El plan «único en Europa» de Almeida para EMT acaba con diez buses retirados por fallos de climatización y diseño
En pocos meses y después de las quejas de los propios conductores, los diez vehículos de hidrógeneo de la línea 145 de EMT terminan fuera de servicio sin explicaciones públicas del Ayuntamiento. «Vinieron defectuosos», afirma un autobusero que enumera incidencias con la visibilidad, las puertas o la ventilación
El PSOE de Madrid exige la retirada de diez nuevos autobuses de la EMT por “problemas” de climatización
“Retirada urgente e inmediata”. Es lo que solicitaron los conductores de autobús de la línea 145 de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT), después de trabajar y transportar viajeros durante meses en unas condiciones que califican de “insoportables”. Lo hicieron en un escrito conjunto, remitido el pasado 13 de agosto a la gerencia de EMT, donde denunciaban la “avería recurrente” de diez buses con motor de hidrógeno del modelo Caetano puestos en circulación durante la primavera de este mismo año. Su petición se acabó cumpliendo semanas después, cuando la noticia había saltado ya a los medios después de una queja del PSOE de Madrid. Ahora, la millonaria inversión municipal en los buses de hidrógeno se traduce en diez vehículos retirados de las carreteras y almacenados sin uso en Entrevías.
Las quejas recogidas en el documento de los conductores, al que ha tenido acceso Somos Madrid, son variadas. La más importante es el “fallo en el sistema de aire acondicionado”, cuya persistencia provoca “condiciones de trabajo inadecuadas, bajo temperaturas extremadamente altas durante la jornada laboral, lo que conlleva poner en peligro no solo nuestra seguridad y salud, sino la de los pasajeros”. Esto desemboca a su vez en “constantes quejas de los usuarios, muchas irrespetuosas, generando estrés y ansiedad”.
Uno de los reproches del escrito es que, cuando dieron parte de las constantes averías a EMT, “nos informan desde el Control de Entrevías de que tienen la directriz de sustituir un autobús averiado de este modelo por otro del mismo”. Recalcan que esta circunstancia no aportaba “ninguna solución, ya que todos los vehículos siguen presentando este mismo fallo del aire acondicionado”. Todo ello, dicen, acabó causando “una sinrazón: encerrar de nuevo los autobuses al poco tiempo en la estación, una situación surrealista y ajena al raciocinio”.
El texto menciona también “vehículos constantemente averiados, lo que afecta a la operatividad diaria de la flota”. Porque el mal funcionamiento iba mucho más allá de la climatización. Lo explica Agustín (nombre ficticio para preservar su anonimato), conductor de la línea 145 que atiende a este periódico antes de iniciar su recorrido entre Conde de Casal y el Ensanche de Vallecas: “Fue terrible. Los autobuses sufrían muchos fallos electrónicos. Desde que el aire condicionado era mejor quitarlo, porque no había o salía incluso caliente, hasta lo mal que iba la apertura de puertas. Tardaban mucho, eso ralentizaba los trayectos y desesperaba a los viajeros”.
Fue terrible. Los autobuses sufrían muchos fallos electrónicos. Desde que el aire condicionado era mejor quitarlo, no había o salía incluso caliente, hasta lo mal que iba la apertura de puertas
El autobusero cuenta que “no sacan los autobuses de hidrógeno desde septiembre”, algo que hasta cierto punto agradecen: “Había graves errores hasta de diseño. Solo se podían abrir cuatro ventanales, mientras que en la mayoría de modelos puedes abrir todos o casi todos. Eso habría permitido que en primavera, cuando empezamos a detectar los fallos del aire acondicionado, se hubiesen seguido utilizando con normalidad ventilando y ya en verano el problema se habría agravado. Pero como ni siquiera corría el aire, era inaguantable solo con que hiciera un poco de calor. Al final con ese diseño fomentas que los vehículos se queden fuera de circulación y que la calidad o los tiempos del servicio se deterioren”.
Más allá de la climatización: menos espacio y problemas de visibilidad
La ristra de críticas no se queda ahí. Agustín arremete contra el diseño de las cabinas del conductor: “Eran mucho más pequeñas, con lo cual el confort de un sitio en el que pasamos muchas horas al día se resiente. Y con ello, nuestra calidad de vida y la del servicio que podemos ofrecer”. De hecho, expresa la “sorpresa” que sintieron ante el tamaño general de los buses de hidrógeno: “Tenían una capacidad mucho menor a los 90 pasajeros del modelo que llevamos ahora. Si compras vehículos más pequeños, más gente se queda en la parada”.
