
Menos bomberos y más intervenciones en Madrid: «No hacemos huelga porque ya no llegamos a los servicios mínimos»
Informes elaborados por miembros del propio cuerpo municipal ilustran un crecimiento del 22% en las incidencias, mientras el personal cae más de un 20%. Un trabajador avisa de que las peores condiciones en la plantilla llevan a un «servicio deficitario» en el que «aumenta la posiblidad de que pase algo serio»
Almeida culpa a la “infame Ley Trans” de que falten 126 bomberos en Madrid pese a su incorporación tardía por otros motivos
En Madrid cada vez hay menos bomberos y cada vez se dan más incidencias que obligan a su intervención. Es lo que se desprende de dos informes, publicados en septiembre y octubre, elaborados por grupos de trabajo del cuerpo de bomberos municipal que analizan la falta de personal y reclaman al Ayuntamiento de la capital que ataje esta problemática.
Entre 2015 y 2024, la plantilla ha experimentado un descenso progresivo en efectivos, pasando de 1.323 hace nueve años a 1.054 en el pasado ejercicio. Esto supone una pérdida acumulada del 20,3%. En el caso de los bomberos especialistas (que efectúan técnicas específicas de salvamento o neutralización de riesgos), la reducción ha sido aún más acusada, hasta el 35,2%.
En paralelo, el número total de intervenciones se ha incrementado en un 22% en el mismo periodo de tiempo, pasando de 24.222 en 2015 a 29.638 en 2024. “Este contraste evidencia un desequilibrio creciente entre la carga de trabajo y los recursos disponibles”, critica uno de los escritos.
Las incidencias aumentan, en gran medida, porque lo hace la población. Según el padrón municipal, el 1 de enero de 2015 la ciudad de Madrid tenía 3.141.991 habitantes. En 2024, este dato subió hasta las 3.527.924 personas (unas 386.000 más). De este modo, si en 2015 había 0,42 bomberos por cada mil habitantes, en estos momentos esa cifra apenas alcanza los 0,30.
Incumplimiento “sistemático” del compromiso asumido por el Ayuntamiento
Eduardo (nombre ficticio para preservar su identidad), miembro del cuerpo de bomberos municipal y del grupo de trabajo que analiza y denuncia la falta de personal, expone a Somos Madrid cómo estas cifras se traducen en el día a día de un servicio vital para la seguridad ciudadana: “En los 12 años que llevo, he vivido una disminución en las personas que están en las guardias. Se visualiza muy bien en que la Jefatura del Cuerpo usa todos los bomberos de Madrid para rellenar parques. Por ejemplo, si en el de avenida de Asturias hay siete compañeros y en el mío tres, enviarán algunos de esos siete hasta aquí. Es frecuente que no haya sargentos y que haya en general muchos menos bomberos de los que debiera, con lo cual el servicio es menos eficaz.
Otro trabajador del cuerpo desgrana cómo se han reducido efectivos en diferentes parques municipales: “En el 1, el de Chamberí, lo habitual era tener 13 o 14 bomberos, seis o siete bomberos conductores y tres capitanes. Ahora, en total, son unos 14. En el Parque 2, el de Manuel Becerra, han llegado a ser 22-23 personas y ahora nunca ves más de 15”.
El aumento en las salidas e intervenciones era una “sensación común” que estos datos vienen a corroborar, dice Eduardo. Unido a la reducción del personal, esto se traduce en que “se utilizan las guardias extraordinarias para solucionar un problema estructural, que ya no se da solo en verano”. Este período es tradicionalmente más delicado para el servicio debido a que “un tercio de la plantilla tiene vacaciones cada mes, de junio a agosto”.
Denuncia Eduardo que, incluso con estos malabares y estas guardias extraordinarias obligadas para mantener un servicio digno, “no sirve para llegar al mínimo de personal que sería conveniente. Con ello, cree, ”aumentas mucho la posibilidad de que pase algo serio“. Cuenta que ”a principios de este mes dos bomberos se perdieron por un cambio repentino de condiciones meteorológicas en la zona donde actuaban y, si eso pasa en una guardia con poca gente, no hay personal suficiente para el rescate a nada que haya una situación de emergencia como esa“.
El panorama es tan adverso que ni siquiera esos esfuerzos redoblados del personal permiten alcanzar los efectivos de emergencia disponibles recomendados por el propio Gobierno municipal. La Carta de Servicios de Bomberos 2025 establece en su Compromiso 7 que el Ayuntamiento de Madrid se compromete a mantener una plantilla diaria de 223 bomberos de atención directa a siniestro (ADS) y 29 efectivos de apoyo técnico (AT) el 80% de los días del año. Y, como mínimo, 210 bomberos de ADS y 23 AT el 20% de fechas restantes. Este compromiso marca la referencia oficial de dotación mínima que debería garantizarse en cada jornada.
