Josep Lanuza, el cerebro político de izquierdas que acompañó a Mazón al Cecopi, testigo ante la jueza de la dana

Josep Lanuza, el cerebro político de izquierdas que acompañó a Mazón al Cecopi, testigo ante la jueza de la dana

El asesor valenciano a sueldo del president en funciones, figura incómoda para sus antigos camaradas, proviene de la izquierda y conoce los secretos de la última etapa del PP en el Palau de la Generalitat

El PP pagó 411.000 euros en las generales del 28A a una empresa de los autores de la campaña sucia contra la izquierda

Carlos Mazón no llegó solo a la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) del 29 de octubre de 2024. A las 20.28 de aquella trágica jornada, cuando ya había decenas y decenas de fallecidos a consecuencia de la dana, Mazón cruzó la entrada del edificio principal del Centro de Coordinación de Emergencias de l’Eliana acompañado por la jefa de prensa de Presidencia, la directora general Maite Gómez, y por un asesor externo contratado por el PP valenciano que llegó a convertirse en la sombra del president en el Palau de la Generalitat, a pesar de no ser personal eventual de la sede del poder autonómico. Se trata de Josep Lanuza, influyente consultor político que proviene de la izquierda valenciana y que, de hecho, llegó a compartir una empresa con relevantes cargos del PSPV-PSOE en sus tiempos mozos.

Lanuza, junto con Maite Gómez, ha sido citado como testigo por la jueza instructora de la causa de la dana por si pudiera aclarar algo sobre las llamadas que hizo Carlos Mazón a la entonces consellera Salomé Pradas mientras el jefe del Consell iba de camino al Cecopi tras haber alargado la sobremesa de la comida con la periodista Maribel Vilaplana en el restaurante El Ventorro.

El asesor más influyente en la estrategia de Mazón es un viejo conocido de la izquierda valenciana, aunque hoy por hoy resulta incómodo para muchos de sus antiguos camaradas. No en vano, Lanuza estuvo vinculado a una campaña de intoxicación para desmovilizar a la izquierda cuando trabajaba para el consultor Aleix Sanmartín, gurú electoral de Pablo Casado en el PP, tal como desveló elDiario.es en 2019 (en una serie de informaciones avaladas por el Tribunal Supremo).

Con esos antecedentes, Josep Lanuza aterrizó en el equipo de Mazón, siempre pegado al teléfono móvil. Tan cercano fue al jefe del Consell, actualmente en funciones tras su renuncia, que era una de las personas que escoltaba a Carlos Mazón cuando, ya casi a la hora de cenar, llegó al Centro de Emergencias, tal como se aprecia en las imágenes grabadas por À Punt y por una productora externa contratada por la Generalitat que ilustran esta información. Lanuza aparece grabando videos con un teléfono móvil en posición vertical.

De ‘scout’ a concejal del PSPV-PSOE

Ni en sus sueños más húmedos, en sus inicios en el mundo de la política, imaginaba el consultor que llegaría a asesorar al núcleo del poder autonómico de su estimado País Valenciano. Sin embargo, quienes le conocieron en el Consell Valencià de la Joventut (CVJ), hace más de dos décadas, ya veían que aquel chaval proveniente de los ‘scouts’ llegaría lejos. Josep Lanuza, oriundo de Alboraia, llegó a presidir el CVJ, auténtica cantera de futuros cuadros y cargos de los partidos, y a encabezar su séptima comisión permanente, entre 2003 y 2005.

“Este chico”, recuerda una fuente que lo trató de cerca, “ya en la época del movimiento asociativo juvenil era una persona que se le notaba cierta capacidad camaleónica, de participar no tanto por principios como por estrategia personal”.


Josep Lanuza, cuarto por la derecha, en una cena del Consell Valencià de la Joventut.

