Distopías uruguayas, bebés intersexuales y niños fronterizos: los jóvenes se abren paso en el Festival de Cine de Huelva
Cintas como ‘Un futuro brillante’, ‘Un mundo para mí’ o ‘El príncipe de Nanawa’ compiten por el Colón de Oro en la 51ª edición del certamen iberoamericano
El Festival de Cine de Huelva arranca con premios a Yon González y Milena Smit y un documental sobre Jesús Hermida
Hubo un tiempo en que el cine iberoamericano ponía el foco en cuestiones sociales o identitarias, en comunidades y tradiciones amenazadas, en conflictos históricos no resueltos… Todo ello sigue inspirando, naturalmente, a los creadores del otro lado del océano, pero en los últimos tiempos la mirada está girando hacia los más jóvenes, el futuro de un continente tan fascinante como convulso. O eso al menos es lo que sugiere la sección oficial del Festival de Huelva, que celebra su 51ª edición durante estos días y hasta el 22 de noviembre.
Así, firme candidata al Colón de Oro es la cinta Un futuro brillante, el nuevo trabajo de la uruguaya Lucía Garibaldi tras el éxito de su filme Los tiburones. Una distopía en la que una joven es elegida para viajar al Norte, la tierra de promisión donde el éxito está asegurado, pero del que nadie regresa. Garibaldi recuerda que la idea surgió caminando por una zona industrial de Montevideo, “un lugar por el que una mujer no debe caminar sola. Me sentí enojada por no poder aprovechar las caras de la noche, las luces de la noche, y al mismo tiempo me pregunté cómo sería la vida si yo fuese la última mujer joven… Luego llegó el covid, y esa tentación de ponerse una filosófica y existencialista se mezcló con la lectura de La sociedad del cansancio, de Byung-Chul Han, la necesidad de ser productivo y no perder el tiempo. Con todo eso fue tomando forma la historia”.
En el éxito del filme tiene no poco peso el trabajo de Martina Passeggi, joven bailarina y coreógrafa que asume el papel protagonista. “Creo que es muy útil tener bailarines y músicos actores, por el tempo que poseen. Además, Martina tiene un rostro muy hipnótico, en el casting vi a diez chicas y todavía seguí viendo más, pero solo para convencer al resto de lo que yo ya sabía, que Marina era la idónea”.
Bajo presupuesto
También destaca el uso de una luz que Garibaldi atribuye, no sin una sonrisa, “al bajo presupuesto. Tuvimos que armar una distopía con muy pocos efectos especiales, y a veces esa austeridad termina sumando. Veía películas como Alphaville o Brazil, y pensaba que, si te vas un poco a los 70, te acercas a lo que hoy se puede hacer en el cine con poca plata”, comenta. “Lo que más me interesaba era la idea de ese Norte que es el otro lado donde te mandan para triunfar, pero también la decepción que da lugar a la sociedad de la rebeldía. Históricamente, los guerrilleros eran los jóvenes; mi película es una invitación a volver a esa rebeldía neopunk que cuestiona el estatus”.
Para la cineasta, la ciencia-ficción no es tan extraña como parece en Iberoamérica, pero cree que “los europeos buscan otro tipo de historias. En realidad, cuando le sacas el género, es todo lo mismo, aparece el conflicto, las dudas, todo lo que nos hace humanos”, añade al tiempo que recuerda que encabezó el rodaje de Un futuro brillante mientras daba el pecho a un bebé de nueve meses, por lo que “todo el equipo estábamos muy conectados con la vida y limpios de mirar para el costado”.
Precisamente un bebé es el protagonista de Un mundo para mí, la nueva ficción del director mexicano Alejandro Zuno. Un bebé intersexual, para más señas, lo que supone un desafío para sus padres. “Se trata de una película que no solo informa, también conmueve”, subraya el actor Ernesto Coronel, que comparte reparto con Mayra Hermosillo, conocida actriz de la serie Narcos. “Se sabe muy poco de la intersexualidad, es algo de lo que no se habla, y sin embargo pasa, porque cada vez que se proyecta la película, viene alguien a decirme que en su familia o su entorno hay un caso. ¿Por qué no lo abordamos? Creo que hay un intento de anormalizar esto, y es una realidad que nos compete a todos, porque tiene más que ver con las ideas que con cualquier otra cosa”.
Las preguntas de la otredad
Según el actor, lo que el director buscaba era “generar personajes complejos. Los padres de la historia son personas aparentemente abiertas y progresistas, pero cuando tienen un bebé, les puede la responsabilidad. Al final, se trata de preguntarse, ¿quién eres? ¿Qué harías tú? ¿Cómo reaccionaría tu pareja?”
En este sentido, la reacción del público, “tanto en México como en los demás países que hemos visitado ha sido sorpresiva, yo mismo me he dado cuenta de mi propio prejuicio y me ha hecho reconectar con mi propia paternidad”, agrega. “Es una película para quien está abierto y para quien no lo está. La otredad es lo que nos hace estar vivos, porque es lo que nos invita a preguntarnos cosas”.
También competirá por el Colón de Oro la argentina Clarisa Navas con El príncipe de Nanawa, que con su tercer largometraje obtuvo el premio a la Mejor película en Visions du Réel. En él narra su encuentro con Ángel, un niño de nueve años, en una pasarela que une Argentina con Paraguay. Su espontaneidad y lucidez la conmueven tanto que decide rodar una película sobre él, y este empeño se prolongará durante toda una década.
Diez años de rodaje
“Todo surgió de una forma muy azarosa”, recuerda Navas. “Yo rodaba una serie de televisión en la frontera entre los dos países, y de pronto apareció un niño llamándome, ‘¡por favor, quiero decir algo!’ Me impresionó la lucidez increíble que demostraba, y le prometí que volvería para hacer algo con él, hablé con su madre y estuvo de acuerdo, aunque todavía no podía imaginar que serían diez años, en los que iba a pasar de todo… Al final, se construyó un vínculo muy fuerte de amistad, y también de responsabilidad sobre su vida”.
La historia de Ángel tiene también una dimensión de denuncia social, en tanto el espacio que habita “es muy conflictivo, militarizado y complejo, como todas las fronteras. Nanawa, donde vive, es un pueblito de tránsito a 40 kilómetros de la capital de Paraguay, Asunción, que está completamente olvidado del Estado. A menudo no hay agua ni servicios mínimos, centros de salud, etc”.
Cuando se le pregunta si el celuloide iberoamericano actual mira especialmente a las nuevas generaciones, reconoce que “hay algo de eso, el cine se está preguntando qué piensan todos esos jóvenes, cómo viven su mundo de redes, cómo influye en su intimidad, cómo les provoca también una cierta ansiedad… Hay cosas que nos cuestan entender, y el cine está ayudando, al menos, a ver mejor ese sentir”.