El drama de los cien trabajadores afectados por la cancelación del musical sobre Audrey Hepburn: «Nos han dejado vendidos»
La paralización de la obra en noviembre ha sido un destrozo para elenco, músicos y equipos creativos, que tendrán que esperar a la temporada que viene para poder incorporarse a alguna otra función
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“El drama es que nos quedamos colgados para toda la temporada”. Esta es la realidad a la que van a enfrentarse los cien trabajadores entre elenco, músicos, equipo creativo y técnicos que, tras la cancelación del musical Buscando a Audrey, se han quedado sin trabajo. Estaba previsto que la obra se estrenara el próximo 27 de noviembre en Madrid, en un nuevo teatro construido para la ocasión, pero, apenas un mes antes, la producción se paralizó por problemas financieros.
El equipo no dio crédito cuando desde la productora, Since 1953 Productions –primeriza en este tipo de espectáculos–, les dieron la noticia, ya que todo estaba prácticamente listo para arrancar y en ningún momento se les había avisado de que había problemas económicos. Nadie se había preocupado de tener un plan B. Todos contaban con, por lo menos, un año asegurado de actividad. Un año salvado.
Los inversores implicados contrataron a la auditoría Financia Development Consulting, especializada en empresas con estrés financiero, para elaborar un plan estratégico y económico de la situación, del que se ha hecho cargo Carlos Pérez-Font. El responsable explica a elDiario.es que al haber sido una sociedad creada expresamente para la obra, esta se financia mediante rondas y que, en la última, debido a “un poco de mala suerte y exceso de confianza”, lo que pensaron que se iba a cubrir “igual de fácil” que en las anteriores, no fue posible.
Conscientes de la “ruptura de caja”, que no les permitía “asegurar a los trabajadores el pago de las nóminas”, consideraron “más honesto” decirles la situación real e iniciar la negociación para el ERE. Aun así, defienden que esperan que no sea “más que un susto” y conseguir la cuantía necesaria –que no quieren especificar a este periódico cuál es.
Perder una temporada
Los castings de Buscando a Audrey comenzaron a principios de año y para el verano los equipos estaban ya cerrados. En septiembre empezarían los ensayos antes de la gran puesta de largo prevista para noviembre. Un mes terrible para quedarse sin trabajo en el sector de los musicales, dado que prácticamente todos están ya estrenados, con sus correspondientes plantillas cerradas y, hasta principios de 2026, no se esperan movimientos de cara a la siguiente temporada, que no comenzará hasta septiembre. “Aquí no hay mercado de invierno”, lamenta Miguel Ángel Belotto, que iba a encarnar al protagonista, papel por el que rechazó otro proyecto importante de la Gran Vía madrileña, epicentro del teatro musical en la ya tercera ciudad del mundo con más funciones de este tipo, por detrás de Londres y Nueva York.
“Siempre tienes la duda sobre si estás tomando la decisión correcta. Sabes que decidir es un salto al vacío, pero es que en este caso ha sido tirarse y estamparte con la piscina sin agua”, comparte, “que te quiten un proyecto así, que ya habíamos empezado a ensayar, es como si te quitaran el suelo”. “No solo ha sido el mazazo económico, también el emocional que tienes que arrastrar mientras intentas salir del barro, rehacer tu vida, buscarte las castañas y lidiar con toda la terminología legal”, reconoce. Actualmente, se encuentran en periodo de negociaciones, ya que a los trabajadores –a excepción de los músicos– les han hecho un ERE. Una medida que, según Ignacio Martín, presidente de la Unión de Actores, es “muy excepcional” dentro de este sector.
Haber dicho ‘no’ a otros musicales es una constante en los afectados por la paralización de Buscando a Audrey, igual que lo es el haber levantado el teléfono para probar suerte por si todavía quedara alguna vacante. “No entendemos nada, nos habíamos guardado septiembre para ensayar y de repente te encuentras con esta movida que te deja en shock. Nos han roto la ilusión por completo”, revela uno de los actores de la pieza: “¿Cómo puede ser que en una inversión tan grandiosa no hayan tenido una previsión de poder mantener a los artistas, al menos, durante tres meses?”.
