Diez trucos ‘low-cost’ para ahorrar en la factura de calefacción este invierno

Diez trucos ‘low-cost’ para ahorrar en la factura de calefacción este invierno

La calefacción representa una gran parte del gasto energético en estos meses del año, aquí algunos trucos que pueden reducir la factura de gas o de electricidad

¿A qué temperatura debemos poner la calefacción en casa para mantenerla agradable y consumir menos?

En un hogar hay gastos y facturas que caen como piedras todos los meses, pero las más temidas son las de electricidad y calefacción. Según datos de Gas Natural, el 57% del gasto en gas se emplea en calefacción, y el Estudio sobre Consumo Energético del Sector Residencial en España del IDAE confirma que, en total, la calefacción es el mayor gasto de energía en el hogar con un 47%, seguido de los electrodomésticos y el agua caliente. 

Con esas cifras, tiene sentido intentar ahorrar en calefacción por todas las vías posibles, especialmente cuando llega el invierno y muchos hogares tienen que decidir entre el confort y la economía doméstica. España, con un parque de viviendas envejecido y una eficiencia energética de las construcciones baja, se enfrenta cada año a este dilema: cómo mantener el hogar caliente sin dejar la cuenta bancaria tiritando.

Muchos de nuestros edificios, construidos en una época en la que el precio de la energía no era una preocupación prioritaria, son auténticos coladeros térmicos. Las ventanas con marcos de aluminio sin rotura de puente térmico, las juntas desgastadas, los muros sin un aislamiento adecuado, todo ello permite que el calor, tan costoso de generar, escape con facilidad. 

Por supuesto este gasto depende de la climatología, especialmente en el interior y el norte la península, donde los inviernos son largos y rigurosos. Con un aislamiento deficiente, las calderas tienen que trabajar horas extra para compensar las fugas. Pero afortunadamente disponemos de pequeñas estrategias, trucos low-cost y cambios de hábitos que, sumados, pueden marcar una diferencia en la factura a final de mes.

1. Aislar las ventanas

La primera línea de defensa, y quizás la más económica, está en nuestras ventanas, que suelen ser el punto flaco del hogar por donde se escapa hasta un tercio del calor. Si no podemos cambiarlas por unas más eficientes, con rotura de puente térmico y doble o triple cristal, sellar los huecos puede marcar una gran diferencia. Aplicar burletes autoadhesivos de espuma o silicona en el perímetro de las hojas de la ventana es una operación sencilla y barata que bloquea los escapes de aire. 

2. Aislar las puertas

Para los huecos más evidentes, como el espacio bajo la puerta de la calle, un simple cojín alargado de tela relleno de arena o serrín puede actuar como una barrera eficaz para las corrientes. También están disponibles en el mercado burletes de goma o silicona de distintos diseños y eficacia. No hay que olvidar las puertas que dan a terrazas o balcones, que deben recibir el mismo tratamiento.

3. Distribuir bien los radiadores

Es un error común colocar un sofá grande o una estantería delante de los radiadores, sobre todo por motivos estéticos. Sin embargo, esto actúa como una barrera que absorbe y bloquea el calor, impidiendo que se distribuya por la habitación y forzando al radiador a trabajar más tiempo para alcanzar la temperatura deseada. Lo mejor es despejar la zona y permitir que el aire caliente circule por delante y detrás del radiador. 

4. Paneles tras los radiadores

Para potenciar el efecto de circulación de aire alrededor de los radiadores, se puede colocar detrás del radiador, en la pared, un panel reflectante térmico. Puede ser un producto específico comprado en una ferretería o, en su defecto, una simple lámina de cartón forrada con papel de aluminio. Este simple artilugio refleja el calor que iría a parar a la pared (que está fría por el contacto con el aire exterior) y lo dirige a la habitación, recuperando una parte de la energía, que de otra manera se desperdiciaría calentando el muro.

5. Usar bien las cortinas

Cuando las ventanas son antiguas y son un punto de pérdida de calor, aunque no estén de moda, las cortinas pueden ayudar. No se trata de las cortinas traslúcidas del verano, sino de cortinas térmicas, de tejido grueso y forradas con una capa aislante. Por la noche, al cerrarlas, se crea una capa de aire inmóvil que frena la fuga de calor hacia el cristal frío de la ventana. Por la mañana, se pueden abrir para aprovechar el calor del sol que, aunque débil, es gratis.

6. Controlar el termostato y la temperatura

Muchos hogares cometen el error de mantener una temperatura constante y excesiva. La OMS recomienda unos 18ºC como una temperatura adecuada y saludable para el interior, que puede bajar por la noche o cuando la casa está vacía. Un termostato con temporizador, que se puede adquirir a un precio razonable, nos permitirá programar el encendido para media hora antes de que lleguemos a casa, evitando tenerla funcionando todo el día, y el apagado automático por la noche. De este modo evitamos el absurdo de calentar una casa vacía.

7. Ventilar con inteligencia

Ventilar la casa es necesario, pero diez minutos son más que suficientes para renovar el aire sin que las paredes y los muebles se enfríen en exceso. Es un golpe de aire rápido que es tan eficaz como dejar una ventana abierta durante horas. 

8. La importancia de la sensación térmica

La sensación de calor no depende solo de la temperatura ambiente, y es algo que podemos controlar con nuestros hábitos. Beber infusiones calientes, usar un jersey de lana gruesa y unos calcetines cómodos, o incluso una manta ligera mientras vemos la televisión, permite mantener el termostato uno o dos grados más bajo sin notar la menor incomodidad. 

9. Controlar la humedad

Una humedad alta puede hacer que el aire se perciba como más frío, lo que te lleva a subir el termostato y consumir más energía, pero el aire demasiado seco también hace que sintamos frío. Mantener un nivel de humedad entre el 30 y el 50%, hace que el aire a nuestro alrededor parezca más cálido. Si la calefacción reseca el ambiente podemos emplear humidificadores o, simplemente, un recipiente con agua sobre el radiador.

10. No olvidar el mantenimiento

Una purga anual de los radiadores para eliminar el aire que se acumula en su interior es una operación sencilla que asegura que todo el radiador se caliente de manera homogénea y eficiente. Un radiador con aire en su circuito solo calienta por la parte inferior, malgastando energía. 

La batalla invernal contra la factura no se gana con un solo gesto, sino con la suma de pequeños trucos y apaños. Es cuestión de ser más listos que el frío y aprovechar bien los recursos.