¿Tu oficina tiene luz natural? Así afecta a la salud trabajar bajo iluminación artificial
Durante el horario de trabajo, la larga exposición a iluminación artificial puede llegar a afectar a nuestra salud y estado de ánimo de diversas formas
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En buen parte de los trabajos de oficina pasamos alrededor de ocho horas bajo una luz artificial, muchas veces lejos de las ventanas o bien utilizando sistemas de iluminación que no se ajustan a nuestras necesidades reales. Este tipo de iluminación suele estar diseñada más para cumplir normativas mínimas o reducir costes energéticos que para optimizar el bienestar de las personas que trabajan en esos espacios. De hecho, una parte muy significativa del gasto energético en oficinas proviene de la iluminación: según la medición de la Asociación Española de Oficinas (AEO), la iluminación representa aproximadamente el 32% del consumo energético total en edificios de oficinas.
Y es que, aunque se pueda pensar que “mientras se vea bien, basta”, lo cierto es que la luz tiene un impacto mucho más profundo al influir directamente en nuestro reloj biológico, en el nivel de alerta, en la calidad del sueño, en el estado de ánimo e incluso en la productividad diaria. La iluminación de un entorno laboral no solo permite realizar tareas visuales, sino que también comunica al cuerpo en qué momento del día se encuentra. Es por eso que cuando la luz es insuficiente o no está bien calibrada, el cuerpo responde con somnolencia, irritabilidad o bajadas de rendimiento.
La luz, reguladora principal del reloj interno
El cuerpo humano funciona siguiendo ritmos circadianos: ciclos de unas 24 horas que regulan el sueño, la temperatura corporal, la liberación hormonal y los niveles de energía. El encargado de marcar este compás es el núcleo supraquiasmático, una diminuta región del cerebro que se ajusta a través de la luz que llega desde la retina.
Sin embargo, no toda la luz afecta por igual. La luz rica en longitudes de onda azul (aquella presente en pantallas y en muchos LED de oficina) es especialmente poderosa para “activar” el reloj interno. Durante el día, esta estimulación favorece la alerta y la concentración, pero si se recibe a deshoras o en exceso puede desajustar la melatonina, retrasar el sueño y alterar el estado de ánimo.
Cómo afecta en horario de trabajo
Las investigaciones coinciden en que tres elementos determinan cómo nos influye la luz artificial en un entorno laboral:
Los niveles de luz
Un estudio relacionado con los efectos sobre el estado de alerta, la comodidad, la satisfacción y la seguridad en la iluminación de oficinas reveló que más de la mitad de los empleados trabajaba con menos luz de la recomendada para tareas visuales básicas. Entre las consecuencias más frecuentes se enumeran:
Mayor somnolencia durante la mañana
Fatiga visual
Menor estado de alerta
Sensación de cansancio mental prematuro
Por el contrario, iluminancias más altas, sin llegar a deslumbrar, se asocian con:
Más comodidad visual
Mayor sensación de energía
Menos quejas de cansancio al final del día
El tono de la luz
El matiz de la luz también influye. No es lo mismo trabajar bajo un tono cálido (2700 K) que bajo uno neutro o frío (4000–6500 K). De hecho, según un estudio de este año sobre la evaluación del impacto del ambiente lumínico interior de las instalaciones de oficina, aproximadamente 4000 K es la temperatura que genera mayor comodidad visual y menor fatiga. Además, se llegó a las conclusiones de que los tonos muy cálidos reducen la alerta y los tonos muy fríos, por otra parte, pueden resultar incómodos a lo largo de la jornada.
Pero este efecto no es solo estético: la temperatura de color modula nuestra percepción de claridad, el esfuerzo visual y la activación cognitiva.
El espectro de la luz
La composición espectral (especialmente el componente azul) determina cuánto impacta la luz en nuestro reloj biológico.
Un artículo científico de la publicación Somnologie muestra que los LED con espectro enriquecido en azul mejoran la alerta durante la mañana, pero una exposición prolongada o mal controlada puede provocar dificultad para conciliar el sueño, menor producción de melatonina y un aumento de la irritabilidad.
Cómo se manifiestan los efectos en el día a día
Una iluminación inadecuada puede aumentar la irritabilidad y la sensación de estrés.
Aun así, usados estratégicamente, estos espectros pueden mejorar la calidad subjetiva del sueño, incluso en oficinas sin luz natural. El estudio que evaluó el impacto del ambiente lumínico interior de las instalaciones de oficina comprobó además que la luz artificial puede afectar distintos ámbitos del bienestar laboral:
Estado de ánimo
Una iluminación inadecuada puede aumentar la irritabilidad y la sensación de estrés. Por el contrario, la exposición a luz natural o a sistemas de iluminación bien calibrados puede mejorar la estabilidad emocional.
Fatiga visual
Demasiada luz, poca luz o contrastes mal gestionados incrementan la sequedad ocular, dolores de cabeza y la dificultad para enfocar la vista.
Niveles de alerta y rendimiento
Aunque la iluminación no modifica directamente el rendimiento cognitivo, la percepción de confort visual sí lo hace. Esto quiere decir que cuando los empleados que analizaron se sentían cómodos con la luz, trabajaban más rápido y con menos errores.
Calidad del sueño
Trabajar en espacios sin ventanas o con luz muy pobre durante el día puede afectar la calidad del descanso nocturno. Un estudio que analizó el impacto de la exposición a la luz diurna en el sueño y el estado de ánimo de los trabajadores de oficina mostró que los trabajadores expuestos a buena iluminación diurna duermen antes, tienen un sueño más profundo y presentan mejores niveles de energía al día siguiente
Por qué la luz natural sigue siendo insustituible
Una investigación sobre el impacto de las ventanas y la exposición a la luz natural en la salud general y la calidad del sueño demuestra que los trabajadores con acceso a luz natural duermen mejor, reportan mayor bienestar, presentan mejor salud general, muestran niveles superiores de eficiencia y tienen ritmos circadianos más estables.
La luz del sol ofrece una intensidad y un espectro que la iluminación artificial aún no puede replicar completamente. Bien administrada, la luz puede restablecer la regularidad del reloj interno y contribuir a mejorar la estabilidad emocional.
Las recomendaciones para adoptar estrategias de “iluminación centrada en el ser humano” incluyen:
Aumentar la dosis de luz diurna mediante ventanas, claraboyas o espacios abiertos
Usar iluminaciones más altas por la mañana para favorecer la alerta
Elegir temperaturas de color en torno a los 4000 K, más cómodas y equilibradas
Evitar luces excesivamente frías en las últimas horas de la tarde
Aplicar LED con espectros adecuados, que favorezcan la activación diurna sin interferir en la noche