El hecho de que el teatro perteneciera a la propia productora funcionaba como una especie de ‘seguro’ de que, por lo menos, se representaría durante una temporada, ya que, en caso de que no tuviera público, al no tener que pagar un alquiler, no habría que paliar con ese coste. El auditorio, de 4.500 metros cuadrados, cuenta con tres cajas escénicas y 1.446 butacas sobre suelo municipal, cuyo presupuesto fue de 16 millones de euros. “Lo normal es que estrenes y, si al mes el espectáculo no funciona, pues se paraliza, pero nunca antes de estrenar”, añade el intérprete. “Lo más dramático que tenía que pasar ha pasado. Solo pido que esto sirva para que nunca vuelva a pasar, porque es horroroso”.
Imagen de las obras del teatro del musical, en julio
Uno de los grandes alicientes del espectáculo fue la implicación de Sean Hepburn Ferrer, hijo de Audrey Hepburn, la legendaria actriz en la que está inspirado el musical. Sin embargo, el que fuera presidente de la productora Since 1953 abandonó la obra y dimitió de todos sus cargos en julio, por lo que para él fueron “una falta de criterios profesionales y objetivos dirigidos a proteger el rendimiento económico de la producción y, por lo tanto, la seguridad de quienes han invertido en el proyecto”.
De excedencia a baja por paternidad
Una de las personas afectadas por el parón es de Barcelona que, una vez fue elegida para formar parte del elenco de Buscando a Audrey, se puso a buscar piso para venirse a vivir a Madrid. Consiguió uno para ella sola, por 1000 euros, y comenzó a pagar desde septiembre para asegurarse tener un techo bajo el que dormir una vez arrancara el musical en noviembre. “Ahora me he quedado colgada con el piso. No sé si volverme a Barcelona a casa de mi madre, tengo que ver el papeleo y cómo pago esto, ponerme a trabajar de otra cosa. Como se ha dado así, no tengo margen para buscar nada”, expone. La artista recuerda que, durante el periodo de ensayo, han estado cobrando la mitad del suelo real: “Me ha salido a pagar, y ahora nadie me va a venir a pagar el piso”.
Entre los cien trabajadores había quien contaba con el musical para reincorporarse a la vida laboral después de ser madre, y quien contaba combinarlo con la paternidad. Es el caso de Carlos Sánchez Medina, que también dijo que ‘no’ a otra obra para entrar en Buscando a Audrey. El músico ya había decidido renunciar a la baja por paternidad, ya que se organizaría con su compañero bajista para cumplir con las semanas obligatorias, que coincidirían con los primeros compases de la obra. Ahora bien, después de lo ocurrido, será imposible: “Si se me acaban los ahorros tendré que trabajar en Uber, pero prefiero eso que trabajar en condiciones absolutamente indignas”. Lo único que ha conseguido hasta ahora es incorporarse como sustituto en la gira de otra obra el año que viene, durante diez días.
Si se me acaban los ahorros tendré que trabajar en Uber, pero prefiero eso que trabajar en condiciones absolutamente indignas
Otra músico de la función ha sido madre este año y está justo terminando su baja por maternidad. Para poder incorporarse al musical, pidió una excedencia en la escuela donde contaba con un puesto fijo. “Si nos hubieran avisado quince días antes de que se paraba la obra, no habría escrito a la escuela. Ahora ya hay una persona ocupando mi puesto”, lamenta.
La paralización de la función no solo ha afectado a elenco y músicos, también al quipo creativo, que a su vez eran los que más tiempo llevaban implicados en el proyecto, sumando hasta dos años a sus espaldas. “He currado infinito para que ahora mi trabajo se quede en un disco duro guardado. He perdido bolos y renunciado a cosas por estar aquí. En cuanto haga un concierto que tengo pendiente, no tengo prácticamente nada, y desde luego nada de peso. Me tendré que buscar la vida, tocar puertas y que la gente sepa que estoy disponible para lo que sea”, indica uno de sus miembros sobre su situación, agravada por el hecho de que contaba con el sueldo del musical para afrontar la hipoteca de la casa que se ha comprado este año. “Nos han dejado vendidos”.
Los músicos, los peor parados
En la negociación del ERE se han quedado fuera los músicos, que para el momento en el que se paralizó la obra, no estaban dados de alta. A los 25 integrantes de la orquesta les hicieron firmar una Carta de Intenciones antes del verano, en forma de compromiso mutuo entre productora y artista de que formaría parte del musical, y por la que todos daban por hecho que contarían con este puesto en otoño. “Los músicos vivimos sabiendo que estamos en el lago congelado, siempre vivimos así, pensando que todo se podía ir a la mierda hasta dos días antes”, reconoce el bajista Carlos Sánchez de Medina. “Sé que la carta de intenciones no es un contrato, pero si eso no es un compromiso laboral, tú me dirás”, valora.
