Las multinacionales barren con los veterinarios de barrio: «No es por la salud de los animales, sino por negocio»
Grupos financieros y fondos de inversión irrumpen en el sector veterinario español, especialmente en Balears, hasta hace poco local y familiar. Mientras numerosas clínicas independientes resisten, otros propietarios venden por falta de relevo generacional o para liberarse de trámites administrativos
Más de 2.000 vacas sacrificadas por la dermatosis extienden el miedo entre los ganaderos: “Es devastador”
Indi se arrulla en los brazos de Fernando mientras el fotógrafo aprieta el obturador. Está siendo tratada por una peritonitis secundaria. Al cabo de un rato, otros perros aparecen en la consulta. “¿Cómo sigue Luna? ¿Ya come mejor?”, pregunta uno de los veterinarios. En esta clínica de Palma, la confianza se ha construido a base de trato y proximidad más que con marcas o campañas de marketing. Pero ese modelo de veterinario de barrio, el de toda la vida, se tambalea desde hace algunos años: multinacionales y fondos de inversión internacionales han puesto sus ojos en el sector mediante la adquisición de clínicas que, hasta ahora, eran refugio de profesionales independientes. “Ellos te dicen que te aportan muchas cosas, pero no por la salud de los animales ni por el bien de los veterinarios. Al final, su interés es económico: quieren hacerse con un negocio al que consideran que pueden sacarle más rentabilidad que nosotros”, comenta Fernando Mir, propietario de la clínica veterinaria San Fernando, fundada en 1980. Mir ha escuchado las ofertas de varios estos grupos, pero hasta el momento las ha rechazado.
La transformación es silenciosa, aunque profunda. Y es que el sector veterinario se ha convertido en un codiciado -y lucrativo- nicho de negocio para estos conglomerados, atraídos por unas cifras de facturación que, al igual que el número de hogares con mascota, no paran de crecer. En 2024, los ingresos del sector en España ascendieron a 2.853 millones de euros, un 9,2% más que el año anterior (lo que supone un 0,18% del PIB), de acuerdo a los datos que manejan la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC) y la Asociación Española de la Industria y el Comercio del sector del Animal de Compañía (AEDPAC). El último informe elaborado por ambas entidades revela que hay 7.021 clínicas veterinarias registradas en todo el territorio nacional, cada una de las cuales ingresa una media de 406.334 euros anuales. En total, estos centros generaron unos 44.500 empleos directos (un 1,2 % más respecto a 2023) y más de 356.000 indirectos.
Se trata de unas cifras que reflejan el peso económico y social de las mascotas en el ámbito familiar: más del 45% de los hogares españoles cuenta con animales de compañía. En la actualidad, están censados más de 9,3 millones de perros y más de 6 millones de gatos, a los que se suman cerca de 10,7 millones de otras especies. Seis mascotas por cada hijo menor de cuatro años, según el Registro de Identificación de Animales de Compañía (REIAC).
Más del 45% de los hogares españoles cuenta con animales de compañía. En la actualidad, están censados más de 9,3 millones de perros y más de 6 millones de gatos, a los que se suman cerca de 10,7 millones de otras especies. Seis mascotas por cada hijo menor de cuatro años
Fernando Mir, propietario de la Clínica San Fernando: «Cada uno tiene su política y su visión, pero, para mí, el hecho de no pertenecer a un grupo me permite más libertad de decisión y crecer poquito a poco lo que tenga que crecer»
El atractivo para estos fondos es, por tanto, evidente. Sin embargo, aunque esta concentración permite llevar a cabo mejoras en equipamiento y gestión, también plantea desafíos: ¿qué sucede con el profesional veterinario? ¿qué ocurre con la calidad del servicio? “Estamos viendo cómo se pasa de la consulta familiar a estructuras corporativas que responden a la lógica del capital privado”, resume una veterinaria mallorquina que prefiere mantener el anonimato: “Eso puede tener ventajas, pero también riesgos para quienes trabajamos en el sector”. Mientras algunos ven en estas operaciones una oportunidad de modernización y expansión de servicios, otros advierten sobre los riesgos de concentración, pérdida de control local y falta de información pública sobre el destino final de los beneficios y la propiedad real de las clínicas.
