Cómo querer a un monstruo: ‘Monstrilio’, el libro que muestra hasta dónde se puede estirar el amor

Cómo querer a un monstruo: ‘Monstrilio’, el libro que muestra hasta dónde se puede estirar el amor

El escritor mexicano convierte el duelo y la diferencia en materia literaria con su primera novela, una historia gótica y luminosa que explora los límites del amor, la identidad y la monstruosidad con una voz ‘queer’

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Todo comienza con un trozo de pulmón. La madre de Santiago, un niño de once años que acaba de morir, en pleno delirio por el duelo, arranca un pedazo del cuerpo de su hijo y lo conserva en un bote como una especie de enloquecido fetiche. Esperanzada tras escuchar un viejo cuento popular, decide alimentar a ese pequeño trozo de carne, protegerlo, criarlo en secreto hasta que, inesperadamente, la vida vuelve a él. Crece, se desarrolla y acaba convirtiéndose en Monstrilio, una criatura voraz que acaba ocupando el lugar del niño muerto y que, con el tiempo, comienza a parecerse extrañamente a él.

La premisa puede sonar totalmente disparatada, pero el mexicano Gerardo Sámano, autor de Monstrilio (Temas de Hoy, 2025), que actualmente es escritor residente en la Universidad de Fordham, en Nueva York, la convierte en un relato conmovedor y extraño sobre el amor, el duelo y la pertenencia. “La pregunta principal, la que le dio origen a Monstrilio, es: ¿qué pasaría si una familia tuviera que amar a un monstruo? ¿Qué tan lejos se puede estirar el amor?”, explica el autor en conversación con elDiario.es.

Sámano tiene claro que el amor es el centro neurálgico de su relato. “El duelo y el ser diferente son temas que definitivamente están presentes en la novela, pero también nacen del amor”, afirma. “En mi opinión, el duelo es un amor que no sabemos dónde poner, y el ser diferente es una cuestión de amar a algo que no es como tú”. Ese amor se cuenta a través de cuatro voces distintas: Magos, la madre de Santiago; Lena, amiga íntima de esta y cirujana de prestigio; Joseph, el padre; y el propio ser nacido del pulmón.

Cada una de estas perspectivas hace avanzar el relato y aporta diferentes matices a una historia que nunca abandona la ternura, incluso en sus pasajes más duros y terroríficos, que también existen. Pero, a pesar de lo que ocurre en esos momentos, nunca se siente Monstrilio como un libro oscuro. Sámano sabe contarlo o abstenerte de hacerlo de una forma muy sutil, creando un libro comprensivo y luminoso. Un equilibrio complejísimo al alcance de muy pocos.

“Desde el principio quise mucho a mis personajes”, confiesa el autor. “Con sus errores y monstruosidades siempre pude encontrar la manera de relacionarme con ellos”, señala, agregando que “fue fácil encontrar ese equilibrio”. “Más aún siendo un escritor queer escribiendo sobre temas de monstruosidad. Fue un deleite poder escribir hacia la luz y no hacia la oscuridad”, indica.

Entre Frankenstein y la familia

Al hablar de un monstruo, la referencia a Frankenstein es casi inevitable. En ambas novelas, un ser creado por el hombre se ha de enfrentar al mundo, pero Sámano advierte una diferencia esencial. “Frankenstein es una gran inspiración”, reconoce. “Pero creo que la diferencia entre estos dos monstruos es el entorno en el que son creados y se desarrollan. El monstruo de Mary Shelley es inmediatamente repudiado por Víctor Frankenstein, su creador, mientras que Monstrilio es amado por su familia, y eso, a pesar de todas las preguntas que tiene sobre su identidad, pone el camino para que pueda entenderse y quererse”, apunta.

De esta manera, la criatura de Sámano se convierte en una especie de espejo de lo que nosotros mismos somos capaces de tolerar y aceptar. Monstrilio no se esconde ni siente vergüenza de sí mismo, al contrario, camina “con cierto orgullo”, según dice el personaje de Lena en un momento de la novela. La extrañeza, el miedo, los reparos ante su aspecto, están en nosotros.

Horror contemporáneo y realismo mágico

Se aprecia que, desde un estilo tranquilo y sereno, Sámano ha buscado hacer gran literatura, a pesar de no rehuir las etiquetas de la literatura de género. Al contrario, las reclama como parte de su tradición y de su generación. “Definitivamente mi libro está ligado con la tradición gótica y con el realismo mágico latinoamericano, especialmente en la manera en que estas tradiciones imaginan al mundo más allá de lo que podemos ver, lleno de posibilidades extraordinarias que exploran todos esos recovecos oscuros y maravillosos que nos hacen humanos”, sostiene.

