De Guinea Conakry a El Hierro, la ruta de 2.000 kilómetros abierta en el Atlántico: »Hay familias que viven con angustia»

De Guinea Conakry a El Hierro, la ruta de 2.000 kilómetros abierta en el Atlántico: »Hay familias que viven con angustia»

El control fronterizo en otros países ha empujado a los cayucos a intentar salir desde el puerto de Kamsar, asumiendo un riesgo mayor: »Los jóvenes son conscientes, pero dicen que poco importa si mueres o vives, porque ya aquí sobrevives»

Torturas, expulsiones y abusos: la cara oculta del control fronterizo en la ruta entre Mauritania y Canarias

Solo faltaban cinco metros para que el cayuco tocara tierra firme en La Restinga, El Hierro. La embarcación, con 150 personas a bordo, intentó colocarse junto a la Salvamar. En mitad de la maniobra, la barcaza volcó. El momento fue capturado por las cámaras de televisión y las imágenes de la tragedia dieron la vuelta al país ese 28 de mayo. Siete personas murieron: cuatro niñas y tres mujeres. Los migrantes habían salido diez días antes desde Guinea Conakry, a más de 2.000 kilómetros de distancia del Archipiélago. Las salidas desde este país han añadido una nueva ruta hacia Canarias y los guineanos se han convertido este año en la tercera nacionalidad más frecuente entre quienes cruzan el Atlántico.

»Aquí nada ha cambiado, es la dirección la que cambia», explica Elhadji Mohamed, coordinador de la Organización guineana por la lucha contra la migración irregular. Los últimos datos publicados por Frontex, la agencia europea de vigilancia de fronteras, concluyen que la mayoría de personas que sobrevivieron a la ruta canaria entre enero y agosto de 2025 son los nacionales de Mali (5.059), Senegal (2.833) y Guinea (1.284). La situación política, la búsqueda de un futuro mejor y el refuerzo de los controles en otros puntos de salida explican la mayor presencia de guineanos entre las embarcaciones que llegan a las islas, así como las salidas que se han contabilizado desde el país. 

En el mismo periodo de 2024, cuando el número de llegadas era un 52,6% mayor, el número de guineanos que sobrevivieron al Atlántico (1.666) estaba por debajo de la cifra de malienses (10.727), senegaleses (6.851), marroquíes (2.150) y mauritanos (2.024). Ya en junio de 2025, el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, afirmó que las salidas de migrantes se habían desplazado hacia Guinea Conakry y Argelia, suponiendo un mayor riesgo para las personas que intentan llegar a Europa. En las embarcaciones que han salido de Guinea en 2025 no hay solamente nacionales de este país. También viajan jóvenes de Senegal o Gambia. 

»Estamos hablando de diez días de navegación, por lo que el riesgo es mucho mayor para la vida de las personas que intentan acercarse a Canarias, al tratar de alejarse de la costa demasiado para evitar que les detecten», explicó Pestana, quien recordó que los cayucos pueden perderse en el Atlántico y llegar al Caribe o a Brasil, como ya ha ocurrido.


Distancia entre el puerto de Kamsar (Guinea Conakry) y el muelle de La Restinga (El Hierro)

Para Elhadji Mohamed, el desplazamiento hacia el sur de la ruta que conecta el continente africano con las Islas Canarias responde a la política de cierre de fronteras de la Unión Europea (UE), ya que las salidas desde Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania y Senegal se han complicado. “Es como si llenas algo con mucha agua y cierras. El agua seguirá saliendo y terminará explotando”, ejemplifica.

En el caso de Mauritania, una investigación reciente elaborada por la organización Human Rights Watch (HRW) destapó el lado oscuro del control fronterizo que trata de frenar las salidas desde este país hacia Canarias y que explica por qué las llegadas de migrantes a las islas han caído en más de un 60% este año. El exhaustivo informe documenta extorsiones, arrestos masivos, detenciones durante días y semanas sin agua ni comida, expulsiones colectivas, palizas y torturas. Los mauritanos negros son quienes sufren con más fuerza este tipo de violencia y discriminación ejercida por parte de mauritanos de piel más clara, que son mayoría entre las fuerzas de seguridad.

