
Los vecinos de Bueña, en Teruel, recuperan la memoria de ‘tío Cesáreo’ restaurando su jardín
Con apenas unas decenas de residentes, la asociación A-Bueñíza-te ha logrado reactivar la vida cultural del municipio, señalizar sus lugares históricos y organizar actividades que acercan la historia y la naturaleza a vecinos y visitantes
En Bueña, un pequeño municipio del Jiloca con 62 personas censadas pero solo 35 residentes, la historia de Cesáreo Gimeno Martín (1910-2005) sigue viva gracias a la creatividad de los vecinos y a la labor de la asociación A-Bueñíza-te. Su ingenio y pasión por el reciclaje se han plasmado en la era del Tío Cesáreo, un espacio único donde botellas, alambres y restos reutilizados se transformaron en esculturas, caminos florales y figuras, convirtiéndose en un jardín artístico.
Desde 2021, la Asociación Cultural A-Bueñíza-te, con la cesión del espacio por parte de la familia Gimeno, se encarga de su conservación y dinamización, con el objetivo de convertir la era en un jardín botánico y espacio de reciclaje de referencia en toda la comarca del Jiloca. “Si no hacíamos algo, nuestro pueblo desaparecía”, recuerda Rosa Rubio, secretaria de la asociación, que fundó A-Bueñíza-te hace doce años para proteger la cultura y el patrimonio del municipio.
Cesáreo fue herrero, cartero, electricista, reciclador y todo un solucionador de problemas cotidianos: desde reparar relojes de iglesias hasta ayudar con las aves del corral de los vecinos. En su era, levantó durante décadas esculturas y figuras con materiales reutilizados —desde botellas hasta alambres— creando un insólito jardín artístico que hoy la asociación intenta recuperar. “Hace veinte años que murió, y en su memoria estamos devolviendo el verdor que tenía su era. Hemos hecho una ruta del reciclaje y un libro sobre su obra”, explica Rubio.
Espacios de la era del tío Cesáreo en Bueña
El libro se publicó en 2023 en forma de cuento infantil. Creado por Javier Santos, acuarelista aficionado y familiar del protagonista, narra cómo, desde la década de los 80, Cesáreo se preocupaba por la basura del pueblo y decidió darle nueva vida, construyendo un invernadero, un molino de viento, columpios con campanillas y numerosas figuras con materiales reciclados.
El proyecto del Tío Cesáreo se integra en la Ruta Verde del Reciclaje, que incluye también a Burbáguena y Blancas, mostrando el trabajo de otros artistas locales. El trabajo de A-Bueñíza-te también se centra en la puesta en valor del patrimonio local, que abarca desde el lavadero o la iglesia hasta el castillo y los yacimientos de fósiles marinos conocidos como Megaplanolites de Bueña. Estas huellas fosilizadas, formadas hace más de 150 millones de años por un crustáceo gigante que reptaba por el lecho marino, son únicas en Europa y están consideradas Punto de Interés Geológico por su tamaño y excelente conservación. Para guiar a visitantes y vecinos, la asociación ha creado placas de cerámica artesanales, pintadas por Javier Santos, que señalan los lugares más emblemáticos con ilustraciones y un diseño registrado. Los visitantes pueden recorrer el pueblo siguiendo estas placas y completando un “pasaporte” con explicaciones sobre cada parada.
Yacimiento paleontológico de Bueña
En los últimos años, A-Bueñíza-te también ha trabajado en la recuperación de las trincheras de la Guerra Civil, situadas en las colinas que rodean el municipio, y ha organizado exposiciones, publicaciones y encuentros sobre la España despoblada. En abril, Bueña acogió por primera vez la reunión anual de la Federación de Asociaciones de Teruel. “Nosotros peleamos para que Bueña no desaparezca. Querían que fuera un barrio de Villafranca, pero seguimos aquí, poniendo todo el empeño en que Bueña esté en el mapa”, reivindica la secretaria.
La asociación también fomenta la participación de los más jóvenes. Cada verano, las calles se llenan de vida: regresan las familias, los nietos de quienes un día se marcharon y los niños se convierten en guías del patrimonio o en actores en obras de teatro que preparan durante semanas. Además, se han creado exposiciones sobre la última escuela del pueblo y rutas que enseñan a los más pequeños la historia local. “Aquí nuestras madres fueron pioneras en asociarse. Esa cultura de cooperación y ayuda está muy integrada”, resume Rubio.
Actividades organizadas en Bueña
Pese a su reducido tamaño, el pueblo cuenta con 355 socios en la asociación —entre antiguos habitantes, descendientes y amigos que regresan cada verano—. Con una cuota anual de apenas seis euros y la ayuda de varias subvenciones, A-Bueñíza-te ha logrado traer al municipio coros, teatro, jotas, una banda de música e incluso un circo. “Vamos animando culturalmente al pueblo. La fuerza de esta asociación está en la gente, desde los mayores hasta los más pequeños, que siempre colaboran”, subraya Rubio.