Paul Urkijo bucea en las leyendas vascas en ‘Gaua’: “Los mitos se actualizan cada vez que alguien los cuenta”

Paul Urkijo bucea en las leyendas vascas en ‘Gaua’: “Los mitos se actualizan cada vez que alguien los cuenta”

El director ha estrenado una película que va a contracorriente del cine español. Cine fantástico basado en las leyendas y los mitos del folclore vasco

‘La larga marcha’, una adaptación contundente pero muy irregular de una de las novelas más aterradoras de Stephen King

Es curioso que en España conozcamos criaturas como el Grinch o el Krampus. Sabemos de las Brujas de Salem, mientras desconocemos las leyendas y el folclore de distintas partes del país. El cine de EEUU ha impuesto también un imaginario en el que sus leyendas colonizan las del resto de lugares. Por eso, figuras como la de Paul Urkijo son necesarias en un cine que siempre se rinde al más fuerte. El cineasta vasco demostró con Errementari que se puede hacer cine fantástico en España, algo que continuó con Irati, donde apostó por el género de espada y brujería y que ahora confirma con Gaua, donde las leyendas del País Vasco se materializan en un filme de brujas, mitos, criaturas fantásticas y aquelarres con un potente mensaje feminista de fondo.

Urkijo cada vez hila más fino, y la factura de sus filmes son deslumbrantes. Un cine que bebe de las historias que le contaban sus abuelos y que él convierte en películas. Lo hace, además, en la lengua en la que las aprendió, el euskera, que sirve de hilo conductor en estos filmes que son, por desgracia, una rareza en la industria del cine español.

¿Siente que hace un cine a contracorriente?

No sé si es a contracorriente. Yo hago lo que me gusta y lo que quiero. Y seguiré haciendo género fantástico mientras me dejen.

Es curioso que con la tradición oral y el folclore que hay, no solo en Euskadi, sino en toda España, no haya más ficción usándolo.

Siempre se ha considerado material para niños. Siempre será un poco denostado el género fantástico. La fantasía parece algo infantil, pero creo que en los últimos tiempos, ya no solo en España, sino en el resto del mundo, también se está considerando como un verdadero material con potencial antropológico. Lo que tienen las leyendas y los mitos de poderoso es que se actualizan cada vez que un orador las transmite a través del prisma de su tiempo. Los elementos que tienen esas leyendas son tan potentes que hacen que se mantengan en el tiempo. Es algo que estamos viendo a nivel internacional: se están tratando las leyendas como algo serio y haciendo adaptaciones más aterrizadas, más serias, que vibran más con los temas de la actualidad.

De alguna manera también nos tenemos que quitar un poquito el complejo de que parece que nosotros no podemos hacerlo y que lo nuestro no vale igual que lo que hacen los anglosajones. Yo pienso que tenemos películas sobre las brujas de Salem a patadas y de Nueva Inglaterra. Y los aquelarres se inventaron aquí. Tenemos la imaginería de los aquelarres. Tenemos a Goya. Tenemos referentes muy nuestros y muy poderosos que se imitan fuera. Nos tenemos que quitar ese complejo porque aquí hay un pozo muy poderoso y un imaginario muy rico, legendario.

¿De dónde nace su interés por estas leyendas y tradiciones?

Desde niño me ha gustado lo fantástico, me han gustado los monstruos, y luego sí que es verdad que me contaban historias cuando íbamos al monte. Nos contaban las leyendas de que en este bosque vive Basajaun, en los ríos estaban las lamias, y cuando nos quedábamos a dormir los colegas, para nosotros estaba Gaueko susurrando que la noche solo es para los de la noche. Nosotros siempre hemos vivido un poco en ese contexto y a mí siempre me ha fascinado. Luego, poco a poco, he ido investigando. Hemos tenido suerte de tener antropólogos que han registrado esas leyendas. Y, desde el punto en el que yo soy narrador y quiero contar mis inquietudes, pues eso es algo que quiero transmitir y compartir.

Ha mencionado que cada leyenda se actualiza cuando alguien la cuenta desde el presente. En su película, las brujas, que es una palabra que se sigue usando, son mujeres que sufren el machismo. 

La figura de la bruja, desde mediados del siglo XX, se ha resignificado como un personaje femenino empoderado. Ya no es un monstruo terrorífico sin más, sino que es malvado precisamente porque se enfrenta al statu quo, al poder. Es un personaje que representa la otredad. Y entonces, si estamos hablando de todo ese universo, también de los aquelarres, de las mentiras que contaron los inquisidores de todo ese imaginario muy poderoso que tenemos en nuestro bagaje cultural, inevitablemente vas a terminar hablando sobre quienes sufrieron en esa época. Y en general fueron las mujeres. Trayéndolo a la actualidad puedes encontrar rimas perfectamente, es algo que sale de manera natural. Soy una persona de la actualidad, inevitablemente esas leyendas las veo a través del filtro de la actualidad. Entonces, para mí, resuenan con temas de hoy en día y me sale de manera inconsciente.


Paul Urkijo en el rodaje de ‘Gaua’

Esas brujas mayores son tres actrices vascas, dos de ellas quizás las más populares en toda España, como Elena Irureta y Ane Gabarain. Eso era un riesgo por lo vinculadas a otros proyectos que las tenemos. ¿Cómo tomó la decisión?

Para mí han sido las míticas actrices que veía en la tele. Me apetecía y creía que iban a tener buena química. De hecho no les hice casting, las junté para ver qué tal funcionaban a nivel de tono y de química y fue superdivertido. Le da un puntito más de cuento, un puntito de exageración el hecho de juntar a esas míticas, como si fueran ya las tres hermanas del Destino, las Moiras. Le da un puntito gran guiñolesco que le va muy bien a la película porque compensa la oscuridad que luego tiene.

La película, como sus anteriores obras, es en euskera. La propia historia lo pide, pero muchas veces no se rueda en euskera porque los productores ven que la explotación comercial puede ser más complicada, ¿hay una declaración de intenciones en ello?

Cuando hablamos de lenguas minoritarias siempre hay que estar luchando y hay que pelear por que se mantengan. Sí que hay una declaración de intenciones, desde luego, por defender la cultura del euskera. En mi caso, como las propias leyendas, van vinculadas tanto a la poética como a la sonoridad del euskera. Hacerlo de otra manera sería perder mucho. Está tan lleno todo de frases, de rimas… que yo no lo veía de otra manera. A mí me han llegado esas leyendas a través del euskera y, para mí, lo normal es hacerlo en euskera.

¿El éxito de Irati ha hecho más fácil levantar esta película?

Sí que vas consiguiendo cierta notoriedad y defiendes más fácilmente los proyectos, porque ven que eres capaz de hacer lo que les cuentas. Al principio todo el mundo pensaba que yo estaba loco por hacer una película de demonios que se van el infierno. Decían que eso no se puede hacer aquí. Luego fue una peli de espada y brujería en los Pirineos y ya era como, ‘a ver qué locura nueva va a hacer’. Levantar Errementari fueron ocho años. Irati fueron seis y Gaua han sido tres. Así que voy acortando distancias.

¿Cierra una trilogía o la idea es seguir por esta línea del fantástico, pero logrando más presupuesto?

Yo soy ambicioso. A mí me gusta. Me gusta que la gente se maraville en el cine. Me gusta generar imágenes que sean poderosas, que sean épicas, y eso requiere de presupuesto, requiere que el género vaya comiendo un poquito más de terreno y que nos dejen hacer películas más grandes. Eso depende de que el público lo vea y que demande ese género. Hay que seguir peleando.