Alessandra Munduruku, la líder indígena detrás de las protestas en la COP30: «El avance del capitalismo nos está matando»
Alessandra Korap (1985), más conocida como Alessandra Munduruku, la activista indígena más influyente de Brasil, se queja de la falta de escucha del presidente brasileño Lula da Silva. «Está sordo, todavía está ciego. No ha aprendido lo suficiente»
120 horas para un acuerdo: “Todo lo bueno y todo lo malo” cabe aún en la COP30
Incisiva, contundente, directa. Alessandra Korap (1985), más conocida como Alessandra Munduruku, la activista indígena más influyente de Brasil, se expresa con autoridad. “Quiero hablar más, no quiero que me interrumpas”, dice en un momento de la entrevista. Alessandra Munduruku recibe a elDiario.es a bordo del barco Imperatriz, sobre el río Guamá. Rodeada de su familia, en un pequeño descanso en medio de su intensísima agenda durante la COP30, Korap habla de las reivindicaciones indígenas, de la importancia de mantener la selva en pie y de la falta de escucha del presidente brasileño Lula da Silva. “Está sordo, todavía está ciego. No ha aprendido lo suficiente”, afirma.
Cuando el micrófono no está grabando, Korap ironiza sobre la ocupación de la Zona Azul por parte de los pueblos indígenas que ocurrió el segundo día de la COP30. “La ONU pensaba que nadie podía ocupar la Zona Azul, y ahí llegamos nosotros y la ocupamos”, comenta sonriendo. A su vez, el pasado viernes, el pueblo Munduruku cortó el acceso a la Zona Azul, para reivindicar la demarcación de dos tierras indígenas en el río Tapajós, amenazado por buscadores de oro, empresas mineras y por un polémico nuevo proyecto de hidrovía. Tras el bloqueo, Alessandra Korap entró a la Zona Azul para negociar con el gobierno, que demarcó las tierras indígenas de forma inmediata.
En Brasil, Alessandra Munduruku es un icono pop. Su rostro estampa muros, paredes, camisetas. Protagoniza portadas de revistas de moda. En el mundo, es una de las indígenas más respetadas. En 2019, dio un discurso para más de 270 personas en la Puerta de Brandemburgo de Berlín. En 2022, ganó el premio Robert F. Kennedy de Derechos Humanos en Estados Unidos. En 2023, fue homenajeada con el Premio Goldman, considerado Nobel del medio ambiente.
El pasado viernes el pueblo Munduruku cortó el acceso a la Zona Azul de la ONU. ¿Cuáles fueron los motivos?
La ONU dice que tiene 192 países, y todos esos países no están escuchándonos. Estamos en mi casa, en la Amazonia, en el estado de Pará. Algunos tenemos incluso acceso al espacio (Zona Azul), pero no tenemos voz. Sé que se está intentando escuchar a los pueblos indígenas, pero no es suficiente. Necesitan oír mucho más, escuchar y sentir lo que está ocurriendo con los ríos, con la selva y principalmente con los pueblos indígenas.
Tras el corte, el pueblo Munduruku fue recibido por Sônia Guajajara (ministra de los Pueblos Indígenas) y por Marina Silva (ministra de Medio Ambiente). El Gobierno demarcó dos tierras indígenas Munduruku que estaban pendientes. ¿No podían haberlo hecho antes?
En Brasilia, el presidente nunca nos escucha. Ahora aprobó el decreto 12.600 (decreto presidencial que abre el camino para construir hidrovías en algunos ríos de la Amazonia). Por eso dijimos, vamos a cortar el acceso a la ONU ahora. El resto de países también son responsables, porque compran minerales y madera de nuestra tierra. Son ellos los que incentivan al gobierno de Brasil a crear leyes y a expulsarnos de nuestro territorio. Son responsables de matar nuestro río y de frenar las demarcaciones de tierras indígenas en Brasil.
El segundo día de la COP30, por primera vez en la historia, la Zona Azul de las negociaciones fue ocupada. En ese preciso momento, en uno de los principales espacios paralelos, la COP do Povo, los activistas celebraron que los indígenas entraron en la Zona Azul como si fuera un gol en un mundial de fútbol. Algunos llevaban intentando ocupar la Zona Azul desde la Cumbre de Copenhague de 2009. ¿Cómo se consiguió esa hazaña?
