Sin libros de texto, florece la venta de material educativo vía Instagram: «Los docentes no tenemos tiempo para crearlos»

Sin libros de texto, florece la venta de material educativo vía Instagram: «Los docentes no tenemos tiempo para crearlos»

La red social se ha convertido en escaparate para decenas de maestros que comercializan a bajo coste recursos didácticos para aquellos compañeros que no tienen margen para prepararlos

El Gobierno propone reducir las ratios en las aulas con alumnado con necesidades especiales

Cristina Claramunt, maestra de Primaria en Sabadell, cuenta que se instaló Instagram en el móvil hace un tiempo por un motivo, una razón profesional. “Mis compañeras docentes me enseñaban cómo seguían a muchas cuentas de usuarios que colgaban recursos y materiales educativos, y me pareció útil”, explica. En su entorno escolar, añade, recurrir a esta red social para comprar propuestas y actividades didácticas es algo muy habitual, sobre todo en aquellos colegios que han dejado atrás los libros de texto.

En los últimos años, sobre todo después de la pandemia, han proliferado decenas de cuentas de Instagram de docentes, la mayoría en activo, que se dedican a comercializar lo que se conoce como materiales didácticos. Con miles y decenas de miles de seguidores, estos usuarios han encontrado en la red social un escaparate a sus productos. A menudo, relatan varios docentes, suponen un salvavidas a precio reducido para quienes no tienen tiempo para prepararlos ellos mismos, en unos centros educativos que han ido quitando peso a las tradicionales editoriales educativas a la hora de planificar asignaturas y que requieren de mayor preparación de clases por parte de los maestros. 

“Cuando no tienes un soporte en papel como son los libros de texto, tienes que buscarte la vida y crear materiales en base a las necesidades de los alumnos y a los contenidos programados, pero los docentes no tenemos el tiempo y la capacidad para crearlos de cero”, sostiene Claramunt.

Los perfiles de Instagram suelen estar especializados por asignaturas –como Matemáticas o Inglés– o por etapas –Primaria y sobre todo Infantil–. La mayoría usan Instagram para anunciar sus materiales, desde donde ofrecen un enlace a plataformas de descarga como Gumroad o Eduki. Una vez allí, los docentes pueden adquirir esas fichas, que incluyen propuestas de juegos educativos, ejercicios y actividades de aula por precios que oscilan entre 1 y 5 euros. Algunos explican que por ese precio lo pagan de su bolsillo y ni siquiera remiten la factura al centro. 

Es lo que le ocurre a Lluís, docente de Primaria en Girona. “Yo tengo cinco o seis cuentas identificadas, porque soy muy exigente, me gusta que los materiales estén bien hechos y en las redes hay de todo…”, explica. Su última adquisición es un juego de la oca para trabajar las categorías gramaticales. “Estamos hablando de materiales que valen dos euros, así que no te lo piensas mucho, porque si vas a una tienda especializada te cuesta 40 euros”, se lamenta. 

En Catalunya, los docentes mencionan cuentas como Mestra amb Idees (50.000 seguidores), Petits de Poble (71.000), Profes Papel Tijera (51.000), Emarmestra (18.500), Aula Compartida (31.000)… Pero los hay por todo el territorio. Ubuntu in the Class (14.200), My Teaching Experience (43.000), Materiales Educativos Para Maestras (92.000) o From Were I teach (25.000) son otros ejemplos del resto de España.

Carlota Hernández es fundadora de una de ellas, Profes Papel Tijera, quizás uno de los más conocidos porque surge del proyecto 2ProfesenApuros (de formación docente especializada en oposiciones) y porque hace las veces también de repositorio para materiales de otros profesores. Docente en activo, Hernández reconoce el boom de los materiales educativos online desde hace cinco años, hasta el punto que considera que ya se está desinflando. “En los círculos en los que nos movemos, percibo que ahora hay un poco más de criterio y no tanta deria para descargar”, afirma. En su plataforma cuentan con unos 500 o 600 maestros que han colgado contenidos, con un mínimo porcentaje gratuito (porque así han querido exigirlo) y el resto a precios que oscilan entre 1 y 5 euros. 

