Cuando la fotografía rural de Virxilio Vieitez conquistó Francia y fascinó a Cartier-Bresson

Cuando la fotografía rural de Virxilio Vieitez conquistó Francia y fascinó a Cartier-Bresson

Muere a los 72 años Christian Caujolle, el gran fotógrafo documentalista francés que fue pieza clave en la internacionalización de la obra de Viéitez, recuperada en Galicia por Sendón y Suárez Canal

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El francés Christian Caujolle, uno de los nombres determinantes de la fotografía social contemporánea, conocía Galicia. Había llegado al país gracias a sus colegas gallegos Manuel Sendón y Xosé Luís Suárez Canal, que lo invitaron a conferenciar en la Fotobienal de Vigo de 1990. Apenas nueve años más tarde, Caujolle se convirtió en una de las piezas clave para la internacionalización de la obra de Virxilio Viéitez, fotógrafo profesional de pueblo y autor en los 60 de algunos de los retratos más intensos de la historia de la fotografía española. A través de Caujolle, que murió este 20 de octubre a los 72 años, Viéitez alcanzó planas en Le Monde o Libération y sus placas entraron en algunas de las colecciones más prestigiosas del mundo.

La historia arranca de la iniciativa de Sendón y Suárez Canal. Fotógrafos, docentes e investigadores, en 1998 rescataron las imágenes de Viéitez, las recontextualizaron y ofrecieron una nueva mirada sobre ellas. Aquellas instantáneas frontales, a veces hieráticas y otras veces más distendidas, capturadas a inicios de los años 60 en Terra de Montes -donde había nacido en 1930-, y en las que aparecían familias, mujeres y hombres campesinos, trabajadores y niños, migrantes retornados de América, velatorios y bautizos, nunca en estudio, se convirtieron en iconos. “Virxilio no retrata personajes típicos, retrata gentes con dignidad”, escribía Sendón en 2013.

El Centro de Estudos Fotográficos del propio Sendón y de Suárez Canal publicó aquel año el álbum que rescató a Viéitez de entre la poblada nómina de fotógrafos rurales de la época. En la introducción al volumen explicaban su portentosa singularidad y comparaban algunas de sus decisiones con las de August Sander, Paul Strand, Diane Arbus o Richard Avedon. “Ni que decir tiene que Virxilio no conocía ni a estos ni a ningún otro fotógrafo de la historia de la fotografía”, añadían. Y, sin embargo, por caminos diferentes habían llegado a lugares relativamente próximos. “Aquellas ideas nos valieron algunas críticas, decían que exagerábamos”, recuerda Sendón en conversación con elDiario.es, “yo sostengo que Virxilio hacía arte pero no era un artista”. Además del catálogo, organizaron una exposición en la Fotobienal viguesa.

El caso es que su voluntad era la de internacionalizar los hallazgos del archivo de Viéitez. “Pero nuestra influencia era limitada”, admite. Entonces recurrieron a Caujolle, a quién había conocido en la edición de la Fotobienal de 1990. También había sido uno de los dos prologuistas -el otro, el escritor Manuel Rivas- de Tempos que hai neste tempo, el libro de foto que Sendón publicó en 1995. “Pensamos que era la persona adecuada”, dice. Acababa de fundar la Agencia VU, de la que era director artístico, y a inicios delos 80 había transformado la edición fotográfica de prensa a través de su trabajo en el cotidiano izquierdista Libération. Sendón y Suárez Canal le enviaron algunas imágenes de Viéitez por fax. A Caujolle le interesaron, pero no fue hasta que las observó en directo en Vigo que quedó conmocionado.

En Le Monde y Libération

La Fotobienal cerró el 28 de diciembre de 1998 y el 5 de enero del año siguiente la muestra de Viéitez ya abría, gracias al impulso de Caujolle, en la galería parisina de la Agencia VU. Su repercusión, considera Sendón, fue memorable. Le Monde le dedicó una página y Libèration, dos. Los periodistas franceses lo relacionaban además con algunos de los fotógrafos de fama mundial que Sendón y Suárez Canal habían citado en el prólogo del álbum, algo de lo que todavía se enorgullecen. “Operamos un desplazamiento del espacio discursivo de Virixilio”, asegura. Christian Caujolle acabó por convertirse en el representante comercial de Virxilio Viétiez, entonces de 69 años.

Aquellas fotos de Terra de Montes, el testimonio de una Galicia y unos gallegos y gallegas que ya no existían, viajaron después a Portugal, a Madrid o a Salamanca en el formato expositivo que habían articulado Sendón y Suárez Canal. En esta última ciudad las vio un Cartier-Bresson de más de 90 años. “Esto es la fotografía’, dijo”, relata Sendón. La Fundación Cartier de París o el Museo Reina Sofía de Madrid son algunas de las instituciones que ahora albergan sus imágenes. Viéitez murió en Soutelo de Montes (Pontevedra), su localidad natal, en 2008. El fotógrafo de pueblo había devenido sin pretenderlo figura del arte contemporáneo.