Cuando el amor se acaba, pero el trabajo no: ¿cómo seguir trabajando con una expareja tras la ruptura?

Cuando el amor se acaba, pero el trabajo no: ¿cómo seguir trabajando con una expareja tras la ruptura?

La separación de Los Javis pone sobre la mesa este reto profesional que requiere redefinir los vínculos y proteger el proyecto común sin perder la salud emocional

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Woody Allen y Diane Keaton, Al Bano y Romina Power, Jennifer López y Marc Anthony, Tim Burton y Helena Bonham Carter, y ahora también Los Javis. Cuando una pareja se rompe, lo habitual es que cada uno siga su camino, pero a veces, cuando se comparte un vínculo profesional, conseguir el ‘contacto cero’ no es tan sencillo. 

Los cineastas Javier Calvo y Javier Ambrossi han decidido separarse, avanzó El País, tras más de una década de relación, imagen y carrera conjunta con éxitos como La llamada, Paquita Salas o La Mesías. Actualmente, inmersos en el rodaje de su nueva película, La bola negra, fuentes cercanas aseguran que su intención es continuar siendo pareja creativa y ligados a Suma Content, la productora que fundaron. Su decisión reabre una cuestión que persigue a muchas parejas: ¿es posible seguir trabajando con tu ex sin que la ruptura arruine el proyecto laboral compartido?

“Es una situación compleja porque mezcla la intimidad con lo profesional, que debe ser por definición neutro”, dice Isabel Aranda, psicóloga especializada en el ámbito laboral. “Lo primero que hay que tener en cuenta es que una ruptura implica un proceso de duelo, es decir, necesitas separarte de eso que ha pasado. Por eso, normalmente tomamos distancia de nuestras exparejas para poder superar la ruptura lo antes posible”, explica Aranda, que valora que el querer seguir trabajando con una expareja no siempre se trata de una elección totalmente libre. 

“En el caso de no poder tomar distancia, porque tenéis que seguir trabajando juntos, esto supone que tu esfuerzo mental sea enorme para poder separar lo que sí es procedente de lo que no, teniendo en cuenta que vienes de una dinámica en la que no tenías que plantearte eso”, valora la psicóloga. “Es un sobreesfuerzo mental importante, porque el espacio de trabajo puede convertirse en un campo de batalla en cualquier momento”.

En el caso de no poder tomar distancia, porque tenéis que seguir trabajando juntos, esto supone que tu esfuerzo mental sea enorme

Isabel Aranda
psicóloga especializada en ámbito laboral

A ese manejo mental y emocional de la ruptura, mientras se convive en el ámbito profesional, se suman la gestión del equipo, en caso de que se trabaje con más gente, o de los clientes, para que no se vean perjudicados por la situación. “Los compañeros pueden ver afectado su clima laboral, porque se generan ruido y rumores, puede que se pregunten qué deberían hacer ellos, si van a asumir carga laboral extra”, advierte Aranda, por lo que recomienda “tener conversaciones para redefinir cómo va a ser la nueva situación”. “Sobre todo el jefe inmediato debería aclarar las cosas en una reunión y marcar las nuevas pautas para que los demás no sufran esa incertidumbre”, apunta.

Redefinir el vínculo

La asimilación de todos estos cambios depende en gran parte del tipo de ruptura, porque las hay más dolorosas y complejas que otras, pero también del tipo de relación profesional. A partir de ahí, Aranda aclara que el proceso pasa por una reinvención: “Hay que cambiar de un vínculo íntimo a un vínculo profesional; podemos tener un vínculo que sea personal, pero neutro. Dejamos el vínculo íntimo en el pasado y construimos una nueva forma de relacionarnos”. “Podemos sentarnos a hacerlo solos o con un psicólogo o mediador, depende de las necesidades o del nivel de conflictividad”, aconseja.

