
Recuperar la memoria de un cauce para proteger de las inundaciones a 8.600 vecinos de Murcia
El Ayuntamiento de Torre Pacheco comienza las obras de un corredor ecológico para recuperar el cauce original y evitar futuros desbordamientos
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Rambla es el término con el que se conoce los barrancos que tienen un caudal de agua solo temporal u ocasional debido a las lluvias. En Torre Pacheco, Murcia, la rambla La Balsa atraviesa la ciudad de este a oeste por todo el núcleo céntrico. Como en tantas otras localidades de la península, este cauce ha sido intervenido y degradado por el ser humano en su recorrido natural. Las barreras artificiales –infraestructuras de hormigón– han alterado el curso del agua impidiendo su infiltración en el suelo. Por esta razón, ante cada temporal como la dana de hace unos días, el caos se repite: anegamientos, riadas, suministros cortados –la ciudad lleva siete días sin agua potable– y cientos de vecinos con sus casas inundadas.
Para evitar estas dramáticas escenas, el ayuntamiento ha comenzado en septiembre una obra que busca recuperar la memoria de este cauce a través de un corredor ecológico renaturalizado. Se quitará cemento y se retirarán la mayoría de los revestimientos rígidos que han modificado el recorrido natural de la rambla. Después se instalará una infraestructura verde con soluciones de drenaje urbano. Por último, se construirá un parque inundable, un “cuenco receptor” que permitirá una descarga controlada del agua.
Cuando las obras estén terminadas, según el consistorio en el segundo semestre de 2026, se evitará que 8.677 habitantes que viven en el casco urbano de la ciudad sufran estas inundaciones. “Los cauces deben recuperar su memoria. Esa es la esencia de este proyecto. Llevamos décadas de una alteración antropogénica que ha incrementado el riesgo de inundaciones”, explica Alicia Antolinos García, técnica en Proyectos Europeos del Ayuntamiento de Torre Pacheco, una de las funcionarias que está a cargo de la supervisión de los trabajos.
La inversión de la obra, cofinanciada por la Fundación Biodiversidad (Miteco) y fondos NextGeneration EU, alcanza los 3,5 millones de euros, una cifra “ínfima” en comparación con los costes económicos que han dejado las últimas inundaciones. La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) estima en 270 millones de euros la factura de las indemnizaciones relacionadas con todas las riadas ocurridas en la Región de Murcia entre 2018 y 2023.
Un curso de agua fragmentado e intermitente
A su paso por Torre Pacheco (39.000 habitantes), la rambla de La Balsa recibe el nombre de Rambla Sur. En sus tramos más alejados del entorno urbano, se diluye en paisajes agrícolas hasta confluir con la Rambla del Albujón, principal eje de drenaje del Campo de Cartagena, la cual desemboca finalmente en el Mar Menor.
En el centro de la ciudad, cuenta Antolinos, el cauce ha sido totalmente “borrado” por las sucesivas actuaciones urbanísticas, provocando un curso de agua fragmentado y muy intermitente. “Cuando llueve mucho, el agua corre sin control inundando zonas que antes no eran inundables”, explica.
Por eso, agrega, el concepto de la obra gira en torno a la “memoria del agua”: devolverle a la rambla una parte de los espacios que han sido ocupados artificialmente. ¿Cómo se logra esto? Renaturalizando el cauce -plantación de vegetación autóctona-, modificando los obstáculos, eliminando superficies hormigonadas -para reducir la velocidad del agua-, y reacondicionando su morfología (más anchura).
Los tres tramos de la renaturalización de la rambla
Los operarios ya están trabajando en la primera fase de la obra: la eliminación del revestimiento de hormigón de los taludes, que serán perfilados de otro modo y cubiertos con mantas de coco y tierra vegetal para favorecer la plantación de especies nativas. Se saneará el lecho, incorporando franjas filtrantes de grava y jabre para fomentar la infiltración natural del agua. Además, se construirá un canal para dirigir las escorrentías urbanas al cauce, diseñado como un jardín de lluvia.
En la segunda fase se quitará todo el asfalto y se reducirá la cota del lecho para aumentar la capacidad del cauce. Se mantendrán los muros existentes en los márgenes y se integrará el carril bici ya existente. Al igual que en el tramo anterior, se realizarán extensas plantaciones de especies autóctonas y se instalarán dos pasarelas peatonales para mantener la conectividad. Dentro de este tramo, se ampliará la obra de drenaje de una rotonda para mejorar el flujo hidráulico.
Por último, se construirá un parque inundable al final del tramo encauzado. En su definición técnica, se trata de una instalación con capacidad para almacenar y retrasar la escorrentía de aguas pluviales en episodios de precipitaciones intensas. “Una solución basada en la naturaleza que ayuda a que las ciudades se conviertan en esponjas”, resume Míriam García, arquitecta paisajista, fundadora y directora de un laboratorio de diseño urbano.
El parque tendrá una base de 8.582 metros cuadrados y una capacidad de almacenamiento de casi 20.000 metros cúbicos. La construcción incluirá dos vertederos, un lago artificial de 845 metros cuadrados conectado al cauce para gestionar caudales menores y un sistema de bombeo para su vaciado tras un episodio de lluvia torrencial.
Romper los imaginarios colectivos
La funcionaria de Torre Pacheco cuenta que los vecinos disiparon muchas de sus dudas en las jornadas participativas que el ayuntamiento organizó en el último año y medio. El consistorio también habilitó la recepción de consultas online con respuestas personalizadas. “Todos tuvimos que abrir las mentes. Los técnicos han tenido que realizar talleres de formación. Todo proyecto pionero es muy transformador y movilizador. La experiencia, con sus dificultades, está siendo muy enriquecedora”, admite Antolinos.
La evidencia científica revela que las grandes tormentas serán cada vez más frecuentes y extremas: “Hemos elegido apelar a la memoria de nuestra rambla para afrontar esta nueva realidad”.