Aitor Esteban: «Si yo fuera Sánchez iría pensando en cómo y cuándo convocar elecciones»
El presidente del PNV cree que la ruptura de Junts es definitiva, pone en duda la legitimidad democrática de mantener una legislatura «con una mayoría parlamentaria en contra», niega que su partido exigiese a Cerdán colocaciones a dedo y mantiene su confianza en la honradez de Sánchez: «No tengo por qué pensar que el presidente miente cuando afirma que no existe financiación irregular en el PSOE»
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Aitor Esteban (Bilbao, 1962) fue durante 13 años la voz en el Congreso de los Diputados del Partido Nacionalista Vasco, una formación política con un papel institucional clave en la gobernabilidad del país durante las últimas cuatro décadas. El PNV ha sostenido gobiernos del PSOE y del PP indistintamente, y desde la moción de censura a Mariano Rajoy en 2018 es uno de los aliados parlamentarios estratégicos de Pedro Sánchez. Tras la ruptura de Junts, sin Presupuestos a la vista y en mitad del escándalo de corrupción que afecta a Santos Cerdán, el ahora presidente del Euzkadi Buru Batzar (EBB), el máximo órgano de dirección del partido, ve en sus estertores una legislatura en la que él dejó de ser diputado hace apenas ocho meses.
Ya vio usted venir que esta legislatura no daba para mucho y se bajó del tren en marcha.
No, hombre, no me fui por eso. Me fui porque me eligieron los militantes [para presidir el PNV] y ya está. Si me hubieran dicho que había que seguir, hubiera seguido.
¿Le ha dado tiempo a coger un poco de perspectiva respecto a lo que pasa en la política nacional o su visión sigue siendo parecida a cuando estaba ahí?
Es parecida, pero ha cambiado algo sustancial. Este Gobierno ha tirado mucho de mezclar medidas para que los partidos que lo apoyamos, que somos muy diferentes, traguemos con cosas con las que no estamos de acuerdo simplemente por ayudar a que la legislatura marche. Y eso se ha acabado. Somos conscientes de que un giro en el caso Cerdán que implique al PSOE o una decisión personal del presidente puede acarrear elecciones. Y en vísperas electorales todos estamos vigilándonos para que no nos pille una decisión mal tomada. En estos momentos ninguno podemos asegurar la estabilidad del Gobierno.
¿Las novedades conocidas esta semana sobre Santos Cerdán cambian en algo la relación del PNV con el Gobierno?
La situación no es agradable, no se lo voy a negar. Vivimos en constante tensión y muy pendientes de las novedades que puedan surgir cada día. Las acusaciones contra Cerdán y Ábalos son muy graves.
¿Sigue confiando en la honradez de Pedro Sánchez?
No tengo por qué pensar que Pedro Sánchez miente cuando afirma que no existe financiación irregular en el PSOE.
¿Le ha sorprendido la condena al Fiscal General del Estado?
La verdad que sí. Estamos bastante perplejos porque, tal y como se había desarrollado el juicio, escuchados los testigos, parecía que el fallo sería otro. Pero comprenderá que no me pronuncie hasta no tener el texto de la sentencia. Lo que sí es evidente es que estamos en una situación impensable hace unos años, y que llama la atención que quien sale indenme de todo esto, incluso con una indemnización a su favor, sea un defraudador confeso. También es evidente que hay una tendencia cada vez mayor a politizar la justicia, y ese no es el camino.
¿Cree que le queda algún recorrido a la legislatura o que está definitivamente muerta?
Está en una vía de marcha muy lenta porque los bloqueos van a ser constantes. No hay Presupuestos y los fondos europeos ya disminuyen drásticamente. Por eso creo que hay que ser realistas con lo que exige un planteamiento democrático: puedes tener una mayoría parlamentaria inestable, pero es que en estos momentos yo diría que hay una mayoría en contra constante. Y ahí sí que hay que plantearse hasta qué punto se puede seguir así.
Dijo hace unas semanas en Madrid el lehendakari, Imanol Pradales, que no percibía ambiente de elecciones generales.
Creo que el presidente español piensa resistir todo lo que pueda, pero también que está escrutando la demoscopia y emitiendo señales de convocatoria electoral.
¿Qué señales?
