La cicatriz que no se cierra en la parcela de la Gürtel de Arganda: «Urbanísticamente todo está mal planteado desde el inicio»

La cicatriz que no se cierra en la parcela de la Gürtel de Arganda: «Urbanísticamente todo está mal planteado desde el inicio»

El vecindario se queja de que nada de lo que les vendieron se ha materializado casi cinco años después de su llegada a la zona en la que no existe ni una sola zona verde, son habituales los atascos, las molestias de las obras y las que provoca el mercadillo de los viernes

Francisco Correa y la mayoría de los acusados en el último juicio de Gürtel confiesan su culpabilidad

Un barrio totalmente renovado, moderno y joven, de altas calidades, con zonas verdes. Eso es lo que les prometieron a las cientos de personas que decidieron dar vida a la parcela UE-124 de Arganda del Rey (Madrid), el terreno que llegó a ser archiconocido por todo el país por ser el epicentro de la trama Gürtel. A día de hoy, la mayoría de ellos jóvenes, conviven con obras, ruidos, polvo y hasta un mercadillo todos los viernes que congestiona el tráfico de la zona. La situación es tal que algunos de ellos piensan revender las viviendas que un día compraron con la idea de construir una vida.

David González llegó al municipio argandeño en 2021, cuando decidió mudarse desde Madrid con su pareja y su hijo de 7 años. “Vimos que Arganda había crecido muchísimo los últimos años y pensamos que lo había pasado tan mal con el tema de la corrupción que ahora harían las cosas de forma diferente”, cuenta este responsable de distribución de una empresa de automoción. Encontraron en la parcela de la Gürtel, cuyas primeras detenciones datan de 2008, una zona ideal, pues se sitúa cerca de una de las arterias de la localidad, la Avenida del Ferrocarril.

La empresa Inmoglaciar cogió el testigo de su homóloga Martinsa-Fadesa, salpicada por el caso de corrupción que ha dejado 94 condenados, 750 años de cárcel y ha sacado a relucir unos 200 millones de euros defraudados que, entre otros, fueron a parar a políticos y miembros del PP. “El problema es que, urbanísticamente, desde el principio todo está mal planteado. Son parcelas pequeñas para edificios de muchas plantas. Si lo habitual en el municipio es levantar hasta seis, aquí se permitió construir edificaciones de hasta 13. Son monstruosidades que no pegan con la arquitectura de la zona”, se explaya.

González señala al antiguo alcalde de Arganda y actual diputado en el Congreso, el socialista Guillermo Hita, como el político que modificó el Plan General de Ordenación Urbanística para intentar remediar los efectos en la zona de la Gürtel. “Pero no mejoró las cosas”, apuntilla. Todo sigue igual que cuando comenzaron a reunirse con los responsables políticos municipales en 2021: “Esto está mal construido. Hasta las aceras están hundidas con ondulaciones. Donde se supone que iba a haber un parque, el Ayuntamiento no es capaz de expropiar una casa que hay en medio de la nada, así que sigue siendo un descampado. Es un completo desastre”.

De barrio ultramoderno a no tener un solo parque

Jorge Arranz se decantó por una vivienda en esta zona de Arganda tras dejar atrás un alquiler en la capital junto a su marido, cuya familia es argandeña. “Compramos un ático de tres dormitorios con una terraza grande. Estábamos muy ilusionados”, comenta. Ellos fueron de los primeros residentes en llegar a la zona, en el primer semestre de 2021. “Nos dijeron que sería un barrio ultramoderno, una finca de lujo con buenas calidades, pero el entorno deja mucho que desear”, se queja.


Vistas desde el ático de Jorge Arranz

Con el paso de los años, la gente va ocupando los cientos de viviendas que se construyen en esta zona. Sin embargo, ni una sola zona verde les da oportunidad alguna para el esparcimiento, el deporte al aire libre o la mera recreación. Ni siquiera ha desaparecido el aparcamiento que, según el vídeo promocional de Inmoglaciar, se iba a convertir en una zona de estancias y verde. “Cada vez hay más familias con niños pequeños o incluso con mascotas que no tienen ningún sitio al que ir”, ilustra Arranz, encargado de una tienda de maletas y artículos de viaje.

A sus 42 años, afirma que desde un principio tenían claro que se encontrarían un barrio en desarrollo. “Eso es una cosa y otra el desastre que vemos aquí cada día”, abunda. En su caso, el gran perjuicio que sufre es la construcción de una torre de viviendas de 13 pisos. “Cuando te compras un ático esperas algo de privacidad, disfrutar de tu espacio exterior y las vistas, pero no que tengas decenas de personas pudiendo ver lo que haces o dejas de hacer todo el tiempo”, denuncia.

En abril de 2021 también llegó Alicia Mesa a la finca. Esta ambientóloga de 38 años que trabaja en una planta privada de gestión de residuos todavía recuerda la maqueta que vio en la caseta en la que le vendieron su vivienda. “Ahí había zonas verdes, parques y nos aseguraron una proyección increíble. Después de cinco años casi, todo sigue igual o peor”, subraya. Desde su punto de vista, el principal escollo a superar son los problemas de aparcamiento y acceso al barrio que generan las continuas obras, a lo que se suma el mercadillo de los viernes.


