
La mentira en el proceso penal siempre llama dos veces
Miguel Ángel Rodríguez se ha retractado del bulo original sin caer en la cuenta de que al hacerlo ha podido incurrir en otro delito, el de calumnia, fruto de aquella mentira
Llevamos días escuchando a dirigentes del Partido Popular decir que la mentira no es delito, que se puede mentir en sede judicial, para defender así la actuación del jefe de Gabinete de la presidenta de Madrid en el juicio contra el Fiscal General del Estado. Miguel Ángel Rodríguez ha reconocido que mintió cuando propagó el bulo de que la Fiscalía quería llegar a un acuerdo de conformidad con la pareja sentimental de Isabel Díaz Ayuso en el curso de una investigación por dos delitos fiscales, pero que altas instancias (la Fiscalía General del Estado) lo habían impedido.
Y reconoció la mentira en sede judicial, porque como testigo tenía la obligación de decir la verdad bajo amenaza de incurrir en un delito de falso testimonio, delito castigado incluso con la cárcel.
Por eso precisamente, Miguel Ángel Rodríguez se ha retractado del bulo original sin caer en la cuenta de que al hacerlo ha podido incurrir en otro delito, fruto de aquella mentira. El delito de calumnia, que consiste en la atribución de un delito a alguien sabiendo que es falso o con temerario desprecio a la verdad. Justo lo que hizo al atribuir el delito de revelación de secretos al Fiscal General.
La mentira tiene un precio en el proceso penal. O falso testimonio o calumnia. Por este último parece haberse inclinado Miguel Ángel Rodríguez. Veremos qué pasa.