
Uno de cada cinco docentes de Secundaria se plantea dejar las clases
Una macroencuesta al profesorado muestra que uno de cada seis sufre estrés laboral, motivado por el exceso de clases y burocracia, entre otras cuestiones; uno de cada cuatro percibe un ambiente en clase «ruidoso o desordenado» y la mayoría tiene que parar la actividad para llamar la atención
La falta de profesores de especialidades técnicas lleva a las comunidades a rebajar los requisitos para dar clase
El profesorado español está, en una inmensa mayoría, satisfecho con su trabajo, aunque uno de cada cinco docentes de Secundaria se plantea dejar la profesión en los próximos cinco años. Sin embargo, profesores y maestros sufren estrés laboral motivado por el exceso de clases y de burocracia y por la creciente diversidad en las aulas, entre otras cuestiones, según recoge Talis, una marcoencuesta al profesorado sobre su visión de diversos aspectos de la educación que han presentado en Madrid por el secretario de Estado de Educación, Abelardo de la Rosa, y el responsable de Educación en la OCDE, Andreas Schleicher, y en el que han participado 55 países.
Talis muestra también que el clima en los centros educativos españoles es positivo entre los profesionales, pero no tanto en el aula: mientras el 90% del profesorado español afirma que la relación con el equipo directivo es buena, frente al 86% de la OCDE-27; pero seis de cada siete docentes tienen que pedir orden durante las clases.
El profesorado español muestra una “alta satisfacción” con su trabajo casi unánimemenete, según Talis. En concreto, en Primaria el colectivo está a la cabeza de todos los países presentes en el informe, con un 97% agrado con el empleo, dato que baja ligeramente en Secundaria hasta el 95%. Estos datos permanecen prácticamente inalterados desde la anterior edición del informe, publicado en 2018.
Los expertos realizan diferentes interpretaciones de este dato. Xavier Bonal i Sarró, investigador del departamento de Sociología de la Universitat Autònoma de Barcelona, cree es una información “muy relevante, porque cuestiona discursos catastrofistas sobre la profesión docente o su mala percepción social, discursos que se generan tanto por actores externos como internos del sistema educativo”, según valoró para el Science Media Centre ((SMC) de España. Manuel Navas, por el contrario, opina que “esta aparente estabilidad no refleja bienestar profesional, sino una desmovilización del profesorado y una inercia institucional profunda”, también en declaraciones al SMC.
Esta satisfación generalizada parece contrastar con que uno de cada cinco docentes (un 19%) de Secundaria planea dejar la docencia. La intención de abandono de la profesión se concentra en docentes mayores: 44 % en Secundaria y 49 % en Primaria, subraya el estudio en el que han participado 1.013 centros públicos, concertados y privados españoles, informa Efe.
Esta circunstancia, pese a que el dato es inferior a las medias internacionales, ahonda en la problemática de la falta de docentes que afecta a España. En algunas especialidades técnicas, como Matemáticas o Informática, tanto para Secundaria como para Formación Profesional, la escasez es tal que hace tiempo que las comunidades autónomas han levantado la mano con los requisitos que piden para dar clase y ni siquiera exigen el teóricamente obligatorio Máster del Profesorado. En regiones como la Comunidad de Madrid, la presidenta Isabel Díaz Ayuso quiere atacar este problema permitiendo dar clase a los estudiantes universitarios de Matemáticas e ingenierías a partir de tercer curso.
Insatisfechos con al formación inicial
Talis también refleja que el profesorado español está entre los menos satisfechos con la formación que ofrece la universidad, tanto en Primaria (Magisterio y similares) como en Secundaria (grados diversos que se complementan con el cuestionado máster del profesorado). Así, en la mitad de los países un 75% de los docentes se declaran contentos con su formación inicial, dato que cae hasta poco más del 60 % en España. Dicho de otra manera, cuatro de cada diez profesores y maestros no cree que su formación inicial sea adecuada.
Para la Secundaria, en España, hay una doble lectura. “En términos absolutos, los resultados podrían calificarse de moderadamente positivos al menos en algún aspecto”, valora Talis. Por ejemplo, casi siete de cada diez docentes considera que obtuvo en la universidad una buena comprensión de las materias que imparte y casi el 60% valora positivamente la calidad global de la formación (de nuevo, eso implica que cuatro de cada diez no lo hace). Las valoraciones más discretas corresponden a los aspectos prácticos (por debajo del 50%). Es en la comparación donde España flojea: la valoración de la formación relacionada con la enseñanza de la materia es la más baja de todos los países.
Uno de cada seis sufre estrés
En España, el 16,4% del profesorado de secundaria y el 15,9% del de primaria manifiestan altos niveles de estrés. Estas cifras resultan inferiores al promedio de la OCDE-27 (19,3% en secundaria) y prácticamente idénticas a la media de la UE-22 (16,0% en secundaria). El informe muestra que el perfil del docente estresado es una mujer, joven y que trabaja en un centro privado. “El núcleo del malestar docente se concentra, principalmente, en la carga administrativa y evaluativa, mientras que la docencia directa muestra un peso relativamente más estable y homogéneo”, concluye Talis.
En cifras, las docentes presentan un mayor porcentaje de estrés que los hombres, tanto en secundaria (18,6% frente al 12%) como en primaria (17,3% frente al 11,1%). Algo similar sucede con la variable edad: el profesorado más joven (menor de 30 años) tiende a reportar más estrés que el de mayor edad (50 años), especialmente en secundaria, donde la diferencia alcanza casi seis puntos porcentuales (18,1% frente a un 12,3%). Finalmente, en secundaria los docentes de centros públicos reportan un 16,0% de estrés frente al 18,1% en los privados, diferencia que se replica en primaria. Una mayor presencia de alumnado socioeconómicamente desfavorecidos también aumenta el estrés de su profesorado.