Vuelve a poner encima de la mesa banderas más ideológicas que políticas. Hay un ejemplo muy claro: la reforma constitucional del aborto. Es un trampantojo porque, en realidad, lo que propone debilita el derecho al aborto y enmienda toda la jurisprudencia constitucional. Lo hace para agitar un banderín, pero mintiéndole a la gente porque sabe que tampoco va a salir y que no hay una mayoría de tres quintos en el Congreso. No se puede jugar con estas cosas. Estamos jugando todo el día y a mí esta política me cansa, sinceramente. Sánchez va a volver a intentar que se visualice que hay dos bloques para presentarse a las elecciones y decir: “La alternativa al PP y Vox soy yo y hay que votarme y concentrar el voto aunque no os apetezca”.
Esto ya le salió el 23J. De chiripa, pero le salió.
Y lo va a volver a intentar. Y, sinceramente, para partidos como el nuestro, que intenta huir del lenguaje populista y hacer política basada en acuerdos, no es una situación agradable. Lo digo claramente: las razones del crecimiento de Vox no son ajenas a la actitud del PP y del PSOE. Le están haciendo un flaco servicio a la sociedad y a su país.
¿Cree que el ascenso de Vox es achacable por igual al PP y al PSOE?
Evidentemente, hay un caldo de cultivo en lo internacional, pero claro que sí.
¿Por qué?
El PSOE lo fomenta porque es una manera de minar al Partido Popular. Y el PP no se atreve a acercarse a otros partidos y se arrima a Vox para que no se le escape más. Y al hacer ese discurso y meterlo en los gobiernos autonómicos, lo legitima.
No tengo por qué pensar que Sánchez miente cuando afirma que no existe financiación irregular en el PSOE
¿Está cumpliendo el Gobierno lo pactado con el PNV?
Podríamos decir que lo que firmamos en la investidura se ha cumplido en un 65%. Pero quedan temas muy importantes y alguna señal nos tiene que dar cuanto antes con el cumplimiento del Estatuto de Autonomía de Gernika.
¿Están trabajando en eso, no?
Pero es que lo deberíamos cerrar ya. Ellos mismos plantearon las fechas y la temática está abordada desde hace mucho tiempo. El Gobierno vasco ya ha presentado las carpetas de todos y cada uno de los temas que faltan. Lo tenemos que hacer ya.
Junts dice que con ellos el Gobierno no ha cumplido en nada. ¿Usted está de acuerdo con esa afirmación?
Cuando estás en Madrid tienes que saber que el proceso es muy cansino, da igual que sea con el PSOE o con el PP. Tú puedes cerrar un acuerdo, pero eso no quiere decir que lo vayan a cumplir. Tienes que seguirles como un galgo a la carrera y, de vez en cuando, echar un ladrido fiero y decir que puedes morder. Hay temas que no se han cerrado satisfactoriamente. La ley de amnistía era necesaria, pero no ha tenido un resultado redondo.
¿Pero eso se le puede achacar al Gobierno como incumplimiento?
Igual hay fuerzas nacionalistas catalanas que estén pensando que es un conchabeo.
Pero hay muchísima gente que se ha podido acoger a la amnistía. El que no se ha podido acoger, básicamente, es Carles Puigdemont. Y por decisión de los tribunales.
Y simbólicamente para ellos es muy importante. Es un error que no pueda regresar a Catalunya para la estabilidad política española.
¿Pero usted cree, conociendo a Pedro Sánchez, que si dependiese de él amnistiar a Puigdemont para apuntalar la legislatura no estaría amnistiado antes de que terminemos esta entrevista?
Yo lo que le puedo decir es que habrá una sentencia del Constitucional, no sé si este mes o como mucho el que viene.
¿Cree que esta vez Puigdemont va en serio con la ruptura?
Las enmiendas a la totalidad puestas a todas las leyes son una señal evidente. Si esa sentencia sobre la amnistía cambiará algo o no, no lo sé. Pero sí, yo creo que Junts tiene interiorizado eso.
Sánchez está emitiendo señales de adelanto electoral
¿Que es definitivo?
Creo que sí. Incluso tienen interiorizado que eso les puede suponer un coste, pero que hasta aquí han llegado. Pueden votar a favor o facilitar algunas iniciativas de algunos grupos, pero con la agenda puramente gubernamental sí que parece que han tomado su decisión.
Desde ERC o EH Bildu se han oído críticas a Junts por hacerle, a su juicio, el juego a la derecha y a la extrema derecha con su choque frontal con el Gobierno. ¿Comparte ese diagnóstico?
Lo que veo es que ellos están plegados absolutamente al Gobierno de Sánchez. Es que le ponen la alfombra roja.
El PP dice lo mismo de ustedes.