“Sería un buen ejercicio poder clarificar qué aspectos corresponden a la relación personal y cuáles a la laboral y para establecer ciertos límites”, aporta Laura Baliña, psicóloga sanitaria. “Los límites entre lo profesional y lo personal pueden venir dados por la propia circunstancia laboral, ya que quizá no sea necesario tener contacto frecuente”, comenta Baliña, que cree natural que puedan surgir confusiones de esa convergencia del rol de expareja con el rol de compañero de trabajo por todos los recuerdos y hábitos asociados. 

Para evitar caer en esos errores, la psicóloga apuesta por poner límites: “Clarificar qué conversaciones corresponden al trabajo y cuáles a lo personal, y en función de eso elegir el espacio y la hora para abordar las conversaciones necesarias”. “Si hay aspectos pendientes de hablar en cuanto a la relación personal, hablarlos fuera del trabajo, y en casos de enfado o tensión intentar en la medida de lo posible ser neutros y limitarse a lo profesional”, sugiere.

Sería un buen ejercicio poder clarificar qué aspectos corresponden a la relación personal y cuáles a la laboral y para establecer ciertos límites

Laura Baliña
psicóloga sanitaria

Otra de las claves para poder continuar con esa relación profesional está en la ruptura. Baliña recomienda, además de tomarse el tiempo necesario para la readaptación, que el cierre de la relación amorosa sea claro y cuidado por ambas partes. “Para que este tipo de cierre pueda darse, es necesario ir comunicando entre ambas partes cómo está siendo la ruptura, o si hay aspectos pendientes poder ponerlos en común. El expresar el punto de vista propio, así como escuchar el punto de vista del otro, ayuda a procesar la ruptura”, afirma.

De la confianza a los tribunales

“El error más habitual al emprender en pareja es pensar que el amor o la confianza bastan como estructura jurídica o de gobierno”, opina la abogada Susana Perales Margüelles, experta en empresa familiar y directora en el área de litigación y arbitraje de Ceca Magán. Esta premisa lleva a no separar las decisiones personales de las empresariales y a no documentar los acuerdos o prever mecanismos de salida. 

Perales coincide en la conveniencia de redefinir la relación profesional tras la ruptura sentimental, pero añade la necesidad de proteger la empresa desde el punto de vista legal. “Conviene revisar los estatutos y el pacto de socios para dejar actualizados los derechos, obligaciones y la forma en que se tomarán las decisiones a partir de ese momento. También es recomendable incluir mecanismos de mediación para resolver posibles desacuerdos sin tener que acudir a los tribunales”, sugiere la abogada.

“Existen herramientas jurídicas y de gobernanza que ayudan a prevenir la interferencia entre lo personal y lo empresarial, como por ejemplo el pacto de socios, el protocolo familiar, las cláusulas de arrastre o el acompañamiento para gestionar la entrada o salida de socios sin bloquear la sociedad”, apunta Perales. “Cuanto más formalizado esté el marco jurídico, más libre queda la relación personal”, concluye.

El error más habitual al emprender en pareja es pensar que el amor o la confianza bastan como estructura jurídica o de gobierno

Susana Perales Margüelles
abogada experta en empresa familiar

La convivencia profesional puede volverse insalvable si la situación es muy conflictiva o muy molesta. “Es un aspecto muy personal, en aquellos casos donde se perciba una sensación desproporcionada o altamente desagradable es conveniente acudir a un profesional porque las rupturas, además del propio proceso de duelo, pueden despertar aspectos individuales no resueltos y propios de terapia”, destaca la psicóloga Laura Baliña. 

Llegados a este punto, las expertas consultadas recomiendan buscar consejo y asesoría profesional para clarificar y estudiar cada caso: si es posible cambiar de departamento de trabajo, hacer una separación de socios o estudiar otras formas de desvincularse.

A pesar de la complejidad de la situación, si existe voluntad e interés por ambas partes, la ruptura sentimental no tiene por qué implicar una ruptura profesional. “Si bien es posible mantener una relación sana, para ello será necesario que entre ambas personas exista ese cuidado ante el proceso de ruptura, con respeto y una buena escucha y comunicación”, concluye Baliña.