Segunda huelga de médicos en tres meses: el conflicto con Sanidad por sus condiciones entra en un callejón sin salida

Segunda huelga de médicos en tres meses: el conflicto con Sanidad por sus condiciones entra en un callejón sin salida

El Ministerio de Sanidad asume que si quiere sacar adelante la reforma del Estatuto Marco será sin el apoyo de los sindicatos, que reivindican introducir la reducción de jornada o la jubilación parcial en el mismo texto

Era una reforma laboriosa y técnica que debía contentar a todos los trabajadores del sistema sanitario, pero nunca el Ministerio de Sanidad pensó que remangarse para cambiar una norma, el Estatuto Marco, que llevaba más de veinte años sin tocarse le devolvería tanta oposición.

Si nada cambia, el equipo de la ministra Mónica García está abocado a aprobar la nueva ley que regula las condiciones laborales de los sanitarios en completa soledad, con los sindicatos y las comunidades del PP en contra. La segunda huelga de médicos en tres meses, convocada para este viernes con nuevas organizaciones adheridas, confirma lo que durante meses ha sido dibujándose con progresivos movimientos: una distancia insalvable.

En el Paseo del Prado, sede del Ministerio, ya está asumido. “No lo vamos a meter en un cajón ni tirar por tierra el trabajo de tres años. Tampoco lo vamos a dejar en la vía muerta del diálogo permanente. Tiene que pasar a la fase de la apertura a la sociedad civil y los partidos políticos”, dijo la propia ministra este miércoles ante la prensa en una semana caliente. Ese mismo día y justo a misma hora, decenas de sanitarios –también, por primera vez, las enfermeras– protestaban a las puertas del Ministerio. Denunciaban que el nuevo texto mantiene la “precariedad laboral”.

Las fricciones durante tantos meses están siendo un foco de desgaste para García, que ha encontrado en sus antiguos colegas, que tenían grandes expectativas con su mandato, la mayor oposición a su gestión. El colectivo del que formaba parte le está dando la espalda. Además, las dificultades no acabarían, en el mejor de los escenarios, cuando se cierre un hipotético texto de ley (con o sin acuerdo social). Necesita después recabar un improbable apoyo mayoritario del Congreso de los Diputados para salir adelante.

La pelea de los sindicatos discurre por dos flancos; la batalla no se está dando en unidad, sino desde la división. A la ofensiva inicial de la Confederación Española de Sindicatos Médicos, que fue la primera en convocar protestas y después la huelga, se sumó después la de los sindicatos llamados “del ámbito”, aquellos que se sientan en la mesa oficial a negociar la letra pequeña con el Ministerio.

SATSE, CCOO, UGT, CSIF y CIG-Saúde mantuvieron hasta el verano un perfil bajo, incluso tras la primera convocatoria de huelga por parte de CESM, a quienes veían con malos ojos por dinamitar la negociación y restarles control en el proceso. Pero terminaron cambiando la estrategia y escalaron la oposición al empezar también a convocar concentraciones. Nunca, no obstante, han llamado a la huelga, pero ven en este momento –y esta es una de las claves que explica el conflicto– una “oportunidad para arreglar la sanidad”. Una vez abierta la veda de la negociación, muchos piensan que el momento para mejorar sus condiciones en el sentido amplio es “ahora o nunca”.

Batallas y renuncias

También las demandas son diferentes. Mientras CESM ha dirigido el núcleo de su batalla a conseguir un estatuto propio para los médicos, los sindicatos mayoritarios, sin embargo, no quieren renunciar a la jubilación parcial y anticipada o a la reducción de jornada a las 35 horas.

La Organización Médica Colegial (OMC) ha dado su apoyo a la huelga e insiste en el trasfondo de la protesta. No es solo el Estatuto Marco, asegura el presidente, Tomás Cobo. “Aunque la razón visible de esta huelga es el anteproyecto, la razón que subyace es mucho más profunda: es la desesperanza, el cansancio y el malestar de todos los médicos españoles por cómo se nos considera y cómo se nos trata”.

En la huelga previa, la que se convocó en junio y se dejó sentir de manera desigual en los diferentes territorios, muchas personas mostraban un hartazgo acumulado por las condiciones en las que ejercen, más allá de las reinvidicaciones concretas vinculadas al paro.

El Ministerio, pese a que sí ha dado su brazo a torcer asumiendo otras demandas, siempre se ha cerrado en banda a estas porque “invaden competencias de otros ministerios y de otros textos legales”, repitió esta misma semana García. “Hasta que no lo tengamos cerrado al 100% no podremos llevarlo al Consejo de Ministros, pero no va a contener nunca lo que no puede contener”, dijo. Los médicos, además, exigen una categoría A1 Plus que los diferencie de otros compañeros y compañeras que adquieren el nivel de A1, un reclamo de que Sanidad también se desentiende con el argumento de que es competencia del Ministerio de Función Pública.

En el transcurso de las negociaciones, el Ministerio ha renunciado a medidas que eran conflictivas como la incompatibilidad de trabajar en la pública y en la privada en el caso de los MIR, algo que incluía el primer borrador que desencadenó la protesta de los sindicatos médicos y se incluirá un capítulo propio, dentro del Estatuto Marco, específico para los médicos y médicas.

Respecto a la jornada, las guardias se reducen de 24 a 17 horas sin necesidad de recuperar la jornada ordinaria del día siguiente y cada hora se pagará mejor (equiparándola a la retribución de la ordinaria). Quedan, además, exentas de las guardias sin perder salario las profesionales embarazadas o que están en periodo de lactancia, quienes tienen problemas de salud y los mayores de 55 años.