La ultraderecha culpa de la crisis de vivienda en Países Bajos a quienes más la sufren

La ultraderecha culpa de la crisis de vivienda en Países Bajos a quienes más la sufren

La crisis de vivienda es un tema candente en la antesala de las elecciones generales, y el ultraderechista Partido por la Libertad ha situado a los migrantes en el centro del debate

La crisis de la vivienda se extiende por toda Europa, pero la de Holanda está ya en otro nivel

Carlos Fernandes es un trabajador del metal residente en Países Bajos y orgulloso de su oficio: los superyates en cuya construcción ha participado navegan por todo el mundo. Vecino de la ciudad portuaria de Róterdam, se sorprendió al saber que el alquiler del piso en el que vive con su familia le puede estar costando varios cientos de euros más de lo que debería. “Lo encontramos y nos mudamos. Debería estar entre 800 y 1.115 euros, pero estamos pagando 1.380”, explica.

Fernandes fue uno de los primeros en abrir la puerta a los voluntarios del Ayuntamiento de Róterdam que han participado este mes en una campaña para informar a los ciudadanos de las nuevas competencias municipales para luchar contra las condiciones de vida precarias, los contratos temporales ilegales y los alquileres abusivos.

En la acera de enfrente, la responsable de política de vivienda, Tamara Wanker, acaba de encontrar una casa en la que cuatro personas de Polonia pagan 450 euros al mes, respectivamente, el doble de lo que el propietario puede cobrar legalmente. “Estas personas son nuevos ciudadanos de Róterdam, recién llegados, y merecen un hogar como cualquier otra persona”, afirma.

Pero la realidad hasta ahora ha sido otra. Los recién llegados suelen encontrarse con alquileres elevados, condiciones de hacinamiento, caseros abusivos y desalojos injustos, según explica el coordinador de vivienda de esta campaña, Reinier van Oversteeg. “[En ocasiones] nos encontramos con cuatro, cinco o seis personas en una casa muy pequeña, donde a veces duermen en una cama caliente, en la que uno se levanta y otro se acuesta”, explica. “Las viviendas están en mal estado, los alquileres se descuentan de los salarios, y, cuando terminan el trabajo, se les echa directamente a la calle”, denuncia.

A dos semanas de las elecciones generales en Países Bajos, la crisis nacional de la vivienda es una de las principales preocupaciones de los votantes. El ultraderechista Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, que propició la caída del último Gobierno, sigue liderando las encuestas y ha convertido a los migrantes y refugiados en el chivo expiatorio de la escasez de viviendas dignas y de su exorbitante precio.

Una protesta antiinmigración y por la vivienda en La Haya el mes pasado acabó en disturbios, con saludos nazis y ataques a la policía, a periodistas y a la sede del partido liberal-demócrata D66.


Un grupo de encapuchados grita consignas contra los migrantes y la escasez de vivienda en una manifestación en Ámsterdam (Países Bajos) el 12 de octubre.

“La población está muy insatisfecha con la gestión de la crisis de la vivienda y culpa a su enemigo favorito”, dice Koen Haegens, editor de economía de De Groene Amsterdammer. “Algunos partidos afirman que es culpa de los migrantes. Otros, que es culpa de los protectores del medioambiente, que presionan para que se construya menos. Los partidos cristianos dicen que es culpa de las parejas que se separan”, cuenta.

Las mayores víctimas

La población neerlandesa ha crecido, principalmente debido a la migración neta, en alrededor de un millón de personas en la última década, hasta alcanzar los 18 millones, según Statistics Netherlands. El año pasado, los solicitantes de asilo representaron solo el 12% de la población migrante; la mayoría de los recién llegados eran personas que habían venido a trabajar en la agricultura, la industria cárnica, la manufactura y la distribución. A Wilders, que afirmó el año pasado que el déficit de viviendas en los Países Bajos “simplemente no es compatible con la política de fronteras abiertas y el enorme crecimiento demográfico”, le resulta muy útil responsabilizarlos de todos los males.