Pero, a lo largo de 2024, solamente en 187 días se alcanzó el compromiso de 223 ADS. Esto representa un 51,1% del año, dato que queda muy lejos del 80% al que se comprometió en el Ayuntamiento en la Carta de Servicios. En lo que va de 2025 la situación parece incluso haber empeorado. Durante los primeros cinco meses del año, únicamente en 68 días se alcanzó el compromiso de 223 ADS. Esto es menos de un tercio del total de jornadas (31,1%), lo que según el informe del grupo de trabajo “confirma un incumplimiento sistemático del compromiso asumido por el Ayuntamiento”.
Durante los meses de junio, julio y agosto de 2025 la coyuntura se agravó notablemente: solo un día del verano se alcanzó la dotación de 223 efectivos ADS establecida en la Carta de Servicios. Aunque es el segmento temporal donde resulta más difícil cumplir ese compromiso, debido a las vacaciones, la tendencia acumulada apunta a que este año el número de fechas en la que se respeta la cantidad idónea de bomberos de atención directa a siniestro quedará por debajo del 51,1% alcanzado en 2024.
Para más inri, esas previsiones de la Carta de Servicios tienen que actualizarse ante la puesta en funcionamiento del Parque Municipal de Bomberos 13, en Vicálvaro, ya que con el inicio de su actividad se debe “garantizar la simultaneidad operativa de determinados vehículos”. “Si se eleva el nivel de referencia para la prestación del servicio a 250 efectivos diarios en ADS, la diferencia respecto a la plantilla disponible es aún más acusada, puesto que cuenta en realidad con 27 efectivos menos de los necesarios para alcanzar el estándar actualizado. Ningún día en todo el verano se ha cumplido con el nivel necesario establecido de 250 efectivos”, detalla el informe.
En una emergencia reciente, los bomberos iban de parques mayores, por no dejar sin personal al más próximo, que habría quedado vacío en caso de atenderla. Si no hay gente, los jefes de guardia reparten cómo pueden. Como una manta que se sale por los pies o por el pecho
Eduardo asegura que todas esas cifras se traducen en un “servicio deficitario”. Lo sintetiza con una afirmación categórica: “No hacemos huelga porque ya estamos por debajo de los servicios mínimos”. Relata que en la mencionada situación de emergencia a la que tuvieron que enfrentarse hace dos semanas, debido a la falta de personal, en vez del recurso más cercano se tuvo que desplazar a dotaciones que tardaron 20 minutos en llegar: “Iban de parques mayores, por no dejar sin personal al más próximo, que habría quedado vacío en caso de atender la emergencia. Al final, si no hay gente, los jefes de guardia reparten cómo pueden. Es como una manta que se sale por los pies o por el pecho”.
“Los ciudadanos muchas veces no se dan cuenta de todo este deterioro. No reparan en lo preocupante que es cuando en un accidente de tráfico tardamos diez minutos en socorreles, en vez de cuatro. O si acuden seis bomberos, en vez de ocho. Al final los bomberos van, pero nadie está con un cronómetro. Sin embargo, tenemos que tardar menos de ocho minutos ante una emergencia, para evitar que los incendios se expandan o para garantizar que los servicios sanitarios puedan actuar lo más rápido posible en un accidente”, explica.
Sin conciliación, ocio, ni ganas de innovar o formar: “De las guardias a casa”
En esta coyuntura, efectivos municipales lanzaron el pasado 31 de agosto el canal de YouTube Madrid Sin Bomberos, donde recopilan testimonios personales sobre la afectación de la merma del personal a la seguridad, la capacidad de respuesta a incidencias, el descanso o la conciliación. “Intentamos exteriorizar la situación”, traslada otro trabajador del cuerpo a este periódico.
Porque este contexto repercute en el bienestar físico y mental de los bomberos. “Otra derivada de que falte personal, además de la atención directa, es que el 60% de las personas están trabajando un 50% más de lo que están obligados. Trabajan un día durante 24 horas y luego libran dos, cuando lo ideal es tener una o hasta dos jornadas más de libranza consecutivas. Desde que entré hace 12 años he visto cómo ha degenerado todo y eso se traduce en que la gente está muy cansada. Solo hay tiempo de ir de las guardias a casa”, lamenta Eduardo.
Esta circunstancia no solo disminuye su tiempo para la conciliación familiar, el descanso o el ocio, sino que repercute en labores vinculadas a su empleo que muchos efectivos llevan a cabo fuera de las guardias. Así lo explica Eduardo: “Solemos generar grupos de trabajo para analizar o crear procedimientos operativos de arbolado, rescates en altura, rescates de tráfico, rescates de suicidios, aperturas de puertas, contacto y extinción de materiales… Es un trabajo de inventiva y ensayos fuera de la guardia. Si estás trabajando al ritmo de un día entero sí y dos no eso no te apetece, con lo cual se pierde calidad”.
Este bombero extiende esta desmotivación a la formación de profesionales: “Cuando entra gente nueva, no hay tiempo ni ganas de que los compañeros vayamos a enseñarles. Además es una actividad extra que tiene una remuneración aparte, pero claro, ese aspecto de la necesidad económica y vital ya está cubierto con las horas extras que estamos obligados a hacer para sacar esto adelante. Es un círculo vicioso en el que cada vez hay menos formadores”.
