La ultraderecha, contra la universidad
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La semana pasada os contamos que el agitador ultra Vito Quiles había suspendido su tour por la universidad cuando constató, masiva manifestación mediante, que no era bien recibido en la Universidad de Navarra. Ni el centro ni la comunidad educativa querían allí a Quiles y se lo dejaron claro.
Habréis visto a lo que se dedica este pseudo periodista: va a los campus sin solicitar permiso a ganar adeptos para su causa, a montar bronca, todo ello para combatir la supuesta idea de que la universidad es un centro de adoctrinamiento que veta cualquier línea de pensamiento que no sea la oficial, el pensamiento único izquierdista y woke según su manera de ver la realidad. Cómo encaja con esta teoría que la Universidad de Navarra sea del Opus Dei no es algo de lo que haya hablado Quiles, pero que la realidad no estropee un buen titular.
Lo de Quiles no era una improvisación. No se levantó un día y decidió, motu proprio, que iba a ir montando bronca de campus en campus. Está andando el camino que abrieron sobre todo Ben Shapiro y Charlie Kirk en EEUU. A la manera española, cutre (los norteamericanos debaten, piden permiso, argumentan; Quiles va megáfono en mano subido a hombros de neonazis), pero el modelo es evidente.
Todo responde a una estrategia clásica de la ultraderecha global. Son movimientos que se repiten de Washington DC a Budapest pasando por Madrid o Buenos Aires. Allí donde pueden, los ultras ponen a la universidad en el centro de la diana.
Lo explican expertos en la materia como Jesús Casquete Badallo, profesor de la Universidad del País Vasco: “Ponen en el punto de mira las universidades como bastión del conocimiento experto. Como lugar del que salen las investigaciones del cambio climático, los estudios sobre género, etc”. La universidad representa todo lo que la extrema derecha odia.
Esto viene de décadas atrás, pero se ha exacerbado en los últimos años. Es fácil seguir el rastro. Empezó Orbán, el presidente húngaro, que ha diezmado la universidad pública en el país traspasando los centros a fundaciones privadas hasta dejar solo cinco centros públicos.
Le ha seguido Trump en sus dos mandatos, especialmente en este segundo. Para el mandatario norteamericano es una cuestión clave: de lo primero que hizo al ser investido presidente fue ir contra las grandes universidades del país. Harvard, Columbia o Yale fueron acusadas de wokes y amenazadas con dejar de recibir fondos federales si no se atienen a las políticas de Trump. Está teniendo un cierto éxito.
En Argentina, Milei ya apuntó antes de ser elegido presidente y durante su mandato ha pasado su famosa motosierra por los campus. Esa es la segunda pata del ataque: primero se desprestigia, luego se recorta a destajo.
La situación resultará familiar para cualquier madrileño: Ayuso, trumpismo a la española, tiene ahogadas a los seis centros públicos al nivel de que la Complutense, el centro más grande del país, necesita pedir un crédito para seguir funcionando.
Todo esto es posible, cuenta Guillermo Fernández Vázquez, profesor de la Carlos III de Madrid, porque la ultraderecha es, ahora mismo, “la familia ideológica más dinámica y coordinada del mundo”. Los ultras se pasan medio año de congreso en congreso, compartiendo ideas y estrategias. No es solo retórica, como muestra este caso.
En Madrid, precisamente, habrá huelga en las seis universidades públicas los días 26 y 27. En este artículo os contamos los motivos, que se podrían resumir en que están ahogadas por la falta de financiación.
Esta semana hemos hablado de…
Un laboratorio universitario
900 investigadores predoctorales llevan dos meses adelantando dinero al ministerio. Son los beneficiarios de un contrato FPU que concede el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades para hacer el doctorado y que deberían estar trabajando (y cobrando) desde octubre. Pero el ministerio no resuelve de manera definitiva la convocatoria, lo que conlleva que estén adelantando dinero que muchos no tienen para pagar alquileres, matrículas o cursos y, en algunos casos, trabajar gratis para la universidad. Hemos hablado con varios con de ellos, que nos cuentan que han renunciado a otros trabajos o se han mudado de ciudad para poder hacer un doctorado y ahora están “al límite”.
La “práctica totalidad” de las escuelas infantiles siguió la huelga en Galicia. Y eso, denuncian los convocantes, que la Xunta impuso unos servicios mínimos “totalmente abusivos”. Los sindicatos exigen convenios dignos y mejores condiciones laborales en en las escuelas infantiles privadas o de gestión indirecta de 0 a 3 años, centros de menores y atención a la discapacidad.
Una universidad privada de Granada imparte clases sin autorización de la Junta. El centro se llama New Digital Talent y ha arrancado su segundo curso de actividad, pero lo hace sin la autorización del Gobierno andaluz. Este centro educativo es en realidad el Campus Europeo de Estudios Superiores de Granada (ESCO), que cerró sus instalaciones en su vieja sede y se ha mudado y cambiado de nombre para esta nueva andadura. Según sus responsables, los cambios se han producido para “adecuarse a la nueva realidad del mercado laboral”, pero otras fuentes denuncian que lo han hecho para evitar hacer frente a las deudas que arrastraba.
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Dos años tarde, llega el Estatuto del Becario. O al menos está más cerca de ser una realidad. El Consejo de Ministros ha aprobado 24 meses más tarde haberlo pactado con los sindicatos la norma que dará más derechos al estudiantado universitario cuando haga prácticas en empresas, como compensación de gastos, derecho a vacaciones o medidas para evitar el fraude. Mi compañera Laura Olías, que ha seguido el tema desde el primer día, aterriza en este artículo en qué consiste la nueva norma. Por cierto, el Gobierno tiene todavía becarios como los que quiere erradicar.
Aragón quiere privatizar la Infantil y el Bachillerato. Las organizaciones “defensoras de la educación pública en Aragón” han anunciado movilizaciones “para mostrar el rechazo de la comunidad educativa al anuncio del Departamento de Educación de seguir privatizando la enseñanza aragonesa. Señalan sindicatos y asociaciones que la concertación en Bachillerato ”es totalmente innecesaria“, ya que ahora mismo hay ”más de 2.000 plazas de bachillerato sin ocupar en centros públicos.
Condenados por educar a su hijo en casa. El proyecto educativo de los padres “no cumple los requisitos mínimos”, lo que compromete las “oportunidades vitales” del pequeño, dice la sentencia. Una jueza ha condenado por “abandono de la familia” a unos progenitores por realizar el conocido como homeschooling, educar al niño en casa. La magistrada, que habla de “flagrantes carencias”, recuerda que en otras ocasiones se han dictado sentencias absolutorias cuando se observó que los menores recibían una educación de “cierta calidad” o que al menos les permitía reintegrarse en el sistema sin grandes perjuicios.