De Cástulo a Ullastret: siete yacimientos arqueológicos para descubrir el pasado íbero de la península

De Cástulo a Ullastret: siete yacimientos arqueológicos para descubrir el pasado íbero de la península

Granada, Teruel, Alicante o Girona guardan algunos de los restos arqueológicos íberos más interesantes de España, con murallas, esculturas y templos que ayudan a entender cómo vivían estos pueblos hace más de dos mil años

Los mejores lugares de España para ver, oír y disfrutar la berrea del ciervo

Hablar de los íberos es hablar de uno de los pueblos más fascinantes de la península. Vivieron en la franja mediterránea, desde el sur de Francia hasta Alicante, y se adentraron hacia el interior por los valles del Ebro, el Segura y el Guadalquivir. Sus ciudades fortificadas, sus necrópolis y sus templos todavía hoy cuentan cómo era su vida cotidiana y cómo se relacionaban con otras culturas.

No eran un único pueblo, sino una suma de comunidades con rasgos comunes en el arte, la escritura o la organización social. Muchos de sus asentamientos pasaron después a manos romanas, lo que convierte a estos yacimientos en auténticos libros abiertos donde se pueden leer las huellas de dos civilizaciones distintas.

Hoy, buena parte de ese legado se conserva en yacimientos repartidos por todo el país. Desde Jaén hasta Girona, pasando por Teruel, Alicante o Valencia, es posible recorrer lugares donde se levantaron grandes oppida íberos, construcciones defensivas gracias a elevaciones naturales del terreno, y descubrir piezas únicas que hablan de un pasado que sigue vivo bajo nuestros pies.

Cástulo (Linares, Jaén)

En la antigua ciudad de Cástulo, situada junto al Guadalimar, la historia de los íberos se cruza con la de Roma. Fue uno de los enclaves más importantes de la Oretania gracias a su posición estratégica y a sus recursos mineros. Su relación con Cartago y más tarde con Roma marcó su desarrollo, y hoy su yacimiento arqueológico refleja bien esa mezcla de culturas.


Tumbas a la entrada de Cástulo.

Las excavaciones han sacado a la luz mosaicos únicos, como el famoso “Mosaico de los Amores” (siglo I-II d.C), además de restos de edificios públicos, viviendas y fortificaciones. La visita se completa en el Museo Arqueológico de Linares, que tiene un espacio monográfico dedicado a Cástulo, perfecto para entender la importancia que tuvo esta ciudad en la Antigüedad.

Cabezo de Alcalá (Azaila, Teruel)

El Cabezo de Alcalá es uno de los ejemplos más claros de cómo los íberos fortificaban sus ciudades. Ubicado en un cerro cercano al río Aguas Vivas, el asentamiento de Azaila conserva un trazado urbano muy reconocible. Calles rectas, viviendas adosadas y murallas que protegían a la comunidad muestran hasta qué punto cuidaban la organización de sus poblados.


Yacimiento de Cabezo de Alcalá-

Además de casas y calles, se han encontrado restos de murallas y de edificios públicos que ayudan a hacerse una idea de cómo se vivía aquí hace más de dos mil años. En Azaila existe un centro de visitantes donde se puede profundizar en los hallazgos y en el valor histórico del yacimiento, que es uno de los más representativos del valle del Ebro.

Basti (Baza, Granada)

La ciudad íbera de Basti, en pleno territorio de la Bastetania, es conocida sobre todo por la Dama de Baza. Esta escultura, hallada en su necrópolis, se ha convertido en un icono del arte íbero por su riqueza en detalles y por lo que nos revela sobre las creencias funerarias de este pueblo. La ciudad fue un importante núcleo urbano y político en la zona oriental de la actual Andalucía.


Hallazgo de la Dama de Baza.

El yacimiento conserva restos de su necrópolis y de las tumbas monumentales que albergaban a personajes destacados. Una visita al Museo Arqueológico Municipal de Baza permite contemplar de cerca piezas procedentes de estas excavaciones y entender mejor cómo se organizaba la vida y la muerte en esta comunidad íbera.

La Alcudia (Elche, Alicante)

La Alcudia es otro nombre propio cuando se habla de arqueología íbera. Fue aquí donde apareció la famosa Dama de Elche, quizá la pieza más conocida del arte íbero. El yacimiento, que se encuentra a las afueras de la ciudad, muestra la transición entre la época íbera y la romana, ya que fue ocupada durante siglos por ambas culturas.


Excavaciones en La Alcudia.

En el recorrido se pueden ver restos de viviendas, un foro, termas y templos, además de murallas que recuerdan su pasado defensivo. El Museo Monográfico de La Alcudia reúne los hallazgos más significativos y es la mejor forma de completar la visita a este lugar clave para entender la historia del Mediterráneo occidental.

Puente Tablas (Jaén)

En Puente Tablas, a solo unos kilómetros de la capital jiennense, se encontraba un importante oppidum íbero que tuvo un papel destacado en la política y la religión de la zona. Sus puertas monumentales y su sistema defensivo hablan de una ciudad que estaba pensada para mostrar poder y seguridad.


El yacimiento de Puente Tablas desde el aire.

El yacimiento conserva restos de murallas, casas y espacios públicos, pero lo más llamativo es su santuario, ligado a rituales que los investigadores han podido reconstruir en parte. El propio lugar cuenta con un centro de interpretación que explica de manera clara la vida en este poblado y lo que significó para la cultura íbera.

Castellar de Meca (Ayora, Valencia)

El Castellar de Meca es un oppidum impresionante por su tamaño: más de 15 hectáreas amuralladas que muestran la magnitud de este asentamiento. Situado en la sierra del Mugrón, destaca por las estructuras excavadas directamente en la roca y por un sistema hidráulico muy avanzado para la época.


Yacimiento de Castellar de Meca.

En el recorrido se aprecian caminos tallados en piedra, aljibes y restos de viviendas, todo ello integrado en un entorno natural que ya de por sí llama la atención. La visita requiere llegar hasta Ayora, desde donde se accede a este enclave que permite hacerse una idea de la envergadura de las ciudades íberas en su momento de máximo desarrollo.

Ullastret (Girona)

El yacimiento de Ullastret es el mayor oppidum conocido de la cultura íbera y la capital de los indiketes. Situado en el Empordà, fue uno de los centros más importantes del Mediterráneo occidental. Sus murallas, templos y casas permiten recorrer una auténtica ciudad íbera que conserva gran parte de su trazado original.

Además del propio yacimiento, aquí se encuentra el Museo de Arqueología de Catalunya-Ullastret, que custodia piezas de enorme valor y que ayuda a comprender cómo se organizaba esta sociedad. Pasear entre sus calles y asomarse a los restos de sus edificios es una de las mejores formas de acercarse al mundo íbero en la península.