Eduardo no quiere presentar un panorama que cause alarma social y, de hecho, piensa que en las situaciones más delicadas es cuando el compromiso y la dedicación se vuelven innegociables: “Cuando hay que hacer una gran intervención, como en el derrumbe de la calle Hileras, la adrenalina se impone y la gente trabaja muchas más horas de las que les tocan. Pero hay que tener en cuenta que un porcentaje muy alto de incidencias no son tan graves: un gato en un árbol, personas atrapadas en un ascensor, un contenedor en llamas, la rotura de una caldera… Es ahí donde veo que algunos compis tienen menos motivación y energía”.
Además, el freno a las nuevas incorporaciones no ha detenido las promociones internas, así que “se ha invertido la pirámide” y cada vez el número de puestos de responsabilidad ocupa un mayor porcentaje sobre el total. Esto deriva en “notas internas donde se nos dice que bomberos con determinadas funciones, quizá más de coordinación, pueden hacer las de otro para que el servicio salga adelante”.
Desde el Ayuntamiento de Madrid, ante las preguntas trasladadas por este diario acerca del menoscabo en el personal, remiten a las declaraciones de la vicealcaldesa Inma Sanz en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno municipal del pasado 9 de octubre. En ellas, la también delegada del área de Seguridad argumentó que “una vez desde el Gobierno central se eximió al servicio del tope de la tasa de reposición hemos convocado las oposiciones más continuas y numerosas en muchos años en este Ayuntamiento”. Avanzó la incorporación de “hasta 400 bomberos: 127 que acabarán su formación en abril, 60 bomberos conductores en fase de examen, otros 68 bomberos conductores con su convocatoria ya aprobada y una tanda de más de 150 bomberos que será aprobada antes de final de año”.
Eduardo admite que “sí se ha producido un cambio en las convocatorias, la posición parece que es agilizar unas oposiciones que son superlentas”. En cualquier caso, se muestra cauto: “No pongo la mano en el fuego, la tendencia da la impresión de haber sido planificada para que seamos cada vez menos. Se están actualizando los procedimientos y se ha renovado mucho el material y los vehículos, pero si luego no tienes gente para meterles dentro…”.
Almeida y su excusa en la “infame Ley Trans” ante un problema estructural
En la rueda de prensa del pasado día 9, Sanz volvió a apelar al “retraso por la dificultad de una ley nacional que nos pone trabas y utilizan algunos tramposos”. El pasado septiembre, al ser inquirido sobre la falta de bomberos municipales por la oposición en el Debate Sobre el Estado de la Ciudad, el alcalde José Luis Martínez-Almeida se parapetó en la “infame Ley Trans” para zafarse de las críticas: “Vamos a llegar al compromiso en ese convenio colectivo que hemos firmado con el cuerpo de bomberos y con las secciones sindicales del Ayuntamiento de Madrid de alcanzar los 1.750 efectivos, y hemos convocado más de 500 plazas desde que estamos en el Gobierno municipal. No hay en estos momentos 126 bomberos y 60 conductores especialistas en las calles de Madrid por la infame Ley Trans que ustedes aprobaron en el Congreso”.
Almeida aludía a un supuesto retraso producido por el infructuoso intento de un candidato, David L.Y. (vinculado a grupos antifeministas y supremacista blanco, tal como publicó ABC), de obtener una plaza mediante el uso fraudulento de la Ley Trans. La fallida aspiración del opositor para obtener una plaza con la Ley Trans copó titulares y portadas cuando parecía avanzar, aunque su trascendencia mediática fue prácticamente nula cuando acabó naufragando.
No obstante, este medio pudo comprobar que la estratagema del candidato no supuso una demora significativa en el proceso. Según puede comprobarse en el seguimiento del proceso que recoge el propio portal municipal, no hubo ningún procedimiento dedicado exclusivamente a este caso. Cuando David presentó sus alegaciones aludiendo a que era una mujer, a la postre tomadas en cuenta, otras cinco personas presentaron las suyas por distintas circunstancias (una de las cuales fue también estimada, en ese caso parcialmente).
Posteriormente el acuerdo del Tribunal de Selección para la expulsión de aspirantes después del reconocimiento médico y el control antidopaje, con la consiguiente modificación de opositores que habían superado esa fase, incluyó a otro candidato eliminado. Es decir, dicha revisión se habría tenido que llevar a cabo de igual manera sin el intento de David L.Y. de utilizar la Ley Trans.
Además, el proceso de oposición se convocó ya después de una ardua negociación del convenio colectivo y varias demoras que provocaron protestas de la plantilla por toda la ciudad. El cuerpo protagonizó diversas campañas pegando carteles o desplegando pancartas en sus parques. Mensajes como “Madrid en peligro, bomberos bajo mínimos” o “Almeida da la cara, apoya a los bomberos” proliferaron durante 2023 y 2024 en las dotaciones de estos efectivos. Así, más allá de controversias puntuales tergiversadas, Eduardo cree que su precariedad parte de “cargar con la irresponsabilidad de la jefatura del cuerpo de bomberos y su mala gestión”.