Tenemos mucha fuerza. Solemos decir que nos llega mucha energía del río, de la selva, de los rituales que hacemos. Eso es lo que nos motiva. Los enemigos nos invisibilizan. Cuando los enemigos no nos prestan atención y se despistan, ya estamos ahí, haciendo una acción para que la vean de todas las partes del planeta.
¿Cuál es la importancia conservar la selva en pie para los pueblos indígenas, y para el clima del mundo? Estos días, todos los indígenas que han intervenido en paneles o hecho declaraciones a medios de comunicación han resaltado que están sintiendo el cambio climático de una manera fuerte…
Ninguna empresa minera o petrolera está preocupada con el medio ambiente. En Europa, la gente está en el frío o en el aire acondicionado, decidiendo en una oficina por nosotros. Aquí, ya sentimos el cambio climático. La tierra se seca. Cuando hace tanto calor, la yuca, el açaí, se queman. Los ríos se secan y los peces se mueren. Ya estamos sintiendo los incendios, las enfermedades. Si los ríos se secan, ¿dónde vamos a beber agua? Estamos teniendo que comprar agua porque el agua desapareció. Queman la selva para plantar soja, y ese humo es peor que la contaminación de São Paulo. La Amazonia vive en el caos porque las empresas financian al agro-negocio para invadir nuestras tierras.
Mural de Alessandra Mundruku en la Blue Zone de la COP30.
El gobierno de Brasil ha propuesto el Fundo Florestas Tropicais em Pé para Sempre (TFFF), un fondo global para que el mundo por conservar las selvas en pie. ¿Cómo le explicaría a alguien de Europa que en la mayoría de los casos, en esa selva en pie hay habitantes, gente que cuida de la selva, indígenas, afrodescendientes, población ribeirinha?
Mira, quienes han venido a la COP30 desde todo el mundo ya se han dado cuenta de que Belém es una ciudad grande. Hay edificios, casa, coches, tecnologías, aviones. Los indígenas, los pescadores, los ribeirinhos, estábamos tranquilos. De repente, llegan la ciudad y las empresas expulsándonos. Colonizan las mentes con dinero, porque necesitan dividirnos. Cuando el gobierno dice que va a invertir recursos, para nosotros no llegan. La sanidad está precaria, estamos enfermos. Las mujeres se enferman con el mercurio de los buscadores de oro. Y ahora llegan todas esas empresas que están invadiendo nuestras tierras diciendo que van a salvar las Amazonia…
¿Aparte de inversión pública, sería importante tener financiación directa del fondo global propuesto por Brasil, gestionado directamente por pueblos indígenas y las comunidades locales que ayudan a conservar la floresta?
El gobierno piensa que somos incapaces de hacer eso. Pero si tenemos de todo, estamos muy organizados. Tenemos fondos asociaciones, institutos, medios de comunicación. Claro que somos capaces.
A Belém han venido movimientos ambientalistas de todo el mundo, pero también movimientos sociales de las más diversas causas. ¿Considera importante la alianza de los pueblos indígenas con movimientos sociales urbanos, incluso del norte global?
Sí, me parece importante esa alianza. La ciudad también está sufriendo. Las ciudades están despertando. Los jóvenes están despertando. Pero es insuficiente. Necesitamos parar el avance del capitalismo que nos está matando. Quien vino a la marcha (Macha Mundial por el Clima del pasado sábado) es porque está entendiendo la importancia de conservar el medio ambiente y sabe que el cambio climático está ocurriendo. Me siento muy feliz al ver que ese grito no es solo mío, sino de todo el mundo.
Unas semanas antes de la COP, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) liberó la perforación de petróleo cerca de la desembocadura del río Amazonas. ¿Qué le parece la idea de continuar explotando petróleo?
Cuando se abre un camino de un proyecto grande que va a perjudicar el medio ambiente, a los ríos, a los pueblos de la selva, abre la puerta a otros proyectos. Si no existe consulta previa, como es el caso, se está violando el derecho. La violación de la naturaleza y de los pueblos indígenas ya comenzó. Si se derrama petróleo, ¿quién va a ser el responsable?
