Tomàs, la primera víctima que logra que la Justicia revoque la amnistía a un mosso: «Crearon una situación de pánico»

Tomàs, la primera víctima que logra que la Justicia revoque la amnistía a un mosso: «Crearon una situación de pánico»

La Audiencia de Barcelona anula por primera vez la amnistía a un policía y lleva a juicio al sargento de los Mossos que lideraba el operativo en el que este joven fue herido de un disparo de ‘foam’ en 2019

Cuando hay que demostrar que el agresor es el policía: corporativismo, falta de control interno y desidia judicial

Tomàs toma un trago de Coca-Cola. “La noche que me dispararon también estaba bebiendo una”, recuerda este joven de 30 años. Hace seis años recibió el impacto de una bala de ‘foam’ de los Mossos d’Esquadra que casi le parte la tibia. Fue durante la semana de disturbios que siguieron a la sentencia del procés de 2019, pero a un kilómetro de los altercados: cerca de la Diagonal de Barcelona, donde no había ni barricadas ni cargas policiales.

El sargento de los Mossos que comandaba el operativo irá a juicio después de que, por primera vez, la Audiencia de Barcelona haya revocado la amnistía a un uniformado, tal y como había pedido el abogado de Tomàs, Brian Ventura, del centro Irídia.

Hasta ahora, la instancia superior que revisa las decisiones de los jueces de instrucción de Barcelona había avalado las amnistías al grueso de policías nacionales y guardias civiles de las cargas del 1-O de 2017 y a mossos d’esquadra procesados por sus actuaciones durante las barricadas tras el fallo del Tribunal Supremo.

La noche del 18 de octubre de 2019, los amigos de Tomàs sí habían estado, por la tarde, en la zona de los altercados. Pero él estaba en el trabajo, en el barrio de Gràcia, y se encontraron sobre las once de la noche. Pararon a comprar unas bebidas en un supermercado. “Había turistas y gente paseando, y de repente aparecieron unas furgonas de los Mossos bajando por Passeig de Gràcia y empezaron a acelerar y a frenar bruscamente. Crearon una situación de pánico”, explica Tomàs, que prefiere no dar su apellido.

Junto a un amigo, Tomàs empezó a correr hacia la Rambla Catalunya. Pero en seguida les frenaron el paso otras furgonetas policiales. Al girarse otra vez hacia Passeig de Gràcia, notó un impacto en la tibia. “El policía que me disparó estaba a un metro y medio de mí. Noté un golpe, pero no fue hasta al cabo de un rato que vi que me habían dado bien”, explica. Además, recibió otro impacto de ‘foam’ en la mochila.

Cojo y solo (sus amigos se habían dispersado por la intervención policial), Tomàs se dirigió a un pasaje cercano para tumbarse. “No podía correr más, me dolía un montón la pierna y estaba supernervioso”, narra. Fue entonces cuando, sin previo aviso, tres o cuatro agentes (Tomàs no lo recuerda con la máxima precisión, tal y como ocurre en sucesos traumáticos) se bajaron de una furgoneta.

“Empezaron a pegarme pero bien durante treinta segundos. Yo estaba en shock total, solo tenía instinto de supervivencia. Me hice una bola en el suelo, hasta que un jefe les gritó que pararan”, rememora Tomàs. Según denunció ante el juzgado y mantiene a día de hoy, el mismo agente, tras cogerle la mochila del suelo y lanzársela, le espetó: “Vete de aquí y no te vuelvas a manifestar”. “Me acuerdo perfectamente y lo recordaré toda la vida”, apostilla Tomàs.

La Justicia ha tardado mucho más en investigar la denuncia de Tomàs que el tiempo que ha necesitado este joven para recuperarse de las heridas físicas y psicológicas que le provocó esa noche. “Ahora ya lo puedo contar sin llorar, pero durante muchos meses no pude”, admite este educador social, que con el paso del tiempo se ha recuperado, aunque no olvidado: “La vez en la vida que me han hecho más daño ha sido la policía, que en teoría te tiene que proteger”.

Tomàs se ha encontrado con las trabas con las que habitualmente lidian las víctimas de excesos policiales: incapacidad para hallar al policía concreto que realizó los disparos, desconfianza en los jueces y fiscales que les reciben y una investigación en manos del mismo cuerpo policial (los Mossos d’Esquadra) del que forma parte el agente que le disparó. “Cuando fui a declarar por algunas preguntas del juez parecía más que yo era el investigado y no la víctima”, lamenta.

El juez archivó hasta por dos veces el caso, la última al aplicar, en marzo de 2025, la amnistía al único agente procesado, el sargento que comandaba el operativo. La petición salió de la Fiscalía. La Audiencia de Barcelona revocó este mes de octubre la decisión y ordenó que el mosso sí fuera a juicio.

Según los jueces que han revisado la instrucción del caso, está “indiciariamente acreditado” que los Mossos d’Esquadra emplearon el ‘foam’ contra Tomàs “sin que se diesen las condiciones que lo autorizaban”. Con todo, los únicos hechos de esa noche que irán a juicio son los disparos de ‘foam’, pero no la paliza que Tomàs también denunció.

Para los magistrados no procede la amnistía porque es necesario examinar en un juicio la “proporcionalidad de los medios policiales empleados”. Amnistiar el caso antes de la vista oral, añaden, podría contravenir la jurisprudencia europea que obliga a investigar los tratos degradantes de la policía a los ciudadanos.

Con su decisión, el sargento de los Mossos d’Esquadra que comandaba el operativo en el Passeig de Gràcia (ninguno de los escopeteros de ‘foam’ de la policía catalana ha admitido ser el autor del disparo que hirió a Tomàs en la tibia) se convierte en el primer agente al que un tribunal revoca una amnistía.

Será, junto a los policías nacionales acusados de vaciar el ojo a Roger Español en 2017, el único uniformado no incluido en la amnistía, al bordear su actuación los tratos degradantes que la norma impide amnistiar. El caso de Español afecta a la otra exclusión de la ley de amnistía: las lesiones graves, con pérdida de miembro principal del cuerpo.

Los magistrados fundamentan su decisión en que en el lugar donde Tomàs fue disparado no había altercados. “Debemos señalar que los hechos ocurren lejos de la Via Laietana [donde se produjeron los disturbios el 18 de octubre de 2019]”, advierte la instancia superior, que reprocha al juez instructor que no expresara en su auto por el que aplicó la amnistía “qué concreta protesta o altercado se estaba produciendo” en el lugar donde Tomàs fue herido.

El abogado Brian Ventura destaca que será el primer juicio a un mosso no amnistiado, pero critica la tardanza de la Justicia para sentarlo en el banquillo. “Las personas heridas en casos de violencia policial necesitan, tal y como recuerda la jurisprudencia europea, unas garantías reforzadas en la investigación de sus lesiones”, recuerda el abogado, que lo contrasta con lo vivido en el juzgado.

“Solo se han practicado diligencias para esclarecer los hechos porque nosotros lo hemos pedido y la Audiencia nos ha dado la razón”, indica el letrado, que lamenta la “falta de proactividad” de la Fiscalía. Ventura también constata la necesidad de crear un mecanismo independiente de control de actuaciones policiales, similar al que ya existe en Reino Unido, para “que no sea la policía la que investigue a la propia policía”. “Es muy difícil esclarecer qué mosso disparó si son sus compañeros los que hacen los informes que les pide el juez”, concluye Ventura.