El rey emérito se atribuye la llegada de la democracia y dice que Franco le nombró «para crear un régimen más abierto»
En dos entrevistas en medios franceses con motivo de la publicación de sus memorias, repasa su vida, su papel en la Transición y defiende que si se marchó de España fue «para ayudar» a Felipe VI y «no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona»
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En vísperas del 50 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco y de la llegada al trono de Juan Carlos I, el rey emérito vuelve a acaparar titulares a cuenta de la publicación de sus memorias Réconciliation. Mémoires. Juan Carlos I d´Espagne (Reconciliación. Memorias. Juan Carlos I de España). El libro, escrito por Laurence Debray, llegará a las librerías francesas el próximo 5 de noviembre, y está previsto que se publique en España a principios de diciembre por Planeta. Este miércoles, el semanario Le Point adelanta algunos extractos en exclusiva y, además, el monarca también ofrece una entrevista a Le Figaro, la primera que coincide desde que se marchó al exilio en agosto de 2020 y se instaló en Abu Dabi, en una residencia en la pequeña isla de Nurai, cedida por el jeque de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed Ben Zayed.
En sus memorias, Juan Carlos I, que preferiría que le llamasen “rey padre” y no emérito, repasa su vida, empezando por su llegada a España, su relación con Franco y la Transición. Así, aprovecha este altavoz para reivindicarar su papel en la llegada de la democracia a España: “La quise desde el principio, y mi libro cuenta esta historia”. Para Juan Carlos de Borbón, el dictador fue quien le hizo rey ya que cree que proyectaba sobre él algún sentimiento “paternal”: “¿Por qué mentir si fue él quien me convirtió en rey y, en realidad, lo hizo para crear un régimen más abierto?”.
“Tras cuarenta años de dictadura, le di a los españoles una democracia que sigue viva; es mi herencia”, defiende el emérito que recuerda que cuando llegó al poder “tenía la brújula, pero no el plan”. “Durante dos años tuve todos los poderes. El poder de indultar o de refrendar la pena de muerte. No tuve que hacerlo, gracias a Dios, ya que si hubiera dicho que no entonces, los generales me habrían derrocado”, apunta durante la entrevista en la que también reconoce la sensación de vértigo que sintió al encontrarse, a los 37 años, como monarca absoluto. “Mi vida estuvo dictada por las exigencias de España y el trono. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esa libertad para mí”, confiesa.
Sobre el 23F, detalla que le dolió especialmente la implicación de Alfonso Armada. “No hubo un golpe, sino tres golpes. El golpe de Tejero, el golpe de Armada y el golpe de los cargos electos cercanos al franquismo. Alfonso Armada estuvo a mi lado durante diecisiete años. Lo quería mucho, y él me traicionó. Convenció a los generales de que hablaba en mi nombre”, asegura el emérito.
También ofrece detalles de los primeros años de su reinado, en concreto de cómo se gestó la legalización del Partido Comunista. Tras explicar que aprendió de su padre, Juan de Borbón, que debía “hablar y escuchar a aquellos” que no estaban de acuerdo con él, relata que utilizó como canal para contactar con el líder de esta formación, Santiago Carrillo, al entonces presidente de Rumanía, Nicolae Ceacescu, quien le comentó que este veraneaba en su país. El mensaje fue “no desatéis una guerra civil tras la muerte de Franco, dadme tiempo para legalizaros”, algo que ocurrió en abril de 1977.
“Era útil para mi país ser siempre un canal de comunicación y de intercambio”, destaca el emérito que también apunta que la Transición fue una época en la que la que izquierda, y especialmente el Partido Comunista, respetaba las instituciones del Estado“. ”Lamento que un cierto espíritu político, que denominamos el ‘espíritu de la Transición’ se haya perdido en detrimento de España y de sus intereses“, defiende Juan Carlos de Borbón.
Se marchó a Abu Dabi para “ayudar” a Felipe VI
El rey emérito también explica en esta entrevista el motivo de su exilio en Emiratos Árabes Unidos. Defiende que si se marchó tan lejos de España fue “para ayudar a mi hijo” y “no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona ni a mi hijo en el ejercicio de sus funciones soberanas”. “Busqué un lugar donde los periodistas de mi país no pudieran venir a encontrarme fácilmente”, relata.
También reconoce en este punto que fue “un grave error” haber aceptado el regalo de cien millones de dólares que le hizo el rey Abdulá de Arabia Saudí en agosto de 2008, y una de las causas por la que se le investigó. No obstante, recuerda que “todos los procesos judiciales han sido desestimados” y no se le ha imputado “nada”, ni de la acusación de blanqueo de capitales ni de la denuncia por acoso de Corinna Larsen.
Desde que salió de España en agosto de 2020, Juan Carlos de Borbón reconoce que prácticamente no ha visto a su familia, salvo a su nieto Froilán, que vive con él. “Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido por una sensación de abandono. No puedo contener la emoción al pensar en ciertos miembros de mi familia para quienes ya no importo, y especialmente en España, que tanto echo de menos. Hay días de desesperación, de vacío”, detalla. Por ello, en su residencia en Abu Dabi, tiene unos olivos españoles centenarios en el jardín que le dan “la sensación de estar con un trocito de España, anclado en mí”, dice a Le Point.
Ahora expresa su deseo de recuperar la relación con Felipe de Borbón. “Espero sobre todo, durante mi vida, tener una jubilación tranquila, renovar una relación armoniosa con mi hijo y, sobre todo, regresar a España, a mi hogar”, detalla el emérito.
Sobre la publicación de sus memorias: “Voy a ser atacado, habrá que comprarse un escudo”
Sin embargo, a pesar de este deseo por una jubilación “tranquila”, ahora da el paso de publicar este libro, para el que ha contado con la ayuda de la escritora francesa Laurece Debray, porque, aunque dudó en hacerlo, se dio cuenta de que “los hijos y nietos de mis amigos no tenían ni idea de quién era Franco ni de la transición democrática que siguió”: “¡Y eso que los años 70 no están tan lejos! Pensé que era necesario aportar el testimonio directo de lo que viví durante 39 años al servicio de mi país”, asegura durante la entrevista.
No obstante, tiene claro de que el libro va a generar revuelo en España. Es más, según apunta Le Figaro, Felipe VI trató de convencer a su padre de no publicar esta obra. “Voy a ser atacado, habrá que comprarse un escudo”, bromea el emérito que espera que sus memorias exorcicen “nuestros demonios, que están volviendo”: “Es más fácil destruir una democracia que construirla”.
Preguntado por Le Point si tiene algún consejo que dar a su nieta a la princesa Leonor, heredera al trono de España, dice “que tenga seguridad en sí misma” y “que cumpla con su deber con simpatía y amabilidad, que sea la garante del respeto a la Constitución Española”.