No en vano, el impacto de las adquisiciones por parte de grandes grupos va más allá de la propiedad: Unavets, VetPartners, AniCura o Evidensia -que, a su vez, conforman una compleja red de sociedades interpuestas- controlan centenares de clínicas en España, pero, tras ellas, se ocultan fondos como Oaktree Capital Management, BC Partners o Meridia Private Equity, cuya transparencia en cuanto a estructura societaria, domicilios fiscales y destino de beneficios se caracteriza por una notable opacidad.
Unavets, VetPartners, AniCura o Evidensia -que, a su vez, conforman una compleja maraña de redes empresariales- ya controlan centenares de clínicas en España. Tras ellas se ocultan fondos como Oaktree Capital Management, BC Partners o Meridia Private Equity, cuya transparencia en cuanto a estructura societaria, domicilios fiscales y destino de beneficios se caracteriza por una notable opacidad
Según el informe sectorial elaborado por AMVAC en 2023, el 5% de las clínicas españolas pertenecían, a finales de 2022, a grandes corporaciones, que aportaban el 18% de la facturación. Aunque el porcentaje es aún minoritario, las previsiones del sector apuntan a que la tendencia podría acelerarse en los próximos años: en 2030, según AMVAC, el 41% de consultas y hospitales estarán en manos de grandes grupos.
Los grandes holdings presentes en España
elDiario.es ha intentado ponerse en contacto con algunos de los veterinarios cuyas clínicas han sido absorbidas por estos holdings para preguntarles cómo ha sido su proceso de adaptación. Sin embargo, lejos de decidir ellos mismos al respecto, derivan la posibilidad de entrevistarles o de solicitar información a la propia empresa que las ha comprado. Es el caso de la clínica Aragó de Palma, uno de los centros veterinarios de referencia en Palma. Su propietario responde a la petición de este periódico derivándola a la agencia de comunicación que centraliza la relación entre los medios de comunicación y AniCura España. Tras trasladar la consulta a esa agencia, señalan su interés por conocer, antes de ofrecer una respuesta, el enfoque del reportaje y por las preguntas que se le formularían al dueño de la clínica. Finalmente, responden que la entrevista, “por tema de horarios, no va ser posible”. Aseguran, asimismo, que “la persona autorizada como portavoz” de AniCura tampoco está disponible.
Fachada de AniCura Aragó Hospital Veterinari, en Palma
AniCura Spain Holding S.L.U es uno de los grandes grupos que ha irrumpido con fuerza en España. Con el propósito de brindar una “mejor asistencia veterinaria” y “mayor tranquilidad a millones de dueños de mascotas”, inició su andadura en 2011 mediante una primera fusión de hospitales veterinarios en los países nórdicos. En la actualidad, cuenta con casi 500 clínicas en 15 países europeos, 49 de ellas en España y Portugal: Anicura Aitana Centres Veterinaris, Anicura Albea, Anicura Marina Alta, Anicura Mediterrani Hospital Veterinari, Anicura Hospital Veterinario Valencia Sur, S.L.U., Anicura Vetamic Veterinaris, Anicura Aragó Hospital Veterinari… La lista parece interminable.
Sin embargo, antes de culminar este proceso de expansión, ya se habían producido movimientos financieros ofrecen una idea del creciente flujo internacional de inversión hacia el mercado veterinario europeo. De acuerdo a datos registrales consultados por este medio, en julio de 2020 la socimi Meridia Capital Partners invirtió en la plataforma de hospitales veterinarios Vetsum, que, dos años después, en abril de 2022, vendió su participación mayoritaria a AniCura Group por 105 millones de euros. AniCura es, a su vez, filial de Mars Veterinary Health, división veterinaria de la multinacional estadounidense Mars Incorporated. Esta arquitectura escalonada, compuesta por una matriz internacional, sociedades holding y filiales operativas, diluye la trazabilidad pública acerca de quién toma las decisiones, cómo se fijan los precios, cuáles son los flujos financieros o a dónde se dirigen los beneficios.