El PP no ha asumido todavía que para hacer al señor Feijóo presidente del Gobierno necesitaban cuatro votos y nosotros teníamos cinco. Habían hecho sus cálculos, pero eso es no medir ni lo que es el PNV ni los mensajes que hemos dado siempre. Con Vox de por medio les dijimos que ni siquiera íbamos a entrar a negociar. Ellos lo intentaron una y otra vez. Todavía no lo han asimilado y llevan un berrinche de campeonato. El PP ha decidido achicar su propio espacio de diálogo y abrazarse a Vox. Es una decisión que ha tomado Feijóo. Ellos sabrán lo que hacen.
¿El Gobierno puede seguir contando con el apoyo estable del PNV en el Congreso o no?
Lo importante es ver qué capacidad hay de hacer cosas. Durante la legislatura nosotros hemos tragado cosas que ahora no vamos a tragar. Ya está bien. Si lo que tenemos es que llevar adelante la agenda de Podemos, la agenda de Sumar, alguna cosita de Bildu y de Esquerra y encima la guinda extra que nos ponga el PSOE… ¡Pues no! Que no cuenten con nosotros. Aunque hablen de que van a agotar la legislatura, en el fondo están preparando el ambiente. Dicen que hay que mantener el Gobierno porque si hacemos elecciones gana la ultraderecha. Oiga, eso no es una razón democrática. Sánchez antes le decía a Rajoy que, si no tenía presupuestos, no tenía la gasolina que necesita el coche. Pero es que ahora no es que no haya presupuesto, es que hay mayoría negativa.
Entonces si usted fuera Pedro Sánchez disolvería las Cortes y convocaría elecciones.
El presidente del Gobierno es él. No quiero decir que yo firmaría mañana el decreto de disolución de las Cortes, pero si la situación va a seguir así, yo sí iría pensando en cómo y en cuándo.
¿Sigue hablando con el presidente del Gobierno?
Sí. No todos los días. Nunca he molestado al presidente del Gobierno. Pero cuando hay algo gordo le aviso para hablar con él o para verle, porque hay cosas que no se hablan por teléfono.
Contó el propio Sánchez que antes del verano estuvo a punto de tirar la toalla. ¿Cómo lo ve ahora?
Una de las cosas que me parecen terribles del Parlamento son las alusiones personales y a la familia. Eso no puede ser, porque eso sí que es traspasar una línea que luego hace imposible los acuerdos. Y yo creo que ha pasado dos momentos malos. Uno fue cuando aquellos cinco días de reflexión y el otro con el tema de Cerdán en junio. Estaba muy afectado. Lo de Ábalos creo que lo tenía descontado desde hace tiempo. Es más, todos sabíamos que había cosas. No lo que hemos visto ahora de llamadas, sobres, etcétera. Pero bueno, todos lo sabíamos y nos sorprendía que el Gobierno no tomara medidas.
¿Usted sabía lo de Ábalos?
Sobre que tenía una vida un poco complicada (vamos a dejarlo ahí) algún rumor ya había. Pero el tema Cerdán sí que es bastante sorpresivo.
¿En ningún momento se han llegado a plantear retirarle el apoyo al Gobierno por ese escándalo?
Tenemos acusaciones de todo tipo todos los días de que si fulano o mengano no sé qué. Aquí lo que se necesitan son sentencias, a no ser que haya algo tan irrefutable que es que ni sea necesaria una sentencia. Estamos atentos a lo que pase, yo no sé qué va a pasar la semana que viene.
¿Para ustedes la clave es que no afecte al partido y sean hechos que solo afecten a personas?
Claro, claro. Casos pueden pasarle a cualquier organización. Pero si es algo orgánico y consentido por lo que se beneficia el partido, entonces ya estamos hablando de algo inaceptable. Lo otro también, pero se sitúa más en el ámbito de los jetas personales que pueda haber. Nosotros estamos a ver qué pasa, pero no podemos convertirnos en jueces.
Más allá del escándalo, lo de Cerdán es un destrozo político para el PSOE por el papel clave que jugaba en la interlocución con Junts o EH Bildu. Con ustedes también hablaba.
Hablaba con nosotros, pero en temas de ámbito navarro, por ejemplo, que él era un factótum políticamente allí.
Y tan factótum, al parecer.
Pero nosotros la interlocución la tenemos con María Jesús Montero.
La moción de censura a Mariano Rajoy la negoció usted directamente con el PSOE, ¿verdad?
Así es, sí.
¿Usted le pidió al PSOE tres nombramientos en puestos públicos a cambio de apoyar esa moción tal y como apunta el informe de la UCO?