Zona estancial según lo vendió la inmobiliaria y que a día de hoy sigue siendo un aparcamiento


Aparcamiento que debería ser una zona estancial y verde

Ante estas acusaciones, el alcalde del municipio, Alberto Escribano, del PP, que gobierna la localidad junto a Vox, responde a elDiario.es que sí se contempla una zona verde: “Todavía no está desarrollada porque no se ha terminado la urbanización de la Unidad de Ejecución, ya que es un barrio que se encuentra ahora en plena construcción después de haber estado durante años paralizado por el gobierno socialista anterior”. Desde el consistorio aseguran que se llevará a cabo en la segunda fase que tendrá lugar cuando termine la construcción, y su financiación correrá a cargo de la Junta de Compensación.

Una situación económica “en riesgo”

González, por su parte, determina que el Ayuntamiento “no tiene dinero para nada. Arganda es uno de los pocos consistorios de España que está en riesgo alto por la regla de gasto”, asegura. Así lo confirma el informe emitido por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) sobre Ejecución Presupuestaria, Deuda Pública y Regla de Gasto 2025, fechado el pasado día 16 de julio. “No es que necesitemos plantar un árbol o arreglos puntuales, es que se necesita una remodelación completa para la que el Ayuntamiento, que está arruinado, no tiene presupuesto”, añade, algo enfadado.

En este sentido, Escribano ha asegurado que la legislatura anterior del PSOE dejó siete millones de euros de déficit. Más actual es la aprobación de la Cuenta General de 2024 que el Pleno de este octubre ha realizado y que “muestra un tremendo cambio de tendencia en las cuentas de Arganda”, precisa. Según sus datos, el saldo positivo supera los 8,5 millones de euros.

Sin embargo, desde el punto de vista de González, Arganda se sigue gestionando como si fuera un pueblo y no como una ciudad de 60.000 habitantes. Mesa opina que “el Ayuntamiento no hace nada más que anunciar que está subsanando las cuentas del anterior partido”, aunque eso no se materializa en mejoras para la ciudadanía del barrio. Ella, experta en gestión de residuos, añade que “dinero deben tener, porque han realizado un cálculo totalmente desproporcionado del nuevo impuesto de las basuras, y ese dinero no lo van a devolver”.

La disputa por el mercadillo

La gota que colma el vaso de estos afectados llega los viernes a partir de las 06.00 horas. Desde ese momento, los gritos y el sonido de hierros de los tenderetes del mercadillo por el suelo son la pesadilla que no deja descansar al vecindario. Se decidió establecer ahí el mercadillo cuando la zona era un erial, precisamente en los años de la Gürtel. La llegada de la pandemia hizo que el antiguo regidor, Hita, lo trasladase al recinto ferial del municipio. “En 2022 lo bajaron otra vez a la avenida del Ferrocarril, con muchas familias ya instaladas, edificios construidos y otros en proceso”, apunta.

Las consecuencias para el vecindario están claras: más allá de la incomodidad por el trasiego habitual que generan este tipo de actividades, el barrio se queja de la inseguridad que genera. “Hace poco un camión de las obras golpeó a una señora que estaba comprando”, asevera González, que también guarda fotografías de las ratas que merodean por la zona intentando alimentarse de los restos de frutas y verduras que quedan.

Los afectados recuerdan que el alcalde les aseguró que el mercadillo volvería a su ubicación anterior después de las fiestas del municipio, que terminaron en septiembre. No ha sucedido. “Es la típica gestión de un alcalde de un pueblo pequeño, que no mira por el beneficio común ni por una zona como esta, que es vital al ser una de las entradas principales a Arganda”, sostiene González.

Ante esta cuestión, desde el Consistorio exponen que el recinto ferial no ha sido nunca la ubicación definitiva del mercadillo, sino un lugar provisional entre diferentes ubicaciones. “Se trata de que ocupe el lugar que merece por la importancia que tiene y el papel que juega en Arganda. Jamás vamos a tomar una decisión unilateral sobre esto ni sobre nada, porque no es mi estilo y además tenemos que entender que se trata de personas, de sus vidas y sus negocios”, añade el regidor.

Vender para mudarse

Arranz y su pareja compraron dos casas en la misma urbanización. Viven en el ático y alquilan la otra vivienda: “Esta última da justo a donde ponen el mercadillo, y en ella vive una familia con niños pequeños que se queja de que es imposible dormir más allá de las 06.00 horas cada viernes”. Ya no solo se trata de esa segunda vivienda, sino de la suya propia. 

Tal y como remata, “lo que en principio iba a ser un proyecto de vida que empezamos con muchísima ilusión ahora se ha frustrado, así que estamos pensando en vender e irnos a otro sitio”. Mesa también ha pensado dejar esta zona atrás. “Estamos rodeados de ruidos y de polvo, y de maquinaria pesada. No es una zona visiblemente bonita y aquí la vivienda se devalúa cada día”. El mismo Arranz se muestra algo desesperanzado cuando dice que “la situación se va a agravar con el tiempo, porque cada vez entregan más pisos y esto cada vez es más caos”.