Moreno da por superada la crisis de los cribados y espolea al PP andaluz para que defienda su gestión sanitaria «sin complejos»
El presidente de la Junta, reelegido como líder del PP andaluz con el 99,95% de votos en el XVII Congreso, pone en pie a 5.000 militantes y simpatizantes al reivindicarse como el partido que más ha hecho por la sanidad pública, y exhibe el golpe de la crisis de los cribados para tensionar a un electorado «hiperdesmovilizado»
“Seguridad e inmigración”: el PP de Andalucía reabre los puentes con Vox en el arranque de un Congreso preelectoral
Todo verde. El telón de fondo del XVII Congreso del PP andaluz es un enorme rectángulo verde, con la serigrafía del PP andaluz en blanco. El telón de fondo del cónclave para la reelección de Juanma Moreno como presidente del partido son las elecciones andaluzas en la primavera de 2026. “Siempre Andalucía”, reza el lema. Ni rastro del azul corporativo del PP. Y el objetivo indisimulado es revalidar la mayoría absoluta para no depender de Vox, como le ocurre al PP en la Comunidad Valenciana, en Castilla y León, en Murcia, en Extremadura y, previsiblemente, en España.
“Nadie duda si va a ganar Juanma las elecciones andaluzas, la duda es si va a haber estabilidad”, proclamó al mediodía el secretario general del PP nacional, Miguel Tellado, anunciando a los más de 2.000 compromisarios acreditados que este congreso es tan importante para Moreno como para Alberto Núñez Feijóo en las próximas generales.
Todos los discursos que han pasado este sábado por el salón plenario, antes de que hablase el presidente andaluz, partían de la misma premisa: que el poder del PP en la Junta de Andalucía está garantizado. La incógnita de si Moreno gobernará solo o con Vox no parece incentivo suficiente para tensionar a la militancia, y ese exceso de confianza es, precisamente, lo que le quita el sueño al candidato. “Ojo con ese mensaje, que concentra la fortaleza y la debilidad del PP andaluz”, dice un dirigente próximo al presidente de la Junta.
Se buscan incentivos para movilizar a un electorado que lleva cuatro años de “luna de miel”, anestesiado por la victoria arrolladora de 2022, para relanzar a un candidato que despertó del sueño hace un mes, con el estallido de la crisis de los cribados del cáncer de mama. Entre los hombres del presidente andaluz, los que vienen trabajando en las elecciones de 2026 desde las elecciones de 2022, hay un aforismo que se repite cíclicamente: “Convertir cada problema en una oportunidad”.
El escándalo de los cribados de cáncer de mama va a poner a prueba hasta el límite la utilidad real de este axioma. Y el problema del PP andaluz, hoy, es la desmovilización de los suyos y el avance de la extrema derecha: “Este golpe ha sido fuerte, pero nos viene bien, porque está tensionando a nuestro electorado que estaba hiperdesmovilizado”, explica un dirigente.
Un Juanma Moreno exhultante -cazadora marrón, pantalones vaqueros- ha subido al escenario del salón plenario, coreado por todos, y ha exhibido “sin complejos” esa herida, la grieta en la armadura de un líder que hasta hace un mes todos veían invencible. En mitad de un balance triunfalista sobre la gestión de estos años, Moreno se ha detenido a hablar de los déficit de la sanidad andaluza y del fallo de los cribados de cáncer: la resignificación de una crisis política, la mayor que ha sufrido en siete años de gobierno.
En lugar de ignorar el golpe, Moreno lo ha convertido en un contragolpe para azuzar a los suyos. “No somos insensibles, nos ponemos en la piel de las afectadas, y nos duele lo ocurrido en las últimas semanas, porque la sanidad es la prioridad, la que más hemos mimado, porque la encontramos destrozada”, ha dicho, para reivindicar de inmediato el “esfuerzo inversor” de su Gobierno, el gasto “multiplicado por cinco” para equipos oncológicos, para cribados…
“El Servicio Andaluz de Salud funciona y vamos a hacer lo imposible por mejorarlo. Quiero que cuando salgáis de aquí defendáis sin ningún complejo, en la calle, en las escuelas, en las tertulias, que el PP es el partido que más ha hecho por la sanidad andaluza, es una verdad incontestable, es el que más cuida los servicios públicos en la historia de Andalucía. Y vamos a seguir mejorándolo: palabra de Juanma Moreno”, ha defendido, a pleno pulmón, poniendo en pie por primera vez a todos los asistentes del salón plenario, que han aplaudido enérgicamente.
Moreno ha convertido el tema más delicado, el más espinoso, en un trampolín. Es la respuesta desacomplejada a la idea fuerza con la que le ataca toda la oposición en el Parlamento, a saber: que está privatizando y destrozando la sanidad pública. La militancia del PP andaluz ha reaccionado como si le quitaran un gran peso de encima.