También se reconoce dentro de lo que hoy se denomina “horror contemporáneo”. “Es un género que honra y expande las posibilidades del horror”, explica, “encarando nuestros miedos y obsesiones a límites espectaculares: lo que son nuestros cuerpos, bellos y horrorizantes a la vez”. “Es un género que, en mi opinión, favorece la experiencia emocional de un texto”, comenta.

En ese horizonte, Sámano reconoce el vínculo de su literatura con la de autores tan distintos como Julio Cortázar, Mariana Enriquez, Samanta Schweblin, Shirley Jackson, Donald Barthelme, Bruno Schultz, Nikolai Gogol, Edgar Allan Poe, Gabriel García Márquez, Italo Calvino o Pemi Aguda, entre muchos otros. “Cuanto más leo, más conexiones encuentro”, reconoce el escritor.

La voz del monstruo

Como decíamos antes, la novela está contada a cuatro voces, cada una de ellas muy diferente y propia. Algunos lectores se verán atrapados por el relato rasgado de Magos, la madre de Santiago, y otros por la mirada sólida y poderosa de Lena. Pero quizá, la que más sorprende a los lectores suele ser la última, en la que es el propio Monstrilio quien toma la palabra.

Sámano admite que, sin duda, fue la más ardua de escribir: “Me costó muchos borradores encontrar la voz justa para Monstrilio. Es una voz ingenua, observadora y sensible, que está tratando de entender el mundo en sus propios términos”, explica. La inocencia del personaje, enfrentada a otros instintos muy fuertes que lo atraviesan (y que dejamos que el lector descubra), crea una tensión que sostiene buena parte del final de la novela. El resultado es una criatura que puede generar repulsión y ternura al mismo tiempo. Un monstruo que no es metáfora de lo inhumano, sino quizá una forma distinta de humanidad.

Usualmente, cuando leemos algo con personajes heterosexuales, no nos preguntamos por qué se tomó esa decisión, es el ‘default’. Yo quiero escribir relatos en los que lo ‘default’ sea lo ‘queer’.

Gerardo Sámano
Escritor

Monstrilio, sin duda, forma parte de una tradición cultural que va más allá de la literatura. Una “simpatía” por los monstruos que puede rastrearse desde la película Monstruos, S.A. a los little monsters de Lady Gaga, pasando por los X Men y hasta los actuales Labubus (y que seguramente podríamos remontar a mucho más atrás).

“Es dar voz a quien no se le da normalmente”, afirma Sámano. Una elección que tiene también un carácter político y personal. Todos los personajes de la novela son queer, algo que Sámano defiende con naturalidad: “Usualmente, cuando leemos algo con personajes heterosexuales, no nos preguntamos por qué se tomó esa decisión, es el default. Yo quiero escribir relatos en que lo default sea lo queer, que no se cuestione dentro del relato mismo, que el cuento pueda desarrollarse sin que el foco sea lo queer de los personajes”.

La recepción y lo que viene

Más allá de su dimensión fantástica, Monstrilio es una novela marcada por la experiencia personal de su autor. Sámano ha recordado en algunas ocasiones que él, como Santiago, creció con una fragilidad física que lo obligó a pasar buena parte de la infancia inmovilizado. Nació con osteogénesis imperfecta, una enfermedad genética que hace que los huesos se rompan con facilidad. En sus primeros once años de vida se rompió las piernas siete veces, y esa experiencia de vulnerabilidad y de cargar con un peso a la familia atraviesa de manera oblicua la construcción del protagonista de su libro y de los demás personajes.

Publicado primero en inglés en Estados Unidos y el Reino Unido, Monstrilio ha sido recibido con gran entusiasmo, apareciendo en las listas de lo mejor del año pasado en medios como The Observer, NPR o Elle. Sámano vive esta repercusión con gratitud: “Ha sido maravilloso. Me siento superagradecido por cómo lo ha acogido el público, especialmente cuando el éxito que ha tenido es porque ha sido de boca en boca, lectores descubriendo el libro y recomendándolo”.

Respecto a lo que vendrá, el autor no descarta seguir explorando los territorios del horror, aunque no quiere limitarse. “Creo que naturalmente me inclino hacia lo espeluznante e inmediato del horror. Sin embargo, quiero explorar no solo este género, sino todas las posibilidades de lo raro, lo diferente y lo fantástico”, concluye.