De la ironía de Mendoza a la inquietud de Byung-Chul Han: los Princesa de Asturias reivindican la cultura como refugio
El escritor barcelonés se define como «joven promesa» en una ceremonia en la que el rey Felipe VI, al que la princesa Leonor ha llamado ‘boomer’, ha anunciado que cede a su hija el testigo de presidir en lo sucesivo este evento
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La solemne ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias 2025 ofrecía este año una imagen inédita: el asiento vacío de una de las galardonadas. La genetista estadounidense Mary-Claire, premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, sufrió una indisposición de última hora que le impidió acudir a la sesión de audiencias de la Familia Real con los premiados en esta 45 edición, durante la mañana, en el Hotel de la Reconquista, y por la tarde a la gala en el Teatro Campoamor de Oviedo. Junto a su ausencia, y el desenfado de la princesa hacia su padre, al que ha llamado ‘boomer’, han destacado los reiterados mensajes reivindicativos de la humanidad frente al avance descontrolado de la tecnología.
El acto ha transcurrido siguiendo fielmente el protocolo establecido. La llegada de la familia real al Teatro Campoamor ha precedido a la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo que ha interpretado el himno de España y, seguidamente, los galardonados han subido al escenario acompañados por la fanfarria Ayres for cornetts and sagbuts, del compositor inglés John Adson. Esta obra fue grabada en directo en el propio teatro por miembros de distintas orquestas españolas y europeas.
La presidenta de la Fundación Princesa de Asturias, Ana Isabel Fernández, ha abierto el turno de intervenciones destacando “los valores con los que estamos firmemente comprometidos”, ensalzando la figura de cada premiado y sus trayectorias influyentes.
Eduardo Mendoza se dirige al atril para pronunciar su discurso en los premios Princesa de Asturias.
Uno de los galardonados más populares de esta edición ha sido Eduardo Mendoza, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2025, y sobre él ha recaído el peso de la primera intervención con un discurso salpicado de humor. El escritor catalán ha reconocido que recibió el premio con “sorpresa, honor, alegría y también como un incentivo” porque si se mira al espejo todavía se considera “una joven promesa de la narrativa española”. “Tuve la suerte de nacer y crecer rodeado de libros” y arrancó las risas del público cuando aseguró que en la escuela le inculcaron ser un “poco golfo”.
El proveedor de felicidad
Para Mendoza, el “mejor elogio” que ha recibido en su vida ha sido el de ser un “proveedor de felicidad con sus libros”, y le gustaría que eso “fuera cierto, aunque sea en dosis homeopáticas”. “Si alguna felicidad he dado a mis lectores, ellos me la han devuelto con creces con su lealtad, su complicidad y su cariño”, ha manifestado el autor, entre otros, de “Sin noticias de Gurb” o “La verdad sobre el caso Savolta”. “Lo último que se pierde no es la esperanza, sino la vanidad”, ha recalcado.
“En el colegio recibí una educación estricta, tediosa y opresiva. Tenazmente me inculcaron las virtudes del trabajo, el ahorro y el decoro, gracias a lo cual salí vago, malgastador y un poco golfo, tres cosas malas en sí, pero buenas para escribir novelas”, ha relatado ante un público tan entregado como sus lectores. En su intervención, el Premio Princesa de Asturias de las Letras ha descrito a Barcelona, su ciudad natal que tanto ha reflejado en sus obras, como “cálida, soleada, tranquila laboriosa y conservadora”, pero, además, “viciosa y canalla”, donde descubrió que tenía un “interesante pasado turbulento y criminal”, del que se apropió para escribir sus trabajos, porque “las ciudades, como las novelas, son de todos y no son de nadie”.
