El catedrático de la UB investigado por acoso elimina 7.000 citas de su perfil para no ser expulsado del ránking del CSIC

El catedrático de la Universitat de Barcelona Ramón Flecha, investigado internamente por acoso por varias mujeres, ha eliminado 7.170 citas “irregulares” de su currículum después de que este periódico publicara que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se disponía a expulsarlo de su clasificación anual de científicos españoles.

Flecha ha borrado “en cinco minutos” un 28% de su producción, que ha pasado de registrar 25.490 citas a 18.320, según ha informado el entorno del investigador al Laboratorio de Cibermetría del CSIC. Esta corrección ha tenido el efecto inmediato de que el investigador volverá a aparecer en el ránking del Consejo, ha confirmado a este diario el responsable de la clasificación, Isidro Aguillo.

El catedrático se había adjudicado en su perfil de Google Scholar –que, a diferencia de otros índices, que son automáticos, lo gestiona cada científico– todas las citas de un puñado de libros de los que ha escrito solo un capítulo, inflando de esa manera su currículum, lo que había llevado al Laboratorio a anunciar que lo iba a sacar del ránking por irregularidades.

Pese a haber retirado 7.000 citas, Flecha seguirá apareciendo en la parte alta del campo de Sociología, confirma Aguillo, porque las más de 18.000 que mantiene son un número “muy alto”. Además, el científico todavía está en disposición de volver a añadir a su perfil los capítulos de los libros que ha escrito, lo que le permitirá sumar alguna más.

Lo que no ha cambiado con esta revisión del currículum es que la producción científica de Flecha relativa a la violencia de género es inferior a lo que él mismo se adjudicaba. El catedrático dice ser el científico número uno del mundo en cuanto a citas en la materia, pero un análisis detallado de su currículum realizado por el Laboratorio de Cibermetría del CSIC revela que realmente su productividad en esta materia es menor.

Según explica Aguillo, Flecha atribuye todas las citas a sus trabajos como si fueran de violencia de género cuando realmente “casi ninguno” de ellos tiene que ver con esa temática. En el perfil del catedrático, el primer trabajo (el que más citas tiene) es sobre aprendizaje en personas adultas, el segundo sobre aprendizaje, hay de pedagogía social, planteamientos de pedagogía crítica, inclusión y cohesión social, teoría sociológica… enumera Aguillo.

“Ninguna de las 20 primeras temáticos por las que es citado tiene que ver con la violencia de género”, explicaba el director del Laboratorio del CSIC, y solo esas ya suman 10.000 citas. Hasta la mañana de este lunes había que irse hasta la públicación número 29 en número de citas para encontrar un artículo sobre el tema, que suma 231 citas. Ahora ese trabajo está el número 20. “Los trabajos de Flecha sobre violencia de género son un porcentaje muy bajo” de su producción, “es un tema secundario” para él, añade Aguillo.

Como en el caso general de las citas infladas ahora corregidas, Aguillo sostiene que no hay lugar al “error u omisión” cuando Flecha se autodefine como el científico número uno en violencia de género “porque sabe que no lo es”. “Está utilizando un dato falso para ponerse una medalla que sabe que no le corresponde. Que asuma esas citas como si fueran de violencia de género es un error intencionado”, ironiza el responsable del Laboratorio de Cibermetría del CSIC.

La Universitat de Barcelona anunció en julio la apertura de una investigación sobre el catedrático, al que suspendió como emérito cautelarmente. El anuncio se produjo después de que elDiario.es, junto a RTVE Noticias, Ràdio 4-RNE e Infolibre, publicara una investigación en la que varias mujeres relataban cómo Flecha les pedía masajes, sexo y su participación en tareas domésticas mientras él mantenía sobre ellas una clara relación de superioridad jerárquica. La investigación reveló que este patrón de comportamiento había sucedido durante más de dos décadas.

elDiario.es también reveló en julio que Flecha había publicado como propio un artículo sobre acoso sexual que, en realidad, había sido elaborado por una investigadora que formaba parte de su equipo. Ese ‘paper’ permitió a Flecha aparecer en una revista científica internacional de prestigio sobre violencia de género y aumentar su número de citas académicas.