La trampa de la miel adulterada: cómo saber si es de calidad
Detrás de muchas etiquetas que presentan la miel como “100% pura”, puede esconderse una mezcla de azúcares añadidos y procesos industriales que alteran su composición
Qué nos dice el color de la miel sobre su origen y propiedades
Si existe un producto que brilla por su origen natural y por su versátil presencia tanto en la industria alimentaria como en la farmacéutica y cosmética es la miel. Este almíbar dorado, además, es rico en azúcares naturales, enzimas, minerales y compuestos beneficiosos. Pero no toda la miel que llega a nuestras mesas conserva esa autenticidad.
Detrás de muchas etiquetas que presentan la miel como “100% pura”, puede esconderse una mezcla de azúcares añadidos y procesos industriales que alteran su composición. En la acción coordinada From the Hives, una iniciativa de la European Commission a través de la Joint Research Centre (JRC) y otros organismos, se tomaron 320 muestras de miel importada entre noviembre de 2021 y febrero de 2022 en 16 Estados miembros, Suiza y Noruega. De esas muestras, aproximadamente el 46% fueron clasificadas como “sospechosas de adulteración” porque no cumplían con lo establecido en la directiva europea que regula la miel) respecto a que “no se le debe añadir ningún ingrediente, incluido aditivo alimentario”. En España, el porcentaje asciende a un 51%.
Por tanto, conocer los parámetros que hacen de una miel un producto saludable como consumidor conlleva comprender si la miel es auténtica, natural y de buena calidad.
¿Qué es la miel?
La miel es una sustancia natural de sabor dulce producida por las abejas a partir del néctar de las flores o de otras secreciones vegetales. Su composición principal está formada por diferentes tipos de azúcares, principalmente fructosa y glucosa, aunque también contiene pequeñas cantidades de agua, ácidos orgánicos, enzimas, vitaminas, minerales y partículas sólidas derivadas de su recolección, como el polen o la cera. Esta combinación le otorga no solo su dulzor característico, sino también propiedades nutricionales y beneficios para la salud que la hacen muy valorada en la alimentación humana.
Existen distintos tipos de miel, y la norma de calidad recogida en el Boletín Oficial del Estado clasifica estas variedades según su origen y la forma en que se presenta o extrae:
Miel de flores o néctar: es aquella procedente del néctar de plantas.
Miel de mielada: procede en gran parte de las excreciones de insectos chupadores de plantas o de las secreciones de las plantas.
Miel en panal: miel que está depositada en los paneles de cera de las abejas.
Miel centrifugada, prensada o filtrada: distintos procesos de extracción de la miel.
¿Qué características debe cumplir la miel de calidad?
Para que la miel pueda comercializarse y consumirse de forma segura, debe cumplir ciertas reglas básicas en cuanto a sus componentes naturales:
Azúcares: en miel de flores, debe tener al menos un 60% de fructosa y glucosa, en la de mielada o mezclas: al menos 45 %. Además, la sacarosa suele ser como máximo 5 %, aunque en algunas mieles especiales puede ser más.
Agua: la miel normalmente no debe tener más del 20 % de agua. Algunas mieles especiales pueden llegar hasta 25 % de agua (por peso).
Acidez: la miel no debe ser demasiado ácida, en general, no debería superar los 50 miliequivalentes de ácidos por cada 1.000 g. En el caso de la miel de uso industrial, hasta 80 miliequivalentes por cada 1.000 g.
Etiquetado y origen: la etiqueta debe indicar claramente qué tipo de miel es y de qué país o países proviene. Si es una mezcla de mieles de varios países, se puede indicar “mezcla de mieles originarias de la CE”, “mezcla de mieles no originarias de la CE” o “mezcla de mieles originarias y no originarias de la CE”. Además, la miel destinada solo para cocina debe venir indicada en la etiqueta.
Consejos para saber si la miel es pura
Afortunadamente, existen algunos métodos sencillos y caseros que puedes llevar a cabo para comprobar si la miel que consumes es realmente pura o ha sido modificada.
Busca la cristalización
La cristalización es un proceso natural que ocurre en la miel, convirtiéndola gradualmente de líquida a más densa o sólida con el tiempo. Este fenómeno es un indicio de que la miel es auténtica. No obstante, si la miel nunca llega a cristalizar y permanece líquida de manera permanente, podría ser señal de que ha sido sometida a calor excesivo o a un procesamiento intenso durante su elaboración, lo que podría indicar adulteración.
El ‘test del pulgar’
Para realizar esta sencilla prueba en casa, coloca una pequeña gota de miel sobre tu pulgar. Si la miel es pura, se sentirá espesa y pegajosa, y no se absorberá fácilmente en la piel. Si, en cambio, se absorbe rápidamente o tiene una textura aguada, podría no ser miel auténtica.
Huélela y pruébala
La miel pura posee un aroma dulce y agradable, con matices de las flores o plantas de las que proviene. Prueba una pequeña cantidad: si tiene un sabor complejo y dulce, con notas florales o afrutadas, puedes estar seguro de que estás consumiendo miel recién extraída y auténtica. Por el contrario, la miel adulterada suele ser excesivamente dulce o carecer de esos matices debido a los aditivos.
El ‘test del vinagre’
La naturaleza ácida que caracteriza a la miel pura hará que no reaccione con el vinagre. Por tanto, si al mezclar miel con vinagre se produce efervescencia o espuma, esto indica la presencia de impurezas, como agua o azúcar añadida.
El ‘test del calor’
Simplemente calienta una pequeña cantidad de miel en el microondas, en un recipiente apto para ello, durante aproximadamente 30 segundos a potencia media (también se puede hacer en una sartén). La miel pura debería caramelizar sutilmente y dejar un aroma con olor parecido al caramelo. Por el contrario, la miel más impura haría espuma, burbujas o quemaduras debido a la humedad añadida u otras sustancias.