Una desarrolladora se basa en su vida para crear un videojuego que cuenta calorías y que supone un alegato contra la gordofobia

Una desarrolladora se basa en su vida para crear un videojuego que cuenta calorías y que supone un alegato contra la gordofobia

‘Consume Me’ es un juego indie para PC sobre una adolescente con un trastorno alimenticio creado por Jenny Jiao Hsia y que le ha servido para superar su angustia con humor

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Pese a que existen pocos estudios recientes, las últimas investigaciones realizadas en el España señalan que los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA) afectan al 4% de la población adolescente. Estas enfermedades se pueden manifestar de distintas formas, pero todas condicionan las vidas de quienes las padecen a través de una relación malsana con la comida. Por eso, el videojuego Consume Me convierte el control de calorías en una mecánica central que influirá a la joven protagonista en su paso a la edad adulta.

Este título indie para PC (disponible en Steam desde el 25 de septiembre) podría haberse convertido en un relato dramático lleno de dolor o en una mera advertencia sobre las huellas duraderas del TCA. Pero Jenny Jiao Hsia se ha inspirado en sus propias vivencias para transformar la angustia a través del humor, una herramienta que permite construir un relato cercano y muy divertido. “La comedia es una buena forma de conectar con la gente, además de que el contraste entre las partes ligeras y las pesadas es importante a la hora de contar una historia real”, explica la desarrolladora.

Su compañero AP Thomson añade en una entrevista para este diario que “Jenny no habría sido honesta de no haber incluido mucho humor, porque es una persona muy divertida”. Pero este enfoque no quita la sensibilidad frente a la temática que estaban tratando. Por ello, el videojuego empieza con un aviso de contenidos y el conteo de calorías se realiza mediante bocados, una unidad de medida ficticia. “En los orígenes del proyecto, algunas personas, al probarlo, pensaban que se trataba de un título educacional para enseñar a perder peso. Como ese no era para nada el objetivo, quisimos dejar clara nuestra postura con una advertencia”, relatan.

Al mismo tiempo, son “conscientes de que la gente que ha experimentado desórdenes alimenticios puede verse afectada por Consume Me”, así que no querían revivir ciertos malestares a través de un reflejo muy realista, sino presentar “una versión fantasiosa” de las experiencias de la autora. Precisamente por su mezcla de ironía y honestidad funciona como alegato contra la gordofobia, un problema que consideran todavía presente. “No creo que sea controvertido afirmar que nos encontramos en un punto de retroceso cultural, y que existe una cultura muy tóxica alrededor del fitness y el consumo de alimentos”, conviene Thomson, quien asocia este fenómeno a la nostalgia por los inicios de los 2000. Hsia añade que, “aunque ha habido movimientos body positive, no se ha producido tanto progreso”, y que este además depende de la cultura. En su caso, al haber crecido como asiáticoamericana, ha visto que sigue habiendo “mucho énfasis en la delgadez”.

El puzle de la restricción alimentaria

Consume Me comienza durante las vacaciones de Jenny, una adolescente en su último año de instituto que está disfrutando del verano hasta que su madre critica su apariencia, generándole una inseguridad que la acompañará durante años. “Eran cosas que mi madre me decía todo el rato, así que escribirlas salió de manera muy natural”, comenta Hsia. “En nuestro proceso de dialogar, Jenny solía venir con una historia o un diálogo inicial para que yo lo reescribiese, pero todas las escenas con su madre son suyas”, completa Thomson.

El videojuego, dividido en seis capítulos, consiste en mantener la estricta dieta de la protagonista mientras realiza otras tareas que le permitirán conseguir sus objetivos, ya sean comprarse un bañador para ir a una fiesta en la playa, estudiar para los exámenes de acceso a la universidad o mantener viva la relación a distancia con su novio. La estructura siempre es la misma: cada jornada se divide en bloques en los que enfrentarse a situaciones aleatorias, a citas fijas y a la gestión del tiempo libre, donde decide si cumplir con las obligaciones (desde realizar tareas del hogar hasta hacer deberes) o apostar por el ocio (pasando por maquillarse o perder horas haciendo doomscrolling). Al final de cada semana, ocurre algún evento clave para el que Jenny se ha estado preparando.

Pero una de las actividades que se debe realizar a diario es comer, y de ello dependerá el resto de la jornada. A golpe de click se controla todo el videojuego, muy inteligente en su construcción, pues para adentrar a quien juega en la mente de Jenny usa un minijuego estilo tetris, en el que hay que colocar piezas de alimentos en una bandeja de modo que encajen, hasta cubrir todos los huecos, pero sin pasarse de bocados, para evitar engordar. Por supuesto, este equilibrio es imposible, ya que si quedan espacios vacíos la protagonista tendrá hambre y no podrá realizar algunas actividades posteriormente o sufrirá atracones inevitables, mientras que si se salta la dieta dos días a la semana el juego llegará a su fin, en un game over que obligará a repetir dicho bloque.


Una pantalla del videojuego ‘Consume Me’

Encima, a medida que crece, las tareas se complican y el control excesivo del trastorno alimenticio muestra sus garras. Para evitar dormir con el estómago vacío Jenny puede tomar un chicle saciante sin que aumente el gasto calórico, y para ingerir menos bocados puede aprender sobre dietas en revistas. Del mismo modo, la ropa que se pone mejora su ánimo y le otorga habilidades, como la de hacerle olvidar que no ha comido bien, y para lograr quemar bocados y estudiar al mismo tiempo puede desbloquear el hacer ejercicio mientras escucha apuntes, aunque esto consumirá más de su ánimo y energía, las otras dos variables junto al estómago que hay que tener en cuenta para sobrevivir.