“Ahora vivo mucho más tranquilo”
Otra de las grandes firmas que ha irrumpido en el sector veterinario de España es IVC Evidensia, anunciada en su web como la compañía de atención veterinaria más grande de Europa -“Invertimos en nuestra gente, instalaciones y procesos para ofrecer excelencia clínica”, señalan-. Creada en 2012 a partir de la fusión de una veintena de clínicas y hospitales veterinarios de Suecia, fue adquirida en 2014 por el fondo de inversión EQT Private Equity -que en 2024 se hizo con el 80% del portal inmobiliario Idealista-. Tal como consta en portales empresariales, publicaciones especializadas e incluso en su propia página web, en 2017 Evidensia se fusionó con Independent Vetcare (IVC), que, a su vez, había sido impulsada en 2011 en Reino Unido y, al igual que aquella, había sido adquirida por EQT en 2016.
En 2021, IVC Evidensia recibió una inversión del fondo soberano de Abu Dhabi Mubadala Investment Company de 497 millones de dólares, tal como informó Forbes Middle Est, dirigidos a impulsar su expansión europea, convirtiéndose así en uno de los actores principales de la transformación del mercado veterinario. En la actualidad, está presente en 12 países y cuenta con 1.600 clínicas.
Una de las clínicas que este grupo ha absorbido en Balears es el Hospital Canis, fundado en 2014, más de 50 años después de que comenzase a funcionar como clínica veterinaria. En 2023 fue adquirida por IVC Evidensia España a través de Evidensia Assets S.L. elDiario.es ha intentado ponerse en contacto con los propietarios del centro, pero no ha obtenido respuesta. Tampoco por parte de Evidensia, con la que este medio se ha puesto en contacto para poder contrastar con alguno de sus responsables las informaciones sobre los pros y contras de este tipo de adquisiciones. Sí ha accedido a comentar su caso Manu Ruiz, quien en 2008 fundó La Ribera Veterinaris. Quince años después, en 2021, el centro clínico fue absorbido por Evidensia. En la Platja de Palma, donde tiene su consulta, Ruiz se muestra satisfecho de haber vendido su clínica porque “quería hacer de veterinario”: “Estaba cansado de la parte administrativa, me estresaba, me aburría. Ahora vivo mucho más tranquilo en ese sentido”.
Hospital Veterinario Canis, en Palma, uno de los centros adquiridos por el grupo IVC Evidensia
Aunque reconoce que “no hay situación perfecta”, este veterinario señala que, tras 15 años al frente de la clínica, no quería verse “atado a ella de por vida”. Son cuatro veterinarios quienes trabajan en la consulta y asegura que, en su caso, los servicios que ofrece y los precios se han mantenido “exactamente igual que antes”: “A nivel clínico, estos grupos no se meten. Son gestores, cada uno está en su campo”.
Sobre el proceso de adaptación, señala que se ha llevado a cabo de forma paulatina: “La adaptación no es sencilla porque la clínica es tu bebé y has seguido tus propios criterios. El sistema es diferente, pero no te lo ponen complejo”. En cuanto a cambios, señala que a la hora de comprar medicamentos, “si antes los adquirías donde fuese, ahora es en un sitio concreto”. Además, destaca que el hecho de pertenecer a un grupo permite que haya colaboraciones e interacciones entre los distintos centros para poder intercambiar experiencias. Ruiz reconoce que ahora trabaja “con más tranquilidad”: “Sé que todos van a cobrar a final de mes, y, si coges una baja, la cobras. No me arrepiento, era lo que quería. Nosotros no somos empresarios, somos veterinarios”.
Manu Ruiz, en la clínica
Unavets Group es otro de los grandes grupos presentes en el sector veterinario en España. Se encuentra respaldado por el megafondo estadounidense Oaktree Capital Management, que cuenta con múltiples ramas, buena parte de ellas en las Islas Caimán -entre otros ámbitos, gestiona, según Infolibre, casi la mitad de las viviendas del plan de alquiler de Isabel Díaz Ayuso-. En 2023 adquirió ocho nuevas clínicas en España, alcanzando así las 57. También cuenta con 49 en Portugal y una en Gibraltar. Un año antes, Unavets había anunciado la obtención de 116 millones de euros procedentes de los fondos de Ares Management Credit con el objetivo de destinarlos a la financiación de futuras adquisiciones y gastos de capital, continuar con las compras e inversiones de negocios adyacentes y, en menor medida, refinanciar sus deudas. La operación contó con el asesoramiento de Houlihan Lokey, banco de inversión especializado en reestructuraciones de deudas de entidades en apuros.
