EEUU zanja que Zuckerberg no creó un monopolio con Instagram y WhatsApp y da vía libre a más compras en Silicon Valley

EEUU zanja que Zuckerberg no creó un monopolio con Instagram y WhatsApp y da vía libre a más compras en Silicon Valley

Un juez federal desestima la demanda contra Meta por las compras de Instagram y WhatsApp, un caso que había frenado las grandes adquisiciones en el sector

El juez permite que Google conserve el navegador Chrome tras ser condenada por monopolio

Mark Zuckerberg ha conseguido una victoria judicial clave en su pulso con los reguladores estadounidenses. Un juez federal ha dictaminado que Meta, entonces denominada Facebook, no violó la legislación antimonopolio cuando compró Instagram y WhatsApp hace más de una década, tumbando así la tesis del Gobierno estadounidense y de la Comisión Federal de Comercio (FTC), que sostenían que ambas operaciones habían servido para construir un monopolio en el sector de las redes sociales.

La resolución señala la dificultad de acotar un mercado tan volátil como el de las plataformas sociales, donde “las aplicaciones aparecen y desaparecen rápidamente, persiguen modas pasajeras y añaden funciones cada año”. Para el tribunal, la FTC no ha tenido en cuenta las características del mercado y lo ha reducido a un “grupo reducido de rivales de siempre”, logrando demostrar que Meta haya mantenido un dominio artificial del sector mediante adquisiciones anticompetitivas.

Zuckerberg adquirió Instagram por 1.000 millones de dólares en 2012, cuando Facebook ya era la red social dominante tras superar en usuarios a Myspace en 2009. Dos años después de esa operación, el magnate se hizo con WhatsApp por 19.000 millones de dólares. Los dos movimientos desataron críticas por la posibilidad de dar a Facebook la capacidad de construir un monopolio, pero no fue hasta 2020 cuando el Gobierno de Joe Biden decidió demandar a la compañía.

Ahora esa pretensión encalla definitivamente en los tribunales, con una sentencia que asume la tesis que Zuckerberg ha defendido en la última década. El magnate asegura que su corporación no solo compite contra redes sociales, un campo en el que solo tuvo como competidor a X (antes Twitter) hasta la llegada de TikTok, sino básicamente con cualquier servicio de entretenimiento digital. Según su argumento, Meta pelea por la atención de los usuarios con plataformas como Netflix, YouTube, Fortnite y otros videojuegos online, etc.

De esta forma, el fallo hace desaparecer el mayor riesgo que afrontaba la compañía, sobre todo después de ver como otro de los gigantes tecnológicos, Google, sí ha sido condenado por monopolio tanto en el sector de las búsquedas como en el negocio de la publicidad online. En el caso de Meta, el Gobierno estadounidense había puesto sobre la mesa desmantelar la corporación, obligándola a desprenderse de Instagram y WhatsApp.

Un espaldarazo que llega en un momento crítico, ya que Meta es una de las grandes tecnológicas que se está quedando atrás en la carrera de la inteligencia artificial. Zuckerberg ha llevado a cabo una serie de movimientos agresivos en los últimos tiempos para subsanar esa situación, como la adquisición del 49% de la startup Scale AI por 14.300 millones de dólares, la mayor desde la compra de WhatsApp.

Una sentencia clave en la era de la IA

La sentencia no solo llega en un momento clave para Meta, sino para todo Silicon Valley. La demanda contra ella había hecho desaparecer las grandes adquisiciones en el sector. Durante los últimos años, este tipo de operaciones se han dado solo con movimientos laterales al negocio principal de los gigantes tecnológicos, como Microsoft adquiriendo el estudio de videojuegos Activision Blizzard por casi 70.000 millones de dólares, o Google con la firma de ciberseguridad Wiz por 32.000 millones.

Cuando estas grandes empresas ponían sus ojos en otras organizaciones cuya compra podía levantar las suspicacias de los reguladores de competencia, preferían hacer ofertas fuera de mercado a sus trabajadores clave, en vez de emprender acciones que pudieran terminar en un tribunal.

El dictamen sobre Instagram y WhatsApp cambia el clima justo cuando la industria está gastando miles de millones en el salto a la inteligencia artificial generativa. Meta, por ejemplo evita confirmar si volverá a la política de adquisiciones, pero su directora jurídica, Jennifer Newstead, ha subrayado en declaraciones a The New York Times que la sentencia demuestra que la compañía se enfrenta a “una competencia feroz” y que seguirá colaborando con la Casa Blanca e invirtiendo en EEUU.

La dinámica no es nueva: la historia del sector está construida sobre la absorción de startups. Google compró YouTube por 1.650 millones en 2006, una cifra que entonces parecía descomunal y que hoy se ha transformado en un activo valorado en torno a los 500.000 millones. También adquirió Android, Waze o DoubleClick, piezas centrales de su imperio.

La diferencia es el clima político. Desde la llegada de Joe Biden, Washington endureció el discurso antimonopolio y elevó el listón para autorizar compras. La sentencia a favor de Meta, sin embargo, indica que ese marco legal tiene límites y que, para frenar fusiones, el Gobierno sigue obligado a demostrar daños concretos a la competencia. El resultado es una sensación compartida en Silicon Valley: los gigantes tecnológicos vuelven a tener margen para comprar.