Tres meses de los peores incendios de Castilla y León: «Lo que antes valía ya no sirve, aunque la Junta no quiera reconocerlo»
Trabajadores, expertos y el gobierno reconocen que el operativo se ha visto desbordado ante la simultaneidad y fuerza de los incendios: «La extinción de los incendios se ha sacado adelante por el capital humano y por la buena voluntad de la gente»
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En apenas unas horas, el operativo antiincendios se descontroló: los efectivos de El Bierzo estaban en Ávila, y a León tuvieron que desplazarse los de Villardeciervos. Y a Zamora tuvieron que acercarse los trabajadores de Salamanca, según varios miembros del operativo. Se cumplen tres meses de los peores incendios de Castilla y León, que quemaron más de 150.000 hectáreas según los datos provisionales, y los técnicos no pueden evitar sentirse hastiados: el cansancio protagonizó esos días en los que el operativo no dio de sí, y ahora ven cómo el gobierno de Mañueco se niega a negociar con los sindicatos e intenta parchear una infraestructura que consideran ineficaz justo antes de las elecciones autonómicas, previstas para marzo de 2026.
El 8 de agosto prendía un fuego en Ávila (San Bartolomé de Pinares). Veinticuatro horas después, había otros cinco incendios activos en León que se descontrolaban: Fasgar, Orallo, Anllares del Sil, Llamas de Cabrera y Yeres. El domingo 10 de agosto había nuevos focos en León (Nogarejas), Zamora (Molezuelas de la Carballeda) y Palencia (Resoba, en Cervera de Pisuerga) y los ya descontrolados de la Cabrera leonesa llegaron y arrasaron el Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas. Tres días después empezó el fuego en San Cristóbal de los Mochuelos (Cipérez), Salamanca, que ha sido también el peor incendio que ha vivido la provincia charra.
En total, se calcula que al menos se han quemado más de 150.000 hectáreas y hay cinco muertes vinculadas a los incendios: tres voluntarios que intentaban sofocar las llamas en León y dos bomberos forestales (uno que se dirigía a un incendio en Ávila y tuvo un accidente mortal con su vehículo y otro trabajando en la extinción de un fuego en León). También falleció un hombre que estuvo colaborando en la extinción del incendio de Cipérez (Salamanca) pero cuyo fallecimiento la Junta desvincula del fuego. La familia explicó entonces que el fallecido, de 45 años, “sufrió un fuerte dolor torácico y en la garganta, además de la inmovilización de su pierna derecha, lo que requirió su evacuación por parte de otros voluntarios, al no poder salir por sus propios medios”.
Este verano ha sido el de los “megaincendios”, esos fuegos de sexta generación para los que el operativo actual no tiene suficientes medios. En España se considera un gran incendio aquel que supera las 500 hectáreas. Solo este verano, Castilla y León ha vivido una decena de grandes incendios forestales, alguno de los cuales han superado por sí solo las 30.000 hectáreas. Trabajadores, expertos y el gobierno reconocen que el operativo se ha visto desbordado ante la simultaneidad y fuerza de los incendios. La expectativa del verano no era buena, pero ha sido superada. “La extinción de los incendios se ha sacado adelante por el capital humano y por la buena voluntad de la gente”, defiende el coordinador estatal de agentes medioambientales de CCOO, Jorge Nieto.
La Fiscalía de Castilla y León ha abierto diligencias para investigar penalmente al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, y el consejero de Medio Ambiente, el leonés Juan Carlos Suárez-Quiñones, por la gestión política de la oleada de incendios del pasado verano, según le ha comunicado el propio Ministerio Público a la asociación Bierzo Aire Limpio. La decisión es consecuencia de una denuncia presentada por el colectivo, que ve posibles delitos contra el medio ambiente, omisión del deber de socorro y otros ilícitos “vinculados a la inacción y deficiente actuación de la administración autonómica”.
Carteles en la provincia de León que piden la dimisión del consejero Suárez-Quiñones y del director General de Política Forestal
Suárez-Quiñones sigue sin comparecer en las Cortes
En tres semanas, se han quemado parajes históricos y de gran valor ecológico como Las Médulas (Patrimonio de la Humanidad) o el Valle de Pineda (Palencia). La Junta de Castilla y León aún no ha facilitado el dato definitivo de hectáreas afectadas, a la espera de que el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, comparezca en el parlamento autonómico una vez debatidos los Presupuestos. En un principio, Suárez-Quiñones se comprometió a realizar el balance correspondiente en octubre de este año, algo que no ha sucedido. En años anteriores, el consejero hizo el balance en noviembre y en 2022, cuando hubo varios incendios en Zamora, compareció de manera extraordinaria en julio.