Convertir una vida en minijuegos

Esta gamificación tan bien medida permite profundizar en los peligros de los trastornos alimenticios. Además, ofrece soluciones muy ingeniosas que transforman el videojuego en un ocurrente gestor de recursos. Por ejemplo, para que a Jenny le cunda más terminar los deberes, primero debe procrastinar, pues cuantas más actividades realice antes de ponerse a ello más palabras escribirá de seguido. Todas las tareas se realizan a través de minijuegos variados de fácil manejo, que recuerdan tanto a WarioWare como a las obras de flash que poblaban tantos portales web. De hecho, la saga protagonizada por el rival de Mario es una de las inspiraciones de Hsia, al igual que PaRappa the Rapper o Rhythm Paradise, todos videojuegos de estilos coloridos y adorables.

Sobre su propia estética, la considera una consecuencia de sus referentes y habilidades. Le gusta diseñar a través de pequeñas normas, lo que en este caso se tradujo en una paleta de cinco colores. El resultado es excelente, con una cuidada ambientación a la que se suman las expresiones exageradas de la protagonista. También se transmite mucho dinamismo a través de la pantalla partida, recurso que nace fruto de la necesidad, pues comenzaron el desarrollo pensando en que sería una obra para móviles.

Algunos de los minijuegos son verdaderamente graciosos, como el de leer, donde se debe clickar velozmente el objeto para mantener la vista fija en sus páginas y evitar las distracciones que sobrevuelan la mente de Jenny, sean pensar en su perro, en la comida o en su crush. Muchos remiten a las obras breves que Hsia tiene subidas en su perfil de itch.io, donde cuenta con un simulador de relaciones a distancia, de yoga o de maquillaje; propuestas menos pulidas, pero en las que ya mostraba un estilo particular, de comedia expresiva a través de la cual aprovechar la plasticidad del videojuego. “Consume Me comenzó como una colección de minijuegos porque era lo único que sabía hacer; cuando se sumó AP, quisimos hacer algo que cubriese un periodo de tiempo amplio y contase una historia”, confiesa la autora, quien de tanto pensar en cómo “convertir cada interacción en un minijuego divertido” los ha acabado aborreciendo, como comenta entre risas.


Una pantalla del videojuego ‘Consume Me’

Mientras estudiaba en el NYU Game Center Jenny Jiao Hsia conoció a su compañero AP Thomson, que se sumó al prototipo que estaba creando en 2018. Ambos recuerdan las largas conversaciones por videollamada que mantenían en plena pandemia, para buscar el núcleo de su obra. Más adelante, llegaron nuevos integrantes: en 2022 Ken “coda” Snyder entra para crear la música, un tiempo después Kelly Jie En Lee para trabajar en el arte adicional y por último Violet W-P, que en 2023 se encargó del diseño de sonido. Este goteo se debe a que el desarrollo se ha alargado durante diez años, algo que ha sido cansado y complejo. “Empezó como un proyecto personal impulsado por la pasión, casi como un hobby, aunque en realidad fueran mis deberes. Pero, una vez conseguimos financiación, dejó de ser divertido. No me di cuenta de que el videojuego se transformaría en algo estresante, pero, a pesar de todo, ha sido gratificante”, concluye su creadora.

Cómo no consumirte al exponerte

Consume Me no se centra exclusivamente en la pasada relación de Jenny con la comida. Este es un elemento que condiciona su juventud, pero el videojuego es un viaje a la adultez fragmentado, lleno de fracasos, inseguridades y ansiedad, que al mismo tiempo resulta esperanzador, agradable y tierno. Jugar transmite esa ansiedad vital de no saber si vas a llegar a todo y de pensar que tu cuerpo no es suficiente. Dicha frustración demuestra que consigue adentrar a quien juega en la mente de Jenny.

“Me pregunto si me pasa algo malo, porque me da igual compartir mis experiencias. Siento que son humanas y que la mayoría de la gente va a identificarse con ellas. Me encanta conectar con los demás y hacer cosas que les lleguen, así que espero que quien lo juegue sienta que ha pasado un rato conmigo”, razona. Por ese motivo, algunas decisiones en la ficción a veces parecen extrañas o abruptas. Así sucede con el breve escarceo de la protagonista con la fe —que da lugar a curiosas escenas en las que aparece un gigantesco Jesucristo salvador— o con su final.

A cambio, tiene una honestidad emocionante por cómo a partir de algo tan personal construye un relato coming of age que resonará con mucha gente. Es una pena que no termine de desmontar el peso de los cánones femeninos, aunque algo se verbalice al final, ni que haya una reflexión mayor acerca del impacto de la gordofobia. Pero es reconfortante cómo demuestra que el equilibrio es imposible, que la perfección no existe y que la restricción alimentaria acaba pasando factura, aunque al principio pueda no parecerlo.

La buena recepción de su demo y el haber ganado premios como el de Mejor Videojuego Independiente en los Independent Games Festival Awards indican el interés que Consume Me ha despertado. Pero sus creadores no parecen particularmente nerviosos por el lanzamiento. AP Thomson explica que de forma paralela había estado trabajando en otro videojuego, que “saldrá relativamente pronto” y que incluye composiciones musicales suyas. Jenny Jiao Hsia, en su línea, da una respuesta poco ortodoxa y entusiasta, pues en vez de centrarse en su futuro laboral habla con emoción de sus planes: tejer aprovechando toda la lana que ha ido acumulando en estos años de desarrollo y disfrutar de su nueva afición, el ballet, ya que interpreta El Cascanueces justo tras el estreno. “Va a ser mi primera actuación, quizá haga un videojuego sobre ello, pero primero haremos otras cosas que no estén directamente relacionadas con el desarrollo”, concluye sonriente.