Tras agradecer el apoyo de familia, amigos y compañeros de profesión, ha señalado que los demás factores para llegar adonde ha llegado son mérito suyo. “Ya está bien de modestia”, ha añadido y, de nuevo, ha arrancado risas e incluso alguna carcajada. El escritor ha asegurado no ser ni optimista ni pesimista, pero ha recalcado que “”no le gusta el mundo tal como lo ve“, quizá porque ha tenido ”la suerte de vivir una larga etapa excepcional de relativa paz, estabilidad y bienestar“. ”A mi edad, preferiría disfrutar de lo que hay y no andar quejándome de lo que falta, pero me temo que no podrá ser. Por lo demás, los años me han hecho valorar sobre todas las cosas el respeto. Y si algo me han enseñado es que todo es relativo. O quizá no“, ha reflexionado en voz alta.
Eduardo Mendoza, tras recoger el Premio Princesa de Asturias de las Letras, recibe la ovación del público asistente al Teatro Campoamor.
El recuerdo a Serrat
El premio Princesa de Asturias de las Letras ha asegurado que los años le han hecho valorar el “respeto” y tuvo un recuerdo para su amigo el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, que el año pasado al recibir el galardón cantó la canción “Esas pequeñas cosas”. La “joven promesa de la narrativa española”, sin embargo, optó por no cantar porque, según dijo, “ustedes preferirán que yo no lo haga” Un discurso, cargado de humor, que arrancó en varias ocasiones las risas cómplices del público en los apenas dos minutos de que disponía para intervenir.
El filósofo alemán de origen surcoreano Byung Hul Han, durante su discurso en el Teatro Campoamor de Oviedo.
El filósofo Byung-Chul Han ha hecho en Asturias su primera rueda de prensa “de su vida”, según recordó estos días durante la intensa agenda de actividades programadas por la Fundación Princesa de Asturias. Esta tarde, el pensador alemán de origen surcoreano ha recogido el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. En su intervención, Byung-Chul Han reconoció que sus discursos “agitan la conciencia de la sociedad para que despierten”.
Aunque hoy creamos ser más libres que nunca, vivimos en un régimen despótico, en una sociedad de rendimiento. Uno se imagina que es libre pero en realidad se colapsa a sí mismo. Somos como aquel esclavo que le quita el látigo a su amo y se explota a sí mismo
“Aunque hoy creamos ser más libres que nunca, vivimos en un régimen despótico, en una sociedad de rendimiento. Uno se imagina que es libre pero en realidad se colapsa a sí mismo. Somos como aquel esclavo que le quita el látigo a su amo y se explota a sí mismo”, ha afirmado.
Los riesgos de la digitalización
También ha aludido a los riesgos de la digitalización: “Las redes sociales nos aislan y nos quitan la empatía”, ha dicho. “La tecnología sin control político, la técnica sin ética puede adoptar una forma monstruosa y esclavizar a las personas”, ha añadido. “La política se reduce a luchas por el poder y el neoliberalismo ha creado una gran cantidad de perdedores y la brecha social entre ricos y pobres se sigue agrandando cada vez más, y esos temores lanzan a la gente a los brazos de populistas”.
“Sentimos que no somos libres sino que arrastramos de una adicción a otra, ya no tenemos valores ni ideales con lo que llenar el vacío al que nos ha llevado el liberalismo. Algo no va bien en la sociedad”. “He irritado a la gente, pero afortunadamente no me han condenado a muerte y hoy soy honrado con la concesión de este bellísimo premio”.
El sociólogo estadounidense Douglas Massey, el filósofo alemán de origen surcoreano Byung Chul Han y la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide.
La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, ha explicado que “la vida solo puede ser captada por el sueño. Todo lo que fotografié a lo largo de mi vida me ha llenado el espíritu”.
El arte fotográfico no conoce fronteras, por más que algunos hombres poderosos intenten coartarlo
“La fotografía es un buen pretexto para conocer el mundo. Algunas de mis imágenes forman parte del imaginario mexicano. Le he dedicado mis mejores años al mundo indígena, donde sobreviven y resisten los indígenas, sin embargo, soy el resultado de la fusión de dos culturas, como la mayor parte de los mexicanos”.
Graciela Iturbide, en pleno discurso durante la ceremonia en el Teatro Campoamor de Oviedo.