Las quejas compartidas entre compañeros llegan incluso a los retrovisores. O más bien las cámaras que actúan como tal, ya que el Caetano con motor de hidrógeno es uno de esos modelos más nuevos y eléctricos que utilizan unos espejos de reflexión virtual. Estos elementos proyectan imágenes en pantallas interiores para reducir los ángulos muertos, mejorar la visibilidad y facilitar las maniobras, aumentando así la seguridad. Agustín precisa que es una técnica extendida en buses de EMT, pero las cámaras de estos diez buses de hidrógeno tenían una importante deficiencia: “La protección contra la lluvia estaba mal diseñada, así que con el agua hacía efecto lente y la gota ocupaba toda la pantalla”.
Agustín considera lo ocurrido “un problema de la serie”, ya que los defectos se han repetido en condiciones casi idénticas en las diez unidades incorporadas. Habla de una inversión “de unos 650.000 euros por autobús”, por tanto, 6,5 millones de euros en total, aunque comenta la posibilidad de que todavía pueda reclamarse la garantía de fabricación. Se trata en cualquier caso de una cifra que este medio no ha podido cotejar y que no aclaran desde EMT ni desde el propio Consistorio, entes que tampoco se pronuncian sobre la posibilidad de recuperar el dispendio económico.
Desde la retirada de estos diez autobuses, la línea reincorporó otro modelo habitual en diversas líneas, que opera con el tradicional gas natural. Agustín insiste: “No es un problema del motor, que con el hidrógeno iba de maravilla y no daba ningún problema, además de que encima se reduce la contaminación. La cosa es que todo lo demás era peor, estaba mal diseñado ya de fábrica. Vinieron defectuosos”.
El PSOE critica “una chapuza más de Almeida”
“En el Ayuntamiento sacaron la hidrogenera de Entrevías como una de sus banderas. Ahora llevan casi dos meses sin darle utilidad y con los buses guardados”, critica Ignacio Benito, concejal del PSOE en Cibeles y portavoz del partido en la Comisión de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad. Todo ello, lamenta, ante un Gobierno liderado por José Luis Martínez-Almeida que “no reconoció los problemas en agosto y sigue sin hacerlo”. Indica que “no los retiraron cuando lo solicitó el Grupo Municipal Socialista, sino unas semanas más tarde y sin dar una explicación”.
Un autobús de la línea 145 de EMT en Conde de Casal.
Benito cuenta a este periódico que elevó una petición de información a EMT para conocer el número exacto de averías en estos autobuses de hidrógeno. Desde la entidad, dice, tacharon la cantidad de “limitada y puntual”. Pero el edil afirma que “los partes de averías de los conductores constatan averías un día tras otro”. Asegura incluso que los conductores “no quieren que se arregle el problema porque lo que no les apetece es volver a esos autobuses”.
Para el concejal socialista, son necesarias “explicaciones” ante “lo que el Ayuntamiento vendió como su proyecto estrella para la cochera de Entrevías, que ya sufre la falta de personal o unas líneas que dejan mucho que desear”. Benito recuerda además que “va a ser la última cochera en electrificarse”. Habla de “una chapuza más de Almeida” y de “una inversión que no sirve para nada”.
Silencio en el Ayuntamiento y EMT ante el fracaso de un proyecto anunciado como “único en Europa”
Desde EMT no responden hasta el momento las consultas trasladadas por este diario acerca de los motivos del funcionamiento defectuoso de los buses, si se reincorporarán vehículos de hidrógeno a la línea 145 y otras o el montante de la inversión total. Tampoco contestan en el área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid. Cuando el PSOE exigió la retirada de los vehículos a finales de agosto, fuentes del ramo expresaron que estudiarían el asunto para comprobar el alcance de las incidencias: “Estamos contrastándolo con los servicios técnicos para subsanarla o, en su caso, reclamar al fabricante porque se trata de vehículos nuevos”. Finalmente, quedaron fuera de circulación unos días después.
La relevancia del proyecto para el Gobierno de Almeida, y muy especialmente para el departamento que dirige Borja Carabante, quedó escenificada durante la inauguración de la hidrogenera de Entrevías el pasado noviembre, anunciada como “la primera de Europa”. Al acto acudieron, además del alcalde y el edil delegado de Movilidad, el concejal de Puente de Vallecas, Ángel Niño y el director gerente de EMT, Alfonso Sánchez Vicente.
En esa jornada, el regidor destacó la puesta en marcha de un proyecto “único en Europa”, ya que “no hay ninguna otra capital europea que tenga una estación pública de recarga de hidrógeno”. Presumió de que estos autobuses se recargan en nueve minutos con energías limpias, lo que convierte a Madrid en una “ciudad puntera en las políticas de sostenibilidad del transporte público”. Almeida habló de “políticas sostenibles, eficaces y que generen inversión”. Recordó asimismo que, en 2030, “los 2.000 autobuses que circulan por las calles de Madrid serán cero emisiones”. Toca esperar para comprobar si lo hacen, además, sin acumular incidencias.