Los orígenes políticos más remotos de Lanuza se sitúan en Alboraia, un municipio de l’Horta Nord bien conectado con la ciudad. Allí, Lanuza creció políticamente a la sombra de Joan Barres, alcalde de la localidad por el PSPV-PSOE entre 1983 y 1987 y entre 1994 y 1999. Barres, tras la ruptura con los socialistas, se montó un partido independiente y, posteriormente, acabó militando en Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV), formación alrededor de la cual Lanuza acabaría a la postre orbitando cuando estaba liderada por el jativés Agustí Cerdà.

“No llegó a militar, aunque lo recuerdo cercano a Agustí Cerdà”, dice un antiguo miembro de la filial en el País Valenciano de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). “Lanuza es de ideología nacionalista y de izquierdas y se puso a asesorar a ERPV”, tercia otro antiguo miembro de la formación, prácticamente residual en la política valenciana ante el éxito de Compromís en ese amplio espacio ideológico.

En la onda de los Països Catalans

El consultor aún figura, a ojos del Registro Mercantil, como secretario de la Fundació Francesc de Vinatea Valencians en Moviment. Fue inscrita en el Registro de Fundaciones en 2006, con Raül Garay de presidente y Vicenta Lostado de vicepresidenta. Se trata de dos veteranos militantes de base de ERPV.

Agustí Cerdà, exdiputado en el Congreso y líder de ERPV entre 2000 y 2016, sostiene que el presidente y la vicepresidenta de la fundación de la que Lanuza fue secretario, actualmente inactiva, no tenían cargos orgánicos en el partido ni llegaron a ser dirigentes.

En los estatutos de la Fundació Francesc de Vinatea, figura entre sus objetivos la promoción de la cultura y el fomento y la difusión de los estudios históricos “de los Països Catalans”, concepto que se erige tradicionalmente en una de las mayores bestias negras del PP valenciano.

En 2007, Lanuza fue elegido concejal del PSPV en Alboraia, aunque acabaría abandonando la política municipal tras las fuertes luchas internas de los socialistas de la localidad. También se formó en la Fundación Jaime Vera del PSOE. De hecho, la participación en sus cursos de verano le cambió la vida para siempre. Allí coincidió con el politólogo Aleix Sanmartín, asesor del entonces ministro de Exteriores socialista, Miguel Ángel Moratinos.

El maestro Aleix Sanmartín

Sanmartín animaba a los alumnos —cuadros jóvenes de las filas socialistas— a consolidar los proyectos que trabajaban en sus clases. Josep Lanuza tomó nota de los consejos del asesor y creó una empresa junto a otros jóvenes socialistas valencianos: Daysi Com Consultoría Política SL, con domicilio social en Alboraia. La firma tenía como objeto social la “prestación de servicios de consultoría jurídica”.

En esa aventura, se embarcaron Roger Cerdà, actual alcalde de Xàtiva, y Rubén Estornell, que también había participado en el curso de la Fundación Jaime Vera.

Cerdà recuerda que Josep Lanuza era un joven “muy lanzado” y con las cosas muy claras. “La empresa duró poco tiempo, y el único que cobró un sueldo de la misma fue Lanuza. A mí me costó 1.000 euros para la constitución”, recuerda.


El consultor político Aleix Sanmartín, en una imagen de archivo.

Tras el intento de montar proyectos con sus compañeros del PSPV, que hicieron carrera por su cuenta, se alió con Aleix Sanmartín y se especializó en contracampañas políticas. Titulado en Informática, Lanuza siguió formándose con asignaturas sueltas y másteres aquí y allá, en materias como análisis de datos electorales, sociología de la comunicación, marketing político o investigación y técnicas de mercado.

Inspirado por series como El ala oeste de la Casa Blanca, fue engrosando las filas de la legión de estrategas electorales con ínfulas de vender táctica electoral y comunicación al mejor postor: un mundo peculiar en el que más de un cantamañanas con suerte, tras algún éxito de chiripa, ha llegado a coronarse en los máximos puestos institucionales.