El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, firma ejemplares de su libro ‘Manual de convivencia’, en el hall del congreso del PP andaluz.
De la “mayoría suficiente” a la “mayoría de estabilidad”
El presidente andaluz ha pedido el apoyo de su partido para “consolidar” su proyecto para Andalucía. “Tenemos que acabar lo que hemos empezado”, ha dicho. En la campaña de 2022, Moreno atornilló en todos los discursos el término “mayoría suficiente”, cuatro años después habla de “mayoría de estabilidad”.
La palabra estabilidad es un eufemismo de mayoría absoluta. El recién reelegido presidente del PP-A, con el 99,95% de los votos, aspira a volver a 2022, cuando logró sus 58 diputados (tres por encima de la absoluta), pero el contexto político actual se parece más al de 2018, cuando Vox irrumpió en las instituciones con 12 diputados en el Parlamento andaluz, convirtiéndose en socio necesario del primer Gobierno de Moreno. “Fuera de Andalucía hay mucho ruido, nosotros necesitamos calma, silencio”, dice un dirigente.
Y, efectivamente, el PP andaluz se ha diseñado un congreso insonorizado, ajeno al barullo político, como si la polarización no fuera consigo, como si Andalucía siguiera “encapsulada”, palabra comodín durante el primer mandato de Moreno, que alumbró el primer Gobierno del PP sostenido por Vox. “Sin gritos, sin bronca, sin fango”, ha reiterado Moreno a los suyos.
La atmósfera de este cónclave, con un formato más cercano a una entrega de premios que a un foro político, es la que se respira en las cotas de la mayoría absoluta, la de un partido que lo tiene todo ganado, arrullado por las encuestas que le dicen que volverá a ganar. Unos 5.000 militantes y simpatizantes paseando relajadamente por el hall del Palacio de Congresos de Sevilla, donde se ha montado un stand de “tatuajes” (en realidad, calcamonías), un mostrador para vender camisetas de un perro con unas gafas de Dior (en alusión a Pedro Sánchez) y una camioneta con un montón de ejemplares del libro de Juanma Moreno –Manual de convivencia. La vía andaluza (Espasa)-, donde el presidente se ha sentado a firmar ejemplares delante de una larga cola de fans: “Que se lo compre quien quiera tener un futuro en este partido”, bromeó el portavoz del PP en el Parlamento andaluz, Toni Martín, en la apertura del congreso.
No es un congreso de pulsión electoral, de tensión en las filas, pese a la cercanía de los comicios. Hay una banda de jazz (Radio Soul) en el escenario y un conductor de la gala, el periodista Luis Márquez, que anima al público y pide aplausos y palmas a la platea. Tellado y el presidente de Murcia, Fernando López-Miras, han discutido sobre el escenario si la canción que debe acompañar el domingo la entrada de Alberto Núñez Feijóo en el Palacio de Congresos es La voz del presidente, de Viva Suecia; o La salvación, de Arde Bogotá.
Mientras se resuelve la incógnita, el cantaor flamenco Arcángel -uno de los ponentes- se ha arrancado con una canción de Soleá Morente [Ayer], que hace poco firmó un manifiesto de apoyo a Pedro Sanchez. “Qué bonito, maestro. Nos ha puesto la piel de gallina”, escribió Moreno en su cuenta personal de X.
El plantón de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso [por una indisposición de última hora], adelantó el final de los actos previstos para la jornada matutina del sábado. A la una de la tarde había terminado todo y los populares se tomaron tres horas de descanso para comer (muchos aprovecharon para desplazarse al centro de Sevilla, que disfruta de un día soleado).
Las protestas sanitarias en el cierre del congreso
Moreno ha usado el latigazo de la crisis de los cribados para encender a los suyos, para advertir del riesgo de un exceso de confianza, pero tampoco ha encendido el motor de la precampaña electoral. El equipo del presidente no quiere dejar exhausto a los militantes y simpatizantes del PP andaluz antes de tiempo, y esperará a después de las Navidades -Moreno sale como el Rey Baltasar en la cabalgata de los Reyes Magos en Sevilla- para meter el acelerador.
El Gobierno andaluz da por superada la fase más telúrica de esta sacudida política -el reconocimiento del “error”, el perdón público, el sacrificio-, es más, considera que la gestión “en tiempo récord” que ha hecho terminará “reforzándoles”. “La izquierda se ha pasado de hipérbole y eso es contraproducente: han dicho en el Parlamento que estamos matando a mujeres con cáncer y eso interpela directamente a los sanitarios, a los médicos que atienden a esas pacientes, y que se sienten atacados e insultados. Todo esto nos viene bien, porque está tensionando a nuestro electorado que estaba hiperdesmovilizado”, insisten fuentes cercanas al presidente.
