
El Supremo condena a un mosso por acosar a una subordinada: «Me encanta ver a una mujer llorar»
El tribunal confirma la condena de seis meses de cárcel para un subinspector de la comisaría de Granollers que, además, debe indemnizar con casi 150.000 euros a la víctima
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El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de medio año de cárcel impuesta a un subinspector de los Mossos d’Esquadra por acosar a una subordinada a la que quitó sus funciones por ser madre y a la que humilló durante años con comentarios machistas: “Estás super sexy, me encanta ver a una mujer llorar”. Las sentencias del caso revelan el infierno en el que este caporal convirtió la comisaría de Granollers: la administración terminó reconociendo la incapacidad permanente absoluta de la agente acosada y otros cinco mossos de la misma unidad terminaron en tratamiento psicológico.
El agente condenado, actualmente fuera de la policía autonómica, se incorpóró en 2012 a esta comisaría como subinspector de la Unidad de Investigación. Un año más tarde la víctima se reincorporó después de una baja de maternidad y con una reducción de jornada reconocida para cuidar de su hijo. La respuesta de su nuevo superior fue apartar a esta mujer de la Policía Científica, apartada a hacer funciones administrativas en un despacho separada de sus compañeros.
Esta agente volvió a coger una baja, pero esta vez por acoso, a finales de 2015. Para entonces su vida en la comisaría de Granollers se había reducido a labores administrativas sin recibir órdenes directas y quedándose fuera de las reuniones del resto de la unidad. “No sirves como policía, vales la mitad que el resto de tus compañeros, solo vales como administrativa”, son algunos de los mensajes que mandaba el mando intermedio a través de compañeros.
Poco antes de cogerse la baja, la agente intentó hablara con el subinspector para afrontar los problemas. La respuesta del hoy condenado fue una retahíla de insultos machistas y despectivos: “Tú lo que tienes que hacer es operarte las tetas”, “¿es que tienes la regla?”, “vete a la peluquería, ponte guapa y empieza a espabilarte un poquito”, “estas super sexy, me encarga ver a una mujer llorar, así demuestras que tienes sentimientos”, fueron algunas de sus expresiones mientras la mujer “no paraba de llorar”.
El subinspector intentó llevar su acoso más allá y varios meses después de que la víctima hubiera entrado en situación de baja médica se plantó en una clínica de Granollers para exigir información sobre las visitas que esa mujer había hecho al centro médico en los últimos años. Llegó a comunicar a sus superiores todos los días en que la mujer había ido allí en horario laboral y exigió a sus compañeros que hicieran “notas informativas” sobre ella.
El juicio, celebrado en Barcelona seis años después de los hechos, destapó que el caso de esta agente era el más grave pero no él único de la comisaría de Granollers. “Hasta cinco personas de la unidad estaban recibiendo tratamiento psicológico, debido a malestar desencadenado por la conducta del acusado. No era una situación aislada”, dijo el Tribunal Superior de Catalunya a lo largo del proceso. Otra agente de la misma comisaría también estaba en tratamiento por el “trato vejatorio de carácter sexual” de este mismo mando.
El Tribunal Supremo ha confirmado la condena que impuesto en primera instancia la Audiencia de Barcelona: seis meses de cárcel para el agente por un delito de acoso laboral y la obligación de indemnizar a su víctima con casi 150.000 euros. Un dinero del que responderá de forma directa la compañía aseguradora y, de forma subsidiaria, la Generalitat de Catalunya.
“Vete a follar, que es lo que te hace falta”
Los tribunales que han estudiado el caso han declarado probados los “actos repetitivos de vejación, desgaste e humillación” que, en el caso de esta agente consistieron en “impedir que se reintegrara a las tareas de policía científica, ignorarla y luego fiscalizar todos sus movimientos hasta que ya de baja se pone a investigar sobre su tratamiento”.
“El hostigamiento lo ha sido de forma más dolorosa si cabe, al concretarse además de los actos de desplazamiento de lugar y cambio de trabajo, con un desprecio absoluto hacia su condición de mujer”, dijo el TSJ catalán. Una segunda agente llegó a testificar que ella había vivido una situación similar. En su despacho, a puerta cerrada, escuchó de boca del mismo subinspector: “Estás loca, ve al médico, no tengo la culpa de que tu marido te haya abandonado, coge el coche y vete a follar, que es lo que te hace falta”.
En su último recurso, ahora rechazado por el Tribunal Supremo, el mosso condenado intentaba “restar gravedad” a su actitud de acoso y negaba su “carácter sistemático”. Los jueces rechazan sus alegaciones y destacan su “estrategia degradatoria” en un “contexto de humillación y desprecio”. “No fueron dos incidentes aislados, tejió un ataque sistemático y prolongado en el tiempo”.