Lanuza, por el contrario, es considerado como “superinteresante” por alguien que lo concoce desde tiempo atrás. “Entiende de política y de juego sucio, se juntó con Aleix y le salió bien”, cuenta la misma fuente. “El surgimiento de Steve Bannon le flipó”, apostilla de paso. Otra fuente destaca el ambiente familiar en el que se crió, progresista y muy culto, que contrasta de plano con sus actuales jefes.

“Dudosas connotaciones éticas”

Sin embargo, no todo es tan elegante como la ficción televisiva. Roger Cerdà cuenta que se distanciaron cuando Lanuza tomó un camino, a su juicio, de “dudosas connotaciones éticas”. Y hasta la fecha.

Desencantado tras la experiencia municipal y con la empresa desactivada, Lanuza profesionalizó su papel de consultor político. Una década después de su primera aventura empresarial, fue nombrado administrador único de Publyck Worldwide SL. Por el camino, conoció bien zonas de Catalunya como Girona, donde trabajó de asesor para el PSC.

Josep Lanuza, siempre bajo la batuta de su amigo Aleix Sanmartín, fue contratado por el PP de Juanma Moreno de cara a las históricas elecciones andaluzas de 2018 que perdió el PSOE tras décadas de hegemonía. “Es un tío inteligente al que le encantan estos retos”, cuenta una persona que lo conoce desde hace muchos años.

Al año siguiente, el asesor trabajaría para el popular Fernando López Miras en Murcia y para el socialista Guillermo Fernández Vara en Extremadura. También ha trabajado a derecha e izquierda del bipartidismo, tanto en el País Valenciano como en el resto del territorio.

De Andalucía y México al Palau de la Generalitat

El PP, tal como informó este diario, abonó 411.400 euros a la empresa Publyck Worldwide SL en 2019, según la documentación del Tribunal de Cuentas. En aquella época, además de en Andalucía, Murcia y Extremadura, Josep Lanuza también ejercería de asesor en varios países de Amércia Latina, especialmente México.

La experiencia en Andalucía propició su último destino: asesorar a un alicantino llamado Carlos Mazón, muy cercano a Pablo Casado, que aspiraba en 2023 a presidir la Generalitat Valenciana. Muy alejado de las coordenadas ideológicas y culturales del consultor, Mazón se perfilaba como el candidato que podía poner fin a las dos legislaturas de Gobierno progresista del Pacte del Botànic, presidido por el socialista Ximo Puig.

El estratega Lanuza colaboró en la campaña de los populares, pilotada por el periodista José Manuel Cuenca. Tras las elecciones y el pacto con Vox para formar un Consell de unidad entre las derechas, Cuenca fue nombrado jefe de gabinete de Mazón y secretario autonómico de Comunicación y Lanuza, asesor externo del PP valenciano.

El callejón sin salida del Ventorro

Muy presente en el Palau, el trabajo de Lanuza del último año se ha centrado, como todo el Consell en su conjunto, en tratar de responder a la más que cuestionada gestión de la dana del 29 de octubre de 2024, que dejó 229 fallecidos. Con poco éxito, a la vista del resultado final.

Tras la renuncia del president y en plena batalla interna en el PP por la sucesión de Mazón, sigue contratado por el partido, aunque su jefe ya ni siquiera frecuente el Palau de la Generalitat. Aquella tarde-noche del 29 de octubre en que acompañó al president al Cecopi, empezó el lento declive de un político que alargó la inoportuna comilona con Maribel Vilaplana en El Ventorro hasta límites horarios insospechados. Ni el mejor de los consultores políticos sería capaz de contrarestar tal metida de pata épica. Tampoco Josep Lanuza.

“Es muy buen tío, aunque no tiene escrúpulos para el trabajo”, afirma una fuente que lo conoció muy de cerca hace unos cuantos años y aún mantiene una relación cordial con él. Lanuza ha declinado contestar las preguntas de este diario.