Otras fuentes de estrés referidas por los docentes son lo que se percibe como un exceso de docencia (el 33% del profesorado así lo cree), un aspecto sobre el que el Gobierno quiere incidir rebajando las jornadas lectivas, corregir y calificar trabajos (un 54% lo afirma) o el exceso de trabajo administrativo, aspecto que respaldan dos de cada tres docentes.
Peor ambiente en clase
Talis también pregunta al profesorado por una de las cuestiones que más preocupan al profesorado en los últimos años: el ambiente en clase. Con carácter general, el 29% del profesorado de secundaria y el 24% de primaria percibe “un ambiente ruidoso o desordenado”, datos que sitúan a España por encima del promedio de la OCDE (21% para secundaria) y del de la Unión Europea (21%). Una cifra similar sostiene que pierden “mucho tiempo” en clase “debido a las interrupciones del alumnado”.
Más específicamente, se le preguntó al profesorado si tenían que recordar al alumnado que debe seguir las normas del aula, pedir que escuchen lo que el profesorado dice, calmarles cuando se muestran disruptivos y pedir que guarden silencio al comenzar la clase. España sale peor que las medias europeas y de la OCDE en este apartado.
“Aproximadamente seis de cada siete docentes de secundaria deben recordar en todas o en la mayoría de las clases las normas del aula y pedir al alumnado que atienda”, informa Talis. Además, cuatro de cada cinco intenta calmar al alumnado disruptivo y la mitad necesita poner orden al inicio de todas o la mayoría de las clases. El informe señala que apenas hay diferencias entre etapas y que España ocupa en este apartado un lugar intermedio.
El secretario de Estado ha defendido pese a ello que “no hay un problema generalizado de disciplina en las aulas, la convivencia es la norma general”, y ha valorado que la nueva normalidad en las aulas es la diversidad, lo que “enriquece, pero al tiempo presenta retos”
Una diversidad creciente
Talis recoge esta creciente diversidad que se ve en las aulas españolas y que apuntaba CCOO en el informe que realiza cada principio de curso. “España presenta una diversidad moderada en sus centros educativos”, sostiene el informe. En datos, en la educación secundaria un 14% de los docentes trabaja en centros donde más del 10% del alumnado del centro tiene dificultades para comprender el idioma de instrucción y uno de cada cuatro (26%) lo hace en centros con más del 10% de estudiantes que no son hablantes nativos del idioma de instrucción, datos similares a los parámetros promedios internacionales.
En cambio, los porcentajes españoles son más bajos en el caso del alumnado de necesidades educativas especiales –cuestión que podría explicarse por un infradiagnóstico, dado que en la escuela hay menos presencia de estos estudiantes que en la sociedad en general– y para el alumnado socialmente desfavorecido y refugiado. Por el contrario, la proporción de docentes de España que trabaja en centros con más del 10% de alumnado inmigrante o con antecedentes migratorios (38%) es claramente superior a los promedios internacionales (en la OCDE es del 21% y en la UE-22 es el 26%).
El informe señala también que “los porcentajes [de la presencia de diversidad en las aulas] de educación primaria son superiores a los de secundaria en todos los indicadores menos uno (alumnado proveniente de minorías)”, una afirmación que apunta a la idea de que esta presencia es creciente: irá a más también en Secundaria según este estudiantado vaya avanzando por el sistema. “Los aumentos más pronunciados en primaria podrían estar indicando un incremento de la diversidad del alumnado en el último sexenio y, en todo caso, confirman que la diversidad en las aulas españolas es una realidad en transformación, que requiere políticas educativas sensibles al contexto de los centros y orientadas a la equidad”, valora Talis.
Los docentes españoles se ven capacitados para afrontar la diversidad en las aulas: tres de cada cuatro docentes de secundaria se perciben «bastante competentes» para enseñar en entornos multiculturales
Pero los docentes se ven capacitados para afrontar esa diversidad. Tres de cada cuatro docentes de secundaria se perciben “bastante competentes” para enseñar en entornos multiculturales. Según la cuestión concreta, entre el 79 % y el 72 % del profesorado se considera preparado para promover el trabajo conjunto entre estudiantes de distintos orígenes, reducir estereotipos étnicos, sensibilizar sobre las diferencias culturales, fomentar la cooperación entre estudiantes con y sin antecedentes migratorios y utilizar ejemplos culturales relevantes para el alumnado. Además, prácticamente siete de cada diez se sienten capaces de adaptar la enseñanza a la diversidad cultural del alumnado.
Sin embargo, esa buena preparación (autopercibida siempre) para atender la multiculturalidad cae cuando se le pregunta al profesorado por su capacidad para atender las necesidades educativas especiales en el aula. Los docentes españoles presentan un déficit que oscila entre los nueve y los veinte puntos porcentuales en la mayoría de las cuestiones relacionadas con este apartado respecto a las medias europeas, según Talis. Los únicos aspectos en los que el promedio español está más alineado con el parámetro europeo son la adaptación de las tareas y de las evaluaciones estandarizadas al alumnado con necesidades educativas especiales.
En cualquier caso, un 40% del profesorado dice sentir estrés por tener que atender al alumnado con necesidades educativas especiales y uno de cada tres lo sufre en general ante la diversidad.