
El Supremo de EEUU aplaza la decisión sobre el despido de la gobernadora de la Fed al año que viene
El alto tribunal frena por el momento el intento de cese ordenado por Trump, a pesar de que existen sentencias previas que protegen a los gobernadores
Trump eleva su acoso a la Reserva Federal y pide al Supremo una orden de urgencia para destituir a la gobernadora Lisa Cook
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha frenado por el momento el despido de la gobernadora de la Reserva Federal Lisa Cook, ordenado por Donald Trump hace unas semanas. El alto tribunal ha bloqueado el intento este miércoles y ha aplazado la vista oral para oír los argumentos iniciales del caso a enero de 2026.
La decisión da un respiro al banco central estadounidense en medio de la campaña de asedio del presidente para intentar quebrar su independencia y alivia la tensión del organismo en un momento en que se puedan aparecer nuevos problemas a raíz del cierre de gobierno.
Con esta decisión, Cook ha ganado la batalla, pero no la guerra. Que el Supremo esté dilatando su sentencia sobre el caso no es un indicador alentador. Ya existen sentencias previas en las que este mismo tribunal ha señalado que la Fed es especial dentro del corpus institucional, con un poder único cuya independencia exige que el presidente tenga una causa justificada para destituir a sus dirigentes. A pesar de que existen estos precedentes judiciales que marcan el camino del Supremo, este aplaza la decisión.
Después de que un juez federal bloqueara el intento de despido, y el tribunal de apelaciones declinara el recurso del gobierno, Trump decidió llevar la batalla judicial hasta el Supremo. El presidente confía en las sentencias previas donde la mayoría conservadora le ha granjeado victorias que parecían irresolubles, como la de la inmunidad presidencial. Estos mismos seis jueces, en otros casos sobre funcionarios y jefes de otras agencias federales, también le han abierto el camino para que pudiera despedirlos.
La Fed se juega el futuro de su independencia en el caso de Cook. El presidente estadounidense está intentando crear una interpretación más laxa de los poderes que le otorgan los estatutos fundacionales del banco central estadounidense. Estos dicen que el jefe del ejecutivo solo puede cesar a un gobernador en caso de negligencia o crimen. Trump, que quiere llenar la junta de gobernadores con figuras afines a sus intereses, anunció el despido de Cook basándose únicamente en unas acusaciones de fraude hipotecario no probadas en un juicio. Para ello se basa en la expresión que recoge el texto fundacional y que hace referencia al despido por “causa”.
Si la Corte Suprema da por buenas las razones de Trump y se hace efectivo, el despido de Cook probablemente suponga un terremoto económico con duras implicaciones para la economía estadounidense. Las políticas monetarias de la Fed marcan la guía para otros bancos centrales como el europeo. Si se quiebra la credibilidad en su independencia, incluso el papel del dólar como divisa global podría resentirse.
Además, en caso de que Trump ganara el caso, también se crearía un precedente judicial donde una acusación no probada judicialmente podría ser suficiente para destituir cualquier gobernador -incluso el propio presidente de la Fed- si estos no se ajustan a los deseos del presidente. Desde que regresó a la Casa Blanca en enero, Trump ha liderado una campaña de presiones contra la Fed para que baje los tipos de interés. Antes de intentar despedir a Cook, ya amenazó reiteradas veces con cesar al presidente del banco central, Jerome Powell, por no plegarse a sus presiones.
Suelo resbaladizo
Con un frente más o menos controlado, ahora a la Reserva Federal se le abre otro. El cierre de gobierno puede arrastrar al banco central a un terreno resbaladizo en un momento de divisiones internas sobre la política monetaria. En la última reunión de la Fed, el reciente gobernador que Trump ha colocado dentro de la junta, Stephen Miran, ya empezó a trabajar a favor de los intereses del republicano. En la votación de la reunión de septiembre, Miran se decantó por un recorte de 50 puntos básicos, en la línea de los deseos de su jefe.
Al final, solo se bajaron los tipos un cuarto de punto, y Powell expuso la decisión como consecuencia del enfriamiento del mercado laboral. En agosto, la tasa de paro escaló al 4,3%, su máximo en casi cuatro años, según el informe de la Oficina de Estadísticas Laborales. En el informe de ocupación de septiembre, el departamento de Trabajo ya dejó por escrito que, en caso de cierre, se retrasaría la publicación del siguiente estudio mensual. Con el Senado aún bloqueado, muy probablemente el viernes no se den a conocer los resultados de empleo.
El informe de trabajo, así como otros datos macroeconómicos que quedarán suspendidos, son claves para que la Fed tome las decisiones para recortar los tipos. De hecho, fue la base para justificar el recorte del mes pasado. Estando a ciegas, y sin datos fiables, Miran tendría más margen para presionar e intentar avanzar los intereses de Trump.