Entre giros y silencios: una mirada a Spining out

Entre giros y silencios: una mirada a Spining out

Como serie de ficción dramática, Spinning Out no pretende sustituir la información clínica, pero, a mi modo de ver, es una buena puerta de entrada para que el público en general entienda mejor la bipolaridad

Acabo de ver la serie Spinning Out, de Netflix. Me había fijado en ella porque soy amante del patinaje y, aunque había supuesto que la exigencia y la lucha personal estarían presentes en la ficción, no imaginé que el eje central de la acción fuera la enfermedad mental. Concretamente, el trastorno bipolar. Una enfermedad crónica que, a veces, banalizamos sin darnos cuenta al equiparar los altibajos propios de la vida con un problema de salud duro como la bipolaridad.

Sin entrar a valorar aspectos cinematográficos —aunque las escenas de patinaje atrapan porque reflejan la belleza y el peligro de este deporte—, traigo a esta columna la serie justamente porque es una oportunidad de acercarnos, desde la ficción, a la vivencia de este trastorno.

La bipolaridad es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por cambios emocionales intensos y cíclicos, que alternan entre episodios de euforia o energía elevada y etapas de profunda tristeza y apatía; es decir, fluctuaciones que pueden afectar seriamente la vida cotidiana, las relaciones y el bienestar de quien lo experimenta.

En Spinning Out, el trastorno es eje de la historia. No solo hay personajes que lidian con él, sino que también profundiza en aspectos tan cotidianos para las personas con bipolaridad como la lucha contra el estigma de padecer una enfermedad mental, el miedo al diagnóstico y las consecuencias de hacerlo público o mantenerlo en la intimidad. Pero también evidencia cómo llevarlo en silencio puede empeorarlo todo. Un toque de atención que nos interpela a todos: no ocultar, aceptar, normalizar y comprender a quien lo sufre.

Además, representa claramente los síntomas desde la subjetividad de quien los siente, mostrándonos episodios maníacos (insomnio, hiperactividad, toma de decisiones impulsivas) y etapas depresivas (desmotivación, aislamiento, etc.).

Asimismo, habla de la medicación: la paradoja de medicarse para llevar una vida bajo control, más funcional, pero que, a la vez, merma otras capacidades, como la de sentirse uno mismo, con la energía suficiente para llegar a todo y a todos, sobre todo a uno mismo.

Aparte de abordar la cuestión de los tratamientos farmacológicos, la serie profundiza en el trastorno mostrando la complejidad de las relaciones familiares o el factor hereditario.

Como serie de ficción dramática, Spinning Out no pretende sustituir la información clínica, pero, a mi modo de ver, es una buena puerta de entrada para que el público en general entienda mejor la bipolaridad. Algo que, en mayor o menor medida, al final terminan comprendiendo sus protagonistas.

En el hielo, como en la vida, encontrar el equilibrio empieza por atreverse a mirar de frente la realidad.