“No me gusta que digan que mi fotografía es mágica, me interesa que haya una dosis de poesía en ella”, ha explicado la galardonada con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025. “Nunca he construido ninguna imagen”, ha admitido. Opina que el mejor consejo para hacer una foto es el siguiente: “No hay que apresurarse, hay tiempo”. “El arte fotográfico no conoce fronteras, por más que algunos hombres poderosos intenten coartarlo”.
El economista y político Mario Draghi, Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional.
Mario Draghi, reconoció que “construir Europa” fue la misión de su carrera, pero hoy “casi todos los principios sobre los que se fundó la Unión Europea se tambalean”. Draghi, conocido popularmente como “el salvador del euro”, ha lamentado la falta de liderazgo de la Unión Europea (UE) como la sostenibilidad y ha solicitado mayor legitimidad democrática.
Construir Europa ha sido la misión de mi carrera, pero hoy casi todos los principios sobre los que se fundó la Unión Europea se tambalean
“La mayor traba es que frente a este nuevo mundo no hemos construido un mandato compartido, el futuro de Europa tiene que ser un viaje al federalismo”, ha expuesto. Draghi defiende una Europa que respete los ritmos de cada uno de sus miembros, que se sumen esfuerzos, un federalismo pragmático que permita renovar el impulso democrático de la propia Europa.
“Es una visión de Europa llena de confianza en la que los ciudadanos puedan creer, una Europa que se niegue a ser pisoteada y que actúe por orgullo de lo que aún se puede lograr. Estoy seguro de que podemos hacerlo”.
El testigo recogido por la princesa
Por primera vez, se daba un mayor protagonismo a la princesa de Asturias, tras recoger el testigo que le cedió el rey Felipe, el año pasado, con el gesto contenido de un emocionado padre hacia la hija que alcanzaba ya la mayoría de edad.
Esta 45 edición ha sido la prueba de fuego para Leonor de Borbón que se estrenaba glosando a las personalidades reconocidas en las disciplinas de las Artes, las Letras, la Investigación Científica y Técnica, los Deportes, Comunicación y Humanidades, Ciencias Sociales y Cooperación Internacional en el acto de entrega de los galardones que llevan su nombre.
El Principado os acoge con todo cariño. En tiempos de fugacidad he escrito una carta a cada premiado, siendo de la generación Z e hija de una de la generación X y de un boomer
Las primeras palabras de la princesa de Asturias han sido para dar la bienvenida al Principado a los galardonados, a los que ha dicho que la comunidad autónoma les acoge con todo cariño. Ha dicho que “en tiempos de fugacidad he escrito una carta a cada premiado, siendo de la generación Z e hija de una de la generación X y de un ‘boomer”.
En su glosa a la tenista estadounidense Serena Williams ha asegurado que nadie podría entender hoy en día el tenis sin ella.
La tenista estadounidense Serena Williams, este viernes, en el Teatro Campoamor de Oviedo, tras recoger el Premio Princesa de Asturias de los Deportes.
“Nos has demostrado que la grandeza no está en ganar siempre sino en la capacidad de levantarse. Las hermanas cómplices son nuestras grandes aliadas”, ha expresado la princesa de Asturias en referencia a Venus Williams, pero haciendo a la vez un guiño a la complicidad con su hermana, la infanta Sofía.
A esta faceta ha sumado la de empresaria: “Sigues demostrando que tu espíritu competitivo también se refleja en la vida”, ha afirmado de la campeona estadounidense del tenis que se ha declarado esta semana “fan incondicional” del tenista español Carlos Alcaraz.
La reina Letizia mira a su hija Sofía tras la alusión de Leonor a la complicidad entre hermanas.
“Quizá debamos volver a la esencial, a los básicos, a la educación, a valorar a nuestras maestras y maestros, a no olvidarnos de atender a quienes no lo tienen fácil, a los jóvenes que pelean para tener un trabajo, un hogar, a nuestros niños en riesgo de pobreza”, ha sugerido la princesa de Asturias.
