No es solo el turismo y la migración: “La IA está aumentando la productividad de la economía española”
Un informe de Goldman Sachs destaca la «transformación estructural hacia servicios de alto valor añadido» y que la adopción de inteligencia artificial por parte de las empresas supera a Italia, Francia e Irlanda
Más programadores e ingenieros que camareros: el empleo de alto valor añadido gana terreno en España
Hace un mes y medio, el pasado 22 de septiembre, aprovechando la Asamblea General de la ONU, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo una reunión en Nueva York con representantes de firmas financieras estadounidenses para trasladarles el potencial de España y el papel que considera que tiene el país como motor económico de Europa. A ella asistieron representantes de fondos y empresas como Brookfield, Bank of New York Mellon, Carlyle, Citi, Goldman Sachs, Invesco, Providence y Soros Fund Management.
Una de ellas, Goldman Sachs, acaba de publicar un informe que se sitúa en contra de casi toda la ortodoxia española. El título habla por sí solo: Spain: More Than Just Migration and Tourism. En él, el banco de inversión señala “una transformación estructural hacia servicios de alto valor añadido” y, quizá lo más llamativo, detecta que la adopción de inteligencia artificial (IA) en el sector empresarial español está empezando a tener efectos positivos en la productividad por encima de los niveles previos a la pandemia.
El estudio empieza señalando que el mercado está dividido entre los inversores que consideran que el fuerte y prolongado crecimiento de la economía española se debe a la reacción cíclica favorecida por una migración superior a la media de la zona euro, y quienes subrayan señales más alentadoras de una transformación estructural. Pero, hecho el apunte, se centra en el segundo bloque.
Para Goldman Sachs el “ajuste más interesante” es la “reasignación hacia los servicios con mayor valor añadido. En particular, los servicios profesionales, financieros y de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han crecido a un ritmo más rápido que la tendencia previa a la pandemia. En el mismo periodo, los servicios turísticos apenas han recuperado su tendencia anterior, lo que refuerza la idea de una transformación estructural desde servicios de bajo a alto valor añadido”.
Los últimos datos de empleo y afiliación a la Seguridad Social, dados a conocer hace unos días, ratifican la conclusión del banco de inversión norteamericano. El empleo de alto valor añadido gana terreno en España, que ya contrata más programadores e ingenieros que camareros, y el ritmo de crecimiento entre unos y otros “va agrandándose mes tras mes”, según el secretario de Estado de la Seguridad Social, Borja Suárez.
¿A qué se debe? Filippo Taddei, director de Investigación de Inversiones Globales de Goldman Sachs y coordinador del estudio, apunta, en conversación con elDiario.es, que “algunas empresas han encontrado en España tanto las cualificaciones requeridas como un salario medio atractivo” para estos puestos. Y añade que “también hay cierta evidencia sobre iniciativas de políticas públicas para facilitar hubs de TIC en las principales ciudades españolas, aunque no estoy seguro de cuán efectivas son. Lo que dicen los datos” —prosigue el economista— es que España, junto con Portugal, es un exportador neto de servicios a EEUU, incluso excluyendo el turismo. Este no es el caso en la zona euro, por lo que es algo en lo que vale la pena centrarse“, destaca Taddei.
Valor Agregado Bruto (VAB) por sectores
Federico Steinberg, catedrático en la Universidad de Georgetown e investigador del Real Instituto Elcano también destacaba hace unos días a este diario el crecimiento de los servicios no turísticos como una de las señas de identidad de la economía española: “En el mundo pospandemia, España ofrece una serie de características que la hace atractiva para los nómadas digitales”. Entre ellas, que “puede ofrecer servicios de forma remota gracias a la conectividad y a las inversiones en redes de fibra óptica”, como viene remarcando el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá.
Migración sí, productividad también
Otro de los puntos que destaca el informe de Goldman Sachs es que la fuerte entrada de inmigrantes, de las mayores, en términos relativos, dentro de la zona euro, no ha sido un obstáculo para que empiece a repuntar la productividad, uno de los grandes retos de la economía española, como destacaba esta semana Fedea. Según el banco de inversión, la inmigración ha contribuido —junto con el aumento de la población activa autóctona— a cerca del 80% del incremento del PIB desde 2019. Pero la productividad por hora ha crecido, señala, situándose en la parte alta del área del euro durante los últimos cinco años. “Además, aunque la economía española presenta un gasto relativamente bajo en I+D, su sector empresarial muestra indicios tempranos de adopción de inteligencia artificial, superando a Italia, Francia e Irlanda”, asegura el informe.