En la misma situación se encuentra Jani Pihlman, que confiesa que su secreto para mantenerse activo es “decir a todo que sí, y si luego se solapan cosas, ya verás”. A él le pilló igualmente por sorpresa la paralización de Buscando a Audrey, e incide: “Si esta empresa cierra, tú no estás simplemente perdiendo lo que habrías ganado con ese contrato, has dejado de ganar lo que rechazaste de otras empresas. Al comprometerte con esta, has podido dejar de ganar con otras fuentes”.
“Yo como músico trabajo también con artistas, en giras, hay otros más en docencia, cada uno se va buscando su nicho. Así, si perdemos un cliente, tenemos otro. Te autoexplotas, tener días libres es muy raro. No puedes depender de una cosa sola, porque si no, no puedes pagar el alquiler”, describe. Esta es la situación a la que le va a tocar enfrentarse ahora: “Voy a pasar un año más justo económicamente de lo que debería. Tengo que mover el culo para poder cubrirlo. Me voy a meter unas palizas del copón cogiendo todo, aunque haya marrones de no dormir”.
Voy a pasar un año más justo económicamente de lo que debería. Tengo que mover el culo para poder cubrirlo. Me voy a meter unas palizas del copón cogiendo todo, aunque haya marrones de no dormir
Para Gabriel Sztejn, presidente de la Coordinadora de Músicos de Teatro Musical (CMTM) que pusieron en marcha hace año y medio para reclamar mejores condiciones laborales, lo sucedido en Buscando a Audrey es una muestra más de cómo los músicos “siempre se quedan fuera de la protección cuando pasan este tipo de cosas”. “La inseguridad, precariedad y temporalidad que tenemos, en estos casos, es todavía peor, porque la gente ni siquiera cuenta con garantías mínimas cuando un trabajo se suspende por causa de la empresa”.
“Desde CMTM les estamos asesorando y tratando de pelear para que, como mínimo, haya unas indemnizaciones y se pague lo que corresponde”, avanza sobre la situación de los profesionales de esta función, que demuestra a su vez la necesidad de sacar adelante el convenio propio –que todavía no tienen–, en el que están trabajando para tener más protección y regulación, de cara a evitar que coyunturas como esta se repitan.
“Ojalá aparezca alguien”
Desde la Unión de Actores, Ignacio Martín concluye que lo sucedido en Buscando a Audrey es un “síntoma de que el teatro musical no se puede hacer de cualquier manera”. “No vamos a tener industria cultural sin protección a los trabajadores que lo hacen. Que un grupo de aventureros se metan a construir un teatro y hacer un musical, solo se sostenía porque había profesionales de primer nivel. En el momento en el que dejas de pagarles, deja de existir esta fantasía”, argumenta.
Desde la productora continúan diciendo a los trabajadores que su intención es acabar estrenando el musical, pero para ello tendría que aparecer algún inversor que solucione los problemas económicos. También lo esperan elenco y equipo creativo, a quienes apena sentir que se tira por la borda un trabajo de meses e incluso años, y sobre todo el que no vaya a ver la luz.
Dirigido por Juan Luis Iborra (Los chicos del coro) y escrito por José Ignacio Salmerón, el proyecto cuenta con la música original del ganador del Goya y el Grammy Fernando Velázquez (Un monstruo viene a verme, Lo imposible). “Por nosotros, ojalá se haga. Seguimos pensando que es un proyecto increíble. El curro artístico era brutal, estaba quedando genial. Si es que ya está hecho, la música, las canciones, las voces. Todo era brutal. Ojalá se haga, ojalá aparezca alguien…”, reclama el miembro del equipo creativo.
Carlos Pérez-Font, desde la consultoría contratada por los inversores, aclara que en sus planes la fecha máxima que se han propuesto es llegar a estrenar el 30 de marzo, pero que para ello toda la financiación tendría que estar “a principios de enero”. El futuro de la obra depende, al tiempo que continúa la negociación con los trabajadores, de que consigan el dinero correspondiente durante el próximo mes y medio.