Marcela Rodríguez, represaliada y activista por los derechos LGTBIQ+: “Al franquismo solo le bastaba la sospecha para detenernos”
Participó en las primeras manifestaciones por el colectivo GTBIQ+ en Canarias, lo que le costó varias detenciones y humillaciones de la policía. Le preocupa el avance de la extrema derecha, pero asegura que va a plantar cara
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Marcela Rodríguez nació en 1955 en Tazacorte y vivió su adolescencia y juventud defendiendo su identidad trans y los derechos de las personas LGTBIQ+ en Canarias en plena dictadura y transición. Una defensa que le costó pasar varias veces por prisión y ser perseguida. “No es valentía, es la vida la que te obliga a tirar para adelante”, explica al otro lado del teléfono mientras se arregla en su peluquería de confianza. La tarde de la entrevista va a participar en un encuentro para hablar del documental Triángulos Rosas, que aborda la lucha de las personas trans en la isla de Tenerife y en el que ella es una de las protagonistas. En el franquismo “te detenían por sospecha, eso les bastaba para detenernos”. Asegura que con la muerte de Franco no acabó todo, ya que hasta finales de los 70 se continuó con las detenciones y las humillaciones por parte de la policía.
Sobre su infancia señala que no la recuerda “muy mal” porque “cuando eres pequeña estás en el entorno familiar y lo ves de otra manera”. Luego “vas creciendo, vas cogiendo razonamiento de lo que es el mundo, ves las cosas que hay y ya empiezas a ver cómo los niños te van diferenciando, ya te van empezando a decir lo de maricón, mariquita, esas cositas y ahí empiezas ya a aprender lo que es la vida. No lo deduces en ese momento, pero luego con el tiempo te das cuenta de la carrera que queda por delante, lo adivinas luego con la experiencia de la vida”. Luego señala que empiezan “a surgir los problemas y todo lo que una vida te trae de marginación, de desprecio, de persecuciones…”
Desde muy joven, Marcela estuvo muy ligada a las movilizaciones en favor de los derechos LGTBIQ+ y guarda fotografías de aquella manifestación en 1978 contra la Ley de Peligrosidad. “Alcanzamos palos porque no querían que se realizara, pero ahí estábamos nosotras clavadas”. “En el 78, aunque Franco estaba muerto, el franquismo estaba muy vivo”, insiste.
Marcela explica que si ibas “muy afeminada” por la calle con la ropa ocurría como a su hermana La Gitana, a la que le cayeron seis meses por peligrosidad social por homosexual. “La excusa podría ser que lleváramos ropa que consideraran que no era adecuada”, señala. Recuerda que por entonces se usaban los pantalones vaqueros de talle bajo. “Una hermana llevaba un pantalón precioso con un suéter y se le veía como cuatro dedos en la barriga, la detuvieron y le quitaron casi siete meses y medio de su vida”, lamenta.
“Yo llegué a estar en comisaría en un mes, llegué a estar más de 25 días. Salía y entraba, entraba y salía”, rememora Marcela. “Dormíamos en un bloque de cemento con un escalón enorme”, subraya.
“Te detenían por sospecha. Porque a la policía le daba la gana en ese momento. Iban dos o tres mariquitas por la calle, o a veces uno, y te cogían e ibas para arriba”. “No podías llevar un bolso colgado en la mano, tenías que llevar las menos cosas femeninas que se pudieran ver porque entonces te detenían y te llevaban para arriba por sospecha”, aclara. “Normalmente te detenían, te llevaban 72 horas por sospecha”, incide.
“Vivíamos con miedo no, con pánico”
Marcela señala que ella vivía “con miedo no, con pánico”. En su juventud vivió en el barrio de El Toscal y cuando iba por la calle “miraba por si subía la policía o venía algún coche”. “Íbamos con miedo por si venía la policía, para si venía correr en el sentido contrario al que venían ellos”, afirma.
“No es valentía, es la vida la que te obliga a tirar para adelante. Con 18 o 19 años, que ya era la grande, yo empecé a salir a la calle, ya fue cuando yo empecé a conocer el terror y el miedo a la policía. Eso da pánic. Llegué a estar con depresiones, por miedo a la policía”, afirma. “Y todavía tengo las secuelas”, recalca Marcela con tristeza.
La activista por los derechos LGTBIQ+ afirma que aunque Franco murió en 1975 “ lograron casi 15 años más de dictadura, aunque Franco no estuviera”. “Los lacayos de Franco quedaron muchos años. Hasta que luego ya vino la democracia, el socialismo…” Y “gracias a que el golpe de Estado (el 23 de febrero de 1981) no evolucionó y pudimos volver otra vez a una realidad en aquella época para no acabar otra vez dentro de la dictadura que nos tenía como metidas en bidones”. “Así es como querían que estuviésemos, metidas en bidones o en pozos”, asegura.
“Porque la sensación era eso, no nos querían en la calle, éramos como verdaderos animales que mordíamos a la gente o las comíamos o podíamos pegarle algo”, apunta Marcela.
Sobre la extrema derecha: “Yo les voy a plantar cara”
Preguntada por el avance de la extrema derecha, Marcela subraya que les va a plantar cara. “Yo les voy a plantar cara como planté en el 78 y en el 70 en adelante porque mi vida es mía y nadie tiene derecho a cuestionarla”.
“¿Qué sabe Abascal, quien no hizo el servicio militar y en su vida ha trabajado, y está de presidente ahora de Vox? Y mira, su partido político lo que pregona de acabar con nosotras, con acabar con que la mujer pueda abortar y con los derechos homosexuales, no te quiero contar…” “¿Pero qué quieren que vayamos, a brindar a la dictadura? Pues desde luego con nosotras no van a poder. Porque mientras podamos dar duro, desde luego no van a ceder. Porque sin aquella época yo pasé lo que pasé, hoy por hoy no me importa”, asegura.
Marcela lamenta que haya juventud que diga que “con Franco se vivía mejor” y subraya que sus padres también sufrieron. Explica que en las charlas que da a los jóvenes les dice que “para que ustedes tengan la libertad que tienen ahora en esa carretera nosotras, las transexuales o gays de esa época pusimos mucho piche en esa carretera para que ustedes rueden”.
“Esas fueron mis palabras y cada vez que doy una charla yo digo: Nosotras hemos puesto mucho piche en la carretera para que la juventud pueda rodar y caminar, pero por lo visto, como no lo han vivido, dicen que con Franco se vivía mejor, pero ojalá no pasen ni la mitad de lo que pasamos en nuestra época porque esto es ignorancia”, subraya.
Marcela señala que le pone muy triste pensar que se puedan dar retrocesos con el avance de la extrema derecha y estos pensamientos. No obstante, señala que pese al aumento de discursos de odio, especialmente en redes sociales, ella por las calles de Santa Cruz de Tenerife se siente muy querida y respetada.