A pesar das contradicciones del presidente Lula da Silva, el gobierno tiene por primera vez en la historia una ministra de Pueblos Indígenas, Sônia Guajajara. ¿Cómo evalúa al gobierno Lula en relación a los pueblos originarios?
El presidente Lula tiene mucho que aprender. Su primer error fue construir la presa de Belo Monte (se refiere a la presa de Belo Monte del río Xingu, construida durante el mandato de Dilma Roussef). Después, intentaron más presas en ríos sagrados. Después, en nuestro río Tapajós. Solo no consiguieron construir la presa porque no dejamos a los investigadores y técnicos pasar.
Ahora dice que está oyendo a los pueblos indígenas, pero aprueba la privatización de nuestro río con el decreto 12.600. Aprobó la perforación de petróleo, del ferrogrão (ferrovía para llevar grano de soja al río Amazonas desde el sur). O sea, todavía está sordo, todavía está ciego. No ha aprendido lo suficiente. No está respetando los derechos de los pueblos indígenas. De nada sirve que hable de medio ambiente si no escucha a los pueblos indígenas.
En la marcha había muchos carteles con la frase, “eu sou corpo-território” (yo soy cuerpo-territorio). ¿Cómo explicaría de manera didáctica a los europeos que los pueblos indígenas no consideran la naturaleza algo externo, sino parte de su propio cuerpo?
Los blancos usan la biblia, religiones. Si hieres esa Biblia, sienten que hieren sus cuerpos, ¿no? Estás hiriendo su espíritu. ¿Por qué no podemos decir nosotros que el río y la selva son parte de nuestro cuerpo? Si se hiere a un cura, los blancos se indignan. Si rasgas la biblia, se sienten ofendidos. ¿Por qué el río no puede ser nuestro dios? Los blancos no entienden que el río es cuerpo, es territorio, es naturaleza.
Mural dedicado a Alessandra Korap Munduruku realizado en São Paulo por el artista Mundano con cenizas de incencias y barro de las inundaciones de Rio Grande Sul
Hace unas semanas usted protagonizó la portada de la revista Vogue. ¿Por qué aceptó? ¿Era una guiño a las mujeres, al movimiento feminista?
Bueno, tenemos que enseñar a los hombres a respetar a las mujeres. Tienen que dejar espacio a las mujeres. Sobre la revista Vogue… nunca había oído hablar de ella, porque mi lucha es a ras de suelo, en el enfrentamiento. El mundo de la moda tiene que entender que es necesario valorar más los productos de la naturaleza y ayudar a quienes lo necesitan. Hay comunidades que no tiene escuelas o agua. La moda no entiende que luchamos por el territorio, que es el río. A la gente de la moda les da igual la selva, los ríos. Necesitan cambiar y empezar a hablar de la naturaleza y de los pueblos tradicionales, ¿no?
¿Cómo protegen las mujeres el territorio?
Todo el mundo lo sabe, no es ningún secreto. Yo no ando sola. Decidimos todo en conjunto. Somos nosotras quienes muchas veces hacemos el enfrentamiento. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones somos invisibilizadas. Yo aprendo mucho con las mujeres.
Hablando de su imagen. Ha adquirido mucha potencia en redes sociales. Y los pueblos indígenas están muy organizados comunicativamente hablando. Tienen colectivos como Mídia Indígena… ¿Qué importancia tienen las redes sociales para su causa?
Las uso mucho. Las uso para mostrar nuestros cánticos, para denunciar, para mandar un recado, porque a veces nadie quiere oírnos. Se convirtieron en un arma. La tecnología ayuda en nuestra lucha. Y mucho. No quiero que me maten después de haber sido invisibilizada. Quiero hablar ahora de la lucha. Quiero enseñarle a todo el mundo nuestro río, nuestra selva, nuestro pueblo.
¿Cómo consigue imaginar el futuro?
El futuro depende de la juventud, de los niños. Si crecen en las universidades, en las escuelas, si les educamos en casa lo que es respetar a los pueblos indígenas, si usan la tecnología para visibilizar la conservación de la Amazonia, el futuro va a mejorar. Si no nos respetan, no hay demarcación de tierras y solo se sangra la tierra va a ser un desastre y el cielo va a caerse.