Los expertos afirman, no obstante, que, en ciudades como Róterdam, La Haya y Ámsterdam, estos trabajadores —más de 800.000— deberían ser reconocidos como una de las principales víctimas de la crisis de la vivienda, y no señalados como los culpables de que el problema se haya agravado.

Quiero hacer una afirmación muy clara: la crisis de la vivienda no es una crisis migratoria

Balakrishnan Rajagopal
Relator especial de la ONU sobre la vivienda adecuada

Peter Boelhouwer, profesor de sistemas de vivienda en la Universidad Técnica de Delft, afirma que conoce la dura realidad de miles de temporeros de la recogida de alimentos que trabajan cerca de su casa en Westland y a los que sus empleadores no alojan en la zona. “Lo que está sucediendo es dramático”, señala. “Acaban viviendo en La Haya en condiciones miserables”.

Boelhouwer opina que la escasez de unas 400.000 viviendas en los Países Bajos tiene varias causas, entre ellas un fuerte descenso de la construcción de nuevas viviendas y el aumento de los hogares en los que vive una única persona. “Cada vez hay más personas mayores que viven solas, especialmente mujeres”, explica. “Y la construcción de nuevas viviendas ha disminuido significativamente desde la crisis financiera mundial de 2008”.

Un cúmulo de malas decisiones

El relator especial de las Naciones Unidas sobre vivienda adecuada, Balakrishnan Rajagopal, señaló en 2023, tras visitar Países Bajos, que la crisis de la vivienda en el país es el resultado de “dos o más décadas” de malas políticas. “La crisis de la vivienda es real. Pero con demasiada frecuencia se culpa a los migrantes y a los extranjeros. Quiero hacer una afirmación muy clara: la crisis de la vivienda no es una crisis migratoria”, afirmó Rajagopal al término de la visita. “Es una crisis resultante de una serie de malas decisiones políticas y, en general, a que no se pueda exigir legalmente el derecho a una vivienda adecuada”, concluyó.

Aunque la crisis de la vivienda afecta a todo el espectro político, no todos los votantes neerlandeses sienten el mismo impacto. Según los economistas, la desgravación fiscal para el 57% de los hogares que son propietarios de su vivienda alimenta la desigualdad, inflama los precios y reduce la oferta de alquileres. Al mismo tiempo, Países Bajos cuenta con el sector de vivienda social más grande de Europa y, por lo general, las personas disponen de más habitaciones por persona que la media europea. Según Haegens, estas cifras eclipsan la presión que sufren los jóvenes inquilinos y los migrantes.

Una comisión nacional ha afirmado que si Países Bajos quiere atender a sus mayores y mantener su nivel de vida necesita que la población aumente hasta los 19 o 20 millones de habitantes para 2050. Aunque todos los partidos proponen la construcción de viviendas, las formaciones de centro y de izquierda, como GreenLeft-Labour y D66, sostienen que controlar la migración laboral, reduciendo el número de empresas que dependen en gran medida de ella —como los centros de distribución y los mataderos— podría aliviar la crisis de la vivienda.

Los críticos afirman, por el contrario, que eso requeriría un debate más amplio sobre las ventajas de Países Bajos, como las generosas bajas por enfermedad y la semana laboral más corta de Europa. Paul de Beer, profesor emérito de relaciones laborales de la Universidad de Ámsterdam y miembro del consejo asesor del Gobierno en materia de migración, afirma que no es posible hablar de reducir la mano de obra extranjera sin hablar también de aumentar la edad de jubilación y la jornada laboral. “Y ese es un debate que todavía no se ha abierto”, subraya.

De vuelta a las calles de Róterdam, el Ayuntamiento se está centrando en hacer cumplir las nuevas medidas de protección de los inquilinos, aunque muchos pequeños propietarios están optando por vender sus pisos. “Hemos visto demasiados casos de personas que pagan un alquiler demasiado alto por viviendas pequeñas o de mala calidad… varios trabajadores que comparten una sola habitación y pagan el doble de lo que vale la propiedad”, afirma Chantal Zeegers, vicealcaldesa y concejala de Vivienda, que avisa: “La nueva ley nos da por fin las herramientas legales para intervenir”.