El teléfono de Jonathan Andic, el último intento de los Mossos para aclarar la muerte de su padre, fundador de Mango

El teléfono de Jonathan Andic, el último intento de los Mossos para aclarar la muerte de su padre, fundador de Mango

Aunque en un primer momento la policía consideró que se trataba de un accidente en la montaña, la hipótesis del homicidio ha emergido pese a la dificultad de probarla

Los Mossos investigan la muerte del fundador de Mango como posible homicidio

La hipótesis que durante meses monopolizó las conversaciones en reservados y demás espacios de socialización de los ricos de Barcelona ahora ha trascendido a una investigación policial. Los Mossos d’Esquadra consideran la muerte del fundador de Mango, Isak Andic, al despeñarse por un monte en diciembre de 2024 como un posible homicidio, del que señalan como sospechoso a su hijo Jonathan Andic, tal y como avanzó este jueves El País.

La jueza de Martorell (Barcelona) al frente de las pesquisas, que se mantienen bajo secreto de sumario, no ha citado a declarar como imputado a Andic. Pero sí ha autorizado a la policía catalana a analizar el teléfono móvil del hijo del fundador, tal y como publicó La Vanguardia, en lo que supone el último intento de los Mossos para intentar aclarar la muerte de la quinta mayor fortuna de España.

En un comunicado que da cuenta de la relevancia mediática del caso, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha informado este viernes de que la investigación “está residenciada” en los Mossos d’Esquadra, y que la causa “no se ha dirigido ni en este momento se dirige contra ninguna persona concreta”, esto es, que Jonathan Andic no está formalmente imputado en el caso.

Qué se busca con el teléfono

Los hechos ocurrieron el 14 de diciembre de 2024. En un inicio, la policía catalana concluyó que Andic, de 71 años, falleció tras resbalar en uno de los senderos y caer al vacío desde unos 150 metros de altura mientras hacía, junto a su hijo, una ruta por las cuevas de salitre de Collbató (Barcelona).

Diez meses después, y tras tomar declaración en dos ocasiones a Jonathan Andic como testigo (la primera, pocos días después de la muerte de su padre), los Mossos lo señalan como sospechoso. Para ello se agarran, siempre según las fuentes que citan El País y La Vanguardia, a ciertas contradicciones en sus declaraciones, además de al testimonio de la viuda de Andic y de otros testigos que describieron una mala relación entre padre e hijo.

Más allá del contexto que ha dado el entorno del empresario fallecido y de su hijo, el móvil del primogénito emerge como el único elemento que puede aportar algún elemento de corroboración a esta hipótesis, toda vez que en el accidente de Andic solo estaban el fallecido y Jonathan.

De la caída de Andic solo hay un testigo cercano: su propio hijo, quien en todo momento ha explicado que su padre resbaló. No hay ni imágenes de videovigilancia (habituales en muertes que ocurren en la vía pública, pero no en plena naturaleza como la montaña de Montserrat). Tampoco lo acompañaban en ese momento la escolta habitual de Andic, que se habían quedado en el coche después de que el propio empresario les pidiera ir solo a dar un paseo con su hijo.

En la zona había otras personas, pero el empresario cayó por un precipicio en un punto del sendero que se estrecha. Se trata de un tramo por el que no pasa un grupo de personas y que no contaba con vallas protectoras.

En suma, el teléfono móvil se ha convertido en uno de los pocos hilos de los que tirar para los investigadores.

La evolución del caso

Martorell es una de las plazas judiciales catalanas menos buscadas por su elevada carga de trabajo y el retraso endémico en la tramitación de asuntos, por lo que es lugar de paso y fogueo habitual de jueces jóvenes. La jueza del juzgado de instrucción 5 de Martorell (Barcelona) ha asumido una de las causas recientes más complejas y de mayor interés mediático.

Tras abrir las pesquisas en diciembre, tal y como ocurre en todos los casos de muertes, la magistrada archivó provisionalmente en enero pasado las diligencias. Lo hizo tras recibir el informe de los Mossos d’Esquadra sobre el fallecimiento, que apuntaban a una muerte accidental; los resultados de la autopsia practicada al cadáver; y tomar declaración a testigos y familiares del empresario fallecido.

Dos meses después, la magistrada reabrió la investigación. En ese momento, fuentes judiciales apuntaron a que no era infrecuente en casos de muerte, tras un archivo provisional, la reapertura de la causa para incorporar ampliaciones de atestados policiales o incluso los resultados de las pruebas toxicológicas, que requieren de más tiempo que las autopsias. Y ahora permanece abierta, a la espera de recibir el informe policial sobre el teléfono del hijo.

En un comunicado emitido este viernes, la familia del fundador de Mango recuerda que en todos estos meses transcurridos desde su muerte no ha hecho comentarios sobre la misma ni lo hará, pero se muestra convencida de que este proceso “terminará lo antes posible y se demostrará la inocencia de Jonathan Andic”.

“Eso sí, quiere mostrar su respeto con las diligencias que se han practicado al respecto y seguirá colaborando como hasta ahora con las autoridades competentes”, añade el comunicado de la familia.

Separar familia y gestión en Mango

La muerte de Andic, uno de los empresarios más prominentes de Catalunya, hace menos de un año pilló a la compañía en un momento en que la sucesión no estaba resuelta. La empresa es propiedad al 95% del holding familiar, Punto Na, participado por tres hijos de su primer matrimonio: Jonathan, Judith y Sarah. El otro 5% lo controla Toni Ruíz, su CEO, el hombre a quien Andic había premiado con las acciones por la buena gestión de la empresa.

El único hijo implicado directamente en Mango es el mayor, Jonathan, quien hasta hace pocos meses se ocupaba de la línea ‘Man’ de la firma. En junio pasado se anunció la salida del primogénito de la dirección para centrarse en las sociedades patrimoniales de la familia, aunque se mantendría como vicepresidente del consejo de administración de Mango. De esta forma, anunció entonces la firma de moda, se continuaba con “el proceso de separación entre la propiedad y gestión iniciado en 2020 por Isak Andic”.

No era la primera vez que cambiaba el papel de Jonathan Andic dentro de la segunda firma de moda española tras Zara. En el año 2012, su padre le había colocado en la cúpula de la empresa para ungirlo como sucesor. Poco después de este movimiento, Enric Casi, que había sido director general de Mango durante 20 años, dejó su puesto. También se fue Nahman, el hermano de Isak. Se trataba de un relevo generacional que todo el mundo vio como natural.

Pero los números no acompañaron y, a mediados de la segunda década del siglo, las cosas comenzaron a fallar en Mango. La marca catalana estaba asediada por la entrada en el mercado de productos baratos como Primark y H&M. Los dividendos se desplomaban. En 2015, los beneficios fueron solo de cuatro millones, lejos de los cien que solía ganar antes. En 2017, la marca declaró pérdidas por primera vez en su historia.

Isak Andic se vio obligado a volver a tomar las riendas de la compañía. Abandonó su plácida jubilación y optó por colocar gestores de probada fiabilidad en la mayoría de las áreas. En ocasiones, pasando por delante de gente de la familia, como su propio hijo. En 2018, Ruíz se convirtió en director general, puesto desde el que ha acabado convirtiéndose en el hombre fuerte de Mango, incluso tras la muerte del fundador.

La profesionalización de la gestión, así como la independencia de la marca respecto de otros grandes grupos de moda, fue la obsesión del patriarca, que hasta el final de sus días estuvo atrapado en la contradicción de no poderse jubilar a pesar de ser el hombre más rico de Catalunya.