También hay una dificultad añadida para hacer balance de daños: la herramienta de la Junta de Castilla y León (Inforcyl), de la que tanto presumió el consejero en su presentación, no permite ver los datos históricos, aunque fueran los provisionales, que permitían hacerse una idea más clara de la situación. El sistema de partes de incendios que había antes se conservaban en la web de la Consejería y se podían utilizar para calcular las hectáreas afectadas por provincias según los cálculos iniciales. Ahora es necesario remontarse a las hemerotecas de los medios de comunicación, porque la Junta de Castilla y León ya no permite ver esos datos.
“La campaña ha sido mala. Es una cuestión objetiva en base al número de incendios, la superficie que ha sido alcanzada y al tipo de vegetación que ha afectado. Ha habido años donde ha ardido muchísima superficie, pero la arbolada no ha sido tan elevada, por lo que el impacto es de menor recorrido”, señala Pablo Martín Pinto, catedrático en incendios forestales. La Red Temática Internacional sobre Incendios Forestales (FUEGORED), integrada por 512 miembros, recuerda que este año se ha vivido una ola de calor “sin precedentes” que duró 16 días y mostró “un desvío térmico de +4,6 °C en comparación con el clima preindustrial”.
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Cuatro meses sin lluvia efectiva
Francisco José Comuñas lleva 31 años trabajando como agente medioambiental. “Antes era normal que si la primavera era lluviosa, también lo fuera junio. Y aunque hubiera mucho pasto y combustible, la humedad era más alta, las tormentas eran lluviosas. Pero lo que antes valía ya no sirve, aunque la Junta de Castilla y León no quiera reconocerlo. Este año no llovió en junio ni en verano. Estuvimos cuatro meses sin ver lluvia efectiva”, recuerda el portavoz del Sindicato Profesional de Agentes Medioambientales de UGT. Comuñas cree que el operativo no ha sido el “adecuado” para las situaciones que pueden vivirse a partir de ahora. Desde CCOO opinan que en los últimos dos años Castilla y León ha tenido un “indulto climático” y reprocha que la Junta de Castilla y León no los haya aprovechado para prepararse para futuros megaincendios. “Tenemos un modelo desactualizado con costurones y medios que están solapados y no imbricados, con personas trabajando hasta 18 horas. Y ahora presentan unos decretos-ley [que tienen que convalidar las Cortes] que no han sido negociados con el sector y que no suponen ninguna medida de calado, con enmiendas a otras normas aprobadas este mismo 2025”, resume el responsable de Medio Ambiente de CCOO CyL, José Ramón Jiménez.
Los sindicatos reivindican que el operativo sea 100% público (no a través de Tragsa o Somacyl como temen que hará el gobierno de Mañueco) y que se profesionalice a través de contratos estables que permitan también reforzar los trabajos preventivos durante los periodos de bajo peligro de incendios. Martín Pinto, profesor de Incendios Forestales en la ETS de Ingenierías Agrarias de Palencia, pide que todos los ámbitos (político, técnico y científico) trabajen de manera “sinérgica” y pone en valor el trabajo que se ha hecho. “El dispositivo está dimensionado para abordar circunstancias de cierta normalidad. Se puede redimensionar el dispositivo, pero si el dinero va a multiplicar el dispositivo no va a otras cosas. Ahí es donde la sociedad tiene que ver cuál es la prioridad, es como en la economía doméstica. ¿A qué vamos a tener que renunciar? Es lo que hay que valorar como sociedad”, reflexiona.
Zona arrasada por los incendios en los alrededores de la localidad zamorana de San Martín de Castañeda.EFE/Mariam A. Montesinos
Sindicatos y expertos coinciden en que otra de las causas de estos incendios es el desuso del medio rural. “Se ha dado ese cóctel que ha dado lugar a este verano tan horrible. El abandono del campo, de los usos rurales, el desarrollo de matorralización, que arde con más virulencia y que engancha con masas forestales colindantes… Ese combustible está directamente relacionado con la intensidad del fuego. Y se solapó con las circunstancias climáticas negativas extremas de este verano”, explica Martín Pinto, catedrático en incendios forestales. En la comunidad hay más de 700 municipios que no tienen un plan de actuación local de emergencia ante incendios forestales —obligatorio desde 2013— a pesar de que están en zonas de “máximo riesgo” de incendio para establecer unos ‘anillos de seguridad’. UGT reclama a la Junta de Castilla y León que respalde a estos ayuntamientos, que en muchas ocasiones tienen poca población —aunque la única capital que cuenta con un plan similar es Salamanca—, porque además las tierras que deberían formar parte de esos ‘anillos de seguridad’ son tierras particulares o minifundios y en muchas ocasiones se desconoce quiénes son los propietarios.