Quizá debamos volver a la esencial, a los básicos, a la educación, a valorar a nuestras maestras y maestros, a no olvidarnos de atender a quienes no lo tienen fácil, a los jóvenes que pelean para tener un trabajo, un hogar, a nuestros niños en riesgo de pobreza
La princesa Leonor ha agradecido al demógrafo estaounidense Douglas Massey, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, un trabajo que permite “comprender en toda su dimensión el gran desafío que tienen hoy muchos gobiernos con la inmigración”, que “ha roto las narrativas simplistas y ha formulado políticas migratorias basadas en datos y no en desinformación”.
Douglas Massey, tras recoger el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2025.
También ha recordado que Douglas Massey incide en que la inmigración conlleva costes y beneficios, y que el problema es que “los costes se producen de forma desproporcionada en el presente y en el ámbito local, mientras que los beneficios se acumulan en el futuro y en el ámbito nacional”.
“Lo ha defendido con datos hasta la saciedad, metiéndose en el centro de la discusión política con ataques desde diferentes ámbitos políticos”, ha añadido la princesa tras reconocer que la complejidad del fenómeno migratorio nos desborda.
Al economista y político italiano Mario Draghi, Premio Cooperación Internacional 2025, le ha agradecido su “acto de confianza en el proyecto europeo en uno de sus momentos más frágiles” y la idea de que “juntos somos más fuertes”.
Tras recordar que en su etapa como presidente del Banco Central Europeo Draghi dijo que haría lo necesario por salvar el euro, la princesa de Asturias ha señalado que sus palabras, además de calmar los mercados, “encerraban un mensaje más profundo que el de la estabilidad financiera: la defensa de los valores europeos, de la solidaridad entre países y de la idea, no por repetida menos valiosa, de que juntos somos más fuertes”.
Fámula, badulaque: El diccionario de Leonor
Al escritor Eduardo Mendoza le ha agradecido la felicidad que le ha proporcionado su lectura, pero también la “curiosidad” por palabras que los jóvenes como ella no conocen, como “fámula, badulaque, enteco, masovero, chafarrinón”, términos que no sabía cómo iban a poder interpretar los traductores de la ceremonia.
“Te llamas artesano de la palabra y lo dices con el humor fino y socarrón del barcelonés al que adorna un barniz cervantino, un poco británico, un poco neoyorquino y, a partir de ahora, también un poco asturiano”, le ha dedicado la princesa al escritor al que, a diferencia de otros galardonados, se ha dirigido con el tuteo.
Leonor de Borbón también ha glosado los logros de Mary-Claire King. Ha destacado sus logros en la investigación en torno al cáncer de mama y de ovario, lo que permitió la identificación de unos genes con susceptibilidad a este tipo de tumores “de tanta importancia científica, médica y emocional”. También ha resaltado su compromiso social al contribuir con sus conocimientos en genética a que los nietos de los desaparecidos por la represión de la dictadura argentina hayan podido reunirse con sus familias.
El director del Museo Nacional de Antropología de México, Antonio Saborit, y la presidenta del patronato, Madeleine Bremond reciben el premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025.
Asturias tiene grandes vínculos con México y, por ello, el premio de la Concordia ha sido muy alabado en el Principado al recaer en el Museo Nacional de Antropología. Leonor de Borbón ha deseado poder visitar algún día el bosque de Chapultepec y admirar más de tres mil años de historia. Del museo ha dicho que “proyecta con vigor la fuerza de un pueblo que se mira a sí mismo con orgullo y que muestra al mundo su generosidad para compartir” su historia “en un gran ejercicio de concordia”.
La princesa de Asturias ha glosado la figura de la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide, Premio de las Artes 2025, y ha elogiado que su trabajo se destaque precisamente por las palabras “esperar” y “paciencia”, que, a su juicio, son dos términos que “no abundan en estos tiempos”. Se trata de “una fotógrafa sin prisa, con vocación de escritora, estudiosa del cine y gran lectora”, y “una artista que ha plasmado la fuerza de las mujeres, la de la zapoteca de las iguanas, también de la mujer sei de Sonora, la Mujer Ángel que enlaza presente y futuro en aquel desierto”, ha enumerado en referencia a fotografías icónicas de Iturbide.