Evolución de la productividad
Para Taddei, el aumento de la productividad está relacionado con el punto anterior, es decir, con la transformación hacia servicios de mayor valor añadido. “Las economías avanzadas son intensivas en servicios y este es especialmente el caso de España. Pero no todos los servicios son igualmente productivos, algunos concentran más valor añadido por empleado, como los servicios profesionales, la tecnología de la información o las finanzas. Desde la pandemia, los servicios con alto valor añadido han crecido más [en España] que el resto de la economía; este cambio hacia mejores empleos, hacia empleo más productivo, ha comenzado a aumentar la productividad media por hora trabajada en España, y a un ritmo más rápido que en el resto de la zona euro”.
Y la inmigración también está contribuyendo, puesto que “los flujos migratorios en España tienen, de media, un mayor nivel educativo que en Alemania, Francia o Italia”. Es otra de las conclusiones sugerentes. “Esta es una transformación estructural interesante que se ve compensada en parte por la baja I+D de la economía española. Pero si la transformación continúa, estos servicios suelen tener un efecto positivo en la I+D. La pregunta que nos hacen ahora los inversores es simple: ”¿Cuánto tiempo puede continuar esta transformación?“”, señala Taddei.
I+D, asignatura pendiente
La investigación y desarrollo es, en efecto, otra de las grandes asignaturas pendientes de la economía española, aunque está creciendo. En su informe anual sobre las perspectivas en ciencia, tecnología e innovación publicado a finales de octubre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala el ‘suspenso’ de España en I+D. En España representaba un 1,49% del producto interior bruto (PIB) en 2023, lo que supone solo un 55% de la media de la OCDE, aunque en los últimos años es de los países que experimentan los mayores incrementos relativos, coincide.
Según datos del organismo internacional, el peso de la I+D en el conjunto de sus miembros pasó del 2,31% del PIB en 2013 al 2,70% en 2023. En España el incremento en esos diez años ha sido similar en términos relativos (el porcentaje era del 1,27% en 2013), pero se ha acelerado últimamente y en 2023, el último ejercicio para el que hay datos comparables, creció un 9%, el mayor de todos los países, cuando la media fue del 2,4% en la OCDE.
Inversión en I+D y adopción de IA
Hay otros dos nubarrones en el horizonte. El primero es el impacto de la inmigración en el mercado inmobiliario. El Instituto Nacional de Estadística (INE) proyecta que la población crecerá cerca de un 10% en las próximas dos décadas, hasta superar los 52 millones de habitantes, impulsada exclusivamente por la llegada de extranjeros.
Para el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, “el shock demográfico se puede mantener mientras haya vivienda, que es lo que permite la integración de los inmigrantes, y ya estamos viendo que es insuficiente, lo que está impulsando los precios al alza, especialmente en las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona”.
Con excepción de Países Bajos y Bélgica, los precios de la vivienda en España son los que más han crecido en la zona euro desde 2015. Goldman Sachs advierte que “sería necesario un aumento notable del crecimiento de la inversión residencial —de unos dos puntos porcentuales trimestrales— para compensar el encarecimiento de los inmuebles”, algo que “consideramos poco probable que se produzca a corto plazo, por lo que es más factible que la ralentización de los precios se dé solo si coinciden una menor inmigración y una mayor inversión”.
El segundo nubarrón es precisamente la desaceleración de la inversión. El reciente dinamismo se ha beneficiado del apoyo prolongado del Fondo de Recuperación Europeo (Next Generation) y, desde este año, del aumento previsto del gasto en defensa. Sin embargo, tras un comienzo sólido, España tuvo dificultades en 2024 para ejecutar los fondos del Mecanismo de Recuperación a un ritmo constante, advierte el banco de inversión norteamericano a partir de información de la Comisión Europea.
Los datos de 2025 aún son provisionales, pero no apuntan a una mejora significativa, señala el informe, que reprocha a España que “no se ha comprometido a aumentar su gasto en defensa al nivel de otros países europeos, y esperamos que este factor tenga un impacto relevante en la inversión. Teniendo en cuenta ambos elementos [menos ejecución de los fondos europeos y menos gasto en defensa], el apoyo fiscal a la inversión comenzará a reducirse en 2026 y continuará disminuyendo hasta 2028. ”Tendremos que ver si la inversión privada da un paso al frente para asegurar las perspectivas“, concluye Taddei.