
Kathryn Bigelow: “Las armas nucleares no protegen a nadie, no son una medida defensiva inteligente”
La primera mujer en ganar el Oscar a la Mejor dirección regresa con un thriller sobre el peligro nuclear que llega a salas antes de estrenarse en Netflix, que ha producido el filme
Jeremy Allen White: “Le doy las gracias a Bruce Springsteen por usar su altavoz y hablar ahora que la gente se pone nerviosa por hacerlo”
Kathryn Bigelow recuerda que, cuando era niña, el protocolo decía que si había una amenaza nuclear mientras estaban en el colegio debían esconderse debajo del pupitre. Como si aquella pequeña mesa les fuera a salvar en caso de un ataque. Esa falsa sensación de seguridad es la que la directora cree que se instauró en el mundo y que ha servido de excusa para que un puñado de países, entre ellos EEUU, se hayan armado hasta los dientes como medida preventiva. ‘Si nos atacan, responderemos’, parecen decir todos estos países sin darse cuenta de que están contestando a la aniquilación con más aniquilación.
Aquel miedo a las armas nucleares de la cineasta ha vuelto con más fuerza y lo ha usado para dirigir Una casa llena de dinamita, su primer filme en ocho años en el que lanza una hipótesis terrorífica: ¿Qué pasaría si un país con armas nucleares, en este caso EEUU, se despertara detectando en los radares que ha sido atacado? Para complicar las cosas y tensar el debate moral, Bigelow y su guionista, Noah Oppenheim, se las apañan para que no se sepa quién lo ha lanzado. La lista de enemigos es enorme, ¿cómo actuaría EEUU?, ¿respondería de forma preventiva?, ¿a quién y a costa de qué?
Con el estilo casi de documental que bordó en La noche más oscura, Bigelow muestra de forma analítica las reuniones y el proceso de toma de decisiones que implicarían una situación así. Una decisión que, finalmente, debe tomar en EEUU una sola persona, el presidente, que decide si da las coordenadas para un ataque y de qué intensidad.
Contando quién se encuentra ahora al frente de esa decisión, ¿tiene más miedo la directora que cuando comenzó este proyecto? “Siempre me ha preocupado”, responde Bigelow ante un reducido grupo de periodistas para luego confesar que sí, “esa preocupación es más aguda ahora”. Lo que también le preocupa es que no ve “suficientes medidas de protección y no hay suficiente diálogo sobre el uso de armas nucleares y el hecho de que en cuestión de segundos se podrían aniquilar civilizaciones enteras”. “No lo veo como una medida defensiva inteligente, no protege a nadie”.
La película muestra cómo intentarían detener un misil, y usan una metáfora tan visual como escalofriante: “Es como intentar detener una bala con otra bala”. Por eso, para Bigelow “la seguridad ahora mismo es una ilusión” y, por ello, le interesa “la intersección entre el arte y el periodismo”. “Que una de las conclusiones del público sea que no se sienten seguros es realmente importante, porque eso puede fomentar un diálogo sobre la seguridad o la inseguridad. Estamos en una situación muy volátil y nadie nos va a salvar de nosotros mismos. Somos a la vez el salvador y el enemigo”.
Bigelow parece tener clara la solución: “la información”. Eso explica que su película sea “muy informativa” y que llegue “en un momento muy oportuno”. La directora confía en que se vea, en que “tenga impacto y genere un diálogo como el que estamos teniendo ahora mismo y que eso pueda llevar a algún tipo de acción significativa”. Información y diálogo para evitar esos tiempos donde la gente se escondía debajo de sus pupitres. “El diálogo sobre armas nucleares es algo completamente inexistente. Se ha normalizado que estén ahí fuera, y vivimos en una casa llena de dinamita. Mi pregunta es clara: ¿cómo sacamos la dinamita de las paredes?”.
El diálogo sobre armas nucleares es algo completamente inexistente. Se ha normalizado que estén ahí fuera, y vivimos en una casa llena de dinamita
Bigelow justifica su decisión de no colocar a un enemigo concreto y de usar un presidente ficticio por su búsqueda de “una situación apolítica que no se limita a un país u otro, sino que es una conversación global”. De hecho, le gusta el concepto de “ficción especulativa” para lo que propone, porque “no es algo que haya sucedido, y esperemos que no suceda nunca”. Incluso la existencia de su película puede ayudar a “evitar que algo así suceda, porque podría hacerlo”.
Aunque las críticas hacia el filme tras su premiere en el Festival de Venecia fueron excelentes y muchos la ven como una de las favoritas para los Oscar, otros criticaron su ambigüedad al colocar a EEUU como una víctima en vez de criticar su responsabilidad en casi todos los conflictos geopolíticos actuales. Para Bigelow “mantener la ambigüedad invita al público a sacar sus propias conclusiones”. “No es una historia predirigida, es una historia para que la complete el espectador. Mi esperanza es que todos podamos crear un final en el que sobrevivamos”.
Rebecca Ferguson en ‘Una casa llena de dinamita’
Ya le ocurrió en sus anteriores películas. A La noche más oscura la izquierda le reprochó que no criticase de forma abierta las torturas a prisioneros en Afganistán. La derecha, sin embargo, la atacó por mostrar esos interrogatorios que habían intentado esconder a toda costa. Ella se califica como una “mensajera”. “Yo no fui quien autorizó el uso de esas técnicas que mostramos en La noche más oscura. Solo presenté una situación basada en hechos. Aquí hemos hecho lo mismo. Noah Oppenheim ha investigado mucho y teníamos a generales de tres y cuatro estrellas en el set todos los días diciendo si algo no era correcto. También a un experto en la CIA”, aclara.
Ese gusto por el detalle y por el asesoramiento de expertos en el set muestran que ella entiende su cine como una mezcla de “ficción manejada con un estilo documental”. Busca “la realidad, la inmediatez y que penetre”. Porque cree en el cine como un sistema increíble para transmitir ideología“, y cuando le preguntan si tiene miedo a contar ciertas historias ahora que la censura vuelve a imperar, lo tiene claro: ”Nunca he temido que el sistema me frenara, y tal vez debería, pero nunca me ha ocurrido“.