Vedivet, VetPartners, Mivet… La lista de corporaciones que, junto a AniCura, IVC Evidensia y Unavets, han irrumpido en el mercado veterinario español refleja, en el fondo, una tendencia global, la de la financiarización de sectores profesionales tradicionales donde fondos de inversión y capital privado se convierten en actores determinantes. No solo eso. También muestra cómo los intereses de grandes inversores internacionales pueden modificar el funcionamiento de un mercado hasta entonces eminentemente local y familiar. Para ello, las grandes empresas han ido creando estructuras centralizadas dirigidas a implementar políticas corporativas y uniformar la gestión de todos sus centros, externalizando a su vez sus políticas de marketing.
Sé que todos van a cobrar a final de mes, y si coges una baja, la cobras. Estaba cansado de la parte administrativa, me estresaba, me aburría. Ahora vivo mucho más tranquilo en ese sentido
“Prefiero mantener a la clientela contenta”
En Balears, con su crecimiento de la renta per cápita, su elevado porcentaje de población extranjera y sus altas tasas de tenencia de mascotas, el desembarco de estos grupos no se hizo esperar. Con todo, Fernando Mir es uno de los veterinarios que resisten a los tentáculos de estas multinacionales. Desde su clínica ubicada en la Avenida San Fernando, en Palma, explica que le han “tanteado”, pero que no ha llegado a “hablar de dinero” porque “ya desde un principio” no le “ha interesado”. Aunque asegura no cerrar las puertas a nadie, señala que, en estos momentos, no es una opción “interesante”: “Es algo que depende de la política y la visión de cada uno. Para mí, el hecho de ser independientes y no pertenecer a un grupo me permite más movilidad en cuanto a decisiones, hacer lo que yo considere y crecer poquito a poco lo que tenga que crecer. Con 40 y tantos años, hay bastante gente que conoce la clínica y sabe cómo funcionamos”, subraya.
Fernando Mir, en su clínica
Mir lamenta que, mediante estas adquisiciones, también se estén perdiendo las pequeñas empresas destinadas a la veterinaria, al tiempo que reflexiona sobre lo que supone que un gran grupo absorba una clínica. “Tú eres un empleado más. Te premian por tus beneficios, pero no es lo mismo. Ellos mismos [los grupos] hacen rankings de lo que has facturado, lo que no, osea, que es puramente monetario. Quizás para ciertos hospitales no va a ser un problema”, afirma, señalando que, si el grupo comprador establece la necesidad de alcanzar unos mínimos de beneficio, “lo que va a tener que hacer la clínica es aumentar los precios para intentar llegar a ellos”. “La razón principal por la cual muchos propietarios venden es porque quieren soltar responsabilidades con todas las consecuencias que supone para la clínica. Pero a mí lo que me interesa más mantener a la clientela contenta”, concluye.
Para mí, el hecho de ser independientes y no pertenecer a un grupo me permite más movilidad en cuanto a decisiones, hacer lo que yo considere y crecer poquito a poco lo que tenga que crecer. Con 40 y tantos años, hay bastante gente que conoce la clínica y sabe cómo funcionamos
En el archipiélago hay registradas 193 clínicas veterinarias, según datos del Colegio Oficial de Veterinarios de Balears (Covib). De todas ellas, 20 clínicas, consultorios y hospitales han sido adquiridos por grandes empresas. “Los fondos buscan territorios donde el ticket medio sea alto, los costes laborales, asumibles, y la demanda, estable. Balears cumple con todos estos requisitos”, explica una fuente del sector en las islas. La vicesecretaria del Covib, Ana Sancha, señala por su parte a elDiario.es que, normalmente, “lo que hacen estos grupos es comprar un hospital veterinario y, en paralelo, clínicas o centros periféricos que abastecen de productos a ese hospital”. Se trata de un modelo que, subraya, comenzó a implantarse en Inglaterra hace 20 años: “Esto ya viene de años atrás, irrumpieron en España y ahora están comenzando a expandirse en Sudamérica”. Sobre las razones, señala que se interesan por un mercado en el que “los pequeños animales van en auge”. “Cada vez hay más y ven en ello una inversión asegurada”, abunda.