El trabajo del filósofo Byung-Chul Han también ha sido resaltado durante su intervención. En su glosa, Leonor de Borbón ha agradecido que desde su pensamiento invite a practicar la paciencia, la introspección y la lectura profunda en el tiempo del apresuramiento.
Su intervención, muy aplaudida y que en algunos momentos arrancó más de una sonrisa de los galardonados, ha dado paso al rey Felipe, quien recordó que va a ceder más protagonismo a su hija primogénita de forma paulatina, aunque va a seguir vinculado a estos premios.
No en vano, durante 44 años él ha sido quien ha estado interviniendo desde el atril, los últimos siete acompañados de su hija Leonor. Y al considerar que, a su mayoría de edad, se suma su sensibilidad y su madurez, considera que debe acoger más responsabilidades y compromisos.
La “cesión” del rey
“Me corresponde ir cediéndole este espacio, esto lo digo con emoción de padre y de rey”, ha ratificado. En un emotivo discurso ha reconocido que no puede concebir “estar lejos de Asturias y menos la reina. Presente o no, estaré siempre comprometido”. Una alusión al hecho de que la reina Letizia juega en casa, ya que es natural de Oviedo.
“Una sociedad madura debe saber identificar la excelencia y reconocer el mérito”, ha continuado el monarca. “Vivimos en un mundo que se debate demasiado a menudo: un individualismo radical; y una pulsión globalizadora que oscurece las diferencias y degrada la diversidad”. “Encontrar el camino intermedio, entre la comunidad y la persona. Abrir a la persona una manera de vivir mejor, con más conciencia del ser y del estar en el mundo. La convivencia democrática tiene su gran pilar en la educación”, ha comentado el rey.
El rey Felipe VI y la princesa Leonor, durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2025.
El discurso del monarca ha sonado a despedida, mientras que el relevo ha quedado formalmente en manos de la princesa de Asturias quien ha sido la encargada de cerrar el acto convocando los Premios Princesa de Asturias de la edición de 2026. La música de la Real Banda de Gaitas “Ciudad de Oviedo” con la interpretación del Himno de Asturias ha clausurado la ceremonia.
La representación oficial
Este año se ha reducido la presencia de miembros del Gobierno central. En la edición de 2024 acudieron a Asturias los ministros de Cultura, Ciencia y Educación, pero este año solo se desplazó hasta la capital asturiana el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. Entre los asistentes estaban también la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, el presidente del Senado, Pedro Rollán, el presidente de Catalunya Salvador Illa y el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo.
Además, también ocupaban uno de los asientos de invitados el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, y la presidenta del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, María Isabel Perelló. Por parte del Ejecutivo regional no podían faltar el presidente del Principado, Adrián Barbón, el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, y las alcaldesas de Gijón y Avilés, Carmen Moriyón y Mariví Monteserín, respectivamente.
De los ‘looks’ a banderas republicanas
Con la salida de las autoridades, los galardonados y los invitados comenzaba otro examen diferente. Muchos curiosos se acercaban hasta las inmediaciones del Teatro Campoamor para dibujar un retrato del estilismo y comenzaban las quinielas sobre los mejor y peor vestidos, comentando si la reina Letizia llevaba un elegante vestido largo en negro y media manga y la princesa Leonor, también con vestido largo, en el color de moda de este otoño, en marrón chocolate, mientras la infanta Sofía llevaba Sofia llevaba un vestido en color vino, más informal. También en el exterior del Teatro Campoamor se escucharon proclamas contra la monarquía y se exhibieron banderas republicanas. Era la otra cara de la moneda. Una imagen diferente de los Premios Princesa de Asturias en Oviedo, la ciudad que hoy se convertía en el foco mundial de la cultura.