La factura del Ventorro, el cambio de ropa o su paradero: todo lo que Mazón debería aclarar ante la comisión de las Corts

La factura del Ventorro, el cambio de ropa o su paradero: todo lo que Mazón debería aclarar ante la comisión de las Corts

El presidente en funciones comparecerá esta tarde sin haber aportado el registro oficial de sus llamadas durante toda aquella jornada. Hasta ahora solo existe un listado hecho a mano y que recoge únicamente llamadas entre las 17.37h y las 23.29h

¿Dónde estaba Mazón? – Aquí puedes ver el documental que investiga la gran incógnita de la dana y ha pedido la jueza

“Ya no puedo más”. El presidente del Gobierno valenciano, ahora en funciones, Carlos Mazón, puso fin así el pasado lunes 3 de noviembre a la huida hacia adelante que emprendió desde que aquel trágico 29 de octubre del pasado año decidió irse de comida cuando la dana ya causaba estragos en Utiel.

Mazón, consciente de que ese ágape en El Ventorro con una eterna sobremesa acabó con su carrera política, centró sus esfuerzos en alargar su supervivencia política primero, y más tarde la judicial, tratando de fabricar un relato plagado de bulos y manipulaciones que multitud de informes oficiales, informaciones periodísticas, testimonios de expertos y sobre todo, los autos de la jueza de Catarroja que investiga la gestión de la catástrofe, han ido desmontando uno a uno.

Ni las manipulaciones de audios del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) o de un predictor de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en conversación con un técnico de Emergencias de la Generalitat, ni la retahíla de mentiras que ventila cada vez que tiene ocasión, incluido en su discurso de dimisión, con el ya más que desmontado apagón informativo de ambos organismos estatales como máximo exponente, han podido lograr su objetivo: trasladar la responsabilidad política de la gestión de la emergencia, que es única y exclusivamente de su Consell, al Gobierno de Pedro Sánchez. Al ejecutivo central se le podrá cuestionar la lentitud del despliegue de medios los días posteriores, pero no el flagrante retraso del envío del mensaje de alerta a los móviles de los ciudadanos.

Una demora que un año después se desconoce a ciencia cierta si estuvo relacionada con su interminable comida en El Ventorro, lo cual implicaría presuntas responsabilidades jurídicas para Mazón. Este es el principal motivo por el cual tanto él como la periodista con la que comió en El Ventorro, Maribel Vilaplana, han cambiado en repetidas ocasiones las versiones de lo que sucedió aquella tarde, principalmente en lo relacionado con los tiempos. Los bandazos en las diferentes explicaciones unido a los gritos de los familiares de las víctimas en el funeral de Estado, han acabado por precipitar la salida del presidente del Consell, acorralado y prácticamente sin apoyos.


Carlos Mazón en el acceso al hemiciclo del parlamento valenciano.

Todo esto explica también el que el jefe del Consell en funciones haya dimitido con una enorme cantidad de incógnitas por resolver. Y es que, sigue sin hacer públicos dos documentos clave. Por un lado, la factura de El Ventorro que permitiría conocer a qué hora salieron del restaurante, teniendo en cuenta que en un primer momento se habló de las 17.30 horas y Presidencia aseguró que Mazón llegó a su despacho a las 18.00 horas. Pero posteriormente, Vilaplana aseguró que salieron entre las 18.30 y las 18.45 horas y el propio presidente aseguró que de allí se fue directo al Palau.

Sin embargo, elDiario.es reveló en su documental ‘¿Dónde estaba Mazón?’ que según un testigo presencial, apareció por allí poco antes de las 20.00 horas. Posteriormente, en otra exclusiva de esta redacción, otro testigo confirmó que llegó a esa misma hora, y además cambiado de ropa: sin chaqueta, sin corbata y con un suéter amarillo, tal y como se aprecia a su llegada al Centro de Coordinación Operativa Integrado (Cecopi) a las 20.28 horas. Pero es que además, a las pocas horas Levante-EMV reveló que Mazón acompañó a Vilaplana al aparcamiento de La Glorieta, junto al Parterre, donde la periodista tenía aparcado su coche. Así pues, más allá de este último detalle, sigue sin conocerse a ciencia cierta a qué hora salieron de El Ventorro y dónde estuvo el presidente hasta que llegó al Palau casi a las 20.00 horas. Y todo eso mientras ya había personas fallecidas por la riada. El justificante del aparcamiento que ha requerido la jueza a la empresa que lo gestiona aportará algo de luz al respecto.

Además de la factura del restaurante, el presidente en funciones tampoco ha aportado el registro oficial de sus llamadas durante toda aquella jornada. Hasta ahora solo se conoce el listado hecho a mano que ha presentado en las Corts y que solo recoge llamadas entre las 17.37 horas y las 23.29 horas. De este listado lo más llamativo son los 37 minutos en los que su móvil no registra actividad, justamente en los momentos más críticos, entre las 18.57 y las 19.34 horas, coincidiendo con la incógnita sobre su paradero. En esa franja, no coge dos llamadas a las 19.10 y a las 19.36 horas de su exconsellera al mando de la emergencia, Salomé Pradas, cuando le telefoneaba para informarle del envío del Es-Alert.

Por otra parte, Mazón tampoco ha explicado aún dónde se cambió de ropa aquella tarde. En su declaración judicial, Vilaplana aseguró que en el mismo restaurante se quitó la chaqueta y la corbata y se puso el suéter, una situación cuanto menos extraña y que el presidente tampoco ha explicado. En este sentido, una fuente policial conocedora del trabajo de los escoltas revela en el documental realizado por este diario que el presidente pudo pasar por su casa antes de ir al Palau de la Generalitat, algo que niegan desde Presidencia.

Mazón tendrá una buena oportunidad para aclarar todos estos temas este martes a partir de las 16.00 horas en su comparecencia en la comisión de investigación de las Corts. Sin embargo, no parece que vaya dispuesto a aportar mucha luz en forma de documentos. Tanto el PP como Vox han tumbado la petición del PSPV para que el presidente aportara tanto la factura de El Ventorro como el registro oficial de llamadas, lo que no le impide presentarlo de forma voluntaria.