»Si el océano Atlántico de Senegal permite llegar, los que están en Guinea dirán, ¿por qué no intentarlo desde nuestro país? Esto pasará más a menudo, porque si las otras zonas están cerradas, otras necesariamente se van a abrir», cuenta Mohamed. Sin embargo, intentarlo desde Guinea Conakry implica elevar el riesgo a la máxima potencia. La mayor parte de las embarcaciones que lo han intentado han salido desde el puerto de Kamsar, en la región de Boké, una zona más cercana a Guinea Bissau que a Conakry, la capital del país. Desde este puerto al de La Restinga hay más de 2.200 kilómetros. 

Mohamed explica que se trata de la región pesquera del país, donde sus trabajadores tienen un gran conocimiento del mar, y que al estar alejada de la principal ciudad del país, está menos controlada. Aunque no se trata de un fenómeno nuevo, puesto que el experto cuenta que ya en 2024 se produjeron varias salidas, es en 2025 cuando esta ruta se ha materializado con la llegada de tres embarcaciones, a las que se suman dos que vieron interrumpido su trayecto, una en Senegal y otra en Mauritania. 

El primer cayuco que alcanzó El Hierro lo hizo en abril. El segundo arribó a las costas canarias en mayo y terminó en tragedia. La última barcaza que salió desde Guinea y que llegó al Archipiélago fue rescatada el 16 de octubre con 28 personas a bordo. Fue localizada a 13 kilómetros de la costa y llamó la atención de las autoridades porque iba “sobrada de espacio” con comida y combustible para trasladar a más de 200 personas. Fuentes policiales indicaron a la Agencia Efe que sospechan que los migrantes fueron sorprendidos por las autoridades de su país cuando iban a salir hacia Canarias y que estos emprendieron el viaje sin completar el embarque.

»Poco importa si mueres o vives»

De la región de Boké proceden algunos de los jóvenes guineanos que se adentran en la ruta canaria desde sus costas. Hay varios motivos que subyacen a la decisión de partida. Por un lado está la cuestión política. Una junta militar gobierna el país desde el año 2021 y las manifestaciones son constantes: »No hay manifestación donde no haya algún muerto. Esto también hace que la gente migre», detalla Mohamed. Por otra parte está el factor económico, en un país con un 60% de desempleo juvenil, según las cifras publicadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores de España. 

»Imagina un gran país con una mayoría de población joven, un 72%, que no tiene oportunidades de empleo. El salario medio es de 55 euros y el alquiler de una vivienda es de 600 euros. ¿Cómo podemos pensar que la gente puede vivir con esto?», se lamenta. También cuentan las proyecciones que se tienen antes de partir. Los jóvenes piensan que si comienzan a trabajar y envían a sus casas 100 o 200 euros, esa cifra se convierte en unos 5 millones de francos, una cantidad que supone mucho dinero en Guinea. O que si consiguen ahorrar 15.000 euros pueden construir una casa en su país. 

Ese anhelo por tener una vida mejor no tiene frenos. »Los jóvenes son todos conscientes de que la ruta es peligrosa. Pero cuando tú hablas de esto, ellos dicen que poco importa si mueres o vives, porque ya aquí sobrevives», afirma. La organización que Mohamed coordina trabaja en la sensibilización sobre los riesgos de la migración y recuerda que hay familias que no han vuelto a ver a sus seres queridos que partieron en embarcaciones de las que se perdió su rastro. »El océano Atlántico es muy peligroso, es una cuestión de vida o muerte, y si ellos salen y mueren, dejan a sus familias con dificultades. Aquí hay familias que viven con miedo y angustia», destaca.