Los problemáticos buses de hidrógeno de la EMT de Madrid vuelven al servicio y la mitad sufren nuevas averías
La línea 145 experimenta fuertes demoras el pasado domingo, en el regreso de unos vehículos clave en un proyecto que Almeida anunció como «único en Europa» y que ha derivado en problemas de climatización o diseño, así como revisiones en la estación de carga que dificultan poner en marcha las unidades
Más problemas para EMT con los buses de hidrógeno: Almeida achaca su retirada a revisiones en la estación de carga
Vuelven a circular los polémicos autobuses de hidrógeno que cubrían desde primavera, y hasta su retirada en septiembre, la línea 145 de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT). Unos vehículos criticados por conductores, viajeros y por la oposición municipal debidos a errores de climatización que impedían el correcto funcionamiento del aire acondicionado. También a fallos de diseño que merman su capacidad, ventilación o comodidad y, en definitiva, la calidad del servicio. Contratiempos que, a priori, permanecen: dos de los cuatro buses desplegados el pasado domingo sufrieron averías.
Así, estas unidades de modelo Caetano con motor de emisiones cero (motor de funcionamiento “impecable”, según un autobusero que destaca este elemento como el único mejorado) recorren de nuevo la 145 entre Conde de Casal y el Ensanche de Vallecas. Es así al menos desde el domingo 2 de noviembre, según ha podido comprobar Somos Madrid.
Desde el área de Medio Ambiente, Urbanismo y Movilidad del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida confirman las incidencias. Aclaran que a uno de los autobuses “le fallaba un imán de la puerta”, mientras que no especifican la afectación que obligó a aparcar el otro. Apostillan que a fecha de este martes “ya están los dos circulando”. El errático funcionamiento de las puertas fue, de hecho, uno de los reproches que más recalcó un conductor de línea en conversación con este diario: “Tardaban mucho, eso ralentizaba los trayectos y desesperaba a los viajeros”.
Retraso acumulado en la línea 145 el pasado domingo, durante la reintroducción de cuatro autobuses de hidrógeno.
Las imágenes de la aplicación de EMT durante esa jornada reflejan importantes retrasos que dejan unas frecuencias de hasta 38 minutos. Esto es, casi el triple de la habitual, que los domingos de las 10.00 a las 22.00 se mueve entre los 16 y los 18 minutos. El “resultado” de poner de nuevo en marcha los problemáticos buses de hidrógeno, según el edil socialista Ignacio Benito.
De los errores de climatización y diseño a las revisiones en la hidrogenera
Aunque la primera retirada de los vehículos llegó después de que el PSOE municipal denunciase públicamente los fallos de climatización, de los que alertaron los propios conductores en diversos partes de averías e incluso en un escrito dirigido a la gerencia de EMT, el regidor afirmó después que los diez autobuses no están cubriendo la línea 145 entre Conde de Casal y el Ensanche de Vallecas por otros motivos: “Se están llevando a cabo labores de conservación y mantenimiento de la hidrogenera. No están en condiciones de ser recargados porque esta infraestructura crítica y complicada tiene que pasar unas revisiones periódicas y durante ellas no está en condiciones de producir hidrógeno para que los autobuses puedan funcionar”.
Almeida presentó en noviembre de 2024 este proyecto como “único en Europa”, ya que “no hay ninguna otra capital europea que tenga una estación pública de recarga de hidrógeno”. Presumió de que estos autobuses se recargan en nueve minutos con energías limpias, lo que convierte a Madrid en una “ciudad puntera en las políticas de sostenibilidad del transporte público”. Almeida habló de “políticas sostenibles, eficaces y que generen inversión” y recordó asimismo que, en 2030, “los 2.000 autobuses que circulan por las calles de Madrid serán cero emisiones”.
Al final con este diseño fomentas que los vehículos se queden fuera de circulación y que la calidad o los tiempos del servicio se deterioren
Esta explicación sugería ya el regreso futuro de los autobuses, algo que muchos de los propios conductores de la 145 habían cuestionado debido a las averías del aire acondicionado y a problemas relacionados con el diseño que merman la visibilidad, la ventilación o el espacio físico de la cabina del conductor y del conjunto del bus. “No quieren que se arregle el problema porque lo que no les apetece es volver a esos autobuses”, apuntaba el concejal del PSOE de Madrid Ignacio Benito en unas declaraciones a este medio, respaldadas por un autobusero con el que este periódico pudo conversar.
“Decir que los autobuses están perfectos, pero que no operan por problemas con la máquina de repostar de la hidrogenera (el corazón del proyecto), no es para que Almeida saque pecho. La denuncia sigue siendo igual de válida, lo es doblemente porque los problemas los dan los autobuses y la hidrogenera. Hace agua por todos lados”, criticaba Benito. El portavoz socialista en la Comisión municipal de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad protesta por que el Ejecutivo municipal haya necesitado el salto mediático del caso para una explicación pública: “Hemos pedido información estos meses y no nos la han dado, una nueva muestra del oscurantismo de este Gobierno”. Asegura incluso que los buses de hidrígeno han estado poniéndose en marcha por las noches para evitar el deterioro de las baterías.
El regreso que nunca pidieron los conductores
El conductor de la línea 145 que atendió a Somos Madrid hablaba de “un problema de la serie”, ya que los defectos se han repetido en condiciones casi idénticas en las diez unidades incorporadas. “No es cosa del motor, que con el hidrógeno iba de maravilla y no daba ningún problema, además de que encima se reduce la contaminación. La cosa es que todo lo demás era peor, estaba mal diseñado ya de fábrica. Vinieron defectuosos”, exponía.
“Solo se podían abrir cuatro ventanales, mientras que en la mayoría de modelos puedes abrir todos o casi todos. Eso habría permitido que en primavera, cuando empezamos a detectar los fallos del aire acondicionado, se hubiesen seguido utilizando con normalidad ventilando y ya en verano el problema se habría agravado. Pero como ni siquiera corría el aire, era inaguantable solo con que hiciera un poco de calor. Al final con este diseño fomentas que los vehículos se queden fuera de circulación y que la calidad o los tiempos del servicio se deterioren”, se quejaba.
Imagen de autobuses de hidrógeno en la estación de carga de Entrevías la semana pasada, encendidos durante la noche.
El autobusero arremetió además contra el diseño de las cabinas del conductor: “Eran mucho más pequeñas, con lo cual el confort de un sitio en el que pasamos muchas horas al día se resiente. Y con ello, nuestra calidad de vida y la del servicio que podemos ofrecer”. De hecho, recalcó la “sorpresa” que sintieron ante el tamaño general de los buses de hidrógeno: “Tenían una capacidad mucho menor a los 90 pasajeros del modelo que llevamos ahora. Si compras vehículos más pequeños, más gente se queda en la parada”.
Los reproches compartidos entre compañeros llegan incluso a los retrovisores. O más bien las cámaras que actúan como tal, ya que elCaetano con motor de hidrógeno es uno de esos modelos más nuevos y eléctricos que utilizan unos espejos de reflexión virtual. Estos elementos proyectan imágenes en pantallas interiores para reducir los ángulos muertos, mejorar la visibilidad y facilitar las maniobras, aumentando así la seguridad. Una técnica extendida en buses de EMT, pero que en las cámaras de estos diez buses de hidrógeno presentaba una importante deficiencia: “La protección contra la lluvia estaba mal diseñada, así que con el agua hacía efecto lente y la gota ocupaba toda la pantalla”.