El XVII Congreso regional ha diluido la marca PP tras el nombre del candidato y personaje Juanma Moreno, que sigue puntuando por encima de las siglas de su partido tras ocho años de gobierno. Ni siquiera se oyó el himno del partido por los altavoces, que amenizaron con música ambiente y, a ratos, bailable. Pero el presidente ya no sobrevuela la realidad política cinco centímetros sobre los charcos. La crisis de los cribados del cáncer ha puesto en tela de juicio su capacidad para gestionar la competencia más importante (y la de mayor presupuesto) de su gobierno: la sanidad.
La herida sanitaria que ha afectado singularmente a esas 2.317 mujeres -según cifras de la Junta- con un diagnóstico tardío de cáncer de mama, por una falla aún sin aclarar en el Plan andaluz de detección precoz de cáncer. Y la herida estructural que afecta al propio Sistema Andaluz de Salud (SAS), con el que interactúan a diario todos los andaluces, imposibilitando que el discurso triunfalista del Ejecutivo de Moreno convenza a los afectados de que la inversión récord, la plantilla récord y la comparación con los años de gobiernos socialistas (hace ya ocho años) es motivo sobrado para volver a votarles o, al menos, para no manifestarse en las calles exigiendo su dimisión.
Ocurrió así al poco de estallar el escándalo de los cribados, el mismo día que el presidente de la Junta cesó a la consejera de Salud tratando de taponar la crisis. Y vuelve a ocurrir este domingo, a la vez que el PP andaluz clausura su congreso en Sevilla con la participación de Feijóo, mientras las Mareas Blancas, los sindicatos sanitarios y las fuerzas de izquierda en la oposición se manifiestan en todas las capitales andaluzas.
En el Gobierno andaluz, se ha diluido el impacto que supuso ver a las mujeres con cáncer manifestándose a las puertas del SAS, y más tarde ante el Palacio de San Telmo. Moreno se reunio esta semana con el Colegio de Enfermería de Andalucía. Al día siguiente, lo sindicatos mayoritarios en el sector sanitario -Satse y CSIF- se descolgaron de la manifestación del domingo, dejando la protesta encabezada por las Mareas Blancas, CCOO y UGT. Para la Junta, esa foto es la imagen de una protesta “ideologizada”, tradicionalmente contraria a la derecha y, por tanto, menos representativa del malestar ciudadano y del gremio sanitario.
Juan Manuel Moreno y Antonio Repullo, que repite como número dos del partido, tras el recuento de votos del que ha salido reelegido presidente del PP-A con el 99,95% de apoyos.
“No queremos volver atrás”
Moreno subió al escenario, coreado por todos a gritos de “presidente, presidente”, e hizo un balance positivo de sus años de gobierno con un leit motiv que repeitió una y otra vez: antes y ahora, antes y ahora. El líder del PP andaluz habló de 2018 como un punto de inflexión tras casi 40 años de gobiernos del PSOE: “No queremos volver atrás, siempre adelante”, sentenció.
Los populares andaluces llegan aquí tras ganar, por primera vez, las últimas cuatro elecciones -autonómicas, municipales, generales y europeas- y se ven hoy con otros ojos: “Ser del PP en Andalucía era una mancha social, los veteranos saben de lo que hablo”, dijo Moreno (con el realizador enfocando a Javier Arenas, sentado en primera línea). “Te señalaban con el dedo, era imposible estar en una candidatura, y esto no es la prehistoria, eso ocurrió en democracia, con una hegemonía asfixiante de quien pretendía ser el único partido de Andalucía. Eso lo hemos evitado y algunos no soportan que hayamos llegado aquí, siguen pensando que somos unos intrusos”, clamó el dirigente popular.
El principal logro político de Moreno no fue lograr el gobierno andaluz -lo hizo con el peor resultado de la historia de su partido- sino convertir al PP andaluz en el primer partido de la comunidad. “Somos el partido que más se parece a los andaluces”, volvió a decir, adueñándose de un lema que el PSOE andaluz llevaba tatuado a fuego. “El PP andaluz es el partido de la tierra, no somos una mala sucursal de nadie, como otros, no agachamos la cabeza”, advirtió.
El presidente de la Junta reivindicó la moderación, la tranquilidad, la ausencia de exabruptos que distingue la política nacional -“Para el PSOE renunciar a robar sería renunciar a su propia militancia”-, había dicho por la mañana Tellado. “Me preocupan los discursos de odio, los ataques contra nuestras familias. No se puede cruzar nunca la línea del odio y de la rabia. No respondáis con el mismo veneno”, ha pedido a los suyos.
Sobre las 20.30 horas, la dirección del congreso anunció una esperada victoria a la búlgara de Moreno, con un 99,95% de apoyos: dos votos en blanco y uno nulo. La nueva ejecutiva mantiene como secretario general al cordobés Antonio Repullo, incorpora como coordinador general y responsable de Organización a Ignacio Romaní, y renueva algunas vicesecretarías. Es un equipo de continuidad para intentar ganar las próximas elecciones y conservar la mayoría absoluta.