También debe tenerse en cuenta el gasto que supone, en veranos como este, indemnizar a las víctimas de los incendios. El Consejo de Gobierno de Castilla y León ha aprobado más de 33 millones de euros en compensaciones y trabajos de recuperación de la zona. Solo en los pueblos leoneses, se han tenido que suministrar 118.000 litros de agua potable como consecuencia de los incendios, que han derivado en la contaminación de las aguas subterráneas por ceniza. “Es una salvajada lo que van a costar estos incendios”, reprocha Jiménez, que cree que con un presupuesto similar al que hay en extinción de incendios se podría reorganizar el operativo actual para evitar los problemas que hay. “Ahora lo que hay es una caja de grillo. Puedes tener en el mismo incendio a cuatro personas haciendo lo mismo; pero con cuatro contratos distintos, con lo que supone de coordinación”, suscribe Nieto.
Tras los incendios de 2022, la Junta firmó unos acuerdos con la patronal, UGT y CCOO en el seno del Diálogo Social, que mejoraron parte del operativo —todavía y en parte en manos de unas 35 empresas— pero de manera insuficiente, para los sindicatos. CCOO acusa a la Junta de “interpretar de manera torticera” algunos de los puntos del acuerdo. Para todos los sindicatos y organizaciones profesionales, tanto el consejero como el director general de Patrimonio Natural, José Ángel Arranz, no están legitimados a seguir en sus puestos y a negociar condiciones del nuevo operativo, porque ya no se fían de ellos.
El 60% de Las Médulas, afectado
Uno de los incendios de Castilla y León que traspasó las fronteras mediáticas fue el de Las Médulas, Patrimonio de la Humanidad. El incendio de Yeres (3.900 hectáreas) alcanzó al 60% del espacio protegido como Bien de Interés Cultural, aunque no afectó directamente a la Cuevona y solo parcialmente a la imagen del circo que habitualmente visitan los turistas. Durante el incendio, el CSIC activó el Grupo de Asesoramiento de Desastres y Emergencias (GADE) para prestar asesoramiento científico-técnico en la zona de Las Médulas. Están trabajando unos 70 expertos entre el personal de gabinete y el de campo, y se espera que el grupo siga activado hasta finales de diciembre, cuando esperan haber concluido los primeros informes sobre el impacto a corto plazo del incendio.
El coordinador de riesgos forestales del CSIC y del GADE, Javier Madrigal, asegura que se han localizado unas cien hectáreas sobre las que se debe actuar de manera “prioritaria” —asegura que la Junta ya está en ello— y espera que la regeneración de la zona sea “muy buena” porque el ecosistema de Las Médulas está “adaptado al fuego”. “Se espera que en tres o cuatro años esté todo el manto vegetal verde, aunque para el arbolado sí hará falta más tiempo. Hay que dar tiempo a la vegetación para ver si la afectación es temporal o más duradera, a ver si regenera. Los castaños, matorrales, robles y encinas regeneran bien por cepa y las especies germinadoras regeneran bien por semilla, para lo que hay que esperar a primavera”, reconoce.
Cercanías de Las Médulas arrasadas por el fuego
Actualmente se está evaluando el daño ecológico en la vegetación y el suelo a través de imágenes satelitales y el recorrido de campo. Además, con un grupo de drones se pretende levantar un mapa 3D de la zona que sirva para la evaluación a corto plazo y también a largo plazo, que tenga en cuenta el valor geológico de la zona. El trabajo de campo para analizar la afectación de los castañares también se está terminando y está previsto estudiar la afección de la biodiversidad del suelo y explica que, si la Fundación Las Médulas quisiera financiar un seguimiento de la fauna más a largo plazo, el CSIC estará a su disposición. “Sí se va a hacer un estudio piloto para ver qué fauna está visitando la zona quemada, si está volviendo poco a poco o si hay que esperar un poco más. Son procesos que tienen sus tiempos”, insiste el coordinador de riesgos forestales del CSIC.
El GADE también ha identificado el riesgo de deslizamientos del terreno o de caída de rocas, especialmente después de las últimas lluvias, por lo que insiste en la necesidad de que los visitantes respeten las señales, que han sido reforzadas.
Pablo Martín Pinto reconoce que aún quedan “muchas cosas que afinar y mejorar”, pero reconoce “a excelente gestión” que se ha hecho ante una situación tan complicada como la que ha vivido Castilla y León en las tres últimas semanas de agosto. El incendio de Fasgar, por ejemplo, que se inició el 8 de agosto, no fue extinguido hasta el 14 de octubre. Muchos más meses serán necesarios para que todas las zonas se recuperen de la situación.