No, esos nombramientos a los que se refiere no formaron parte de las conversaciones que mi partido mantuvo con el PSOE en el marco de la moción de censura. Es que no sé ni quién es el señor Cachón, el nombre que cita el informe. Me acabo de enterar de su existencia, y eso que yo he tenido muchas reuniones en ministerios, en especial en el de Transición Energética.
¿Lo pidió alguien de su partido?
No, que yo sepa. Ya le digo que yo estaba en las conversaciones en nombre de mi partido aquellos días, y nunca estuvieron sobre la mesa esos nombramientos a los que se refiere el informe de la UCO. Nunca.
¿Usted conocía también al ínclito Antxón Alonso?
No, no. De verdad que no. En la vida.
Pues su amigo Miguel Tellado le dio fuerte con esto.
Pues muy bien, pero porque se inventan las películas que les interesan.
¿No echa de menos a Tellado, no?
No, en absoluto.
Pero la interlocución con el PP la mantendrán a algún nivel, ¿no?
Sí, sí. Eso nunca se pierde. Los teléfonos los tenemos, evidentemente. Y nuestras portavocías en Congreso y Senado hablan. O yo mismo, directamente.
¿Con la dirección nacional del PP las relaciones están tan mal como parecen?
No pasan precisamente por los mejores momentos. No sé si en algún momento se cortó totalmente la interlocución. Ahora no está cortada y está ahí. Yo tengo el teléfono de Feijóo y él tiene el mío.
La fuerza de Sánchez es Abascal porque es imposible una moción de censura con Vox
¿Y hablan de vez en cuando?
No, no hablamos. Pero a través de otras personas a veces llegan mensajes.
Mensajes de moción de censura no, ¿no? ¿O sí?
Están ustedes con esto, sobre todo los medios en Madrid. Pero claro, es que se ha anunciado ya tantas veces con cornetas y timbales la caída de Sánchez… Y al final es una filfa. Sánchez sabe que la fuerza la tiene apoyándose en Abascal. Es así de claro. Porque es imposible que haya una moción de censura constructiva con Vox.
¿Cree que Feijóo está haciendo un buen trabajo como líder de la oposición?
No, creo que no, sinceramente. Siempre hay mucha prisa por volver al poder. Y él no lleva tanto tiempo en Madrid. Hay otras reglas de juego. No es Galicia. No es Euskadi. Son otras reglas de juego. Esa política de torta, acusación y meterse con todo el mundo puede valer para un rato si crees que vas a sacar mayoría absoluta. Pero a medio y largo plazo no es una buena estrategia. Igual lo necesita para mantener unido al partido, pero para el futuro del país creo que no aporta ningún beneficio.
¿No lo ve usted bien enfocado para ser presidente del Gobierno?
No digo que no pueda serlo, porque puede que haya unas elecciones y junto con Vox pueda tener una mayoría y él le ceda lo que haga falta. Pero no sé si con eso habrá hecho un buen servicio a su partido y a su país. Él ha perdido la posibilidad de buscar algunos votantes de centro y, al mismo tiempo, está reforzando el discurso ultra, lo cual a medio plazo puede ser un auténtico problema. Pero bueno, él sabrá.
¿Le preocupa como ciudadano vasco y como presidente del PNV la hipótesis de un gobierno del Partido Popular con Vox y las consecuencias que eso pueda tener en lo territorial, por ejemplo, para Euskadi?
Claro que me preocupa. No nos hace gracia, la verdad. Y vamos a estar en conflicto continuo. Pero también le digo: si tienen que pasar las cosas porque se ha votado así, pues oye, hemos pasado tiempos muy malos y hemos aguantado. Te pones el chubasquero, sacas el paraguas, aguantas. Ya veremos. Nosotros tenemos experiencia en lidiar con gobiernos de todo color y de todo tipo. El Gobierno de Aznar tampoco fue moco de pavo aquí.
Pero es que estamos hablando de que vuelva al poder la ultraderecha franquista.
Sí, sí.
La agenda que pactan allá donde pueden pactar es clara: personas migrantes, personas LGTBIQ+, mujeres, colectivos vulnerables, cambio climático…
Y luego vamos a ver si es verdad lo de suprimir autonomías, eliminar partidos políticos, el tema de idiomas…. La bronca va a ser constante.
Pero no es solo la bronca. Es que mucha gente lo va a pasar muy mal.
Que sí. ¿Pero qué quiere que le diga? ¿Pongo un muro aquí? ¿Hago el dique holandés? Al final la ola acaba pasando. Si viene eso, igual todos tendríamos que hacer una reflexión sobre el tipo de política y de mensajes que se están mandando. ¿Pero entonces está todo justificado para que no se produzca una votación en la que pueda ganar la derecha junto con la ultraderecha? En términos democráticos es complicado. Y mire que nosotros vamos a ser los primeros en sufrirlo.