Los fondos buscan territorios donde el ticket medio sea alto, los costes laborales, asumibles, y la demanda, estable. Cada vez hay más pequeños animales y ven en ello una inversión asegurada
Dejar de ser ‘gestor’, pero asumir ciertas condiciones
Sancha subraya que la sociedad ha cambiado, al igual que la normativa y el propio trabajo de los veterinarios: “Ahora hay nuevas especialidades. Tenemos mucha carga burocrática y hay mucha presión administrativa. Entonces, si alguien se ofrece comprarte la clínica, tú puedes dedicarte a ser veterinario. De hecho, recuerdo que en la carrera hacía economía, pero no te enseñaban a gestionar”. En esta línea, recalca que se trata de un sector en el que “se genera mucho dinero, pero no sabes cómo manejar esa rentabilidad”: “La sociedad ahora busca que estés constantemente en Instagram, en redes sociales. Esto es algo que algunos propietarios prefieren dejar en manos de grupos para que lo gestionen mientras a ellos les dejan ser veterinarios. Somos un colectivo muy vocacional y muy poco de gestión”, concluye.
La sociedad ahora busca que estés constantemente en Instagram, en redes sociales. Esto es algo que algunos propietarios prefieren dejar en manos de grupos para que lo gestionen mientras a ellos les dejan ser veterinarios. Somos un colectivo muy vocacional y muy poco de gestión
Centrarse en el trabajo clínico sin tener que asumir la gestión del negocio, el control de gastos o la negociación con proveedores, además de la estabilidad laboral y económica, es de hecho uno de los componentes con los muchos veterinarios sueñan a la hora de decidir integrarse en una red de estas características, que, además, les permite acceder a equipamientos diagnósticos avanzados, laboratorios propios o sistemas digitales compartidos. Sin embargo, muchos propietarios deciden echarse para atrás debido a las condiciones que, a cambio, deben aceptar. En algunos casos, tal como ha comprobado este periódico, la adquisición se condiciona a que el antiguo dueño continúe en la clínica durante dos o tres años como empleado o director clínico, lo que garantiza al grupo comprador la continuidad del negocio y del personal. Durante ese tiempo, debe cumplir, además, objetivos de rendimiento -ventas, número de consultas, ratios de facturación por paciente-. En algunas compraventas se incluyen también cláusulas de no competencia que, durante varios años, les impide abrir otra clínica en la misma zona para evitar el ‘robo’ de clientes.
Muchos propietarios deciden echarse hacia atrás en la venta de sus clínicas debido a las condiciones que deben asumir: deben cumplir ciertos objetivos de facturación, continuar como empleados o directores clínicos durante un determinado periodo de tiempo e incluso aceptar cláusulas de no competencia que, durante varios años, les impide abrir otra clínica en la misma zona para evitar el ‘robo’ de clientes
Otros profesionales que prefieren mantenerse en el anonimato señalan que, una vez integrada, la clínica puede sufrir cambios en la estructura de precios, como en el caso de las pruebas diagnósticas o los servicios complementarios, o tiene que aceptar planes de fidelización y seguros ligados a la red del grupo. En muchos de los casos, el comprador impone estándares de marca, software de gestión, política de precios y proveedores. En otros, el nombre de la clínica puede continuar siendo el mismo por razones comerciales, pero el control operativo acaba pasando al grupo.
Fernando, como otros veterinarios, prefiere seguir al frente de la Clínica San Fernando, consciente de la dificultad de competir con la capacidad de marketing o de inversión de un grupo, pero tranquilo a la hora de trabajar y continuar tratando a sus pacientes con la cercanía de siempre, como Indi, que duerme sobre la manta que le ha preparado. La perrita apenas se inmuta cuando el veterinario vuelve a entrar para revisar su suero. No hay rastro de inversores, holdings ni fondos de capital riesgo: solo el pulso tranquilo de una clínica que aún funciona con nombres propios. Un modelo que, poco a poco, va cediendo terreno sin hacer ruido, impulsado por un capital que ve en cada mascota un cliente potencial, y en cada clínica, una oportunidad de negocio.