Junts ya no te junta

Junts ya no te junta

La experiencia le dice a Sánchez que con Junts ningún ultimátum es el último, que su apoyo siempre ha sido dudoso y volátil, y que por mucho que amenace puede seguir negociando cada ley, y hasta aprobar alguna aunque sea al límite y sudando. Total, es difícil que la legislatura se pueda poder todavía más cuesta arriba

Una de las peores cosas que uno puede ser en la vida es pesado. Yo lo intento evitar, casi hasta la obsesión. Cuando uno ha sufrido a algún pesado cerca, teme serlo a su vez para otros. Y si no detectas ningún pesado alrededor, no lo dudes: es que eres tú.

Algunos apuntaban maneras ya de niños: todos recordamos a aquel amigo de la infancia que, cada vez que se enfadaba por cualquier tontada, te anunciaba el final de la relación: “¡ya no te junto!” El amigo pesado volvía a juntarnos al día siguiente, hasta que se mosqueaba otra vez: “¡ya no te junto!”. Esta vez era de verdad, te lo juraba, la definitiva. Si no sufriste un pesado así, es que el pesado eras tú.

En la política española ese papel lo juega desde hace algún tiempo Junts, el partido del ex president Puigdemont. Su relación con el PSOE es un permanente “no pero sí”, “sí pero no”. Advertencias, ultimátums, anuncios de próximas rupturas, hasta aquí hemos llegado, se acabó… Si el acuerdo de investidura costó tres meses de tira y afloja, los dos años que llevamos de legislatura han sido más de lo mismo. Aquí algunos titulares de los dos últimos años, en orden cronológico: “Junts acusa al PSOE de incumplir el acuerdo de investidura”, “Puigdemont amenaza con retirar el apoyo a Sánchez”, “Puigdemont pide a Sánchez que se someta a una moción de confianza”, “Puigdemont: ‘no podemos seguir así’”, “Puigdemont reta a Sánchez a convocar elecciones si no puede aprobar los presupuestos”, “Puigdemont suspende el apoyo al gobierno y exige una reunión en Suiza”, “Junts dice que la confianza con Sánchez está ‘al límite’ y le pide garantías”, “Junts amenaza con hacer inviable la legislatura”, “Junts lanza un ultimátum a Sánchez”, “Puigdemont opta por romper con el gobierno”, “Junts someterá a consulta la ruptura con Sánchez”… Y los dos últimos, de este jueves: “Junts anuncia el ‘no’ a todas las leyes en tramitación”, y “Junts dice que la legislatura queda bloqueada”…

Una vez agotada su capacidad de amenazar, y como no parece dispuesto a apoyar una moción de censura con PP y Vox, a Puigdemont solo le queda dejar de respirar. Si eres lector de Asterix, te acordarás de aquel gracioso Pepe, el pequeño hijo de un caudillo ibérico en Asterix en Hispania. Cuando no conseguía lo que quería, Pepe amenazaba: “¡Pues me enfado y no respiro!”, se tapaba la nariz y se ponía muy colorado.

Ante cada “ya no te junto”, el gobierno dice que sí, que vale, que muy bien, que ya se ha enterado y ya veremos. La experiencia le dice a Sánchez que con Junts ningún ultimátum es el último, que su apoyo siempre ha sido dudoso y volátil, y que puede seguir negociando cada ley, y hasta aprobar alguna aunque sea al límite y sudando. Total, es difícil que la legislatura se pueda poder todavía más cuesta arriba, y el gobierno ya ha dejado claro que seguirá hasta el final aunque sea sin presupuestos, sin aprobar leyes esenciales, sin mayoría, sin socios. Y por supuesto sin Junts, que en su apuesta por ser imprescindible puede lograr ser totalmente irrelevante. Y pesado hasta decir basta.