Si ha definido la reforma constitucional del aborto como un banderín, ¿la negociación de los Presupuestos es un paripé?
Creo que lo van a intentar. Nos están insistiendo en que presentemos cosas y lo estamos haciendo. Creo que incluso pueden presentarlos, pero lo van a retrasar lo máximo posible para ir acercándolo a una posible convocatoria electoral, de manera que puedan decir poco antes de las elecciones: “Lo hemos intentado y esta gente es que no quiere. No hay nada que hacer”. Creo que es también parte del banderín, sí. Porque ahí sí que me temo que ni Podemos ni Junts van a ceder.
Le iba a preguntar qué pedían esta vez ustedes a cambio de aprobar los Presupuestos, pero qué más da, porque no habrá Presupuestos.
Pues ya tenemos cosas avanzadas.
¿Tiene la sensación de que en toda la legislatura el Gobierno no ha intentado de verdad sacar adelante unos Presupuestos Generales del Estado?
Yo creo que los primeros sí que lo intentaron, porque el Gobierno era muy consciente de que era fundamental para su supervivencia. Si en estos momentos tuviéramos unos presupuestos aprobados, el Gobierno aguantaba hasta 2027.
Hablábamos antes de la ultraderecha y su influencia en la política. Ocurre con el discurso antiinmigración. Y también el Gobierno vasco ha lanzado ahí un guiño con el tema de señalar la nacionalidad de los delincuentes.
No podemos hacer como si esto no fuera un tema de conversación en las casas y entre la gente y los amigos. Lo es. Y no es señalar, es que lo que estaba pasando era que Vox, y también el PP, sacaban noticias continuamente de que habían sido migrantes quienes habían cometido delitos. Pedían la información al Departamento de Seguridad y, si era migrante y un poquito jugoso el asunto, lo sacaban a la prensa. Si no interesaba porque había sido alguien de aquí, no decían nada. Entonces vamos a dejarnos ya de estas cosas porque con eso lo único que creas es alarma en la población.
El peligro es estigmatizar a las personas migrantes como delincuentes en potencia.
Eso no lo vamos a hacer nunca. Eso es precisamente con lo que intenta romper el Departamento de Seguridad. Pero tampoco podemos ocultar que tenemos un problema con un grupo reducido de gente que normalmente son hombres desarraigados que no acaban de insertarse y jóvenes que provocan inquietud y altercados. La gente está preocupada con eso.
He visto en su agenda que sigue sin tirar la toalla con la ley de secretos oficiales. Si algún día lo consigue la podrían llamar la ley Aitor Esteban.
Es que no podemos seguir con información clasificada en base a una ley franquista que deja que cualquier autoridad de medio pelo califique como secreto siglos de información de un plumazo y sin plazos para desclasificar. Queremos que califique el Consejo de Ministros únicamente y no un capitán o un coronel de un acuartelamiento. Y queremos que sea por plazos, que cuando pasen determinados años se levante el secreto y todos podamos acceder a ese documento. En definitiva, que la Transición no nos la tengamos que creer con el libro de Juan Carlos I, que podamos ver los papeles. Hemos presentado seis veces una proposición de ley. Siempre hay buenas palabras. Nos dicen que lo estudiarán. Y luego lo que pasa es que, semana tras semana, la mesa del Congreso de los Diputados atrasa el plazo.
¿Por qué?
Creo que ni saben lo que tienen bajo secreto. Y entonces dicen “¡uy, mi madre!” Porque afecta a Exteriores, a Moncloa, a Economía, a Interior… Esto es el estado profundo y han decidido que tiene que haber un acuerdo PSOE-PP.
¿Qué le parece el libro de Juan Carlos I?
La parte de Franco es tremenda, porque todos sabemos que le puso el dictador y que la monarquía tampoco se pudo discutir en el texto constitucional. Pero me extrañó que lo dijera. Me da la sensación de que no tiene ningún sentido de la realidad. Flaco favor le hace a su hijo. Pero que él lo pensara no es una sorpresa, es muy coherente con la imagen que tengo yo de él. Lo que más me sorprendió es que diga que ha tenido menos amantes que las que se le atribuyen. Esta sí que es una noticia.
¿Echa de menos estar en el meollo?
A ratitos. Pero muy escasitos.
Eso es porque sigue en el meollo.
En el fondo tengo que seguir en el meollo. Pero también le advierto que cuando veo las sesiones de control se me quitan enseguida las ganas.