la clínica como en casa y evitar riesgos”, explica De Sus.
Usar calzado cómodo, que no tenga costuras internas que puedan rozar, así como calcetines de algodón o fibras naturales. Es recomendable, además, que tenga suela amortiguada. Usar un zapato no adecuado puede provocar zonas de presión, callos, durezas y ampollas y esto puede generar llagas en los pies o los dedos.
Por último, es importante considerar “la valoración del estado general del pie por un podólogo experto en pie diabético, así como valorar los puntos de hiperpresión específicos de cada pie mediante plataforma de presiones digital”, explica De Sus, que afirma que esto es importante desde el punto de vista preventivo porque “nos indica el riesgo potencial de sufrir úlceras plantares por presión, pudiendo evitarlas con un correcto diseño de plantillas personalizadas”. “Contamos con avances tecnológicos que nos ayudan tanto en la prevención como en el diseño de plantillas 100% personalizadas”, admite la experta, según la cual los sistemas de escaneo de la biometría del pie, asociados a la producción digital (CAD-CAM) se consigue una adaptabilidad excepcional de la plantilla y mucha seguridad a la hora de proteger las zonas más vulnerables del pie.
Todas estas medidas preventivas deben incluir, como apunta la podóloga, “un buen control de la glucosa y un estilo de vida saludable, que también reducen de forma notable el riesgo de complicaciones”. Como matiza De Sus, “el cuidado diario de los pies es una parte esencial del autocuidado de la persona con diabetes”.