Hernández defiende estas cuentas como una posibilidad más para los docentes de cara a preparar sus clases, a las que se pueden sumar soportes como libros de texto, contenidos audioviusales o materiales previamente diseñados en el propio centro. “Al final, antes tenías que ir a las tiendas a buscarte la vida, hacerte tú el material… Y ahora internet te permite acceder al de la clase de al lado. ¿Por qué no?”, argumenta. De hecho, añade que las editoriales educativas están virando a este tipo de contenidos que se ciñen a situaciones de aprendizaje concretas para adaptarse. 

“Lo que hay que mirar siempre es el criterio profesional, porque no todo vale, igual que hay también editoriales de dudosa calidad”, sostiene. Y añade que es en realidad un fenómeno parecido al que ocurrió años atrás con la difusión de materiales didácticos en otra conocida plataforma: Pinterest.

Una de estas cuentas de Instagram, más modesta –con poco más de 2.000 seguidores–, es la de Marina Aprenem Junts. Con esas cifras, en la plataforma Gumroad ya cuenta con volúmenes de descargas que ascienden a entre 300 y 500 actividades cada mes –que es cada vez que cuelga un nuevo material–. “Cuelgo todo aquello que pongo en práctica en el aula y que me genera buenos resultados”, resume Marina Oliana, maestra de Primaria en Vilassar de Dalt (Barcelonas). “No me alcanzaría para ganarme la vida con ello, porque hay mucha oferta relacionada con esto y es muy complicar crecer, pero es que tampoco me dedicaría a ello 100%, es un hobby”, opina. 

Oliana explica que a ella le ocupa una o dos horas diarias la organización de material. “Son muchas horas de mucho trabajo, porque es necesaria la organización, clasificación, imprimir, recortar, plastificar… Saca muchas horas”, afirma.

Los maestros consultados para este reportaje defienden que los materiales que ellos compran son de calidad, que les resultan útiles en clase, pero al mismo tiempo cuestionan de fondo un modelo que les empuja a adquirirlos por su cuenta. Las horas semanales no lectivas y pensadas para fines como este se acaban consumiendo entre sustituciones, coordinación y reuniones con familias, explican, y con los días sin alumnos de junio y septiembre no es suficiente según la cantidad de actividades a diseñar.

“Hacer materiales cuesta muchísimo, preparar una hora de clase puede suponer una o dos horas. Además, los docentes necesitan herramientas para ello a su alcance, y no todos son expertos en didáctica para asumirlo”, advierte Enric Prats, profesor de Pedagogía y Educación Primaria en la Universitat de Barcelona (UB). Este académico critica que los libros de texto se han abandonado “demasiado alegremente” cuando deberían seguir siendo un punto de apoyo para los docentes. “Evidentemente no son la Biblia, son una guía, pero está bien hecha y tiene su función entre otros recursos”, afirma. 

Dimensionar cuántas escuelas usan libro de texto, cuántas han comprado otros tipos de materiales, en qué centros se generan colectivamente por parte de los docentes y en cuántas los profesionales por su cuenta los que los adquieren es imposible. En general, la mayoría recurren a una mezcla de todos los anteriores, y suelen tener repositorios internos donde comparten todo el material creado en años anteriores y organizado por especialidades y etapas. Si esa programación de unidades didácticas flaquea, y si además hay mucha rotación de plantillas, estos tienen más trabajo de preparación. 

Carles Granell, docente de Primaria y formador de maestros en el Departamento de Educación de la Generalitat, asegura que en su entorno escolar el uso de estas cuentas no está tan extendida. “Por lo que hablo con compañeros de trabajo, yo creo que sus recursos tienen menos peso de lo que parece”, dice. 

Creador de materiales didácticos de Matemáticas, Granell argumenta que los libros de texto no deberían tener tanto peso como para sacudir un centro educativo que prescinde de ellos. Aun así, reconoce que “cambiar un recurso por otro requiere planificación”. “Crear materiales no es nada sencillo, hace falta formación, planificación, acompañamiento, coordinación y coherencia entre niveles…” enumera. 

Con todo, asegura que ya existen repositorios de asociaciones de docentes o de la propia Administración que son gratuitos y que contienen numerosas propuestas didácticas, aunque quizás sean menos conocidos. En su caso menciona el de su especialidad, el CREAMAT, que depende de Educación y en el que se cuelgan tanto formaciones como dinámicas de aulas de matemáticas. “Allí hay un andamio muy sólido de contenidos, que parte del currículum, y que está elaborado por expertos que son gente de aula, materiales creados por profesores de forma altruista para mejorar la educación”, celebra este docente de Primaria.