‘El bueno, el feo y el malo’ continúa: Covarrubias, en Burgos, ultima un museo a Carlo Simi, escenógrafo del western

‘El bueno, el feo y el malo’ continúa: Covarrubias, en Burgos, ultima un museo a Carlo Simi, escenógrafo del western

La Asociación Cultural Carlo Simi-Sad Hill dedica un centro a la «mano izquierda» de Sergio Leone que albergará planos originales, bocetos, diseños y parte del vestuario utilizado en varias producciones

El fuerte de Betterville, la siguiente recuperación de los escenarios burgaleses de ‘El bueno, el feo y el malo’

Entre la comarca del Arlanza y Pinares, en Burgos, aún recorta el horizonte del ‘Rubio’ —Clint Eastwood— y entre los sabinares, pinares y páramos resuenan los silbidos de Enio Morricone en la banda sonora de ‘El Bueno, el feo y el malo’. En un escenario del lejano oeste en el que parece como si alguien estuviera a punto de desenfundar, se ultiman los preparatorios para abrir en Covarrubias el Museo Carlo Simi – Sad Hill. El espacio, que abrirá en el primer trimestre de 2026, custodiará el legado del escenógrafo que diseñó aquel cementerio circular y tantas imágenes que quedaron incrustadas en la memoria del cine.

Pero el museo solo es el “colofón” a una iniciativa que empezó hace más de diez años con una pala, unas tablas para desenterrar el cementerio de Sad Hill —uno de los escenarios más icónicos del cine—, explica Joseba del Valle, miembro de la Asociación Cultural Carlo Simi y uno de los impulsores del proyecto.

Y no exagera. La asociación que reconstruyó el cementerio Sad Hill con voluntarios de toda Europa en tres fases: desenterrar empedrado, levantar muros, clavar miles de cruces. Con ello no solo recuperó un lugar físico, sino un mito. A partir de ese gesto, la familia del escenógrafo del filme, Carlo Simi decidió ceder su archivo para crear un museo estable. “Cuando nos llegó esta propuesta fue algo que nos dejó de piedra”, recuerda. “Vimos que era una oportunidad que solo pasa una vez en la vida”.

Un museo para el arquitecto del mito

Carlo Simi fue la “mano izquierda” de Sergio Leone, afirma Del Valle. Si su “mano derecha” era Ennio Morricone —la melodía— Simi era la geografía: los pueblos, los fuertes, los cementerios, los ponchos desgastados, los puentes colgantes. “En aquella época todo lo que se veía en pantalla era real. La labor del escenógrafo era fundamental. Y nunca se les ha reconocido como merecen”, apunta.

Simi diseñó todos los escenarios principales de ‘El bueno, el feo y el malo’, además de los de ‘Por un puñado de dólares’, ‘La muerte tenía un precio’ y ‘Hasta que llegó su hora’, entre otros. Además de diseñar el vestuario de muchos de sus personajes.

El museo albergará planos originales, bocetos, diseños y parte del vestuario utilizado en varias producciones. “Esperamos poder exponer el ropaje original de Eli Wallach, Tuco”, adelanta Del Valle. También habrá rotación de piezas por cuestión de espacio y conservación. Y, en lo que suena casi a duelo contra el destino, buscan algo más. “Vamos a solicitar a Clint Eastwood la cesión de su poncho para la inauguración. Otra cosa es que lo consigamos, claro”, apunta Del Valle con una mínima esperanza.

Covarrubias, por destino y por memoria

La ubicación no es un gesto menor. “Las primeras opciones fueron Santo Domingo de Silos y Salas de los Infantes”, relata Joseba. Sin embargo, fue Covarrubias —villa medieval, de piedra clara y silencio— quien movió ficha. El Ayuntamiento ofreció espacio y apoyo logístico. El detalle final lo pone la vida: la hija de Carlo Simi fue concebida durante el rodaje en Covarrubias, en la antigua hostería Arlanza. “Hay un vínculo emocional real con este lugar por parte de la familia”.

El museo se ubicará en la Casa de Santo Tomás, a cien metros de la plaza. Y el visitante que cruce su puerta lo hará acompañado por quien todo el mundo está esperando: una silueta de Clint Eastwood, distinta a la que preside Sad Hill. Allí figura desenfundando. Aquí, reflexiona. La postura es la de la frase que todos conocen: “El mundo se divide en dos clases de personas…”. Un gesto más íntimo, más museístico, más de memoria que de pólvora y gatillo rápido.

El museo tendrá, además, un anfiteatro al aire libre para charlas, ciclos y proyecciones estivales. También se retomará la tramitación para declarar Sad Hill como Bien de Interés Cultural (BIC), un objetivo que quedó aplazado mientras dure la preparación del museo y que desde la asociación creen que servirá para dar un motivo más para esta consideración.

De la España vaciada a Inglaterra e Italia

El proyecto no es solo local —el Ayuntamiento de Covarrubias es el principal colaborador además de municipios cercanos—, aunque su raíz esté hundida en la tierra de sabinas. “La Junta de Castilla y León y la Diputación de Burgos han aportado una cantidad económica muy importante”, señala Del Valle. La Universidad de Burgos también participa. Y luego están los aliados inesperados: el Centro Sperimentale di Cinematografía de Roma, también de Italia la asociación Camposecco Far West y desde Inglaterra los impulsores de la Spaghetti Western Trail desde Inglaterra. Estos últimos están desarrollando un itinerario con las películas western como nexo y que unirá Covarrubias con Almería atravesando Soria, Guadalajara y Cuenca. “Una ruta para viajeros que prefieren polvo y paisaje al sol y piscina”, señala Del Valle.


Silueta en Sad Hill.

El rodaje continúa

Mientras tanto, las cruces de Sad Hill siguen ahí, entre la piedra, el polvo y el viento y la madera de una comarca a la que llegan visitantes de Inglaterra, Japón, Estados Unidos o Argentina.

Los que lo reconstruyeron también siguen ahí, aunque ahora lleven papeles y ultimen con mimo los detalles para la apertura. “Ha superado nuestras capacidades iniciales, pero es una responsabilidad con la tierra, con la comarca y con la familia”, dice Joseba.

El museo abrirá con o sin poncho. Con o sin Clint —a quien han contactado por si, a sus casi 96 años, quisiera dejar la paz de su rancho para revivir al ‘Rubio’—. En 2026 ‘El Bueno, el feo y el malo’ cumple 60 años con todavía mucho que mostrar en el escenario que elevó a la cumbre a la obra de Leone, Morricone y Simi.